◆°•『 Ꮯᾰ℘!ɬʊʆꪮ 9 』•°◆

Capítulo 9: Humillar en Público

La ciudad brillaba con luces neón mientras Chosen y Dark caminaban por la acera. Después de una semana de tensiones en casa, Dark había convencido a Chosen de salir a un bar que frecuentaban algunos vecinos. Aunque Chosen era reacio, la idea de alejarse del ambiente opresivo de su hogar lo seducía. Sin embargo, sabía que estar con Dark en un lugar público podría ser un desafío.

Al entrar en el bar, el sonido de risas y música envolvía el aire. Chosen observó a su alrededor, sintiendo cómo su nerviosismo aumentaba. La multitud se movía al ritmo de la música, y aunque quería relajarse, la presencia de Dark lo ponía en alerta.

“¿Ves? No es tan malo, ¿verdad?” Dark dijo, dando un sorbo a su bebida mientras buscaba una mesa. “No te quedes ahí parado como un niño asustado. Vamos a divertirnos.”

“Divertirse es relativo cuando estás cerca de ti,” Chosen murmuró, sintiendo la tensión en su pecho.

Dark rió, ignorando el comentario. Se acercaron a una mesa donde un grupo de conocidos se encontraba riendo y hablando animadamente. “¡Chicos! ¡Miren quién ha decidido unirse a la fiesta!” Dark exclamó, señalando a Chosen como si fuera un trofeo.

[El grupo de amigos eran Beast, Killer, Freedom, Hangman]

Las miradas se volvieron hacia Chosen, y sintió que su rostro se sonrojaba. “Hola,” dijo, esforzándose por mantener la calma mientras se unía al grupo.

“¡Miren! Es el maestro de los videojuegos! ¿Has venido a hacernos una demostración de cómo perder en público?” Dark se burló, su sonrisa amplia y provocadora.

“Vamos, Dark. No tienes que hacer esto,” Chosen respondió, tratando de desviar la atención de sí mismo.

“¿Hacer qué? Solo estoy recordándoles a todos lo talentoso que eres en perder. Después de todo, alguien tiene que ser el mejor en eso,” Dark dijo, provocando risas en el grupo.

“Eres un idiota,” Chosen replicó, sintiendo la frustración brotar en su interior. “No estoy aquí para ser el centro de tus bromas.”

“Claro que sí, Chosen. Acepta que todos están aquí para disfrutar, y tú eres parte del espectáculo,” Dark continuó, disfrutando de la atención que sus palabras estaban atrayendo. “Es un lugar público, ¡diviértete!”

“¿Divertirse? ¿Ridiculizándome en frente de todos? No creo que eso cuente como diversión,” Chosen respondió, su voz apenas audible entre la música.

“Si te ofendes por esto, es más triste de lo que pensaba. Pero no te preocupes, todos lo entienden. De hecho, podrías sacar algo de esto… quizás deberías hacer un video de tus fracasos. ¡Serías un éxito!” Dark seguía riendo, incapaz de contener su sarcasmo.

Algunas risas más surgieron, y Chosen sintió cómo el ambiente se tornaba incómodo. “Dark, esto no es divertido. La gente no siempre quiere ser el blanco de tus bromas,” Chosen dijo, intentando mantener su compostura.

“Es una broma, Chosen. ¡Relájate! Nadie se lo toma en serio,” Dark contestó, haciendo un gesto despreocupado con la mano, como si sus palabras fueran solo una brisa.

Pero para Chosen, cada risa que escuchaba era como un dardo en su corazón. “Tal vez deberías pensar antes de hablar. Tu ‘humor’ no es gracioso para todos,” replicó, sintiendo que la frustración se acumulaba.

Dark arqueó una ceja, sorprendido por la defensa de Chosen. “Oh, ¿así que te estás poniendo serio? ¿Acaso te duele? Ven, ¡todos estamos aquí para divertirnos! O es que realmente quieres que la gente sepa que tienes miedo de un par de bromas,” dijo, su tono burlón exacerbando la situación.

Elegido por un momento, Chosen decidió no dejarse llevar por las provocaciones. “No tengo miedo. Solo estoy cansado de que me uses para hacer reír a los demás,” dijo, manteniendo la mirada fija en Dark, sintiendo que la rabia se transformaba en determinación.

“Si no puedes soportar un poco de risa, entonces quizás deberías quedarte en casa,” Dark dijo, riéndose mientras giraba su vaso entre las manos. “Pero al menos ahora saben que tienes un sentido del humor terrible.”

A medida que el grupo reía, Chosen sintió que su corazón se encogía. Con cada broma, cada mirada, sentía que su dignidad se desvanecía. La humillación lo invadía, y aunque había intentado ser fuerte, la presión se hacía insoportable.

Decidido a no dejar que Dark tuviera la última palabra, Chosen respiró hondo y dijo: “No tengo que soportar esto. No necesito estar aquí para que te diviertas a mi costa. Adiós, Dark.” Con esas palabras, se dio la vuelta y salió del bar, dejando atrás las risas y la música.

Al salir a la calle, el aire fresco le dio una sensación de alivio. Chosen sintió que las lágrimas amenazaban con brotar de sus ojos, pero no se permitiría mostrar debilidad. Había tomado la decisión de no dejar que Dark lo humillara más.

Mientras caminaba por la acera iluminada, se dio cuenta de que debía aprender a establecer límites. La lucha contra la humillación no solo era un desafío externo, sino también interno. Para recuperar su dignidad, debía enfrentarse a su realidad y aprender a defenderse.

Esa noche, mientras se alejaba del bar y de la sombra de Dark, Chosen supo que su camino hacia la sanación comenzaba con la aceptación de su valor, y que merecía algo mejor que ser el blanco de las bromas de alguien que decía ser su amigo.

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