《18》

Ya habían pasado las semanas y los encuentros entre Luna g Greg/Gecko eran más frecuentes, eran por decirlo sexualmente activos pero no podían evitar sentirse enamorados el uno del otro, queriendo sentirse uno a otro en el ámbito del amor.

Greg y Luna parecían el uno para el otro, se imaginaban el uno al otro volviendo a trabajar juntos

Y al parecer ya habían hecho ese pensamiento realidad. Ya había pasado unos cuantos meses, para ser exactos unos 7 meses donde Luna decidió dar su renuncia a dejar su villanía, ninguno de los villanos se lo tomó bien, la señalarán de traidora, su amigo, Ninja Nocturno comprendió su decisión, raramente se volvieron amigos y le dio su apoyo y se encargaría de que ninguno le hiciera daño, Gecko y Luna trabajaban juntos, Gecko no sabía que Luna había renunciado la villanía era su método de que ambos salgan ganando aunque el no lo supiera

Gecko:

Como si fuera ayer. Salimos del trabajo por separado, como siempre, disimulando, porque no queríamos que nadie supiera, aunque todos sabían. Qué ingenuos, como si escondernos en los recovecos del restaurante para darnos un beso fugaz o  pasarnos notitas con disimulo en medio del servicio evitara lo inevitable. Nos encontramos en el bar de siempre y pedimos algo, reglas del juego, para poder besarnos en el rincón más oscuro mientras rozábamos nuestros  cuerpos por encima de la ropa como si nos folláramos. Teníamos tanta hambre, tanta hambre, y ningún sitio donde saciarla.

Cerraron. Hacía frío y nos refugiamos en un soportal. Te  acaricié por encima de los pantalones y tú metiste la mano por dentro de los míos, separando las braguitas que me puse para ti aunque no pudieras verlas, hundiendo los dedos en mi interior. Tu boca, mi boca, las lenguas que jugaban, los dientes, el placer, el orgasmo, distinto a los anteriores, empapando tu mano y mis pantalones hasta las rodillas. No dijiste nada, yo tampoco, pero sé lo que los dos lo pensábamos: no es un orgasmo. Qué vergüenza sentí mientras me llevabas a casa en tu moto, con los muslos mojados apoyados en los tuyos, sintiendo el viento gélido que me recordaba lo torpe e inexperta que era.

¿Cuánto tiempo ha pasado desde entonces? Ahora sé que tus dedos consiguieron lo que otros dedos no han conseguido y que no tengo nada de lo que avergonzarme;  por eso, a veces me puede la nostalgia escuchando a Metallica o a System of a Down y me tumbo sobre la cama y me acaricio, intentando emular tus dedos mientras imagino que nos besamos, que nos olemos, que nos mordemos, como Drácula y Mina, luz de toda luz… y ahondo en mi interior hasta que no quedan rincones y siento cerca el orgasmo, y me dejo llevar, hasta que los músculos de las piernas se convulsionan y mi garganta exhala un gemido y mi cerebro y mi sexo se funden en un relámpago, pero no consigo que mi deseo empape la cama como el tuyo empapó mis vaqueros, por mucho que lo intente una y otra y otra vez. No, no lo consigo, no lo consigo. Puede que, a pesar de todo, aún no se haya cerrado el círculo y la ruleta siga girando

CONTINUARÁ...

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