《17》
Narra Luna:
Cuenta una leyenda que una vez se reunieron en un lugar de la Tierra todos los sentimientos y cualidades de los hombres.
El aburrimiento no paraba de bostezar. Y al tercer bostezo, la Locura, en un intento de buscar algo divertido, les propuso:
– ¿Jugamos al escondite?
La Intriga arqueó mucho la ceja, y la Curiosidad, sin poder contenerse, preguntó: ¿Al escondite? ¿Qué es eso? ¿Cómo se juega?
– Es muy sencillo- contestó la Locura– Yo me tapo los ojos y cuento despacio hasta mil. Mientras, vosotros os escondéis. Cuando termine de contar, empezaré a buscaros. Al primero que encuentre, ocupará mi lugar, y tendrá que contar y buscar él.
El Entusiasmo se puso contentísimo de emoción y empezó a bailar acompañado de la Euforia. La Alegría dio tantos saltos que terminó por convencer a la Duda e incluso a la Apatía (a la que por cierto, nunca le interesaba nada).
Pero no todos quisieron participar: la Verdad, la Soberbia y la Cobardía no quisieron jugar.
– ¿Para qué me voy a esconder?- dijo la Verdad– Si aunque me vean nunca me encuentran…
La Soberbia opinó que era un juego muy tonto, aunque en el fondo lo que le molestaba era que la idea no se le hubiese ocurrido a ella. Y la Cobardía prefirió quedarse al margen para no arriesgarse.
– Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez…- comenzó a contar la Locura.
La primera en esconderse fue la Pereza, que como siempre, se dejó caer detrás la primera piedra que se encontró en el camino. La Fe subió al cielo y la Envidia se escondió tras la sombra del Triunfo, que con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del más alto pino.
La Generosidad casi no consigue esconderse a tiempo, porque cada sitio que encontraba, se lo cedía a alguno de sus amigos: que si un lago cristalino, ideal para la Belleza…
que el vuelo de la mariposa, lo mejor para la Voluptuosidad… una rendija de un árbol, ideal para la Timidez; y una ráfaga del viento, magnífica para la Libertad.
El Egoísmo encontró un sitio muy bueno, ventilado y cómodo, pero sólo para él.
La Mentira se escondió en el fondo de los océanos; mientras que la Pasión y el Deseo se ocultaron dentro de los volcanes. El Olvido… olvidó en seguida dónde se escondió, pero eso no es lo importante.
Narra Greg:
Pero al Amor, al Amor no lo pudo encontrar por ninguna parte. La Locura buscó detrás de cada árbol, en cada arroyuelo del planeta, en la cima de las montañas…, y cuando estaba a punto de darse por vencida, divisó un rosal con bellas rosas rojas que lo adornaban.
La Locura se acercó a él, y con poco cuidado comenzó a mover sus ramas pues por ser loca no tenía miedo a las espinas. Cuando de pronto, un doloroso grito se escuchó: las espinas habían herido los ojos del Amor. La Locura no sabía qué hacer para disculparse. Lloró, imploró, pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo.
Desde entonces, desde que por primera vez se jugó al escondite en la Tierra, el AMOR es ciego y la LOCURA siempre lo acompaña.
Tal parecía que nuestros protagonistas se encontraba leyendo el mismo libro y tal parecía que sus corazones se encontraban latiendo el uno por el otro...
Greg se dio cuenta que lo que sentía por luna no era una simple pasión o encuentro sino que se estaba enamoradando de ella, y era correspondido
Luna: Volveré a ser enemiga, no me importa cuántas noches pasemos juntos, no importa cuanto amor sienta por ti, estoy dispuesta a cumplir mi plan hasta las últimas consecuencia...
Pero yo... Yo...

Soy incapaz de hacerte un mal, se que tú sientes algo por mi al igual que yo, se que estoy dispuesta a cumplir mi plan pero... Trataré de que ambos salgamos ganando... Mi amor
CONTINUARÁ...
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