⚚ℰη bυsca de uη caιdo⚚-14

Los ojos de Shyra se abrieron de golpe, su respiración era irregular y su pulso estaba fuera de control. Se levantó rápidamente, su cabello estaba hecho una maraña, su túnica se pegaba a su cuerpo y su pecho subía y bajaba a una velocidad poco común.

La tormenta había cesado y fuera solo había restos de lo que había sido el día anterior, algunos pequeños charcos y gotas resbalando por las hojas de los árboles. Lentamente su respiración se volvió regular y logró ponerse totalmente de pie mientras observaba todo a su alrededor.

—Tengo que encontrar a Abril...

Hablo para sí misma en un susurro ahogado, aun se sentía débil pero no de igual manera que el día anterior. Estiró cada parte de su cuerpo con dolor y camino hacia el bosque. Sabía que en su estado llamaría mucho la atención de los humanos,  lo más conveniente sería llegar volando y claro, lo haría de no ser porque habían intentado arrancarle las alas y aún estaban dañadas.

Caminado por el bosque encontró un lago cristalino, su agua parecía ser casi tan limpia como la del lago Estigia que había en el paraíso, incluso podía ver como los peces nadaban debajo de ella.

Se acercó y se colocó en cuclillas tomando un poco en sus manos para beberla, sus labios necesitaban hidratarse al igual que su cuerpo. Bebió un poco más y luego se quitó la túnica quedando totalmente desnuda. Su espalda estaba cubierta por las marcas del maltrato que sufrió al ser expulsada, unas más profundas que otras. En sus muñecas y tobillos aún podían verse las marcas que habían dejado las esposas, su cara y brazos estaban adornados con varios rasguños y sus alas...sus hermosas alas negras aún torcidas estaban cubiertas de cortes y sangre.

El ángel se hundió con lentitud en el agua cerrando sus ojos, era tibia y realmente sentía un gran alivio después de semanas sin darse una buena ducha. Le daba pena ensuciar ese lago tan brillante pero en verdad necesitaba limpiar sus heridas.

Abrió los ojos pasando su mano por su cuerpo, quitando la sangre seca y el lodo, lentamente el agua se tornaba más oscura y ella más limpia. Lavo su cabello y cuerpo, incluso sus alas y su cara. El pequeño baño al aire libre había logrado que el dolor disminuyera.

Al terminar observo con disgusto su antigua túnica que ahora no era más que una tela sucia y rota que no podía usar. Mientras observaba el arrapo que solía llamar tunica , el sonido de risas y gritos la puso alerta, a unos metros de ella personas humanas se quitaban sus prendas y se aventaban al lago comenzando a jugar y salpicarse entre sí.

Una sonrisa se dibujó en la cara de Shyra, tenía un plan. Salió del agua y se cubrió superficialmente con su túnica, quito el exceso de agua de su cabello y camino con lentitud hacia donde estaban los mortales. Todos estaban de espalda y demasiado distraídos para observarla, las prendas estaban justo al lado de un árbol en el cual se ocultó. Tomo una camisa cercana-que parecía ser de un chico- y se la puso, le llegaba a la mitad de los muslos y era negra. Se estiró un poco más y tomo unos Jeans que parecían ser de una chica ya que le ajustaron bastante bien.

— ¡Eh!, ¡ladrona!

Uno de los chicos la había visto y había alertado a todos haciendo que salieran rápidamente del agua. La pelinegra se apresuró a tomar  unos zapatos y huyo.

— ¡Vuelve aquí!

Shyra ignoro los gritos y la pequeña persecución duró poco ya que los perdió de vista. Continuo su camino mientras se decía así misma que necesitaba más la ropa que ellos justo ahora y que se las arreglarían, después de todo los humanos solían hacer esas tonterías casi a diario.

Llego a una roca y se sentó en ella poniéndose los zapatos, le quedaban un poco grandes pero al menos sus pies no se salían. Finalmente emprendió su camino en busca de Abril. No sabia a donde iba pero tenia la esperanza de encontrarla, así fue como camino por un largo tiempo hasta que llegó a un gran cartel que decía:

Bienvenidos a Portland

Sonrió y continuó caminando mientras observaba el lugar atentamente. El comportamiento de los humanos le parecía interesante en algunas ocasiones y en otras monótono y aburrido, aunque realmente cada uno tenía un código genético diferente seguían patrones similares dejándose llevar por reglas que ellos mismos impusieron, le parecía absurdo ese tipo de cosas del mundo humano.

Busco por calles y avenidas, por tiendas e incluso puentes pero no encontraba nada y tenía su lógica ya que desde la expulsión de Abril no había sabido nada de ella; Solo que se encontraba en Portland, en algún departamento y ya. No sabía que calle era o que número de casa. A este paso la terminaría encontrando un siglo después.

Ahora se encontraba perdida en una ciudad de la cual no sabía casi nada, en busca de un ángel caído del cual tampoco tenía noticias desde hace tiempo. 

Continuó su búsqueda hasta que la noche cayo y las personas comenzaron a desaparecer, las calles se volvían solitarias y la esperanza de encontrar a Abril disminuía drásticamente. Suspiro y camino hacia una tienda ya que tenía hambre. Entro al lugar y comenzó a buscar que podría comer, tomo una bolsa en la que metió una lata de atún, pan integral, jamón y mayonesa. Cuando se dispuso a salir  para hacer su sándwich la anciana del mostrador hablo con voz seca y ronca.

— No te pensaras ir sin pagar, ¿cierto?

—¿Pagar?, ¡Oh claro!- Shyra  se quito los zapatos y se los extendió a la anciana.

La anciana arrugo su frente con confusión, ¿A caso le estaba ofreciendo unos zapatos viejos para pagar lo que llevaba?.

—Niña, me temo que necesitaras devolver las cosas si no tienes dinero.

—¿Dinero?- Esta vez Shyra junto sus cejas confundida—Me quede en el intercambio de bienes...¿Qué es eso?.

—Se refiere al papel que entregan para adquirir algo pequeña boba, necesitas dar cierta cantidad de billetes para llevarte esas cosas.

Una voz conocida se escuchó a su espalda, dio la vuelta y frente a ella se encontró la chica que había buscado durante todo el día; Con su cabello rubio cayendo por sus hombros y su mirada esmeralda analizándola.

— ¡Abril!

La pelinegra se lanzó sobre la chica rodeándola en un abrazo, la rubia sonrió correspondiéndole.

— Lo se Shy... también te extrañe...

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