⚚ℰl jardιη del edeη ⚚- 32
Al otro lado del Portal un Jardín con Flores se observaba. Todas de colores diferentes donde las que mas atraían a Shyra eran las Dalias azules.
—¿Dónde estamos? -Pregunto ella.
—En un lugar muy especial del Paraíso.
A Shyra casi se le salen los ojos, sintió un remolino de emociones y ninguna era buena.
—¡¿Estas loco?!,¡Yo no puedo estar aquí!.
Uriel sonrió entrecerrando los ojos.
—Oh pero que dices, tu no estas aquí.
—¿Que...-Shyra se detuvo al comprender sus palabras—Tu estas loco si crees que no se darán cuenta. Regresemos.
—Vamos preciosa, disfruta la vida y divierte.
—No dirás eso cuando estés en mi funeral por desacato, mueve tus alas y abre un portal de regreso.
Uriel sonrió y se sentó junto a un Árbol.
—No
—¡¿Como que no?!,¡Ainsworth hablo en serio!.
—Yo también Adkins, deberías correr riesgos en tu vida y divertirte.
— ¡Uriel!
—Shyra
La joven bufo y agarro al arcángel de un brazo intentando levantarlo, algo inútil ya que era mas pesado que ella.
—Vamos mi Ángel, tranquilízate- El tomo un de sus brazos y la sentó sobre el— Nadie sabe que estas aquí, toma un respiro y disfruta del paisaje.
— ¡Si yo mue...
Uriel callo a Shyra con un beso y ella se quedo segundos quieta intentando procesar lo que paso .
—¿Ya estas mas tranquila o tengo que besarte de nuevo?.
— Lo dices como si me molestara.
El enarco una ceja y sonrió.
— ¿Estas admitiendo que te gustan mis besos?.
Shyra aparto la mirada para ocultar su rostro sonrojado. No admitiría en voz alta eso y menos en ese lugar.
—¿Para que me trajiste aquí?
El soltó una carcajada y la abrazo.
— Se que te gustan las Dalias, en invierno no hay ninguna en la tierra y el único lugar que las tiene en esta época es el Jardín del Edén, por eso estamos aquí.
— O sea que estamos arriesgando mi vida por Dalias....
—Le quitas lo romántico a mi discurso, pero en resumen supongo que si- Uriel tomo la cara de Shyra entre sus manos haciendo que lo mirara— De cualquier forma deberías de sentirte a salvo , me ofende que creas que alguien te dañara estando a mi lado.
Shyra suspiro y beso la nariz de Uriel, un gesto bastante adorable que sorprendió al Arcángel.
—Bien romeo, quedemos aquí pero solo por un rato.
El viento elevo el cabello de Shyra y paso entre las flores. Uriel aun tenia a su ángel entre brazos y el atardecer estaba cerca. Parecía un momento perfecto .
Shyra pudo ver algo brillante entre las flores, frunció el ceño y se acerco con curiosidad. Al llegar se encontró con una gema azul en el centro de una dalia, exactamente del mismo color que la Dalia.
— Uriel, ¿Qué es esto?.
El joven se acerco a la chica y observo la gema. Con una sonrisa la tomo entre sus manos y con cuidado de no dañar la Dalia se la mostro a Shyra.
—Es una semilla. Te explicare, como son flores del Edén sus semillas son diferentes. Estas por ejemplo son gemas y hacen a estas flores inmortales.
—¿Inmortales?
—Si, generalmente cuando arrancas una flor esta se marchita y muere, pero estas no. La semilla que se siembra las hace inmortales pero sus cuidados son mayores al de una flor normal. -Uriel acaricio los pétalos de una flor y sonrió— Pero creo que vale la pena si este es el resultado.
—¿Entonces es por la semillas que estas flores son mas hermosas que las terrestres?.
—Eso dicen, pero personalmente creo que es por el cuidado que se les da. Una flor en la que te esfuerzas, que cuidas y a la que le prestas mas atención siempre dará mejores resultados que una flor común.
Shyra observó las flores, el viento las agitaba pero ellas se mantenían firmes. Todas eran hermosas y tenían un brillo peculiar.
—Shyra, ¿Por que te gustan las Dalias?
Cuando ella giro se encontró con la mirada de Uriel, profunda y curiosa. Parecía admirarla como si ella fuera la flor y no aquellas que los rodeaban.
—Creo que por que son especiales.- ella acaricio una Dalia con delicadeza y sonrió—Las rosas por ejemplo son hermosas, apasionadas y fuertes, sus espinas son armas naturales para defenderse. Los girasoles son altos para poder observar sobre los demás y seguir la luz del sol, siempre abiertos a su luz. Te parecerá ridículo pero cada flor tiene una virtud y actitud diferente a mis ojos y la Dalia me cautivo en cuanto la vi, tiene varios pétalos que se extienden hacia varias direcciones como si pusiera atención a todo lo que le rodea, no mira a un solo sitio si no a todos ellos y al mismo tiempo observa el cielo. Su color generalmente hace un difuminado en la flor y eso aumenta su belleza, se podría decir que es hermosa pero de una forma especial y por eso me gusta.
—Sabes...yo creo que si las flores fueran personas tu serias una Dalia.
—¿Que?, ¿Por qué?.
Uriel sonrió sin despegar su mirada de Shyra.
— Te diré algo curioso de las Dalias, se supone que florecen con la primavera y mueren con el invierno, pero lo misterioso es que jamás mueren por completo, sino que sus tubérculos son resguardados por las raíces para aguardar nuevamente hasta la primavera y florecer una vez más.-El tomo la mano de Shyra— Lo que quiero decir es que tu eres como ellas, eres frágil y al mismo tiempo fuerte. Las dificultades te fortalecen y nunca caes realmente; solo te preparas para levantarte como la Dalia al caer el invierno. Eres mi Dalia, Shyra. Hermosa y desbordante de emociones y color...
Shyra sonrió y entrelazo sus manos con las de el. Lo único que pudo pensar en esos momentos fue "tengo suerte" suerte de que aquel arcángel que la observaba fuera su novio, suerte de que se hubieran quedado en ese lugar a pesar de los reclamos que ella hacia y suerte de que a pesar de todo alguien la amara con tal intensidad.
—Es lo mas hermoso que alguien me ha dicho y solo quiero decir que en ese plano tu serias mi cuidador o mi semilla.
—¿Tu semilla?- Uriel enarco una ceja
—Si cariño, sin tus cuidados o tu existencia probablemente nunca hubiera florecido. Eres mi gema, tu le diste mas belleza a esta Dalia con tan solo tu existir.
Uriel sonrió con ternura y la abrazo, ella correspondió y se quedaron así algunos segundos.
—Te puedo prometer que esta semilla siempre estará a tu lado para impulsarte a florecer después de cada invierno, es algo que puedes asegurar. No estarás sola de nuevo nunca...
Ella sonrió y sin deshacer el abrazo le contesto.
— Sabes...después de todo valió la pena arriesgar mi vida por ver Dalias, Gracias...
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