⚜Ꮳoηfesιoηes⚜-25

— ¿Paso algo entre Uriel y tú que yo no sepa?

Abril no perdía el tiempo, en cuanto llegaron y la puerta se cerró ella lanzo la pregunta.

— No entiendo a qué te refieres.

— Vamos Shyra, no soy estúpida. La última vez que los vi estaban como miel y abeja. Hoy había tal tensión que podía ser cortada. ¿Qué paso?

— Es una buena pregunta, lástima que no tenga la respuesta ya que estoy igual que tú.

— Tienes que estar bromeando...

— Estaré en el cuarto. Si Muzrael vuelve llámame, ¿sí?

La rubia no dijo nada, sólo asintió viendo como Shyra entraba a su habitación y cerraba la puerta. A penas había girado cuando escucho como la puerta se abría de nuevo.

— Oye, Abril - la nombrada giro— Te quiero.

La rubia sonrió.

— También te quiero tonta.

Shyra extendió su sonrisa y le mando un beso antes de meter su cabeza de nuevo en la habitación. Ya en el cuarto, se dedicó a buscar en el librero algo especial, había muchas novelas de ciencia ficción, terror y suspenso pero eso no era lo que estaba buscando.

Buscaba un libro de rezos o hechizos angelicales. Necesitaba practicarlos o la próxima vez no tendría tanta suerte como la había tenido el día de hoy. A veces olvidaba que la literatura humana era muy diferente a la celestial en varios aspectos;  Era de esperarse que no encontrará ningún libro con esas características, lo mas parecido era un libro que tenía la imagen de una mujer hincada que observaba una cruz y se titulaba:

ORACIONES Y REZOS

Al abrirlo su decepción fue evidente, los rezos eran totalmente distintos a los que ella conocía. No eran para invocar agua o para hacer crecer una semilla, parecían más bien un tipo de alabanzas hacia Dios. Aun así, se quedó leyendo varios segundos más y se percató de muchos detalles que ni ella conocía.

— Los humanos suelen ser así. Tienen muchas versiones sobre Dios, esa que tienes está basada en la religión católica o cristiana.

La voz de Uriel la hizo cerrar el libro de golpe. Estaba detrás de ella. En su habitación... ¿Cómo había entrado a su habitación?

— Tu... ¿Como...

— Entre por la ventana.

— Oh...

Shyra apretó sus labios, no sabía que decir así que intento perder tiempo acomodando el libro.

— ¿Ahora no me hablas?

Shyra elevo ambas cejas y giro para observarlo.

— ¿Yo soy la que no te habla?, tú eres el que se comporta de manera extraña. Cuando están por expulsarme me besas y estando aquí abajo  parece que sólo soy  un tipo de compromiso o una conocida para ti.

— ¿Compromiso?, ¿ahora de qué hablas?

Una vez más, se quedó sin palabras. No sabía si debía expresar lo que sentía, anteriormente eso le causo varios problemas.

— Me confundes Uriel, no sé qué somos, que soy o que esperas que sea... Sinceramente ni si quiera sé que hacer.

La joven camino hacia su cama y se acostó mirando al techo. Tiempo después otro cuerpo se recostó a su lado hundiendo un poco más la cama.

— Lo siento, no sé qué te hice pensar pero creo que es hora de aclarar esto.

El estómago de Shyra se revolvió, no sabía si quería escuchar lo que diría. De pronto la necesidad de huir fue grande.

— No sé a qué te referías con "compromiso" pero sí, tengo un compromiso contigo. Aunque eso no debería de preocuparte-continuo— Quiero que sepas que mi único compromiso desde que te conocí fue protegerte y te bese porque me gustas, Shyra. Me enamoré de ti.

"Lamento si te hice creer lo contrario estando con esas cosas, pero estaba centrado en sacarlas de ahí en cuanto antes ya que no quería que te hicieran daño, creo que ya tuviste suficiente con lo que te hicieron los infelices de la corte.

— Te sonara estúpido, pero no sé qué decirte-Shyra giro hacia el— Aunque...en verdad es un alivio escuchar que te gusto. Por qué... También me gustas.

— De igual forma es un alivio para mi escucharte decir eso.

— ¿Que? -Shyra junto sus cejas— ¿Por qué?, tú tienes más pretendientes que pies un cien pies.

El joven soltó una carcajada.

— Puede ser, pero son demasiado superficiales para mi gusto. Tú, Shyra, fuiste ese diamante entre tantas perlas. Eres más especial de lo que piensas.

— O tu más ciego de lo que crees.

El volvió a reír acercándose peligrosamente a sus labios.

— Me cegó tu belleza, de eso no hay duda.

Shyra enarco una ceja mientras se perdía en el café de sus ojos. Era inútil resistirse a tal perfección, no se podía esperar menos de un arcángel.

— En serio me preocupas Uriel...

Él estaba a centímetros de sus labios, sus alientos se mezclaban mientras que sus ojos parecían anclados los unos a los otros. Quizás tenían el mismo efecto que el imán con el metal.

— Deberías preocuparte más por ti...

— ¿Por mí?, ¿por q...

El sonrió y sin esperar que terminará la beso. Los ojos de Shyra se abrieron por la sorpresa, pero no dudo en continuar el beso o incluso profundizarlo. Sus labios eran suaves, adictivos. La sensación de sus labios en los suyos era la misma que un viaje al paraíso y quizá, solo quizá... podría acostumbrarse a eso.

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