⚚Ꭾropυesτa⚚-30

La música comenzó a sonar y las notas alegres se alzaban  con el ritmo de la canción "Halleluja".

Melodías danzantes en los oídos de un Ángel, estrellas sonrientes que caían para observar y aquella luna  tan blanca como las perlas del océano.

El piano hizo su entrada y las voces de los violines se alzaron.

Todo  esto sucedía en un jardín lleno de flores hermosas; orquídeas, rosas y las más notorias, las dalias. Lentamente  estas flores se iban iluminando, cada una de ellas al ritmo de la canción y en el centro, a lado del hermoso lago estaba un Arcángel de la mano de un Ángel negro.

— Shyra, sé que no lo había hecho formal. No hasta el día de hoy y sé que quizás sea demasiado cursi el estar proponiéndote que seas mi novia de esta forma, pero... Te amo y no sabes cuánto tiempo te busque y sé que si dios hizo almas gemelas tu eres la mía y sé que  este sentimiento hacia ti será eterno para caminar siempre a tu lado mi dulce ángel -El joven arcángel sonrió y saco un anillo de su bolsillo— Sé que  no es mucho, pero este anillo representa la unión que tenemos y que poco a poco tu misma descubrirás.

"Hoy no solo te estoy haciendo una propuesta, te estoy entregando mi corazón junto a este anillo y te hago la promesa de cambiarlo cuando se llegue el tiempo por uno de matrimonio. Claro, será solo si tú lo deseas-de nuevo una sonrisa nerviosa apareció en sus labios— ¿Quieres ser mi novia, Shyra?

Shyra sonrió, estaba feliz, más que feliz. Estaba locamente enamorada y contenta, todo era hermoso, todo era perfecto y sin duda adoraba tener el privilegio de observar el lado cursi de su arcángel.

No sabía cómo expresar toda aquella felicidad que inunda su cuerpo, había esperado tanto ese momento. Ambos habían luchado demasiado para estar juntos, distancia, prejuicios, rangos.

Pero al final lo estaban, su destino era estarlo y nada ni nadie lo podrían impedir, pues así estaba escrito.

— Uriel...-ella sonrió con una felicidad sobre humana— Por Dios  claro que sí, ¡Si, si y si! - ella se lanzó a sus brazos— ¡Te amo, maldición, te amo!, espere mucho por esto y ahora no sé muy bien que decir...-soltó una risa nerviosa— pero claro que quiero, quiero todo contigo, quiero una eternidad a tu lado... te quiero a ti.

Los ojos del arcángel se iluminaron con felicidad al igual  que los del ángel. Uriel correspondió el abrazo de Shyra, le coloco el anillo y la beso. Por primera vez después de toda una vida Shyra se sintió completa y feliz, se sintió afortunada y por solo aquella vez no deseo ser nadie más.

— Aun no creo que hicieras todo esto por mí...pero gracias, me haces sentir la mujer más feliz del universo.

Uriel sonrió con ternura. Él no era así, jamás había sido así de cursi ni había hecho ese tipo de cosas por alguien,  pero después de todo cuando llega la persona correcta es inevitable que sucedan esas cosas.

— Mi dulce ángel -sus ojos se encontraron  y sonrió— Mientras viva hare lo posible para hacer que esa hermosa sonrisa que tienes aparezca siempre, lo prometo.

Esas palabras  no hicieron más que confirmar lo que ella sabía bien. Estaba enamorada, más que eso...su corazón ya había sido entregado a aquel Arcángel. Lo que sentía era más fuerte, más intenso y cuando Shyra amaba lo hacía sin límite, con todo lo que poseía y era. Daba todo su cariño y protegía con todo su ser, aunque eso podía ser su mayor fortaleza, también era su mayor debilidad y quizá, su propia perdición...

En casa de Abril...

Era viernes por la noche. Shyra había salido y Abril no tenía mucho que hacer a excepción de algunas llamadas y ver películas. Justo estaba colocando el CD cuando el timbre sonó.

La pizza ya había llegado y no esperaba que Shyra llegará temprano así que no sabia quien podía ser. Cuando abrió  la puerta lo único que logro ver fue el rostro demacrado y estresado de su amigo y en ese estado parecía que Muzrael estaba por caer en pedazos.

— ¿Muz?, ¿Qué sucedió?, ¿te expulsaron?

Abril tomó al moreno del brazo y lo hizo pasar, él había reído cuando ella menciono la expulsión.

— ¿Expulsarme?, mucho peor... me entere que soy hijo de Dios.

Abril se quedó quieta  procesando las palabras que acababa de escuchar.

— ¿Que?

Muzrael le platico todo con lujo de detalles, la rubia lo escucho atentamente mientras unía poco a poco las piezas en su cabeza y pensaba lo que diría cuando Muzrael terminara de hablar.

— Sé que es complicado-dijo Abril— y no diré que lo perdones ni nada de esas cosas. Pero si ahora te esta confesando toda la verdad debes de ir a la cita que te dio, por ti Muzrael, no por él.

El joven ángel tenía su mirada clavada en el suelo, estaba perdido y confundido, sentía molestia y tristeza, en esos momentos lo único que quería era gritar y que todo eso fuera una pesadilla.

— No quiero verlo, su cara me trae recuerdos y no sé si eso me agrade. Tengo ganas de olvidar  y seguir, pero no puedo  dejarlo así...

— Entonces no lo dejes así. Levántate, enfréntalo y dile tus condiciones para presentarte pero escúchalo, mereces saber toda la verdad.

Muzrael levanto la cabeza encontrándose con la mirada de su amiga, sonrió y le revolvió el cabello.

— Tienes razón...puedo intentarlo.

— Yo siempre tengo razón  y sé que puedes con esto, eres fuerte y tienes el bono de tenernos a nosotras para apoyarte.

Con esas palabras Muzrael se dio cuenta de algo... había demasiada tranquilidad, demasiado silencio.

— ¿Dónde esta Shyra?

— Oh -Abril rio— Ella salió con...

El timbre sonó y los dos miraron la puerta. Ambos caminaron hacia ella y Abril la abrió.

Shyra estaba con una sonrisa de oreja a oreja tomando la mano de su preciado Arcángel. Muzrael frunció el ceño al ver a Shyra con aquel hombre.

— ¡Muz! -Shyra extendió mucho más su sonrisa y lo abrazo— ¡Volviste!

El correspondió el abrazo  con algo de confusión, se mantuvo serio y con la mirada en el Arcángel. ¿Qué demonios hacia el con su mejor amiga?.

— Eh si... ¿Quién es él?

Shyra sonrió y tomo la mano del arcángel  con entusiasmo, alzo su otra mano y mostro con orgullo su anillo.

— Mi novio.

Muzrael no sonrió, ni un poco. Abril estaba celebrando con ella pero de pronto él había dejado de escuchar. Ella no podía tener novio y mucho menos un Arcángel egocéntrico que no le daría más que problemas.

— Tu... ¿qué?

—Mi novio, Muz-Shyra sonrió— Estas muy distraído, ¿paso algo?

Muzrael observó al Arcángel y luego a Shyra.

— Tengo que irme...

— ¿Que?, pero si acabas de llegar-Abril frunció el ceño.

— Si, pero tengo que irme.

Pasó de lado a Shyra y extendió sus alas desapareciendo segundos después en el cielo. Shyra miraba el cielo con confusión, él no era así, no entendía que podía sucederle, creía que se alegraría por la noticia pero ni si quiera menciono algo... solo se fue.

Muzrael  tampoco sabía bien que le sucedía, se sentía confundido y dolido, aunque tenía una idea de que le sucedía se negaba a aceptarla.

Él no podía estar enamorado  y menos de su mejor amiga...

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¿Sera que Muz solo este confundido con todo lo que paso?, tantos años de amistad lo deben de tener algo confundido. 

-Merry🌻

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