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La claridad del sol se desvaneció cuando la noche llegó a Seúl. Las luces fogosas de los restaurantes y puestos comerciales se mantuvieron iluminando las calles de la ciudad.
Todos habían estado esperando con ansias por este momento. La vida nocturna sin duda era extraordinaria.
La mejor forma de realizar un desafío de valor sin lugar a dudas debía transcurrir durante este horario. La noche era el perfecto escenario, típica en varias películas de terror. A la noche la suelen asociar con el miedo debido a los bandidos, animales o criaturas peligrosas que pueden estar escondiéndose en las sombras, esperando por atacar a cualquiera que invada su territorio.
Inicialmente el grupo de Jungkook había escogido la opción de ir en el metro, pero con la demora y algunos pequeños percances por parte de Hoseok, debido a su lentitud. El tren se les acabo yendo enfrente de las narices y no pudieron hacer nada al respecto para detenerlo. Al final tuvieron que conformarse con tomar un autobús en una parada cercana, pues el próximo tren no vendría dentro de una hora aproximada y lo que menos deseaban era desperdiciar más horas esperando el siguiente.
Durante el viaje donde por suerte pudieron conseguir asientos, no dejaron de escuchar murmullos de algunos pasajeros. No eran para nada discretos a la hora de hablar, como si quisieran que todos estuvieran pendientes a sus conversaciones.
Por lo que pudieron captar muy buen sus orejas, parecían estar haciendo comentarios sobre la gran actividad paranormal que resistía en la casa que pronto iban a visitar.
Pese a los rumores y distintas versiones que aparentemente no coincidían en absoluto, esperaban que al encontrarse en el interior de ese lugar pudieran descubrir realmente su verdadero origen.
El grupo se detuvo una vez reunidos en la entrada principal de la casa como habían acordado al mediodía.
Lo que no esperaron la evidente ausencia de Taehyung y Jimin. Y eso que se aseguraron de mirar por todas partes para ver si se los cruzaban por el camino, pero no encontraron rastro de ninguno.
Habían aceptado participar también en este reto después de todo, así que decidieron esperar un poco más para ver si de casualidad aparecían pronto.
Se apegaron a la idea de que a lo mejor se habían perdido al llegar, aunque complicación alguna no había, por algo existía la guía de Google Maps.
Los minutos pasaron y el tiempo se les hizo eterno.
Era lógico que no iban a venir, por lo que retomaron su plan principal antes de que los alcanzará el otro día.
No podían mantenerse tranquilos ni por un segundo más.
A Namjoon y Yugyeom no pareció preocuparles del todo la falta de asistencia de los otros que se habían apuntado. Estaban demasiado entusiasmados como para pensar en los inconvenientes de los demás.
Solo querían darle comienzo al reto.
Hoseok en realidad se encontraba confundido. No dejó de preguntarse la verdadera razón del porqué estaba presente en un lugar tan escalofriante, haciendo algo como esto. Había sido decisión suya, nadie lo arrastró en contra de su voluntad y no sabe cómo fue exactamente que lograron convencerlo, pero en verdad había dado resultado.
En cuanto sus ojos analizaron la casa embrujada, toda la piel se le erizó. Justo como la de un pollo recién desplumado.
Jungkook si se vió un poco afectado con la situación. No pudo ignorar el hecho simplemente como sus amigos lo estaban haciendo.
De verdad tenía la esperanza de que Taehyung vendría para compartir un agradable momento juntos, pero la decepción llego de imprevisto. Muy por dentro suyo, sabía que algo como esto iba a pasar.
No fue algo inesperado, aunque tampoco tenía argumentos sobre Taehyung que pudieran darle razones como para que este no quisiera pasar el rato con él. Es cierto que los años pasaron y llegaron a convertirse en un retroceso en sus vidas, es algo que lamenta ya que eso conllevó a que tomaran cierta distancia y naciera la incomodidad.
El castaño se volvió una persona muy difícil de descifrar durante el transcurso de los años. Jungkook trató con todas sus fuerzas de entender sus acciones y sus palabras, pero no parecieron darle una respuesta clara del porqué Taehyung actuaba como actuaba de forma imprevista. Le causaba dolores de cabeza el no comprender al castaño como deseaba. Por eso necesitaba volver a verlo y estar con él, al menos un rato, donde tal vez pueda aclarar mejor sus sentimientos.
No podía dejar que algo como esto le causará molestias.
Optó por mantener una buena expresión en el rostro, de manera que los otros no sospecharán nada.
Ingresaron dentro de la enorme mansión sin pensarlo dos veces con confianza.
Encendieron cada uno las linternas de sus móviles, demostrando lo bien preparados que estaban para empezar con la operación.
Las partículas de polvo impregnadas en el aire mostraban toda la suciedad acumulada. Lo cierto es que el aura permaneciente se volvía cada vez más aterradora.
Fue normal creer en estos momentos en las supersticiones. El tormento nunca iba a dejar de existir, al igual que las presencias pesadas que siempre eran percibidas como una energía extraña.
La mansión fue construida hacía años, a mediados del siglo XX, como una muralla compuesta por grandes tablones de madera. Los pisos estaban divididos en dos niveles, incluyendo un ático y un sótano.
—A ver—Namjoon carraspeó su garganta para llamar la atención de los presentes.
Iluminó su cara con la linterna de forma que pudieran verlo mejor en la oscuridad.
—Jungkook y Hoseok irán al piso de arriba—señaló a los mencionados con la punta de sus dedos—Yugyeom y yo revisaremos por aquí abajo—propusó sin aceptar ningún tipo de reclamación por parte de las parejas ya dictadas.
Ser el mejor de la clase le daba ciertas ventajas, como habilidades de organización. En su mente se imaginó que Jungkook le haría buena compañía a Hoseok, era demasiado asustadizo y necesitaría de seguro a alguien que supiera controlar sus ataques de pánico.
Yugyeom era excelente para trabajar en dúo, ambos tenían diferentes formas de pensamiento, pero actuaban de igual manera cuando de diversión se trataba.
—Como queráis, estoy preparado—expresó Yugyeom animado golpeando su puño contra su otra mano.
Jungkook empezó a sentir un poco de dolor de cabeza que lo desconcertó durante unos segundos, en los que tuvo que cerrar sus ojos con fuerza para lograr recomponerse. Siguió repitiendo la acción varias veces seguidas hasta que sus repentinos mareos desaparecieron.
Notó que el estado de los demás era normal.
No parecían tener ningún tipo de síntoma fuera de control, por lo que asumió que tal vez le había bajado algo la presión por estar demasiado exhausto. No tuvo tiempo de descansar en su casa, se mantuvo ocupado realizando los deberes de mañana hasta que sus amigos lo llamaron.
—Jungkook, ni se te ocurra dejarme solo—advirtió Hoseok lanzándole una mirada amenazante.
El azabache dejó escapar una leve risita que intentó disimular rápido al notar el temor reflejado en los ojos de su amigo. Esa manera que utilizó para intimidarlo le pareció algo tierno.
—Tranquilo, no soy tan malo—contestó con inocencia en sus palabras.
Ambas parejas avanzaron hacia sus respectivas áreas como Namjoon había ordenado.
Antes de que todos se retirarán, Yugyeom fue el primero en brindarle ánimos a todos sus amigos. Agitó la linterna de su celular de un lado para el otro, haciendo un bonito efecto con las luces.
—Jungkook cuidadito con los fantasmas—carcajeó suavemente Yugyeom—Hoseok, mantén la calma si algo te muerde o te agarra el pie—un tono de burla surgió de su voz haciendo que Namjoon empezará a reír.
—Muy gracioso Yugyeom—masculló Hoseok con molestia poniendo los ojos en blanco.
Jungkook ni siquiera le hizo caso a su comentario, ignoró por completo la burla de Yugyeom, concentrándose solamente en subir las escaleras.
En cuanto Hoseok notó que el azabache no estaba a su lado, corrió detrás suyo para quedarse cerca de este. Sabía que al contrario no le daba miedo nada, ni tampoco creía en los fantasmas. No tenía de que preocuparse, pues se sentía ahora más seguro.
Los padres de Jungkook desde muy pequeño le enseñaron a no tenerle miedo a nada. Por esa razón nunca había tenido problemas con dormir solo en la oscuridad o con mirar debajo de su cama. Tampoco fue de los que alucinaban figuras espeluznantes por las ropas o peluches de su habitación. Se consideraba bastante serio para este tipo de cosas. En realidad, pensaba más en casos reales, como ciertos crímenes que cometen los seres humanos por venganza, codicia o placer.
A esos sí los consideraba verdaderos monstruos.
Los fantasmas, vampiros, hombres lobos y zombis se los dejaba a las películas con ese tipo de temáticas. Tenía que ver para poder creer y hasta ahora solo los había podido apreciar en las pantallas.
—¡Ahhh!—Hoseok pegó varios gritos cada que daba pasos en el pasillo del corredor—¡Jungkook no sé qué hacer, tengo mucho miedo!—chilló asustado mordiendo sus propias uñas.
Cuando Hoseok era más pequeño se le presentó una situación que le generó demasiado miedo. Por eso se asustaba con casi todo lo que le rodeaba, más si tenían un aspecto tétrico.
Sucedió cuando unos primos suyos decidieron gastarle una inocente broma que al final se les fue de las manos. Lo retaron a que se escondiera dentro de un viejo closet que mantenía guardada su familia en el sótano de la casa.
Hoseok nunca supo las verdades intensiones de aquella travesura y para cuando quiso darse cuenta, notó que lo habían encerrado, incluso se aseguraron de bloquear las puertas del closet para que no intentará salir. Quedó varios minutos atrapado dentro de aquel espacio tan reducido, lleno de polvo y telarañas. Todavía su olfato recuerda el olor a descomposición de los restos de una rata muerta.
Se asustó tanto ese día que su garganta sufrió a más no poder con los gritos de auxilio que pidió. Al igual que sus ojos no dejaron de arder debido a sus suplicantes llantos. Como estuvo en el último nivel de la casa, fue imposible que alguien más lo escuchará. Nadie pudo salvarlo de aquella desgracia.
Se abrazó así mismo cerrando los ojos, esperando con lágrimas aún notarias en sus mejillas a que sus primos regresaran por él.
Una hora después abrieron la puerta, finalmente liberándolo de su prisión. Y cuando Hoseok pensó que iba a morir asfixiado, escuchó risas y burlas enfrente suyo que lo aliviaron.
A sus propios primos nunca les preocupó su bienestar, solo querían fastidiarlo por ser el menor de todos. Siempre tuvieron en mente dejarlo hasta que se hiciera pis encima y salió justamente como lo habían planificado, sin ser conscientes de lo mucho que eso iba afectarlo después al crecer. Solo rieron satisfechos cuando notaron una mancha húmeda en sus pantalones.
—Vamos Hoseok, no seas llorón, no hay nada de qué preocuparse—intentó Jungkook de tranquilizarlo.
Admitía que los gestos de inconformidad y la voz chillona de su amigo le causaban un poco de risa, una que no podía ser capaz de aguantar por mucho tiempo.
Era gracioso verlo.
—No pasa nada, todo está bien—le trasmitió nuevamente calma.
Jungkook no quería burlarse delante suyo, no era lo correcto.
Tampoco iba a resultar nada fácil aconsejar a su miedoso amigo. Era evidente que sufría una fobia bastante complicada de tratar. No era contagiosa, pero lo ponía nervioso por momentos. Por eso necesitaba buscar alguna forma en la que Hoseok pudiera enfrentar su problema.
Sabe muy bien que el miedo y la ansiedad son emociones propias del ser humano. Temen para poder así mismos protegerse.
Existen los peligros de afuera, pero también están los que viven dentro de uno. Hay que saber lidiar con estos conflictos interiores que perturban la mente, antes de poder combatir con los del exterior.
—¿Qué no ves que estoy temblando?—inquirió Hoseok disgustado lanzándole una mala mirada—¡Creo que me voy a desmayar!—grito histérico haciendo un berrinche.
Tocó su frente para checar la temperatura de su cuerpo y por suerte seguía tibia.
La ansiedad crecía cada vez más y en verdad lo ponía inquieto. Daba pasos lentos cambiando de posición constantemente de un lado para el otro.
Respiró profundamente cuando sintió algunas gotas de sudor deslizándose de su frente. Lo cual le pareció raro, pues había frío en el ambiente y era bastante fresco.
Transpiró unos segundos tratando de aliviar su estado.
A Jungkook no se le ocurría ninguna idea.
No sabía que más hacer por él. Comprendía su situación y por eso era paciente.
Entiende a la perfección que el miedo surge frecuentemente.
Hoseok es el tipo de persona que se siente amenazado todo el tiempo y no sabe cómo lidiar con ello. No es bueno forzarlo a algo que no desea hacer, aunque sabía muy bien que su amigo había aceptado realizar este reto solo para superar sus temores.
Tenía la responsabilidad de ayudarlo y brindarle apoyo, teniendo presente que solo no iba a poder lograrlo.
No deseaba apresurar a Hoseok con su dilema.
Aunque se vuelva difícil, es un proceso que debe ser tratado de poco a poco. Así podrá evitar que aumente su ansiedad de gran manera.
Puede que no eliminé por completo el terror de su cuerpo, pero puede ayudarle a que tomé consciencia de la causa de sus miedos para que aprenda muy bien a saber cómo controlarlas.
Una idea se le pasó por la mente a Jungkook. Una que desde un principio tenía reservada para Taehyung cuando estuvieran completamente solos.
Es lamentable que el castaño no sea la persona que se encuentre ahora a su lado, pero tampoco despreciaba la compañía de Hoseok a pesar de sus escándalos.
—Nunca pensé que tú serías la primera persona a la que le diría esto—Jungkook dejó escapar un suspiro cargado de frustración. Lo estaba haciendo por un bien mayor—Puedes agarrarte a mí—propuso levantando su antebrazo, dándole permiso a que se sostuviera de este.
—Gracias...—Hoseok se le quedó mirando unos segundos en los que se quedó pensando en aceptar o no.
No quería tirar su orgullo por la borda. No deseaba ser una gallina toda la vida. Quería comportarse de verdad como un hombre y lo primero que necesitaba hacer era fortalecer su carácter.
Sabe muy bien que en su vida habrá más batallas difíciles con las que tendrá que lidiar próximamente y quiere darle pelea de forma justa con valentía. Sus amigos no estarán toda la vida para protegerlo.
Debe actuar de inmediato, su propio futuro depende solamente de él. No puede convertirlo todo en una pesadilla.
Hoseok extendió su mano para alcanzar la de Jungkook y la apartó lentamente.
—No puedo—rechazó de inmediato su propuesta—Necesito hacer esto por mí.
—Como gustes—sonrió levemente Jungkook complacido con su actitud.
Le brindó algunas palmaditas en la espalda para darle ánimos. Esperaba que no se arrepintiera después de su decisión, pero estaba más que orgulloso con su primer paso.
Es técnicamente imposible que los fantasmas sean de verdad, son visiones irreales, productos de la imaginación. También pueden ser provocado por el propio engaño de los sentidos. Hoseok se quedó pensando en esas teorías para intentar relajarse y menos mal que lo consiguió.
Durante unos pocos segundos, claro.
—¡Ahhh Jungkook!—chilló Hoseok exaltado dándose cuenta que el mencionado se le había adelantado—¡Este lugar me asusta, no me puedes dejar atrás! —reclamó con angustia mordiendo su labio inferior.
Casi le reventó los tímpanos a Jungkook al llegar a su lado. Empezó a quejarse cerca de sus oídos, con el objetivo de que el mensaje se le quedará bien grabado.
Jungkook se quedó observando las habitaciones correspondientes al pasillo. Las examinó dando pasos lentos, siguiendo el ritmo de Hoseok antes de que este le diese otro sermón por andar de apurado.
No había nada que le llamará la atención en este sitio, solo se trataba de una vieja casa que con el tiempo se iba desmoronar hasta convertirse en ruinas.
Y cuando pensó que esto había sido una completa pérdida de tiempo, notó una especie de resplandor en el fondo, que de un momento a otro, lo atrajo como a un imán.
Encontró una puerta oxidada abierta de par en par que debió haber estado bajo llave.
Se percató al bajar la mirada de unas cadenas y un candado tirados en el suelo. Supuso que a lo mejor alguien lo había abierto.
Una vez que llegó al borde del marco de la puerta, prosiguió a adentrarse dentro de lo que parecía ser la habitación de alguien. No pudo resistir la tentación de analizarla minuciosamente con detalle.
—Es un estudio—expresó Jungkook echando un vistazo más de cerca.
Hoseok no pudo frenar la creciente curiosidad que despertó en los ojos apasionados del azabache. Indicando un notable interés por saber un poco más sobre este lugar.
—¡Ya vimos, ya entramos, ahora vámonos!—exclamó Hoseok alterado sin una gota de paciencia.
No soportaba la idea de que Jungkook se mantuviera tan calmado revisando la habitación, como si no fuera ya lo suficiente escalofriante. Además, se había dado cuenta antes de entrar que alguien la había cerrado con unas cadenas, lo que significaba que algo muy grave debió haber sucedido como para querer asegurarla tanto.
¿Quién la habrá de abierto de nuevo?
Salió de su trance al ver una rata pasando justo enfrente suyo. Una que está vez estaba bien viva.
—¡KYAAA!—gritó Hoseok espantado.
Notó como el pequeño roedor se escabullía en un hueco de la pared.
De tan solo pensar en la sensación de sus patas caminándole sobre el cuerpo, le provocó náuseas.
Jungkook observó el mal aspecto de su amigo y soltó una leve risita al ver como esté rápidamente agarró su antebrazo de un tirón.
No podía creer que también les tuviese miedo a las ratas. Ni siquiera lo había mordido, simplemente el animalito desapareció sin causar molestia alguna.
De repente, los libros del estante empezaron a caerse hacia al suelo sin motivo alguno, provocando fuertes sonidos con cada impacto.
Era imposible, no había entrado ninguna ráfaga de aire por ningún lado. Todas las ventanas de la habitación estaban tapizadas, no tenía sentido ni mucho menos lógica.
Y no solo eso, las sábanas de la cama comenzaron a flotar sin explicación, se elevaron por el techo girando como si se tratará de un vestido abierto.
Esto se estaba descontrolando demasiado, no sabían que era lo que pasaba a su alrededor y Jungkook era el único que se moría por saberlo.
Entonces, ambos no dejaron de preguntarse si lo que estaban viendo sus ojos era cierto o se trataba de una ilusión óptica.
Lo más importante.
¿De verdad existen los fantasmas?
—¡Noooooo!—gritó Hoseok aterrorizado—¡Sácame de aquí!—suplicó entrando en un estado extremo de pánico, igual que la última vez.
Jungkook se quedó quieto en el lugar examinando todo lo que sucedía sin mover un solo músculo. Hasta que sintió el peso de Hoseok en su cuerpo, él cual al borde del llanto, hizo el intento de trepar por su hombro.
—¡AHHH!—gritó Hoseok nuevamente con más fuerza cuando la sábana flotante le cayó encima hasta taparlo.
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