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El día soleado y despejado que antes les había recibido con entusiasmo desde bien temprano, ahora estaba incluso más intenso. Tanto las nubes como el cielo mostraban una amplia variedad de colores rosa y naranja, haciendo una mezcla brillante, hermosa, casi hipnotizante para esos ojos que saben apreciar el verdadero arte de aquella encantadora imagen.

En ese mismo horario de la tarde, Taehyung, Jimin y la inesperada compañía de su novio que a regañadientes se sumó por verse obligado a cuidar de su pareja, decidieron tomar el metro a tiempo.

En Seúl era más cómodo y apropiado viajar por esta vía, era un transporte rápido y que sin lugar a dudas recorría la mayor parte de la capital. Realizaba unas cuantas paradas en las ciudades y a pesar de la larga distancia, el ferrocarril cumplía fielmente su labor de llevar directamente a los pasajeros a cualquier parte que deseaban visitar.

Llegaron a su destino en minutos, aunque el camino había sido un tramo largo, a Taehyung le pareció bastante corto. No tenía idea de que escuchar a Jimin peleando con su novio iba a ser tan entretenido, pero lo fue.

No paró de reír en todo momento, hicieron que su mente se desconectará por unos instantes y en verdad lo agradeció.

Estando por fin en frente de la casona, un extraño sentimiento se coló dentro de Taehyung. Una sensación abrumante se hizo cada vez más fuerte. Imposible poder describirla con exactitud, por lo que le restó importancia, concentrándose únicamente en analizar toda el área.

—Me parece que Jungkook y sus amigos aún no han llegado—Taehyung rompió el silencio admirando la casa.

Se trataba de una mansión de otra época, pues la arquitectura se notaba anticuada. Daba el aspecto de un viejo templo abandonado y la construcción de la vivienda parecía estar hecha completamente de madera.

Los antiguos dueños debieron ser gente muy poderosa como para vivir en un hogar así tan espacioso y apartado de las calles.

Asociamos a las casas embrujadas como lugares aislados, oscuros y que están rodeados por abundante vegetación, con un ambiente excesivamente tranquilo, lo cual genera miedo. No lo consideramos cómo una especie de amenaza, pues nunca hemos sido capaces de entender porque su entorno nos llama tanto la atención. Es como una incertidumbre que nos provoca placer, como si el miedo fuera un tipo de disfrute emocional que nadie puede equilibrar.

Las paredes de la casona estaban agujereadas por fuera y la pintura notablemente deteriorada.

Debe haber alguien que se encarga de cuidar el jardín, pues era lo único que seguía estando en magníficas condiciones. Bordeaba todos los alrededores del lugar como si estuviera brindándole una especie de cariño especial. La tristeza que emanaba de la casa era contrarrestada por la belleza de la naturaleza, dándole un toque de amor.

¿Está en verdad era la casa encantada de la que todos hablaban?

A veces las cosas que consideramos feas también se les debe dar su valor. A lo mejor uno es capaz de recomponer lo que está roto, para convertirlo en algo completamente distinto y hermoso.

—Acordaron hacer el desafío en la noche, ¿no te acuerdas?—habló Jimin tratando de hacerlo recordar.

No tenía ningún sentido realizar un reto de valor a plena luz del día ¿Dónde quedaría la emoción de todo entonces?

—Cierto—Taehyung soltó un suspiro sintiéndose algo tonto.

Volviendo a fijar su mirada nuevamente en la mansión, sintió una inexplicable nostalgia cuando sus ojos la analizaron con determinación.

¿Por qué una extraña añoranza lo atacaba de repente? Esto no era nada normal.

—Me has insistido tanto en que viniera y he venido—resopló Yoongi cruzándose de brazos, cerrando los ojos unos segundos para tratar de aliviar su molestia—En serio nunca pensé que me trajeras a este lugar—miró de soslayo a su novio con cierto tinte de irritación—Como es que te dejo hacer este tipo de tonterías con la edad que tienes.

Min Yoongi era alguien extremadamente serio y calmado, no soportaba la idea de perder su preciado tiempo en perseguir fantasías. Tenía una forma de ser neutra que hacía que los demás de su alrededor se sintieran un tanto intimidados con su presencia, al igual que con su manera de hablar, que a veces resultaba ser un poco hiriente. No era un tipo perfecto ni tampoco de ensueño, pero Jimin apreciaba sus más profundos sentimientos, muy escondidos en su corazón. Era sincero y honesto cuando debía serlo, no se le daba para nada bien mentir, de hecho, no le gustaba. Demostraba ser alguien directo con cualquier cosa, le resultará agradable o no, siempre iba a hablar antes de pensar para dar su punto de vista. Aunque aparentaba ser frío era bastante cálido, no era una mala persona como algunos consideraban sin siquiera conocerlo, en realidad era todo lo contrario.

Para Yoongi el tener una pareja como Jimin no era nada fácil, tenían personalidades completamente distintas y a lo mejor eso fue lo que los atrajo desde un principio. Eran la descripción gráfica de un señor adulto y un perro demasiado inquieto, moviendo la cola para todas partes. Lastimosamente no había correa en el universo que Yoongi pudiera ponerle a Jimin en el cuello, pues, aunque no lo pareciera, el más bajito era quien realmente tenía el control de todo.

La idea de haberse quedado en casa durmiendo como Yoongi tenía de costumbre todas las tardes, se esfumó cuando Jimin, su angelical e infantil novio le avisó de que iba a visitar una casa encantada con su mejor amigo Taehyung, por lo que no pudo evitar preocuparse de que se hicieran algún daño haciendo estupideces. Solo era dos años mayor que ellos y la verdad es que tenía que hacerse responsable de cuidarlos, aunque no fuera para nada, tampoco podía arriesgarse a dejarlos solos en ese lugar. Quién sabe que otros locos aparte de ellos podían encontrarse allí haciendo cualquier tipo de actividad peligrosa.

—Vamos Yoongi—Jimin formó un leve puchero con sus labios simulando ser un pequeño cachorro abandonado—No te pongas así—se acercó al pelimenta para apaciguar su enojo dándole un suave empujoncito—¿Entramos o esperamos a los demás?

Jimin notó unas venas bien marcadas en la piel pálida de Yoongi, justamente en la zona de su frente. Lo que quiso decir que estaba a punto de estallar y no exactamente en pedazos.

—¿¡Pretendes que nos quedemos aquí hasta que se haga de noche!?—gritó histérico con fastidio apretando la mandíbula.

Soltó lo bomba provocando un fuerte escándalo que rompió enseguida todo el silencio del ambiente.

Jimin se sintió un poco apenado por haberlo invitado, bueno, tuvo que lloriquearle también para convencerlo. Al principio pensó que iba a ser un poco romántico entrar con la persona que amaba, pero Yoongi era insoportablemente despistado como darse cuenta de algo así. No era alguien que pensará en cosas insignificantes como situaciones clichés, pero al menos debería de poner un poco de su empeño en realizar alguna.

—La casa da miedo aun cuando es de día—Taehyung pretendió ignorar la discusión de sus amigos para cambiar rápido de tema—Excepto por el jardín.

Aun no podía creer lo muy estable que se encontraba.

El aroma de algunos lirios se coló dentro de sus fosas nasales. Se quedó quieto en el lugar cerrando los ojos automáticamente para poder respirar con más calma el aire tan dulce que provenía de aquel verdoso pasto y de las flores.

Parece mentira que en un lugar tan demacrado y de apariencia tan tétrica, pueda tener este tipo de belleza, era tan inusual como un oasis en medio del desierto.

—No podemos seguir esperando aquí afuera como si nada—habló Jimin siguiéndole la corriente al castaño para evitar otra posible pelea con su novio—Vamos echar un vistazo—propusó con una sonrisa.

Jimin agarró el hombro de Yoongi con felicidad.

La idea de por fin cumplir su sueño de ver un fantasma con sus propios ojos estaba cada vez más cerca, lo podía presentir.

Yoongi todavía seguía algo molesto con su actitud, pero de todas formas sabía que dentro de poco su disgusto desaparecería, pues molestarse con Jimin era algo que no podía soportar por mucho tiempo. Lo quería, lo amaba, lo adoraba, aunque estuviera obsesionado con cosas que no eran reales, estaba loquito por él y respetaba con esfuerzo todo lo que quisiera hacer por diversión.










Rodearon el jardín para no pisarlo. Aun si no había nadie alrededor sería muy irrespetuoso pasarle por encima a esas plantas que alguien debía de estar cuidando con mucho aprecio.

La pareja siguió a Taehyung, quien decidió ser el primero en aproximarse a la casa sin mostrar ningún tipo de temor. Se sintió atraído, como si estuviera escuchando la voz de un desconocido que llamaba a través de las ráfagas del viento.

La puerta principal estaba hecha de un material bastante bueno, se notaba que habían pasado años, pero la entrada seguía estando en buen estado.

En cuanto ingresaron en la enorme mansión el frío invadió sus cuerpos de forma repentina, la temperatura había cambiado radicalmente a una mucho más baja, tanto así que pudieron ser capaces de ver sus alientos como si fueran humo. El espacio donde se encontraba era húmedo debido a la ubicación de la casa. Estaban en un acantilado donde específicamente tenía debajo el mar. Por eso el aire se condensaba más en este tipo de lugares tan altos y que estaban pegados al agua.

Buscando en los bolsillos de sus pantalones sus móviles, encendieron la linterna de estos para que la luz les permitiera tener una mejor visibilidad en la oscuridad.

Se quedaron boquiabiertos cuando alzaron la mirada para ver el techo, tenía una altura bastante alta. Ni consiguiendo hacer una pirámide humana podrían llegar a alcanzarlo.

Estaban en un gran salón y el suelo de este estaba sucio al igual que las paredes, habían zonas cubiertas de telarañas y alrededor también podían verse artefactos antiguos como algunas lámparas de papel que tenían dentro velas derretidas. Justo en el mismo medio de la enorme sala, había una escalera que al parecer conectaba con los otros pisos de arriba.

Taehyung no sabía que estaba pasando, pero cuando se quiso dar cuenta de lo que estaba haciendo, sus propios pies lo impulsaron lentamente hacia los inestables escalones. Subió sin apoyarse del barandal tomando su debida precaución, observando donde pisar para no caerse.

Jimin y Yoongi se miraron entre sí al ver como Taehyung seguía un camino que ellos no podían ser capaces de notar, de igual manera fueron detrás de él aun estando un poco confundidos con su repentino compartimiento.

—No veo nada raro—Jimin habló primero para liberar un poco la tensión, reforzando su agarre en el hombro de Yoongi.

Cuando se detuvieron en el piso de arriba, los recibió un extenso pasillo con varias puertas en los costados, la mayoría abiertas excepto por la del final del corredor.

—Vámonos de aquí—Taehyung frenó sus pasos sintiendo escalofríos.

La piel de Taehyung se erizó por culpa de esa puerta cerrada al final del pasillo. Le ponía de los nervios y no sabía porque razón lograba percibir una extraña energía procediendo de ahí.

Una que se volvió muy pesada.

—¿Qué te pasa Taehyung?—Jimin preguntó preocupado notando a su mejor amigo muy raro—¿Tienes miedo?—se atrevió a preguntarle para estar seguro de que era solamente eso.

No, no era miedo, eran una mezcla de sensaciones que atormentaban tanto a su cuerpo como a su mente. Lo cierto es que sentía un aura aterradora, pero no estaba del todo seguro como para confirmarlo.

—Tranquilo, si los fantasmas no existen—Yoongi trató de tranquilizarlo—Eso son solo bobadas que inventa la gente para asustar—se burló con una leve risita, mostrando desinterés en temas como supersticiones.

Miedo, temor, tristeza, sufrimiento, depresión, oscuros sentimientos envolvieron a Taehyung en un infinito vacío que le resultó extrañamente conocido.

—No quiero estar aquí haciendo esto— susurró Taehyung para sí mismo cerrando los ojos.

Sujetó su cabeza con las manos, haciendo el intento de detener lo que sea que estaba corrompiendo su corazón. Era como si la aflicción y la nostalgia se alimentaran poco a poco de sus pensamientos sin tener compasión, provocándole un desgaste mental en todo su interior.

¿Por qué le afectaba tanto estar aquí? No tenía ni la mayor idea, pero lo iba a descubrir sin importar cuantos malestares le hicieran sentir.

Avanzó sus pasos una vez que logró recomponerse para acercarse a la puerta que desde hace rato lo había estado provocando.

—Uh, por fin—chilló Jimin en voz baja sin contener la emoción—Toda casa encantada siempre debe tener una puerta cerrada que no quieren que nadie abra—comentó con entusiasmo dándole un pequeño toque a la madera.

Según leyendas populares que había leído de algunos libros o escuchado de otras personas, es posible clausurar una parte de la propiedad donde es posible que haya ocurrido un asesinato, un suicidio o una muerta accidental. La forma más conocida que a veces usan por temor a ser víctimas de una maldición, es sellar puertas y ventanas con máxima seguridad para que no escape ningún tipo de entidad.

—No puedo creer que vaya a decir esto, pero se va poniendo cada vez más interesante este sitio—admitió Yoongi sin dejar de sentirse curioso.

No soportaba la idea de meterse en sitios raros para buscar pistas falsas de un fantasma, sin embargo, nunca imaginó que iba a ser tan entretenido ponerse a explorar.

—¿La puerta está realmente cerrada? —Taehyung preguntó dudoso viendo unas cadenas con un candado enroscadas en las manillas, podía verse a simple vista lo oxidado que estaba todo el material—¿Qué pasará si la abrimos?—inquirió con preocupación.

¿Qué albergará adentro que no quieren que la gente vea?

—Tiene un candado puesto, no creo que se vaya a abrir por arte de magia aunque lo pidamos—ironizó Jimin un poco decepcionado por ver qué lo único interesante de este sitio estaba justo enfrente suyo, pero cerrado—¿Y si la derrumbamos?—preguntó impaciente sin tener otra opción en mente.

Cuando algo no salía como quería no era capaz de controlar sus propios impulsos. Si no existía otra alternativa que pudieran utilizar para acceder hacia adentro, seguirá con la idea de destrozar todo a su paso sin importar las consecuencias.

Taehyung no quería dar un paso más, no paraba de sudar por los nervios que tenía. Su mente se la estaba jugando de muy mala manera, como si manejará todos los movimientos de su cuerpo a voluntad propia sin consultárselo.

Soltó un suspiro largo y cansino mientras extendía su mano en dirección hacia la cerradura, la cual tocó con suavidad con uno de sus dedos. Fue apenas un pequeño roce, nunca creyó lo que paso a continuación cuando de repente las cadenas se vinieron abajo hasta caer en el suelo, provocando un fuerte estruendo que hizo varios ecos.

—Pues no hizo falta que la patearas—dijo Yoongi con gracia observando la cara sorprendida de su novio al ver que la puerta todo este tiempo había estado abierta.

Taehyung desde un inicio se mostró confundido con todo lo que sentía, pero ahora estaba más que asustado, lo que acababa de suceder lo hizo sin estar consciente.

¿Qué no estaba bien puesto el candado?

Cuando se detuvieron para observar la puerta Taehyung en serio podría jurar haberla visto totalmente asegurada con las cadenas y el candado.

Ya no sabía en qué creer, pues existía la posibilidad de que la persona encargada de esta mansión se le haya olvidado cerrarla bien.

Abrieron la puerta cuidadosamente al notar que estaba un poco desprendida de la pared donde había sido soldada.

—Parece la habitación de alguien—adivinó Taehyung examinando todo.

El interior no parecía la gran cosa como para estar bajo llave. Se trataba de un estudio con unos cuantos estantes repleto de libros viejos cubiertos de polvo y comején.

En una esquina apartada había una cama que originalmente debió haber tenido sábanas blancas, pues ahora estaban manchadas por la suciedad acumulada.

El techo estaba agrietado, las paredes totalmente descoloridas y por último nuevamente telarañas adornando cada rincón que tenía.

Desde que Taehyung puso un pie dentro de esta habitación, no paró de tener punzadas en el pecho, justamente en la zona del corazón. Esto estaba hiendo demasiado lejos, su cordura no podía aguantarlo, en verdad nunca quiso venir y ya estaba más que involucrado.

Necesitaba descubrir cuál era la razón de estar sintiendo todo esto, qué significaba y porqué era el único que se mostraba afectado.

—Aquí huele a moho—se quejó Yoongi haciendo una mueca de desagrado al notar un fuerte olor a descomposición.

—Es normal que las casas que quedan cerca del mar tengan este tipo de olor a moho, es como un hongo—explicó Jimin tapándose la nariz para respirar unos segundos por la boca.

La habitación tenía un evidente mal olor que era casi imposible de soportar, menos para Taehyung, no se vio afectado, en realidad su olfato consiguió ignorarlo.

Había una pequeña mesita cerca de una ventana que estaba muy sucia, pero se podía ver hacia afuera con claridad.

De seguro que tenía una preciosa vista al océano, aunque lo que le llamó la atención al castaño fue otra cosa en particular, un objeto que vio sobre la mesita.

—¿Un diario?—inquirió Taehyung con el ceño fruncido tomando el librito lleno de polvo.

Sopló un poco para limpiarlo y pasando con mucha delicadeza su mano sobre el contorno del fino libro decidió abrirlo.

Las ganas de curiosear el contenido lo poseyeron de gran manera, no le bastó ni siquiera un segundo para empezar a darle unas hojeadas a las páginas.

Hasta que se detuvo en una donde parecía ser el último escrito de alguien.





Querido Diario...

Confieso que jamás en mi vida había amado a alguien de esta manera. Mi amor y yo fuimos uno solo, y así seguiremos a través del tiempo.

Creo que nos volveremos a reunir, aún tengo esperanza de que ocurra ese momento tan anhelado.

Estoy seguro de que, si nos impiden tener lo nuestro ahora mismo, sé que estaremos juntos en muchas otras vidas.

No vale la pena vivir si no es con mi verdadero amor.

Desee con todas mis fuerzas que todo fuera diferente para nosotros, pero mi deseo no se cumplió.

Otra vez me abraza y me consuela el dolor.






Taehyung leyó en voz alta cada palabra escrita de la última página de aquel diario. Y sin razón alguna, una escurridiza lágrima escapó de sus ojos, trazando una línea recta en su mejilla.

—¿Qué significa esto?—Taehyung se tocó el rostro encontrando el húmedo rastro que había dejado aquella pequeña gota.

Comenzó a respirar de forma agitada, sintiendo su pulso más acelerado de lo habitual. Llegó a su límite, no podía controlar sus emociones. Había llorado sin razón alguna, solo por leer un testimonio de una persona que claramente no conocía, pero entonces...

¿Por qué lo puso tan triste?

No paraba de preguntarse si ese diario tenía algo que ver con el fantasma que habitaba en la casa.

¿Cómo saberlo si ni siquiera había aparecido todavía?

A lo mejor no existía, a lo mejor solo era un invento y todo lo que estaba pasando solo ocurría por producto de su propia imaginación. Era la única explicación razonable que podía darse.

Taehyung se estaba volviendo paranoico y ni Jimin ni Yoongi se daban cuenta de lo que estaba pasando por su alocada mente. No fue hasta que los pensamientos del castaño se vieron interrumpidos de golpe al sentir unos extraños sonidos proveniendo del corredor.

A Jimin le entró el pánico de golpe, trepó por el hombro de Yoongi donde agarró su cuello con tanta fuerza que casi logró estrangularlo en el proceso.

Quedaron en total silencio y muy quietos en el lugar, prestando máxima atención en escuchar esos pasos que avanzaban poco a poco hacia la habitación donde se encontraban.

Y de repente, la sombra de un encapuchado apareció en la entrada sujetando unos enormes picos.

—¡¡¡AHHHHHHHHH!!!—gritaron despavoridos a todo pulmón.








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