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2 años después...
Cuando has encontrado a tu alma gemela y sabes que es la persona indicada con la cual quieres pasar el resto de tu vida, para seguir compartiendo increíbles momentos y conservar hermosos recuerdos, llega finalmente la ocasión de tomar una decisión.
Una que pasará todo a un siguiente nivel.
Jungkook y Taehyung habían oficializado su relación desde la fiesta de su graduación. Y al terminar la universidad, tuvieron más tiempo de fortalecer sus lazos mediante citas románticas. Fue absolutamente maravilloso el poder salir juntos a lugares tan divertidos y exóticos.
La pasaban demasiado bien mientras se tuviesen el uno al otro y a medida que el tiempo pasó, prácticamente dejaron pasar por alto todo lo sucedido en la mansión, aunque no lo olvidaron.
Se concentraron en hacerse compañía mutua y en seguir enamorándose cada día.
Percibieron las cosas de una manera más positiva, como si tuvieran la fuerza suficiente como para poder sobrellevar cualquier situación negativa que se les presentará. El tener una estable relación duradera, les proporcionó un mayor bienestar, tanto física como emocional.
Pasaron aproximadamente dos años y nunca dejaron de demostrarse cuanto se querían. Estaban demasiado enamorados. Sentían que sus sentimientos compaginados podían vencer los obstáculos. No había nada ni nadie que pudiera interponerse en el camino.
Siguieron amándose como el destino había predicho.
Como las cosas actualmente continuaban bien para ellos, Jungkook necesitaba dar un paso más hacia adelante para que el vínculo que los mantenía unidos, no acabase.
Era completamente normal querer avivar la llama del amor. Después de todo, es lo que más no hace felices, y el querer transmitir nuestra felicidad hacia otra persona, también es igual de satisfactorio.
Es precisamente que Jungkook había organizado un plan perfecto y estaba seguro de que no iba a fallar. Era el momento ideal para llevarlo a cabo y más en este día tan memorable.
En el que justamente, conseguirá cumplir uno de sus mayores sueños. Si es que el castaño así se lo permite.
Jungkook había llegado al apartamento de Taehyung hacía unos minutos atrás y se mantuvo actuando de manera natural hasta que se quedaron acurrucados en el sofá.
—Bebé, hoy es un día muy especial—canturreó Jungkook emocionado.
Había estado esperando este día con ansias.
Nunca se le dió bien guardar secretos y es por eso que tuvo que hacer un inmenso esfuerzo con tal de que Taehyung no se enterará de nada.
—¿Así?—Taehyung levantó la cabeza de su hombro para mirarlo—¿Alguien cumple años?—preguntó desconcertado sin saber a qué se refería.
Por mucho que él castaño trató de recordar esta fecha, no tenía relación con ningún amigo ni con un familiar suyo, así que no podía tratarse de un cumpleaños. Si esa era el caso, tal vez lo había olvidado, aunque lo dudaba. Siempre se aseguraba de anotarlos en un cuaderno para aprenderselos de memoria.
Jungkook se dio cuenta que después de tantos meses elaborando su plan maestro, no había levantado sospechas y en verdad lo agradeció. También el castaño se lo había puesto fácil debido a que se mantuvo ocupado con el trabajo.
—Tan despistado como siempre—soltó una leve risita cruzando los brazos.
No quería hacerlo sentir mal, pero todo estaba hiendo según lo previsto.
—Lo siento, es solo que el trabajo me tiene cansado—Taehyung dejó escapar un largo suspiro de agotamiento.
Pasó muchas noches en vela tratando de pensar en cómo iba a finalizar el último capítulo de uno de sus libros. Tanto sus fans como sus superiores lo estaban presionando para que terminase.
Ser parte de una editorial era una tarea dura, pero Taehyung amaba con devoción desarrollar historias en las que podía expandir su creatividad. El problema de ser escritor es que a veces puedes encontrarte con algunos huecos, donde se pasa la mayoría del tiempo, hasta encontrar la inspiración que tanto se necesita para avanzar. Los bloqueos eran lo peor, una vez que empezaba no podía permitir que ciertas cosas le impidieran realizar lo que tenía en mente. Las ideas llovían, pero eran realmente difíciles de plasmar. Mientras tuviese las herramientas necesarias como para seguir, podría ampliar la trama sin problema.
—Descuida, lo se—Jungkook más de una vez había sido testigo de ver a un castaño lleno de ojeras y tomando café por las madrugadas, una bebida que no le gustaba consumir en absoluto—Es por eso que se me ocurrió darte un regalo para subirte los ánimos—anunció para motivarlo.
Taehyung no esperaba que Jungkook le tuviera algo preparado, por lo cual no pudo evitar ponerse de pie encima del sofá para dar varios saltos en este como si fuera un colchón inflable.
—¡Un regalo!—gritó con entusiasmo aproximándose en dirección hacia Jungkook para rodear rápidamente su cuello—¿Para mí?—preguntó curioso a pesar de que ya sabía que el regalo era para él. Disfrutó de todas formas ver a Jungkook asintiendo con una sonrisa para confirmarselo de nuevo—No tenías que tomarte ninguna molestia—acarició cariñosamente los cabellos del azabache con sus dedos.
Apreciaba que Jungkook fuera tan generoso y tuviera este tipo de gestos bonitos con él. Lo que no quería causarle ningún inconveniente, pues también sabía lo muy dedicado que era Jungkook con su trabajo de fotógrafo. El azabache en cuanto tuvo dinero suficiente como para comprarse una cámara propia, se dedicó a fotografíar eventos y actividades según le iban llamando algunos clientes. Cumplía muy bien su labor de adaptarse a los gustos de los pedidos.
La cámara se volvió su confidente, se dedicó a estudiar su composición y estructura para poder utilizarla de una forma más profesional. Era capaz de capturar hermosas imágenes aplicando varias técnicas.
—Lo se, pero te encantará—aseguró Jungkook apartando un escurridizo mechón castaño del rostro de Taehyung—Primero lo primero—dejó un corto beso en su frente soltándose lentamente de su agarre.
Jungkook sacó de los bolsillos de su pantalón una tela que tenía preparada para comenzar con la operación.
—Aquí tienes—le extendió el material sin dejar de sonreír.
La sonrisa de Jungkook empezó a inquietarle un poco, pero se limitó a no cuestionarlo. Seguramente el azabache se encontraba igual de contento que él y es por eso que asumía está clase de actitud, un tanto rara.
—¿Tengo que ponerme esto?—preguntó Taehyung extrañado al tomar la tela.
—La magia no se puede perder—aclaró Jungkook envolviendolo en el misterio—Será más divertido.
No es que no le agrade la idea que se la ocurrido, pero ahora siente mas ansiedad por saberlo.
Lo que no esperaba que tuviera que quedarse a ciegas hasta llegar a su regalo.
—Bien, confío en tí—sonrió expectativo dejándolo todo en manos de su novio.
A pesar de que sentía mucha curiosidad, Taehyung tan solo esperaba que Jungkook lo sorprendiera de gran manera. De todas formas, cualquier cosa que provenga del azabache, será adecuado para él.
—Ten seguridad de eso—dijo Jungkook con gracia confirmando aquello.
Estuvieron dos años depositando su confianza como pareja. Por lo cual ya no les era complicado poder transmitirla, la tenían muy bien asegurada.
Taehyung se vendó los ojos con la tela que Jungkook le había dado, quedándose completamente a oscuras.
Le fue difícil poder orientarse, así que empezó a hacer movimientos ridículos para saber en qué parte estaba y hacia donde debía dirigirse. Aquel espectáculo estaba siendo tan divertido que Jungkook comenzó a reírse sin poder aguantarlo, incluso pensó en grabarlo con su móvil, pero el tiempo estaba corriendo en su contra y no quería llegar tarde.
Jungkook agarró la mano de Taehyung con fuerza para entrelazarla con la suya. De manera que pudo guiarlo todo el camino hacia la salida, teniendo cuidado de que el castaño no se tropezara o se diera un golpe.
En cuanto estuvieron justo enfrente de un coche que al parecer era el que los iba a llevar, Jungkook tuvo que sostener la cabeza de Taehyung para que no se pegará con nada.
Entrar en el interior del automóvil fue todo un éxito, lo que Taehyung no dejó de preguntarse si el regalo que Jungkook le quería dar estaba tan lejos como para viajar en un transporte.
—Jungkook amor—llamó a su novio en cuanto sintió unas cosquillas irresistibles en una zona bastante sencible para él—Me pica la nariz—chilló con desesperación llevando una de sus manos al rostro sin poder aguantar las ganas de rascarse.
No pensó que al tratar de sobarse el puente de su nariz, la tela que mantenía puesta se aflojaría.
—¡Espera no te lo quites!—replicó Jungkook con miedo de que todo se echará a perder. Por suerte estuvo a tiempo de impedir que se quitará el vendaje—Yo lo haré por ti—lo tranquilizó.
Rozó con la yema de sus dedos la nariz del castaño para aliviar su picazón, que en cuestión de segundos desapareció. Nuevamente reforzó la tela en el rostro de su novio en cuanto terminó su función de rascador.
—Gracias, ya me siento mejor—expresó Taehyung más calmado, acomodándose en el asiento sin poder ver absolutamente nada.
El viaje se convirtió en algo tedioso para Taehyung. No podía ver lo que pasaba en el exterior. Tampoco sabía a dónde era que lo estaban llevando. Solo escuchaba el motor del carro y de otros que también circulaban por las calles que ellos estaban transitando. Sentía los movimientos del coche cuando aceleraba o daba vueltas en alguna esquina. Incluso para matar el aburrimiento, se puso a contar las veces que se detenía.
Lo que llegó a un punto en el que no sabía por cuanto más tendría que soportarlo.
—Jungkook, he pasado más de una hora con esto en la cara, ¿a dónde me estás llevando?—expresó un tanto irritado—Y no se porque me está excitando tanto no saberlo.
La intriga lo estaba volviendo loco, y no solo eso, también encontró un poco caliente está situación. El estar vendado con Jungkook a su lado y sin tener la remota idea de en qué dirección iban, al parecer se estaba convirtiendo en un nuevo fetiche.
—Paciencia amor, ya casi estamos llegando—informó Jungkook con alegría mirando por la ventanilla cuando divisó lo muy cerca que ya estaban del lugar.
Cuando llegaron a su destino, Jungkook está vez ayudo a Taehyung a salir del coche sin problemas. El castaño se dejó guiar por Jungkook, sintiéndose un poco más aliviado de haber salido de aquel cubito tan reducido. Se podría decir que se pasó todo el camino como una estatua, totalmente inmóvil para no hacerse ningún daño.
—Finalmente—suspiró feliz volviendo a ser libre, aunque sus ojos todavía seguían prisioneros.
Agradecieron al chófer que los había llevado para luego avanzar hasta donde Jungkook solamente sabía. El castaño se concentró en caminar, siguiendo a Jungkook con pasos cautelosos.
—¿Ya puedo quitarmelo?—inquirió impaciente.
—No, aún no—negó Jungkook de inmediato.
Taehyung escuchó unas puertas abrirse, por lo que supuso que habían entrado a algun sitio.
—¿Ya puedo?—preguntó de nuevo.
—No bebé—volvió a negarselo.
El sonido de sus pasos con los de Jungkook se sintieron más audibles, por lo que el suelo debía estar conformado por azulejos.
—¿Ahora sí puedo?—no iba a cansarse de preguntarlo.
—Todavía—lo siguió frenando.
Fue entonces que Jungkook se detuvo, por lo que Taehyung pauso sus pasos. Sintió como Jungkook soltó su mano de repente, así que tuvo que agudizar muy bien sus oídos para poder escucharlo. Los pasos del azabache los pudo sentir detrás suyo, por lo que sin temor a equivocarse, sabía que se había posicionado por su espalda.
—Listo, quitátelo—ordenó Jungkook en voz baja y de una forma bastante seductora.
Taehyung pudo sentir la respiración de su novio contra su nuca y aquellas palabras que pronunció cerca de su oreja, hicieron que su piel se erizará por completo.
Se apresuró en quitarse la tela de una vez por todas.
En cuanto se la retiró del rostro, sus ojos fueron capaces de visualizar un grupo de personas delante suyo.
—¡Sorpresa!—gritaron al unísono.
Todos sus amigos estaban reunidos.
—¡Oh!—exclamó sorprendido—¡Vaya esto si que es toda una sorpresa!
Abrió la boca y amplió los ojos en demasía. Todos los músculos de su rostro se tensaron de felicidad. Incluso su corazon estuvo apuntó de salir de su pecho a todo galope.
Hace meses que no había vuelto a tener contacto con ninguno, debido a que sus amigos se habían mudado a otras ciudades por el trabajo. Todos decidieron tomar rumbos diferentes para seguir con sus vidas, pero eso no fue un impedimento como para dejar de lado la amistad que tenían. Volverlos a ver sin duda le causó gran emoción. No dejó de recordar aquellos inolvidables momentos que pasaron en la universidad.
—Y esa no es la mejor parte, echa un vistazo alrededor—Jimin habló primero haciendo un ademán con su mano para indicarle al castaño que mirará el espacio donde estaban.
Taehyung acató la orden de Jimin aún todavía emocionado de verlo.
Analizó minuciosamente los detalles del salón, dando vueltas en el lugar para observarlo todo. La estructura le llamó la atención, lo que más le resultó familiar es que sabía que antes había estado ahí.
—¿Estamos...en la mansión encantada?—preguntó dudoso divisando la escalera que una vez subió para ir al piso de arriba.
La casa se encontraba en excelentes condiciones. Totalmente diferente a como Taehyung recordaba. Ahora el gran salón tenía un suelo más limpio y pulido. Las paredes estaban pintadas de color salmón y ya no habían telarañas por ningún rincón. Los objetos antiguos fueron reemplazados por otros más modernos. El aspecto tétrico que antes había tenido, cambió a uno mucho más cálido y hogareño.
—Técnicamente una mejorada y renovada mansión—aclaró Namjoon orgulloso después de todo el empeño que puso en la decoración.
Kim Namjoon el alumno estrella del salón de clases de Jungkook que siempre se había destacado en todas las materias, pasó a convertirse en un diseñador de interiores. Nunca pensó implicarse tanto en esta profesión, debido a que se dedicó la mayor parte del tiempo en estudiar ciencias. Sin embargo, el tener como misión mejorar y embellecer un espacio cómodo para cumplir los deseos de los clientes, sin duda lo atrapó.
—¡Y la buena noticia es que ya no está encantada!—expresó Hoseok victorioso. Al fin la tranquilidad era notable, fue aún más feliz cuando comprobó que las malas vibras habían desaparecido—Eso espero—resopló no muy convencido del todo.
Jung Hoseok nunca podrá olvidar la terrible experiencia que pasó en esta mansión, aunque se quedó mucho tiempo pensando en que a lo mejor todo había ocurrido en su imaginación. Al menos estos años consiguió dedicarse a la psicología para superar sus miedos. Jamás se rindió, pues sabía que no podía cambiar a menos que pusiera un mayor esfuerzo en ello. Logró finalmente vencer aquellos temores que tanto lo habían limitado.
—Deja de decir bobadas que ya no somos unos críos. Esta casa nunca estuvo encantada—sentenció Yugyeom tratando de verse más maduro.
Todos se le quedaron mirando con la ceja alzada sin poder creer lo que había dicho. Yugyeom que había sido todo un casanova en la universidad, famoso por asistir a todo tipo de fiestas y eventos locos, ahora estaba desempañando un papel de médico. Le fascinó formar parte del cuidado autónomo de las personas.
Quién diría que alguien tan extrovertido y que siempre tuvo un registro bien marcado, se encargaría ahora de curar enfermedades y sanar heridos.
—¿Pero...como?—inquirió Taehyung aun confundido sin poder creer que todos habían sido parte de esto.
Fue una situación imprevista que lo tomó de sorpresa. En verdad necesitaba descubrir datos de este acontecimiento.
—Todo fue idea de Jungkook—reveló Jin soltando una risita.
Su primo también se había implicado al igual que todos los demás.
Sus amigos a pesar de que tenían que cumplir con sus labores personales, se esforzaron en ayudar a Jungkook como él les había pedido. Y manejó con astucia el plan, pues Taehyung nunca se imaginó que estaría escondiendo algo como esto.
—Amor—se volteó para ver al azabache cruzando los brazos.
Esperaba obtener una respuesta de su parte.
—No quise consultartelo porque pensé que estaríamos acelerando demasiado las cosas, pero en el fondo sabía que te iba a gustar la idea de vivir aquí—explicó Jungkook demasiado rápido esperando que el castaño no se enojará.
—¡¿Vivir aquí?!—gritó sorprendido tratando de procesar la información—¿Estas hablando en serio?—cuestionó soltando una risita.
Jungkook asintió con la cabeza asegurando que era cierto.
Automáticamente Taehyung se abalanzó hacia el azabache para envolverlo con sus brazos, recibiendo por parte de su novio un gran abrazo.
—La casa estuvo apunto de ser demolida, por eso actuamos rápido y hablamos con el jardinero de la mansión—dijo Yoongi como si no hubiera sido la gran cosa—Llegamos a un acuerdo y al final aceptó gustoso—formuló una sonrisa.
En realidad si había sido todo un reto adquirir la propiedad, pero gracias a que Yoongi formaba parte de un bufete de abogados, las cosas transcurrieron de forma fácil. Se encargó de utilizar las leyes relacionadas con la compra de casas abandonadas, garantizando así todo el proceso de manera legal.
—Increíble—expresó Taehyung asombrado.
—Hay una cosa más—añadió Jungkook tragando algo de su propia saliva para calmar sus nervios—Kim Taehyung...—carraspeó un poco su garganta para que su voz saliera más grave y seria—Nunca pensé que al conocerte fueras a transformar mi vida por completo. No cabe dudas, de que pusiste mi mundo de cabeza. Tú sola existencia hizo que todo tuviera sentido y gracia para mí. El simple hecho de pasar mis días junto a ti, hizo que mi corazón se sintiera aún más feliz. Quiero que seas mi universo, el único que ocupe mi galaxia. Desplegaré mis alas en tu cielo cada vez que me alcé al vuelo. Te demostraré lo importante que eres y cuan significativo te has vuelto. Déjame ser la estrella que cumpla todos tus deseos. Solo necesito que escuches el mío primero—expresó dulcemente sin titubeos arrodillándose en el suelo como todo un caballero. Prosiguió a tomar algo de los bolsillos de su pantalón—¿Quieres casarte conmigo?—alzó con sus manos una cajita pequeña de color negro, la cual abrió de forma inmediata para mostrarle el contenido.
Eran una pareja de anillos de plata con un diamante en el centro. Unas joyas realmente preciosas que sin duda representaban el sello de la unión.
Jungkook durante estos dos años estuvo planeando su propuesta de matrimonio.
Esto era lo que quería, y poco a poco se dio dando cuenta que Taehyung también anhelaba una vida más comprometida.
El azabache sabía que nada los iba a hacer sentir más completos que estar casados. Era una buena opción de permanecer juntos para toda la vida.
Jungkook no podía imaginarse como sería vivir sin Taehyung. Pensaba despertar a su lado cada mañana, mirarlo a los ojos y decirle cuánto adoraba verlo. No iba ser nada sencillo convivir y construir un nuevo hogar juntos, pero el amor que se tenían era capaz de derrumbar barreras. Jungkook y Taehyung tenían empleos fijos, por lo que la estabilidad financiera no iba ser un problema para ambos, mientras pagasen los gastos correspondientes. De todas maneras, Jungkook tuvo la brillante idea de comprar la propiedad de la mansión, era el santuario donde Taehyung y él habían confesado sus sentimientos. Si no hubiera sido por aquella casa y la historia de los fantasmas, tal vez no se habrían convertido nunca en novios.
Esta casa se había vuelto especial y ahora tendrían la oportunidad de experimentar toda una vida entera dentro de ella.
—Yo...—murmuró Taehyung en un estado de shock.
Los regalos de su novio estaban siendo demasiados conmovedores para su sensible corazón. Es por eso que se quedó paralizado, aún observando la cajita que Jungkook sostenía en sus manos. Empezó a plantearse un futuro donde solo estaban Jungkook y él tomados de la mano. Consideró que al permanecer a su lado, con los años podrán cumplir sueños y metas hasta envejecer.
—¡Si¡—aceptó el castaño con notable emoción—¡Claro que si!—gritó más fuerte sin poder contenerse.
Todos quedaron maravillados al escucharlo, aunque Jungkook fue quien más alucino. Había acumulado demasiada presión con su propuesta, por lo que suspiro de puro alivio al recibir una respuesta positiva por parte de Taehyung.
—¡Vivan los novios!—animó Yugyeom con diversión.
—¡Vivan!—celebraron los demás siguiéndole el coro.
Todos aplaudieron y gritaron para felicitar con grata alegría a la pareja comprometida.
—Es el mejor regalo del mundo—Taehyung al borde del llanto se arrodilló también para estar a la altura de Jungkook—Gracias, muchas gracias—con lágrimas de felicidad en los ojos saltó encima de Jungkook para abrazarlo.
Se quedaron un rato en los brazos del otro dándose cariño mutuo.
—Feliz aniversario bebé—susurró Jungkook en su oreja.
—¡Oh dios mio!—Taehyung se separó de manera abrupta del azabache al recordar la fecha, entonces sí se le había olvidado—Como pude no acordarme—se levantó de golpe llevando sus manos hacia su rostro para frotarse con frustración—Lo siento mucho amor—no podía ni mirarlo a los ojos, sentia que lo había decepcionado—Haré cualquier cosa que me pidas para remediarlo—propusó.
La mejor forma de corregir un error es pagando por ello.
Jungkook carcajeó suavemente al ver que la reacción emocionante y feliz que su novio había tenido hace unos segundos se transformó en una llena de espanto. Sabía que se pondría así luego de decírselo. No culpaba a Taehyung por haberse olvidado, comprendió que había estado demasiado distraído como pensar en el aniversario.
El azabache se puso de pie para encarar a Taehyung y hacer el intento de tranquilizarlo.
—¿Cualquier cosa?—inquirió de forma coqueta con una sonrisa descarada.
Jungkook rodeó la cintura de Taehyung con sus manos para atraerlo más a su cuerpo. La cercanía de sus rostros tensó al castaño, haciendo que se derritiera poco a poco en sus brazos.
—En cuanto todos se vayan te doy tu regalo, futuro esposo—se atrevió a decirle seductoramente.
—Lo esperaré con ansias futuro esposo—sonrió con gracia siguiéndole el juego.
Sellaron su compromiso con un beso fugaz, en el que se transmitieron cada recuerdo, cada momento, cada sentimiento y cada experiencia que vivieron.
Ese maravilloso día, determinó un gran comienzo.
El amor a veces aparece de la forma más imprevista posible. Por mucho que tratan algunos de buscarlo, saben que no pueden ser capaces de forzarlo. Aun si no podemos encontrarlo, espera y ten algo de paciencia. Verás que pronto llegará a ti.
Pronto floreceran más flores en el jardín. Algunas dejaron de crecer repentinamente debido a las energías negativas antes adheridas. El anciano que pasó toda su vida cuidando las plantas que bordeaban la mansión, podía ahora descansar en paz.
Una hermosa pareja iba a vivir en la casa que tanto había honrado y servido durante siglos, y sin lugar a dudas, van a brotar nuevas semillas gracias a los dos.
—Por fin sus almas están juntas y ya no habrán más sufrimientos—el anciano habló en voz baja tomando una rosa entre sus manos—Sus cuerpos encarnados podrán seguir viviendo en este mundo eternamente—sostuvo la rosa con mucho cuidado de no pincharse con las espinas, tan solo se dedicó a olfatear el aroma de sus finos pétalos.
Una historia de amor imposible en una vida pasada. Permanecieron tan fuertes que ni siquiera la muerte pudo ser capaz de separar sus almas.
Cuando te otorgan una segunda oportunidad, debes aprovecharla para recuperar aquello que más amas.
HanSung y JungGuk volvieron a reencontrarse gracias a sus otros yo, Taehyung y Jungkook.
Quién sabe cuántas próximas vidas le esperan a esta pareja. Bueno, sean las que sean, encontraran la manera de volver a amarse igual que siempre lo han hecho.
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