LA TESIS (Namjin)

Jin.

No podía creer mi suerte mientras veía la carta que me había sido entregada por la oficina del asesor académico. De todos los profesores disponibles en esta universidad, precisamente me tenía que tocar él.

Seguía viendo la carta cuando mi mejor amigo llegó a mi lado con su enorme sonrisa de felicidad dibujada en su rostro.

—¿Quién te tocó como asesor Jinnie?

Solté un gran suspiro de pesar mientras le entregaba la carta. Su expresión de sorpresa fue inmediata.

—No lo puedo creer, pasarás dos meses siendo asesorado por el guapísimo Kim Namjoon.

—Guapo, engreído, prepotente, altanero, el maldito mejor arquitecto del país y mi crush desde que ví su perfecto rostro por primera vez.

—Con esa descripción no sé si lo quieres o lo odias —dijo Hobi mientras reía.

—Como arquitecto lo admiro y respeto, cómo hombre lo deseo y mis fantasías más retorcidas son suyas, pero como profesor es un hijo de puta perfeccionista, que no permite errores. Si en clase siempre ha sido un dolor en el culo con todos, imagina cómo será como asesor, si ya de por si estoy con el estrés y la ansiedad a tope, ahora será el doble, ya imagino los gritos que me va a dar por cada mínimo error que cometa.

—En eso tienes razón, lo que tiene de guapo lo tiene de estricto, te deseo la mejor suerte del mundo, ahora más que nunca agradezco que me haya tocado el profesor Min, es él más relajado de todos nuestros profesores.

—Sin contar que tú y él se tienen tremendas ganas, o crees que no se nota como te come con la mirada cada que te cruzas por su camino.

—En eso no te equivocas, y hablando de él, tengo que ir a presentarme para saber el plan de trabajo.

—Yo igual —dije sin mucho ánimo.

Ambos caminamos hacia el pasillo donde se encontraban las oficinas de los profesores, Hobi se desvió hacia la derecha hacia el despacho del profesor Min Yoongi y yo camine con paso lento hacia el fondo del pasillo, hasta llegar al final y dar vuelta a la izquierda donde se encontraba la oficina del arquitecto Kim Namjoon.

Antes de llegar ví salir a una de mis compañeras, llevaba la mirada baja y noté como sus manos temblaban.

—Suni ¿Te encuentras bien?

—Jin no sabes lo terrorífico que fue el profesor de antemano dijo que si no le entregaba un primer borrador decente sobre el tema que escogí para mi tesis, me fuera despidiendo de su asesoría y por supuesto de una recomendación. Es un maldito, estos dos meses van a ser los más horribles de toda la carrera.

Tragué saliva, si eso había sido con Suni que era una de las mejores, que me esperaba a mi que aunque no era malo tampoco era el mejor. Me despedí de mi compañera y toque la puerta con los nervios a flor de piel.

—Adelante —escuche la fuerte voz de ese hombre que me ponía los nervios de punta y me excitaba al mismo tiempo.

Entre y lo ví sentado frente a mi, con ese traje negro que le quedaba pintado, el saco del mismo tono se haya colgado en el perchero, dejándome ver la inmaculada camisa blanca que marcaba sus fuertes brazos y cuyos botones parecían apunto de salir de los hojales cansados de guardar celosamente ese duro tórax, por el que imaginaba pasar mi lengua, la corbata roja estaba algo floja.

Su cara morena cincelada por los mismos dioses, cuyos ojos de dragón me volvían loco y que en esos momentos llevaban las gafas puestas, estaba fija hacia unos documentos. En cuanto sinto mi presencia levantó el rostro y por un breve segundo sentí que en sus ojos se dibujó una expresión de sorpresa.

No era la primera vez que creía ver eso o un rápido brillo de deseo, pero sabía que era solo su imaginación, ese hombre perfecto jamás pondría sus ojos en mí.

—Bu… buenas tardes profesor —tartamudee —vengo por los horarios de asesorías y el plan de trabajo.

—Tome asiento joven Kim —me dijo señalando la silla frente a él — dígame, ¿cuál es el tema que ha escogido para su tesis?

—Quiero hablar sobre la transformación que han sufrido las ciudades a lo largo de los años y cómo es que las construcciones han pasado de pequeños edificios a grandes rascacielos, modernos y sustentables con energías limpias.

—Muy bien, me gusta y más porque es algo en lo que yo estoy más que familiarizado, ¿acaso pensó que escogiendo un tema en el cual yo me desenvuelvo, habría más posibilidades para usted?

—No señor, ese tema ya lo había escogido desde antes de saber que usted sería mi asesor.

—Muy bien entonces, a partir de mañana usted pasará aquí dos horas preparando el borrador, y si me entrega algo presentable, hablaremos de los demás horarios y formas de trabajo, lo espero a las 8:30 de la mañana, sea puntual.

—¿Aquí? ¿Con usted? — no entendía, ¿porque tendría que hacerlo en su oficina y con él? Si ya sentía demasiados nervios, tener que trabajar bajo su atenta mirada me pondría todavía más nervioso.

—Sí, aquí conmigo. ¿Tiene algún problema con eso?

—No, no es eso, es que pensé que tendría que hacerlo y después entregárselo.

—Pues no, yo quiero verlo trabajar y saber cómo es qué hará el desarrollo principal del tema.

Yo solo asentí, me puse de pie y después de preguntarle si podía retirarme salí casi corriendo de ahí, apenas puse un pie fuera de la oficina y después de asegurarme de haber cerrado bien la puerta, solté el aire que había estado reteniendo.

—Serán dos largos meses —me dije en voz alta, solo rogaba por sobrevivir a la presencia de ese hombre el día de mañana, y que mis locas fantasías me dejarán concentrarme en lo que tenía que hacer.

El día de hoy llegó más pronto de lo que esperaba, me vestí de manera casual, con un pantalón blanco rasgado que se pegaba a mis piernas resaltando mi trasero, una playera rosa claro y encima un suéter de tonos claros con rasgaduras en la parte baja y en los puños, me arregle mi cabello, me puse un poco de perfume y salí rumbo a la universidad.

Por motivos de las asesorías, los alumnos de último semestre, habíamos suspendido clases el día de hoy, así que había pocos autos en el estacionamiento, y pude aparcar cerca de la entrada. Cuando estaba por bajar de mi auto, ví llegar un flamante Mercedes negro de lujo, estacionó a dos plazas de dónde me encontraba y vi bajar a mi guapísimo asesor.

Me di el lujo de admirarlo, llevaba un pantalón de color gris, camisa azul marino, sin corbata. El pulcro cabello peinado hacia atrás.

—Eres un pecado Kim Namjoon.

Dije antes de por fin bajar del auto y él cruzaba las puertas de la universidad. Vi el reloj eran las ocho con diez minutos. No quise arriesgarme a llegar tarde así que me encamine directo a la oficina del profesor.


Namjoon.

Me encontraba nervioso, parecía un maldito colegial apunto de tener su primera cita, pero es que no podía creer mi suerte. Cuando hace quince días me apunté como asesor no pensé que me fueran a asignar a Kim Seokjin, ese chico de hombros anchos, labios pomposos, risa estridente y que me tenía fantaseando con poseerlo sobre mi escritorio cada vez que lo veía.

Se que no es correcto en muchas formas, pero me vuelve loco cada vez que lo veo caminar por los pasillos de la universidad, viéndolo contonear ese fabuloso culo que pide a gritos ser azotado, mientras le entierro mi polla con fuerza, deseaba oírlo gemir mi nombre.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por unos pequeños golpes en la puerta, le cedí el paso a quien sea que estuviera del otro lado, la puerta se abrió y ahí estaba el dueño de mis más pervertidas fantasías.

—Pase joven Kim, me alegra que llegara puntual —dije reprimiendo mi sonrisa, y es que acababa de tomar una decisión, este día sería el día en que cumpliría una de mis muchas fantasías con Kim Seokjin

Jin.

Media hora después de haber llegado a la oficina me encontraba sentado en el sofá que tenía el profesor en su oficina, con la laptop en mis piernas, escribiendo como loco, mientras él me dictaba como loco, los puntos principales que debía contener mi tesis, las características que tomaría en cuenta para darme su aprobación, y los horarios y días en que tendría revisiones, que esperaban fueran perfectas, quería que al término de los dos meses tuviera lista la tesis.

Solté un suspiro cuando por fin dijo que era todo. Lo ví tomar asiento a mi lado, sentí un escalofrío recorrerme por entero cuando sentí su fuerte y perfecto cuerpo tan cerca de mi por primera vez.

—Seokjin, espero que entiendas que si te presiono es porque me interesa que te vaya bien, tienes mucho talento y se que podrás hacer un buen trabajo.

—Muchas gracias profesor, no lo defraudaré.

—Puedes decirme Namjoon —dijo mientras me regalaba una preciosa sonrisa adornada con un par de hoyuelos que me dejaron de rodillas.

Es que ese hombre no podía ser más perfecto. No sé qué me pasó, no sé cómo fue que me atreví a tomar su mano, y de mi boca salió una pregunta que marcó mi destino.

—¿Que puedo hacer para agradecerle su ayuda, profesor?

—¿Estás seguro de que quieres saber?

Me respondió mientras clavaba sus preciosos ojos en mis labios. Yo pasé mi lengua sobre ellos, en un descarado gesto de invitación para que los probará.

Me estaba volviendo loco, de eso no cabía duda, y Kim Namjoon igual, porque sin dudar un segundo jalo mi brazo y me pegó a su fuerte cuerpo y me beso de la forma más salvaje, ruda y deliciosa que jamás nadie me había besado.

Su lengua peleaba con la mía, en un fiero intento por probar toda mi cavidad, mientras que con sus manos levantaba un poco mi suéter para tocar mi piel, que se estremecía al sentir su tacto.

Con agilidad me cargó y me coloco en su regazo a horcajadas, separandonos solo lo necesario para quitar mi suéter, y atacar mis sensibles pezones en cuanto los dejó al descubierto.

Un gemido escapó de mi garganta al sentir sus dientes morder mis botones.

—Aaahh profesor.

—Di mi nombre —me ordenó al tiempo que llevaba una de sus manos a mi entrepierna, sobando mi ya endurecido miembro sobre la molesta tela del pantalón.

Mis manos se apresuraron a abrir su camisa, y tocar a mi antojo ese fuerte pecho, enterré mi rostro en su cuello para sentir su fuerte y masculino aroma, pase mi lengua por su suave piel, sabía mejor de lo que pude haber imaginado.

—Ahgg Jin me vuelves loco, no sabes cuánto he deseado tenerte así.

Dijo antes de volver a besar y morder mi piel. Después de unos minutos en esa misma posición me tomó de las nalgas y se levantó junto conmigo, me llevó hasta su escritorio y me dejó sobre el mismo, desabrochó mi pantalón.

—Levanta las caderas —dijo y yo obedecí de inmediato.

Bajo el pantalón junto con el boxer de encaje blanco que llevaba, liberando mi miembro, no me dió tiempo de pensar en nada cuando ya tenía su boca devorando mi extensión.

Yo solo atiné a arquear mi espalda y buscar apoyo en el escritorio, mientras su lengua recorría mi miembro que ya liberaba cuantioso líquido preseminal, mismo que trago cuando metió la punta a su boca y succionó.

Yo podía jurar que mis gemidos resonaban en toda la oficina y si había alguien cerca los debía de oír, pero no podía importarme menos, estaba en la puta gloria en esos momentos y si eso era solo lo que me estaba haciendo sentir con su boca, no podía imaginar lo que sentiría al tenerlo enterrado en mí.

—Aaahhh… Namjoon me voy a venir si sigues haciendo eso.

Logré articular, no quería correrme aún, quería hacerlo mientras él estuviera golpeando mi próstata con su polla. Agradecí que me hiciera caso, y después de darle una última lamida a mi pene, se puso de pie para bajarme del escritorio y darme la vuelta con rudeza.

Me inclinó sobre el escritorio dejando mi culo a su disposición, levanté la mirada y pude ver el pequeño librero que tenía, había varios libros y pude notar una fotografía, era él con otro hombre de cabello rubio y mirada tierna.

No pude llegar a pensar quién sería cuando sentí su lengua saboreando mi rosada y deseosa entrada, su saliva lubricaba mi entrada, mientras su lengua se abría paso, la metía y sacaba simulando embestidas, yo era un desastre de gemidos y jadeos ahogados.

Sentí una leve sensación de vacío cuando alejo su boca de entre mis nalgas. Para después sentir el peso de su cuerpo en mi espalda, tomo mis cabellos entre sus manos y jalo de ellos levantando mi cabeza y girandola para tener acceso a mi boca, sus besos rudos y salvajes me tenían al borde, mientras que su duro pene se frotaba en mi trasero.

—Te voy a joder tan duro que cuando camines te vas a acordar de este momento.

—Aahhh… si… Namjoon.

Me soltó, gire mi cuerpo un poco solo para verlo desabrochar su pantalón y bajarlo, dejándome ver si grande y grueso miembro, por un segundo sentí terror de que no me cupiera todo, pero el deseo de tenerlo dentro fue mayor, lo ví tomar un condón del bolsillo de su pantalón.

Y colocarlo, escurrió el empaque para tomar el lubricante del preservativo, y lo unto en mi entrada. Volvió a tomar mis cabellos. Yo solo pude buscar sostenerme del borde del escritorio cuando sentí la gruesa cabeza en mi entrada.

Poco a poco se fue hundiendo, sentía como su polla se iba haciendo espacio, mientras yo solo podía gemir y gritar en una mezcla de placer y dolor por la poca preparación.

—Ahh… Namjoon…. Ahhh… me llenas también.

—Agghh eres delicioso Seokjin… me estás apretando delicioso… aaagghh…

Cuando por fin estuvo dentro por completo, comenzó a embestir primero lento y gradualmente fue aumentando la velocidad, el sonido de sus testículos golpeando en mi trasero, junto con nuestros gemidos era lo único que se escuchaba.

Era delicioso sentirlo dentro. Nunca no en mis mejores sueños pude haber imaginado que se sintiera así de bien.

—Ahh… más… aaahhh ahí… oh así…

Roge por más cuando golpeó en mi punto dulce, dos, tres, cinco embestidas después salió de mi para volver a subirme en el escritorio, abrió mis piernas y de golpe se volvió a enterrar en mi, mientras una de sus manos comenzó a masturbarme.

No supe cuánto tiempo pasó antes de que comenzará a sentir esas deliciosas cosquillas en mi vientre que anunciaban mi próximo orgasmo.

—Aaaahhh…. Namjoon me voy a correr…

—Hazlo córrete para mí…

Y como si de una orden se tratara, solo hicieron faltan un par de estocadas más para que mi esencia se derrara sobre mi abdomen, mientras que mi ano estrangulaba su polla con las réplicas del orgasmo, causando un gruñido de su parte al tiempo que se liberaba en mi interior.

El aire me faltaba, mi corazón aún acelerado no podía creer lo que acababa de pasar, volví a gemir cuando saco su miembro, lo ví quitarse el condón atarlo y tirarlo al bote de basura.

—Eso fue delicioso —dijo mientras me ayudaba a ponerme de pie y me volvía a besar.

—Vaya que lo fue. Necesito limpiar este desastre —dije señalando mi abdomen aun manchado.

—Ahí hay pañuelos —dijo señalando el cajón en el librero mientras se subía los pantalones.

Camine hasta ahí, y cuando estaba abriendo el cajón mi vista se volvió a fijar en la fotografía, ahora con más tranquilidad pude observar mejor y antes de que pudiera darme cuenta ya estaba preguntando.

—¿Quién es? —señalé al rubio a su lado.

—Mi esposo, ¿importa?

Casado, era casado y yo me acababa de meter con él, pero que  demonios no me importaba, Kim Namjoon me gustaba para follar, no para casarme, y si a él no le importó engañar a su marido, menos a mí.

FIN.





Espero que les haya gustado
   
     Nos leemos bellezas...
              Besitos lujuriosos 😘🔥😘🔥

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