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Ya más tranquilo Jungkook volvió a su trabajo y a seguir pensando que haría para su aniversario.

Todo el día estuvo pensando, revisando en páginas de internet los mejores lugares para festejar un aniversario y nada lo convencía, ya le dolía la cabeza. Cuando se dió cuenta ya eran casi las nueve de la noche.

— ¡Carajo! llegó tarde a cenar.

Se levantó con prisa, y casi corrió a su auto.

Cuando llegó Jimin no estaba esperándolo como últimamente hacía, ni tampoco estaba en el cuarto enojado porque no había llegado a cenar con él.

Apenas iba a sacar el teléfono para marcarle cuando la puerta fue abierta.

Salió al encuentro de su esposo y no pudo evitar reírse en cuanto lo vió.

Su precioso cabello rubio estaba despeinado y con lo que parecía huevo pegando las hebras, todo él estaba cubierto de harina y una que otra mancha amarilla y café.

—¿Pero qué te pasó? — preguntó tratando de controlar la risa.

—La estúpida batidora explotó y toda la cocina quedó cubierta de huevo, harina y cocoa.

—No solo la cocina — respondió Jungkook ya no pudiendo aguantar la risa y soltando una fuerte carcajada.

—No te burles —se quejo Jimin haciendo un puchero.

—No pude evitarlo cariño, pero aún así te sigues viendo hermoso —le dijo antes de acercarse a él y dejarle un beso en sus labios abultados.

Jimin estaba en shock, eran contadas las veces en que Jungkook había sido así de cariñoso con él, ya había olvidado la última vez que le dijo cariño, amor o algún otro apodo lindo y mucho menos que decir de que le dijera que se veía hermoso, la última vez había sido el día de su boda.

—Ve a darte un baño anda, yo hago la cena.

Aún sin poder creer lo que estaba pasando con su esposo Jimin entró a su cuarto y después al baño para limpiarse.

Media hora después, ya limpio y más tranquilo regreso a la cocina y sonrió al ver a Jungkook con un delantal cocinando para él, sin duda alguna no le importaba ya si no podía decirle un te amo o ser él quien le invitaba esas flores todos los días, jamás cambiaría a su esposo por nada en el mundo.

Lo amaba con todo su corazón y sabía que Jungkook a pesar de no decirlo también lo quería.

—¿Te ayudo? —hablo por fin.

—No, ya tengo todo listo, tú siéntate y descansa hoy me toca a mi consentirte. 


La noche había sido hermosa para Jimin, había platicado con su esposo como hace mucho no lo hacía, habían reído juntos y habían hecho el amor.

Despertar entre sus brazos lo hacía enormemente feliz, tanto que no pudo evitar tomarle una foto.


Después de eso se ducho, y se arregló, despertó a Jungkook con un beso.

—Me voy a trabajar mi amor.

—¿Quieres que te llevé?

—No, descansa, es sábado duerme un poco más.

Apenas Jimin salió Jungkook tomó su teléfono hoy las flores debían de ser algo especial.








Tres capítulos más y llegamos al final.

Espero les guste el capítulo.
  

Nos leemos bellezas...
         Besitos 😘😘😘

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