TRECE
—¿De verdad me llevarás tú? —preguntó Jimin nuevamente para estar seguro.
Jungkook asintió.
—Sí, ahora ve al dormitorio, mañana tenemos que ir a la escuela. Primero me daré una ducha, estoy todo sudado. Creo que primero deberías lavarte los ojos y la cara y después ve a la cama —le pidió Jungkook cuando vio que su rostro estaba despejado pero habían restos de lágrimas.
—Esta bien —asintió el pequeño y entró en el baño para lavarse la cara.
Jungkook miró la espalda de Jimin desaparecer en el baño y suspiró suavemente.
—¿Debería regañarme a mí mismo? —se quejó mientras recogía una toalla y se preparaba para bañarse.
—Sécate la cara y vete a dormir, o no levantarás tarde —le dijo mientras le entregaba una toalla más pequeña y después se fue directo al baño.
El pelinegro usó el agua helada para calmar la sensación de pesadez en su propio cuerpo. Después de limpiarse, salió con una toalla envuelta alrededor de su cintura y con su pecho descubierto que tenía unas gotas de agua. Jimin lo miró desde la cama y no pudo evitar admirar secretamente el cuerpo del mayor.
—¿Todavía no te has dormido? ,—le pregunto al verlo aún despierto.
—Me duele un poco la cabeza y siento la nariz congestionada y no puedo respirar.
—Es porque lloraste, te traeré algunas medicinas —le dijo antes de salir de la habitación.
Luego regresó con un vaso de agua y un medicamento en la mano. El pelinegro se sentó en el borde de la cama cerca de él y Jimin sintió un calor sofocante al ver su fuerte pecho y sus músculos abdominales a corta distancia.
—Jimin —lo llamó Jungkook sobresaltandolo.
—¿Qué pasa, por qué no tomas la medicina?
Jimin sacudió la cabeza y tomó las pastillas de su mano.
—Ten, aplícate esto en el cuello y el pecho para que te sea más fácil respirar —dijo entregándole un ungüento.
Jimin lo tomó y se lo aplicó con cuidado, sin dejar de mirar el fuerte cuerpo del pelinegro.
—Kookie, vístete, te vas a resfriar —dijo en voz baja.
En realidad hacía demasiado calor como para que el frío lo afectará, pero una extraña sensación lo recorría mientras miraba el torso desnudo del pelinegro.
—Ya me cambio.
Jungkook se levantó y fue hasta su armario para ponerse algo de ropa. Lo que Jimin no sabía era cómo el mayor también se inquietaba con su cercanía. Después de vestirse, Jungkook apagó la luz de la habitación dejando solo la luz en la mesita de noche, y caminó de regreso hacia la cama mientras Jimin seguía apoyado en la cabecera.
Un sonido de vibración sonó en la mesita de noche y el teléfono de Jimin se iluminó, provocando que ambos se giraran para mirar sorprendidos de que alguien enviará un mensaje de LINE a esas hora. El buen humor del mayor comenzó a evaporarse, el rubio tomó su teléfono y vio que era Eun Woo el que enviaba un mensaje.
Jungkook se movió de lado para acostarse en la cama tratando de ocultar la molestia en su rostro, mientras que por el rabillo del ojo miró a Jimin, apagar el teléfono y dejarlo en el mismo lugar sin haber respondido.
—¿Por qué no respondiste? —le pregunto tratando de sonar tranquilo.
—Por qué no debería de enviarme mensajes tan tarde, y porque ya voy a dormir —respondió tranquilo.
—Quizá tenga algo importante que decirte —respondió sarcásticamente.
—Es tarde, ¿qué asunto tendrían? Podemos hablar mañana en la escuela —dijo y Jimin y Jungkook se acomodó en la cama para poder ver de frente al menor.
—Jimin, ¿puedo pedirte algo? —le pregunto y Jimin se le quedó mirando con el ceño fruncido.
—¿Qué es?
—Cuando esté contigo, si no es realmente necesario, no te mandes mensajes o hables por teléfono con otras personas, por favor —le pidió en un tono serio haciendo que Jimin se quedé mirándolo en silencio.
Jungkook espero a ver la reacción del rubio con algo de nervios, pensando en si aceptaría o si se enojaría se negaría a su petición, pero lo que recibió a cambio fue una amplia sonrisa.
—Está bien —respondió con simpleza.
—¿No te molestó lo que te pedí? ¿No crees que te estoy obligando a demasiado? —pregunto solo para asegurarse de no estar presionando al pequeño.
Jimin negó con la cabeza.
—Lo que sea que tú me pidas yo lo haré —respondió honestamente.
Para Jimin que su vida hasta antes de llegar a esa casa era gris, había encontrado color desde que había encontrado al pelinegro y no haría nada para alejarlo de él, por otra parte, el no era apegado a las cosas materiales y no le afectaba dejar de lado el teléfono con tal de estar bien con él.
Por otro lado, sus palabras aunque honestas y libres de cualquier malicia dejaron paralizado a Jungkook por lo que implicaban.
—¿Lo que sea que pida? ¿Realmente podrías darme todo? —le preguntó Jungkook, y aunque su voz sonaba tranquila, su cuerpo se sentía caliente.
—Sí —respondió el joven seriamente con ojos inocentes.
Al escuchar su afirmación, la mente de Jungkook formó el inicio de una petición, que de inmediato fue alejada, por su conciencia, mientras se regañaba internamente, por volver a pensar de esa manera sobre el joven. Jimin confundido al verlo negar, y llevar sus manos hasta su cabello y rascarse con fuerza despeinándose.
—¿Qué te pasa Kookie?
—Nada, ya acuéstate a dormir.
Jimin asintió antes de apoyar su cabeza en la almohada, y él movió la manta para cubrirlo.
—Buenas noches Jungkook —dijo el joven haciéndolo sonreír levemente.
—Buenas noches, Jimin —respondió sintiéndose feliz de tener a alguien que le deseara buenas noches mientras dormía a su lado.
No pasó mucho tiempo antes de que la respiración tranquila de Jimin le indicará que se había dormido al fin, agotado por tanto llorar. Jungkook se removió un poco sobre la cama de modo que pudiera ver el apacible rostro del rubio, apoyó los codos en la cama para mirar al joven mejor.
Jungkook no supo cuando comenzaron sus sentimientos hacia Jimin, al principio pensó que era solo pena o interés al conocer a alguien como él a quien nunca pensó que conocería. Pero ahora las ganas de cuidarlo y protegerlo de manera fraternal, chocaban con la necesidad de poseerlo de una manera poco apropiada. Aunque él no se consideraba una buena persona, tenía la consciencia suficiente para sentirse mal por pensar de esa manera, Jimin era un niño, pero era un niño al que deseaba y quería para él.
Con cuidado de no despertarlo, acarició suavemente la abultada mejilla.
—Eres tan frágil y delicado, tengo tanto miedo de hacerte daño —murmuró.
Siguió contemplando el inocente rostro de Jimin, y dejando que el lado primitivo de su conciencia tomara el control por un momento, inclinó la cabeza lentamente hacia Jimin, sus abultados labios, quería probarlos, saber si sabrían tan dulces como se veían. Nunca antes se había sentido así por otro hombre, nunca antes había querido probar el sabor de los labios de un hombre hasta que conoció ahora y se permitió no pensar en si era correcto o no.
Sus labios tocaron lentamente los carnosos labios de Jimin, probandolos con la punta de su lengua, y no se resistió a chupar suavemente el labio inferior.
Un suave gemido escapó de la garganta del joven que se movió un poco, pero sin despertarse. Jungkook se alejó con el corazón acelerado y se sorprendió de lo rápido que su cuerpo reaccionó ante ese sonido involuntario, se maldijo en silencio antes de levantarse de la cama y dirigirse al baño, necesitando calmar las ansias que se habían despertado con ese solo toque, antes de que terminará por despertar a Jimin y tomara lo que deseaba de él.
Jimin abrió lentamente los ojos a primera hora de la mañana con una extraña calidez en su corazón. Cuando abrió los ojos por completo el joven se quedó atónito al ver el rastro de barba en el rostro del pelinegro, que ahora dormía profundamente a corta distancia de él. Movió levemente tratando de levantarse, pero su cuerpo se encontraba aprisionado entre los fuertes brazos de Jungkook y los suyos también abrazaban la cintura del mayor, mientras el lateral de su cabeza descansaba en su pecho.
Su rostro se tiñó de rojo por la vergüenza, pensando que seguramente, había confundido al mayor con la almohada que abrazaba mientras dormía, cuidando de no despertarlo intentó quitar la mano de Jungkook de su cintura pero el agarre se hizo aún más fuerte que antes.
Su rostro se apretó aún más al pecho de Jungkook, permitiendo que el olor corporal del mayor lo aturdiera y lo hiciera sentir caliente en su interior. No era la primera vez que le pasaba y siempre era cuando tenía al pelinegro demasiado cerca de él, y no es como si le molestará, pero le daba miedo que él se molestará por eso.
—Kookie, Kookie —comenzó a llamarlo, hasta que Jungkook comenzó a recuperar lentamente la conciencia.
—Hmm —Jungkook que solo había dormido unas pocas horas, hizo un ruido sordo en su garganta cuando despertó.
—Jungkook, despierta, debo de ir a ayudar a mi abuela —dijo de nuevo.
Dándole una palmadita en su pecho con suavidad, para animarlo a despertar, haciendo que por fin abra lentamente los ojos, y en en cuanto se dió cuenta de la pocision en la que estaban, sus atractivos ojos negros se abrieron a plenitud mientras sus pupilas se dilataban al verlo entre sus brazos.
—Hmmm, buenos días Jimin —dijo con la voz susurrada y ronca por el sueño y posó sus labios en su frente y apretó un poco más su abrazo.
El joven sintió como si la temperatura de su rostro se disparada repentinamente, ante el sonido de la voz del mayor y el delicado beso que le dió. De pronto Jungkook se dió cuenta de lo que había hecho y se apresuró a soltarlo, se levantó de un salto y se sentó lejos de Jimin.
—Yo… Uh... solo te di los buenos días—Jungkook se mordió los labios después de su intento de disculpa. Y cualquiera con más experiencia, si lo escuchará probablemente no le creería, esa excusa.
—¿Saludo de buenos días? —dijo Jimin sintiéndose bastante nervioso y en voz baja.
Obviamente Jimin nunca había saludado a nadie antes de despertarse de esa manera, y el pelinegro se sintió más tranquilo cuando vio su expresión y supo que el rubio creía en lo que le había dicho.
—Oh...um...si. Probablemente nunca he hecho esto, lo siento —respondió avergonzado.
—Entonces, cuando dormí aquí el otro día, ¿por qué no me saludaste así cuando me desperté? —preguntó Jimin con curiosidad.
Pero en lugar de avergonzarse, o seguir nervioso, Jungkook lo miró y sonrió de forma traviesa.
—De ahora en adelante, te saludaré de esa manera —anunció y se apresuró a levantarse para ir al baño, dejando a Jimin parpadeando aturdido en la cama.
El pelinegro rápidamente abrió el agua para lavarse la cara.
—¡Qué carajo! ¿Cómo te atreves a hacer eso? —maldijo a su reflejo y volvió a mojar su rostro para calmar su mente.
Mientras se lavaba la cara, de pronto, se dió cuenta de algo y salió del baño apresurado, vio que Jimin aún seguía sentado en la cama.
—Jimin, no dejes que nadie sepa que te saludé de esa manera y tampoco nunca tú —le pidió con voz suave pero firme.
—De acuerdo —respondió el joven que aún seguía desconcertado por las sensaciones que le hizo sentir.
—Muy bien, puedes volver, darte una ducha y vestirte, para llevarte a la escuela —le dijo y Jimin de inmediato saltó de la cama y salió del dormitorio.
Jungkook sonrió mientras tomaba una toalla y volvió al baño para tomar una ducha.
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—Buenos días Kook, ¿cómo te encuentras hoy? —lo saludo Taehyung en cuanto lo vio caminar fuera de su casa.
—¿Qué cómo estoy? —pregunto de vuelta confuso.
—¿Debo llevar a Mimi a la escuela?
Una leve sonrisa se levantó de las comisuras de la boca del pelinegro al comprender que su subordinado quería saber de manera sutil si continuaba igual que el día anterior.
—No es necesario, lo llevaré yo mismo —respondió haciendo que Tae sonriera con picardía.
—Seguro, eso significa que ya te has reconciliado con Jimin, ¿verdad?
—¿Qué reconciliación? Jimin y yo no tuvimos ninguna pelea —respondió tranquilo.
—Oh, Kook no mientas. Yo los ví a los dos —replicó el chico sonriendo con diversión.
—En lugar de verme a mi y a Jimin, deberías de cuidarte a ti mismo, Yoongi y Hoseok están tratando de casarte —soltó de golpe y con burla en su rostro, dejando al castaño congelado y el camino hasta el garage dejándolo ahí con una expresión en blanco en su rostro.
—Hoy no comeremos Congee —dijo Jimin en voz baja mientras el auto pasaba frente al puesto donde desayunaba cada mañana.
—Si querías comer aquí, ¿por qué no le dijiste al señor Jin, que íbamos a salir a comer gachas de arroz? —le preguntó Jungkook, ya que esa mañana Jin y Namjoon los invitaron a desayunar a ambos con ellos.
—No hubiera sido correcto, además es bueno comer en casa, así no malgastas tu dinero —respondió Jimin, lo que provocó que el mayor sonriera antes de levantar la mano para frotar suavemente la cabeza del joven de un lado a otro y continuar conduciendo.
De pronto el sonido del teléfono de Jimin se escuchó, lo sacó de su bolsillo para mirar y vio que Eun Woo le preguntaba si ya había llegado a la escuela. Jungkook había visto el mensaje, pero no dijo nada.
—Kookie, Nuno me pregunta si ya llegué a la escuela, ¿puedo responderle? por favor —pidió su permiso, porque recordaba lo que le había dicho la noche anterior de que no quería que hablara con nadie mientras estuviera con él.
—Si es necesario responder, responde. No importa, solo no hables durante tanto tiempo que olvides que estoy a tú lado —respondió logrando que su voz se escuchará tranquila.
Jimin sonrió y apoyó impulsivamente la cabeza en el hombro del mayor.
—Nunca podría olvidarme de tí Jungkook —le respondió haciendo sonreír al pelinegro. En cuanto respondió, el rubio puso el teléfono en su bolsillo como de costumbre y pensó en algo.
—Ahora que lo recuerdo, casi se me olvidaba, Nunu me invitó al cine a ver una película el sábado —le comentó y la sonrisa en la cara de Jungkook se borró inmediatamente y su lengua empujó el interior de su mejilla.
—¿Alguien más va a ir?
—No lo sé, supongo que algunos de nuestros compañeros también irían —respondió Jimin con indiferencia.
Jungkook volteó el rostro para mirarlo levemente.
—Entonces, ¿quieres ir? —le pregunto ya suponiendo la respuesta, pero le sorprendió ver al pequeño negar con la cabeza.
—En realidad yo no tengo ganas de ir.
—¿Por qué?
—No quiero gastar el dinero que el señor Namjoon me dió, en gastos innecesarios —respondió con sinceridad.
—¿Y si no tuvieras que usar el dinero, irías? —volvió a preguntar y Jimin volvió a negar.
—No, nunca he ido al cine y me da miedo que mis amigos se sientan avergonzados, así que prefiero que mi primera vez en el cine sea contigo.
La honesta respuesta del joven, acompañada de su hermosa sonrisa, hicieron que su corazón se sintiera lleno y pleno.
—¿Por qué prefieres ir conmigo? —le preguntó con genuina curiosidad.
—Mhmm… No lo sé, no sé cómo explicarlo bien, solo se que prefiero ir contigo —respondió Jimin suavemente, y no mentía. Él tampoco sabía porque quería pasar más tiempo con él.
Tal vez fuera porque cuando estaba con Jungkook, Jimin se sentía seguro y su corazón se sentía cálido a su lado.
Jungkook se sentía feliz de saber que para Jimin él era más importante que cualquier otra persona, pero le asaltó la duda de saber, porque le dijo lo del cine, si no tenía intención de ir.
—Sí, no querías ir, ¿por qué me lo contaste?
—Es que no quiero ir, pero no sé cómo decirle a Nunu —se lamentó, no quería mentirle a su amigo, pero tampoco quiere decirle directamente que no quiere ir.
Al instante Jungkook lo entendió, Jimin estaba buscando que él se negara.
—Dile que no podrás, el sábado tienes que hacer algunos asuntos en casa —le dijo.
—¿Qué asuntos? —preguntó con curiosidad.
—No puedo decirte, solo dile que no te dimos permiso y listo —le ordenó y Jimin asintió.
—¿Vendrás a recogerme a la salida? —le pregunto mientras se estacionaba en el mismo lugar de siempre.
—Claro, ¿por qué no habría de hacerlo? —le respondió con tranquilidad.
—Ayer, dejaste que Tae viniera por mí —dijo Jimin en voz baja, recordando los sentimientos del día anterior y Jungkook se sintió culpable.
—Lo siento, ayer estaba muy ocupado con los negocios, ya te lo dije. Si necesitas algo me llamas y me dices, ¿de acuerdo? —se disculpó nuevamente y trato de cambiar el tema para que Jimin no se sintiera mal y lo consiguió al verlo sonreír de nuevo y asentir antes de salir del coche.
Jungkook lo vio alejarse y suspiró suavemente, cada día se le estaba haciendo más difícil controlar esos sentimientos que se estaban arraigando en su corazón, tanto que se volvía loco solo de pensar en que ese pequeño aunque ya consideraba suyo se alejara de su lado.
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—Mimi, ¿estás seguro de que no puedes ir al cine? —le pregunto Eun Woo durante el almuerzo.
Jimin le había dicho nada más llegar al salón, que no podría ir al cine porque estaría atrapado con deberes en su casa.
—Lo siento, Nunu realmente no puedo ir. Después podemos ir —respondió con un sentimiento de culpa.
—Mhm… está bien.
—Por favor, no pongas esa cara, lo siento —volvió a decir Jimin al ver la cara apagada de su amigo.
—Puedes compensarle ayudándome con algo —dijo Eun Woo de pronto mientras sonreía.
—¿Ayudar con qué?
—No te has unido a ningún club, ¿verdad? —le preguntó su amigo.
Jimin asintió, había pasado ya una semana de clases y aún no había entrado a ninguno aún.
—Podrías unirte al club de baloncesto —le señaló Eun Woo sin borrar la sonrisa de su rostro.
—No lo creo, yo no sé jugar, además de que mi estatura no me ayuda soy demasiado bajo —señaló Jimin sin entender a dónde quería llegar su amigo con eso.
—No tienes que jugar. Al parecer hace falta ayuda en el departamento deportivo, San me dijo que estaban buscando a alguien que les ayudará en los diversos trabajos del club —le explico el pelinegro y Jimin lo pensó por un momento antes de asentir.
—Está bien, si sólo es ayudar al club puedo hacerlo, pero por favor, no me hagas jugar —pidió el rubio en voz baja, aún recordaba como lo molestaban en su antigua escuela por su estatura y por no ser tan fuerte.
—No te preocupes por eso, a partir de hoy te llevaré al club cuando toque —dijo su amigo alegremente.
Jimin sonrió al ver a su amigo feliz y la culpa que sentía por negarse a ir al cine se disipó.
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Durante la última hora de clases, Eun Woo llevó a Jimin hasta el gimnasio, dónde se hacían las prácticas del equipo.
—¡Jimin! —la estridente voz de San resonó a través del gimnasio y corrió hacia él con los brazos estirados.
Jimin al ver el enorme cuerpo de su compañero correr para embestirlo se escondió apresuradamente detrás de Eun Woo.
El pelinegro detuvo con las manos a su compañero y le hizo mala cara, sabía cómo era San de bromista y sabía que no tenía intención de hacerle daño al rubio.
—No juegues así San, Jimin te tiene miedo ¿no ves? —lo reprendió.
San se detuvo y sonrió hacia Jimin antes de decirle que no pensaba hacerle nada antes de golpear a su amigo sin demasiada fuerza en la cabeza.
—No seas idiota, sabes que jamás haría algo para lastimarlo, aún asi no dejas que nadie se le acerque ni un poquito —dijo San en broma antes de volver a mirar sonriendo a Jimin.
—Debes de estar tranquilo Mimi, nadie te haría daño jamás, tienes dos guardaespaldas —le dijo el mayor cuando dejó de esconderse detrás de Eun Woo.
—¿Dos guardaespaldas? ¿quiénes son?
—Nunu y Jungkook hyung por supuesto —respondió San y Jimin enarco una ceja confundido.
—Deja de decir tonterías San. Traje a Jimin para que se una al club, dijiste que necesitabas ayuda, ¿no? —le dijo Eun Woo cambiando de tema.
—Es verdad, y si te interesa unirte eres bienvenido Jimin, así podré verte todos los días —dijo San en broma de nuevo.
—¿Hay algo en lo que pueda ayudarte ahora? —le preguntó Jimin con cautela.
—Por ahora no, pero dejaré que Nunu te muestre lo que deberás de hacer y cuanto es lo que hacemos.
Jimin se volvió para ver al pelinegro que levantó la mano y tocó suavemente el dorso de su mano antes de hablar.
—Vamos, te diré qué hacer —le dijo y lo llevó hasta los vestuarios de los jugadores.
San los miró alejarse y negó con la cabeza, mientras sonreía por la audacia de su amigo, y por qué él mismo hubiera entendido al instante la mentira que había dicho.
—Lo quieres tener todo el tiempo posible en tu vista, ¿no es así Eun Woo? —dijo en voz alta antes de darse la vuelta e irle a avisar al entrenador del nuevo miembro del equipo deportivo y esperaba que no pidiera una explicación de porqué aceptó a alguien cuando el club estaba lleno.
Ahora que Jungkook ya aceptó sus sentimientos hacia Jimin esto va a comenzar a calentarse jejeje vayan preparando la biblia y los rosarios para que vayan a confesarse puercas.
Eun Woo manipuló al pequeño e inocente Jimin, niño malo eso no se hace.
Nos leemos bellezas...
Besitos 😘😘😘
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