SEIS


—Oh, Kookie, yo… —comenzó a decir Jimin, nervioso sin saber bien el porque.

—Pasa y siéntate, esperame deja y voy a vestirme —lo interrumpió Jungkook sin percatarse de la turbación del chico, que solo asintió y entró a la casa.

Jungkook entró en el dormitorio para vestirse y Jimin se sentó en el sofá, levantó las piernas dejándolas dobladas hacia arriba y apoyaba sus brazos en las rodillas  mientras esperaba, recorrió con la mirada a la pequeña estancia, y sonrió levemente al descubrir cómo aunque poco pero cada espacio tenía la presencia de su dueño, desde los colores de las paredes hasta los pocos muebles que había.

No pasó mucho tiempo antes de que el pelinegro saliera ya vestido con un pantalón deportivo y una camisa sin mangas  y con una toalla en mano, secándose el cabello, ya se cambiaría por su traje cuando fuera hora de ir con Namjoon, pero primero le entregaría el teléfono a Jimin.

—Ya terminaste la tarea? —la voz de Jungkook se detuvo cuando vio al joven sentado de rodillas. El pijama era corto y ancho, eran viejos y descoloridos ya que Jimin los usaba para dormir.

El mayor se estremeció al ver que revelaban sus muslos blancos y suaves con muy poco bello, Jimin lo miró y arqueó las cejas, al verlo quiero y mirándolo fijamente.

—¿Qué me decías? —le preguntó en voz baja.

Jungkook tragó saliva por su garganta, sentía que su corazón se aceleraba, después tomó una respiración profunda para poder hablar.

—Sentado así se te caerán los shorts —bromeó, haciendo que Jimin se diera cuenta de su posición, por lo que se apresuró a sentarse bien y movió las perneras del pantalón avergonzado.

Jungkook respiró aliviado y se sentó en el sofá a su lado, pero no pudo evitar volver a mirar sus piernas.

—¿Sueles dormir vestido así? —le preguntó y Jimin asintió.

—Sí, es cómodo —le respondió con una sonrisa con un comportamiento normal y olvidándose de lo sucedido. cuando llegó.

—¿No te gustaría un pijama largo como este? En caso de que lo encuentre en algún lugar puedo comprarlo para ti.

Jimin negó con la cabeza.

—No, solo es ropa para dormir no para presumir delante de nadie, hay ocasiones en que también solo duermo en ropa interior —respondió Jimin con una sonrisa, sin pensar en nada.

Pero la cara de Jungkook se sintió caliente al imaginar al rubio durmiendo de esa manera, levantó la mano y se acarició la cara con frustración.

“¿Qué diablos estás pensando imbécil?”

Se maldijo en su interior, mientras Jimin lucía confundido.

—Kookie, tu cabello sigue mojado, si no lo secas pronto podrías resfriarte —le dijo de pronto con preocupación.

Jungkook se volvió para mirarlo lentamente y de pronto una idea pasó por su mente.

—Entonces, sécalo por mí —le dijo jugando.

Jimin abrió mucho los ojos con sorpresa.

—Tu eres mucho mayor que yo, ¿no sería una falta de respeto? —preguntó con voz inocente, pensaba que sería inapropiado.

Pero las palabras del joven hicieron que Jungkook perdiera el ánimo bromista y pensará demás.

—¿Me estás diciendo que soy muy mayor?

—Oh no, yo no quise decir eso, no eres viejo, pero me preocupa que si alguien nos ve, piense que estoy faltandote al respeto por ser mi mayor —se corrigió inmediatamente Jimin.

—Estamos en mi casa. ¿Quién te vería? —preguntó de vuelta el pelinegro recuperando la sonrisa.

Sin dejar de pensar en que Jimin era demasiado lindo e inocente.

—Ah… es cierto, entonces si tú me das permiso, te secaré el cabello —dijo el joven en respuesta, queriendo devolverle de algún modo las atenciones que ha tenido con él.

Jungkook le dio la toalla a Jimin que la recibió y se paró frente a él.

Jungkook por favor, baja la cabeza.

El pelinegro se sentó en el sofá y se inclinó un poco, bajó la cabeza y colocó ambos codos sobre sus rodillas. El joven le secó lentamente la cabeza con brusquedad y sonrió cuando escuchó un sonido proveniente de la garganta de Jimin, levantó un poco la cabeza y miró la frágil figura que tenía delante de él y pensó en lo delgada y frágil que era su cintura, y en cómo sus manos se marcarían con facilidad si la sostenía con fuerza.

Al darse cuenta del rumbo de sus pensamientos, tuvo que volver a maldecir se por volver a pensar de esa manera.

—Kookie… Jungkook —lo llamó Jimin con voz más fuerte haciéndolo voltear hacia arriba.

—¿Qué pasá?

—Te decía que ya está secó, pensé que te habías quedado dormido —dijo Jimin en tono divertido.

—No me dormí, solo estaba pensando en cosas, gracias por secarme. Oh, casi lo olvido, ve a por esa bolsa que está en la mesa —le dijo señalando el lugar.

Jimin caminó para recoger la bolsa y volver a su lado.

—Siéntate —el mayor usó su mano para palmear el espacio vacío a su lado y él pequeño obedeció.

Con calma Jungkook sacó la caja interior y la desempacó, Jimin lo miró con curiosidad cuando vio que era un teléfono.

—Ven, te enseñaré a usarlo, ya está activado y aquí está el número con el que lo compré.

—Qué… ¿qué dijiste? ¿De quién es ese teléfono? —preguntó  con voz ronca.

—Es tuyo. Lo compré para que cuando haya una emergencia puedas contactarme, y si tienes dudas con la tarea, puedas llamar a alguno de tus compañeros —le respondió Jungkook.

—Oh no, eso es caro, Jungkook, ¿por qué tienes que gastar tanto en mi? —sollozo Jimin aunque con su corazón latiendo con felicidad.

Se sentía tan pleno por la amabilidad y cuidado que el pelinegro siempre tenía con él, no quería hacerlo pero no pudo evitar que las lágrimas resbalaran por su rostro.

—Ah, vaya. Estás llorando de nuevo —se quejó Jungkook al ver sus lágrimas.

Jimin sentía que nunca nadie había sido tan amable con él, ni siquiera su propia madre. Su abuela le daba amor, pero  no sentía esa sensación que todos los buenos actos del pelinegro le hacían sentir.

—Shhh… no llores, ven aquí —dijo Jungkook y sostuvo su cabeza con cariño y Jimin se abrazó a su cintura—. No llores, te dije que si estabas feliz sonrieras, no lloraras. Te di el teléfono porque es realmente necesario, si hay una emergencia, ¿qué harías al no tener como contactarnos? Supongamos que tomas un autobús y vas en la línea equivocada. ¿Cómo te pondrías en contacto conmigo o tú abuela? —le preguntó Jungkook en voz baja.

—Eh, buscaría una cabina —dijo el joven sollozando y sonriendo levemente.

—En estos días las cabinas telefónicas públicas son como adornos al costado de la carretera. Pero ¿cuántas se utilizan realmente? Y si por casualidad no hay ninguna cerca?

—Uh, puedo preguntarle a la gente alrededor —volvió a responder ingenuamente, haciendo sonreír a Jungkook con cariño.

—Pero si tienes un teléfono móvil contigo es mejor, ¿no? Ya lo he comprado, ¿no te gusta? Bueno, entonces será mejor que lo tiré a la basura —sentenció el mayor seriamente.

Jimin inmediatamente miró hacia él con los ojos muy abiertos.

—No, eso sería un desperdicio, pagaste mucho por él.

—Si, es decepcionante tirarlo, o sería más fácil que lo uses. Además estoy trabajando, tengo sufriente dinero ahorrado para comprarte el teléfono. Comprarlo no me ha causado ningún problema, no gasto dinero en cosas extravagantes. Cuando vivías con tu madre, ella no te compro uno porque no pensó que lo necesitarás, pero si lo hubieras tenido, hubiera sido más fácil que te pusieras en contacto con Nana, cuando ella desapareció, entiendes, ¿verdad? —trató de explicar Jungkook con un ejemplo que fuera más sencillo de entender al joven.

—Yo nunca me ofendí con mi madre por no poder comprarle esas cosas, sabía que no era necesario en absoluto —Jimin continuó buscando una excusa para no aceptarlo, aunque al hablar de su madre, la voz del joven tembló de nuevo.

Esto hizo que el pelinegro acariciara la cabeza del joven como consuelo.

—Dejemos de hablar de eso. Y solo debes de entender que tienes que usar el teléfono que compre para que no se desprecie —Jungkook dió por terminada la discusión en un
tono un poco más serio, evitando el tema de su madre de inmediato.

Jimin hizo un puchero abultando sus labios.

—¿Por qué siempre tienes que forzarme? —se quejó en voz baja, pero ya no lloraba, ni su voz se escuchaba temblar.

Jungkook levantó la mano y apretó suavemente la nariz roja de Jimin.

—Bueno, soy terco. Si no te forzara, ¿lo aceptarías? —preguntó el mayor.

—Sí, terco —dijo Jimin en un susurró que logró escuchar Jungkook.

—Está bien, tienes que usar el teléfono, no discutas, ni te ofendas, sentémonos para enseñarte cómo usarlo —concluyó el pelinegro haciendo sonreír al rubio, que asintió y volvió a abrazarlo en agradecimiento.

—Muchas gracias Kookie, te quiero mucho, eres la persona más amable y bondadosa del mundo —dijo el joven con una sonrisa.

Jungkook fingió una tos y carraspeó un poco, se soltó de los delgados brazos e insertó el cargador en el teléfono y lo abrió para enseñarle al joven.

—De hecho primero hay que cargarlo pero te voy a enseñar a usarlo —dijo Jungkook y después le enseño a usarlo.

Jimin tuvo que inclinarse para mirar el teléfono en su mano.

—Kookie, me duele el cuello —dijo el rubio un rato después.

Jungkook enarcó ligeramente las cejas y miró hacia la derecha e izquierda, buscando una manera para que el joven se sentará y mirará sin cansarse.

—Entonces toma esto, ven y siéntate aquí para que no te canses —dijo y se movió para sentarse junto al respaldo del sofá y colocó un cojín entre sus piernas.

—Entonces, ¿no estarás cansado si me siento ahí? —preguntó el joven ingenuamente.

—No estoy cansado y debemos terminar pronto porque volveré a salir —dijo Jungkook y Jimin se apresuró a sentarse entre sus piernas.

—Puedes apoyarte en mí —dijo Jungkook, por lo que Jimin se inclinó y se apoyó en el fuerte pecho del mayor.

Atraves de su delgada camisa, Jimin sintió la calidez del cuerpo contrario, se sentía increíblemente seguro cuando estaba entre los brazos de esa persona. Jungkook levantó sus piernas y las colocó en una pequeña mesa frente a él, sus manos estaban envueltas en el pequeño niño. Después se deslizó a la pantalla del móvil y empezó a enseñarle cómo usarlo, el suave aroma del jabón del cuerpo del joven era penetrante, el pelinegro miró el suave cabello que estaba recostado contra él. De pronto sonó una risa y arqueó las cejas confundido.

—¿De qué te estás riendo? —le preguntó al joven.

Jimin volvió la cabeza para mirarlo.

—Tú corazón late muy rápido y puedo sentirlo —dijo el joven con una sonrisa, haciéndole sentir su cara caliente por la vergüenza.

—Ya, sigamos —dijo Jungkook y después agarró la cabeza de Jimin y la giró para que mirara el teléfono.

El pelinegro suspiró y trato de controlarse, mientras seguía enseñandole al pequeño, y dejó que él moviera el aparato, conociendo sus funciones un rato.

—Ya guarde mi nuevo número para tí, ahora márcame para guardar el tuyo —dijo Jungkook y cuando vio que el joven no respondía, inclinó la cabeza y escuchó un leve ronquido.

—Um, ya se quedó dormido. Es realmente un niño, le resulta fácil comer y dormir —se dijo, mientras recostaba su cabeza en el sofá.

Jimin se había dormido sobre su pecho, tal vez fue por el llanto que le resultó más fácil conciliar el sueño. Jungkook miró el suave cabello y como por su respiración se inclinaba suavemente hacia su rostro. Sin meditar nada, inclinó su cabeza hacia abajo y besó suavemente el cabello del joven y pensó en que haría con él, se movió lentamente para hacer que el rubio se tumbara en el sofá y se paró. El joven se dio la vuelta y se quedó un poco acurrucado.

—Supongo que tendré que cargarlo de nuevo —se dijo en voz baja.

Estaba por cargar a Jimin para llevarlo a su casa cuando la puerta de su casa fue tocada, se detuvo en su tarea y se acercó a abrir y vio a uno de los guardias.

—Kook, es hora de irnos —dijo el joven y Jungkook asintió.

—Bien, espera en el auto en un momento voy —le respondió y cerró la puerta.

Se giró para ver al pequeño rubio y sonrió levemente.

—Tendrás que dormir aquí —murmuró.

Después caminó hacia él, lo levantó en sus brazos y lo llevó directamente al dormitorio. Lo recostó con cuidado en la cama y lo tapó con una manta. Sin despertarse, Jimin se envolvió buscando más calor. Jungkook se puso de pie y miró a la pequeña figura en su cama y sonrió levemente.

Después de cambiarse de ropa para ir a trabajar, cerró la puerta de la casa y caminó hasta encontrarse con sus hombres y su jefe.

—Taehyung —le llamó al joven que no estaba muy lejos.

—¿Qué pasa Kook?

—Quiero que vayas y le digas a Nana que Jimin se quedó dormido y lo dejé acostado en mi casa, que no se preocupe, yo lo despertaré en la mañana.

Taehyung lo veía sorprendido por sus palabras.

—¿Qué estás mirando? Estás pensando demás —dijo en tono severo.

—¿Cómo sabes en lo que estoy pensando? Si no lo digo —bromeó Tae.

—Solo con ver tu cara lo sé, solo sabes pensar en cosas perversas —respondió Jungkook.

El moreno se rió sin sentirse ofendido por sus insultos.

—Hmm, actúas como si nunca hubieras pensado en ese tipo de cosas hyung.

Después de decir eso, Taehyung inmediatamente corrió hacia la casa de Nana, haciendo que Jungkook levantará el pie para patearlo a tiempo.

—¿Es bueno o malo? ¿De verdad he pensado en eso? —murmuró Jungkook cuando se vio solo.

Después sacudió la cabeza y caminó para reunirse con Jungkook en la casa grande.


Jungkook torció su cuello hacia delante y detrás para ahuyentar los dolores y molestias, fue directamente a su casa después de regresar. Era un poco más tarde de lo que habían pretendido, pero esa noche Namjoon les había dado la noche libre a sus subordinados.

Después de llegar al hotel, Namjoon les había dicho que si querían quedarse en el bar o ir a la casa de Choi. Jungkook necesitaba liberarse un poco así que decido aceptar el descanso, pero prefirió quedarse en el bar del hotel y después subir a la habitación con una bella jovencita de cabello rubio y ojos color miel, mientras su jefe terminaba su trabajo en la oficina, pues no tenía intención de buscar a nadie. Ese era uno de los cambios más notables en su amigo, desde la llegada de Jin a su vida, las noches fuera de casa se habían reducido a nada.

—¿Acabas de regresar Kook? —le preguntó Taehyung al verlo caminar hacia su casa.

—Sí, ¿Le diste a Nana mi recado? —le preguntó.

—Sí le dije. Nana es considerada contigo, dijo que hubieras despertado a Mimi, porque sabe que no te gusta que la gente entre en tu lugar.

—Sí, pero vi que estaba durmiendo bien así que no quise despertarlo y que después no pudiera volver a dormir —dijo Jungkook con una leve sonrisa.

—Pero si fuera yo me patearías y me llevarías a dormir a mi casa —se quejó Tae bromeando.

Jungkook negó con la cabeza y sonrió.

—O te llevaría con Clemo y Nata Montada —dijo jugando también—. Ya casi es hora del cambio de guardia, descansa también tú —dijo finalmente antes de caminar a su propia casa.

El pelinegro abrió la puerta, como de costumbre y se dirigió al dormitorio, camino al baño y  encendió la luz, permitiendo ver el interior del dormitorio con un poco más de claridad. Caminó hacia la cama con una suave sonrisa al ver al pequeño cuerpo durmiendo profundamente en su cama.

Se cambió de ropa poniéndose solamente el pantalón de pijama y se acostó en la amplia cama junto al rubio, se movió para cubrir al joven nuevamente con las mantas y lo miró dormir profundamente. No pudo evitar extender sus largos dedos por sus mejillas, nunca antes había conocido a nadie que fuera tan puro e inocente como Jimin.

—Si yo soy como la oscuridad de la noche, Jimin debe ser la luz durante el día, ¿verdad? —habló en voz baja antes de dormir.

Repentinamente, Jungkook hizo una pausa en sus movimientos cuando el joven se volvió hacia él y lo abrazó. Jungkook lo miró ligeramente y vio que el joven seguía durmiendo profundamente.

—Me tratas como una almohada —murmuró divertido.

Jimin se acercó más a su cuerpo frotándose inconscientemente haciéndole fruncir el ceño ligeramente, cuando de repente sintió una protuberancia en la parte inferior de su abdomen.

—Oye, ¿No tuviste suficiente que sigues despierto? —murmuró maldiciendose a sí mismo porque se sentía incómodo.

Mientras más olía el tenue aroma de la persona que dormía a su lado, se sentía más alerta, finalmente la alta figura tuvo que volver a levantarse de la cama y fue directamente al baño para liberar sus propias necesidades, pero esta vez solo.

—Son más de las cuatro, relaja tu mente y ve a dormir, tienes que ir a la escuela temprano en la mañana para llevar a Jimin a la escuela —se dijo varios minutos después y volvió a la cama de nuevo. Tomó una almohada para separarse de Jimin y que éste duerma abrazado al cojín como de costumbre y después cerró los ojos exhausto.

La pequeña figura en la amplia cama, abrió los ojos lentamente en cuanto sintió que era hora de levantarse y prepararse para ir a la escuela. Jimin frunció el ceño cuando sintió que algo estaba acostado atrás de su torso, el joven se volvió para mirar y se estremeció al ver el rostro de Jungkook tan cerca.

—¡Ah! —Jimin se sentó en estado de shock, lo que provocó que el pelinegro se despertará de inmediato también.

—¿Qué pasa Jimin? —le preguntó el mayor con una expresión de desconcierto.

Jimin sintió que su corazón latía con fuerza sin ninguna razón.

—¿Dónde estamos? —preguntó el joven, entre adormilado y con desconcierto.

Después su rostro se sonrojó cuando  el mayor se incorporó y estaba sin camisa.

—En mi dormitorio, anoche dormimos juntos. porque te quedaste dormido mientras te explicaba lo del teléfono, no quise despertarte y te deje dormir aquí —respondió Jungkook tranquilamente, mientras veía la almohada que había puesto de barrera tirada en el suelo, de su lado de la cama.

—Deberías haberme despertado Kookie, solo te causé más molestias —se lamentó Jimin en voz baja y sin atreverse a mirar al mayor.

—¿Por qué debería haberlo hecho? No me molestó en absoluto, anda ya, ve a darte una ducha y prepárate para ir a la escuela —respondió Jungkook restándole importancia a las palabras del rubio.

Se levantó de la cama y se desperezó, vio el reloj y se dio cuenta de que solo había dormido un par de horas, pero le servía, estaba acostumbrado a tener que dormir poco en ocasiones.

—Jungkook, ¿Hoy podemos ir a comer gachas al mismo restaurante de ayer? —le preguntó Jimin con una voz suave.

—¿Te gustaría? —le preguntó Jungkook y el joven asintió.

Jimin todavía estaba sentado en la cama, lo miró cariñosamente pensando que recién levantado seguía viéndose lindo.

—Está bien, te llevaré a comer.

Jimin sonrió ampliamente y se puso de pie de un salto.

—Entonces irá a ayudar a la abuela primero y después a darme una ducha y cambiarme de ropa —dijo el joven con la emoción al cien.

—Cuando salgas de casa cierra la puerta por mí —le pidió Jungkook antes de verlo salir hacía la puerta de entrada.

—Sí —respondió el joven y se escuchó el abrir y cerrar de la puerta.


Jimin salió de la casa de Jungkook con la intención de ir hacia su casa, pero se sorprendió al ver a Eun Chae caminar hacia él, con expresión feroz.

—¿Qué estás haciendo aquí tan temprano Jimin? —preguntó la mujer con voz profunda, había visto salir al joven de la casa de Jungkook.

—Oh, voy para la casa de la abuela, anoche dormí aquí —respondió Jimin sin rodeos y con inocencia.

Esto hizo que los ojos de la chica se abrieran un poco.

—¿Y quién te invitó a dormir aquí? ¿Por qué no te vas a dormir a tu propia casa? —volvió a preguntar la mujer.

Jimin no sabía cómo responderle, así que no dijo nada. En ese momento la puerta de la casa de Jungkook se abrió de nuevo y el pelinegro apareció tal cual como había dormido, con el torso descubierto y solo el pantalón de pijama.

—Jimin, olvidaste el teléfono —dijo cuando vio al rubio todavía parado frente a él.

Nada más salir el joven se había dado cuenta que el teléfono seguía dónde lo había dejado la noche anterior y salió para entregárselo, consciente de que no estaría muy lejos aún, y frunció el ceño al ver a Eun Chae parada frente al joven.

—Oh, gracias —respondió Jimin volviendo sobre sus pasos y tomando la bolsa del teléfono.

La mujer seguía de pie mirando la escena y con expresión enfadada.

—Ve a casa, anda —le dijo Jungkook, Jimin asintió y se apresuró a caminar hasta su casa con alivio, al no tener que enfrentarse a la chica.

—¿Qué pasa? ¿Por qué me ves así? —le preguntó Jungkook a la joven.

—Siento que estás siendo demasiado amable con ese niño —respondió la mujer con un tono disgustado.

—¿Y eso que tiene que ver contigo? —preguntó con indiferencia.

La chica frunció ligeramente los labios pero no dijo nada más.

—Vete a trabajar, vamos —la apuró el pelinegro antes de regresar al interior de su casa y cerrar la puerta, ignorando en absoluto la expresión molesta de Eun.

Cuando llegó a su casa Jimin puso el teléfono en el dormitorio y después fue a ayudar a la abuela en la casa grande. Eun Chae lo miraba con molestia, pero no le decía nada, el rubio hizo los deberes que le mandó su abuela, hasta que le dijo que fuera a ducharse y alistarse para la escuela.

Cuando estaba por terminar y tomó el teléfono, recordó que Eun Woo le había dado su número de teléfono, así que registró el número de su amigo cómo le enseñó Jungkook.

Cuando llamaron a la puerta principal, salió corriendo y la abrió.

—¿Ya terminaste? —preguntó Jungkook parado frente a la puerta de su casa.

—Está hecho, solo tengo que tomar mi bolsa —dijo Jimin, antes de correr para coger su mochila en el dormitorio y regresar.

Jungkook llevó a Jimin a despedirse de su abuela antes de ir a la escuela.

—Vamos, Namjoon y Jin no han bajado todavía —le dijo Jungkook cuando lo vió mirar hacia el segundo piso de la casa.

—De acuerdo.

Ambos salieron de casa, y fueron a desayunar al local del día anterior, cuando el rubio estuvo lleno, Jungkook condujo a la escuela.

—¿Trajiste tu teléfono? —le preguntó mientras ponía en marcha el auto.

—Sí, aquí lo tengo —dijo Jimin levantando la mano con el aparato en ella—. Kookie, anoche ya no te dije, pero mi amigo me dió su número de teléfono y quería saber si está bien que guarde su número —preguntó el joven.

Jungkook se quedó en silencio por un momento y asintió con la cabeza.

—Está bien, pero no tienes que dárselo a nadie al azar, sólo a tus amigos cercanos para hablar de la tarea. ¿Sabes? —le respondió el pelinegro en un tono tranquilo.

—Si, lo haré.

—He registrado mi número en caso de que no lo recuerdes —le dijo Jungkook de nuevo.

Jimin asintió como de costumbre, hasta que el auto entró en el estacionamiento de la escuela.

—Gracias. ¿Vendrás a recogerme está tarde? —preguntó el joven antes de salir del vehículo.

—¿Te gustaría que alguien más venga a recogerte? —fingió preguntar.

Jimin inmediatamente negó con la cabeza.

—No, yo quiero que tú vengas por mí —respondió el rubio haciéndolo sonreír.

—Sí, más tarde vendré a recogerte. Estudia mucho y si tienes algún problema llámame.

—Sí —respondió el joven y abrió la puerta del coche para salir.

Jungkook se quedó observando al joven caminar hacia el edificio, incapaz de alejar la vista, pero frunció el ceño cuando vio a un joven acercarse al rubio, decirle algo y tomar su bolsa para ponerla en su hombro, mientras le sonreía y comenzaron a caminar juntos mientras caminaban.

—Está tarde Jimin tendrá que presentarme a sus amigos para que los conozca —se dijo y condujo de regreso a casa.






Apoyó visual

Mas o menos así es como estaban sentados Jimin y Jungkook.

Que comiencen los celos del Kukencio jejejeje 😈

Nos leemos bellezas...
        Besitos 😘😘😘

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top