Capítulo 15

Jimin levantó su rostro manchado de sangre, con su vista algo borrosa recorrió el lugar en donde estaba, y por un momento se sintió transportado a aquel oscuro cuarto donde años atrás estuvo encerrado con Jungkook. Trató de ponerse de pie pero las cuerdas fuertemente atadas a sus tobillos se lo impidieron, sus manos esposadas estaban unidas a una cadena empotrada en la ruinosa pared.

Trató de mantener la calma, sabía que nada ganaba con gritar o pedir ayuda, nadie lo escucharía. El ruido de pasos acercándose lo hizo voltear la vista a la puerta de metal frente a él, contó diez pasos antes de que se escuchara el ruido de cerrojos y después el chirrido de la puerta al abrirse.

—Ya despertaste, me alegra.

—¿Qué pretendes? ¿Por qué me trajiste aquí? Ya me quitaste todo lo que me importaba, ¿Que más quieres de mi? —grito Jimin al hombre frente a él.

Kim Seokjin se acercó hasta él, en su rostro estaba dibujada lo que pretendía ser una sonrisa.

—¿Qué pretendo? Fácil, hacerle pagar a Namjoon el haberme rechazado. No sabes cómo te odio Park Jimin, tú no has dejado de ser un maldito estorbo desde que apareciste en la vida de Jungkook. ¿Por qué no te moriste aquella noche? Por tu culpa mate al hombre que amaba y ahora también tendré que volver a hacerlo.

La mirada desquiciada del abogado aterraba a Jimin, sabía que no dudaría en hacerle daño a Namjoon y solo rogaba porque lo encontrarán pronto…

24 horas antes…

Kim Seokjin había aprendido a luchar con uñas y dientes por todo lo que quería, y lo había conseguido. Solo no había podido conquistar el amor de Jungkook, todo por culpa del estúpido de Park Jimin, ese maldito mocoso fue el culpable de su muerte, y ahora pretendía quitarle a Namjoon. Los hermanos Kim eran su único boleto a una vida sin preocupaciones, sin burlas, una vida llena de lujos y felicidad.

Sabía que el mayor era menos fácil de manipular que Jungkook, pero después de muchos años como su amigo, sabía que si jugaba bien sus cartas saldría ganando. Por eso en ese momento llegaba hasta el despacho del moreno para mostrarle lo que había “descubierto” sobre Park Jimin.

Tocó la puerta y escuchó de inmediato la potente voz de Namjoon dándole el paso. Nada más entrar un escalofrío le recorrió la espina dorsal al ver la gélida mirada que el moreno le daba, fue solo un segundo antes de que parpadeara y volviera a ser el mismo de antes.

—Nam, es urgente que llamemos al detective Min, hoy me entregaron el reporte semanal de las cámaras de vigilancia de mi casa y vi algo sospechoso, pero…

—¿Pero qué? —le preguntó Namjoon.

Nuevamente el tono hosco en su voz lo hizo sentir incómodo.

—No sé si debería decírtelo, después de todo, puede que no me creas.

—Déjate de rodeos Jin, ¿qué está pasando?

—Muy bien, en las grabaciones ví entrar a este tipo a hurtadillas a mi casa y entró en mi despacho, no se que estaría buscando o que pretendía, pero no me puedes decir que no es sospechoso. Yo te lo dije desde antes de que volviera, ese niño esconde algo, su supuesta amnesia no se la creo.

Namjoon sonrió de medio lado, y se puso de pie, le dió la espalda al abogado para ocultar su rostro enfadado. Tal y como lo supusieron, Seokjin pretendía culpar a Jimin de todo, por eso dejó el diario de Jungkook en su posesión. Era hora de hacerle creer que él estaba de su lado.

—Tal vez hace unos días no te creería, pero, acabo de descubrir que Jimin está relacionado con  Choi Mu Jin y por consiguiente en la muerte de Jungkook, si todo sale bien, está misma noche, el asesino de mi hermano estará entre rejas o tres metros bajo tierra, todo depende.

Seokjin no pudo ocultar su sonrisa de triunfo, mataría dos pájaros de un tiro, se desharía de Mu Jin y de Jimin de un solo golpe.

—Lo siento tanto Nam, yo sé que tú querías confiar en ese tipo, pero ya viste solo es un arribista, lo más seguro es que fuera tras el dinero de tu familia a través de tu hermano, algo le salió mal y terminó matándolo, y estoy seguro de que pretendía hacer lo mismo contigo.

—Yo no soy ningún imbécil Jin, dejemos que la policía se encargue de todo, te invito a cenar y si quieres después podemos pasar por mi departamento, quizá sea hora de que acepte tu propuesta de ser más que amigos —lo último lo dijo dándose la vuelta y acercándose hasta él.

Jin sonrió y asintió gustoso de que por fin las cosas volvieran a tomar el curso que debían, poco se imagina que todo era un trampa bien elaborada, mientras él estuviera con Namjoon, el detective Yoongi, Jackson y varios agentes especiales se encargarían de entrar a las diversas casas clandestinas de Choi Mu Jin antes de acorralarlo y obligarlo a entregarse.

Para las siete de la noche, en una bodega propiedad de una empresa fantasma el empresario Choi Mu Jin, dueño de uno de los aserraderos más importantes del país, era detenido junto a un numeroso grupo de sicarios que habían disparado contra la policía, en un intento desesperado por huir.

A las nueve de la noche en un cuarto de interrogación oculto en lo más profundo de la comisaría número 13 de Seúl, un ensangrentado hombre se desplomaba en el suelo húmedo, bajo la fría mirada de un policía y un guardaespaldas.

—Ya… por favor… no me pegues más… te lo diré —suplico entre jadeos Choi, mientras Yoongi sonreía de medio lado y encendía un cigarrillo.

—Entonces dime, ¿quién es tu socio? ¿Quien es la mano oculta tras tus negocios y la muerte de Kim Jungkook?

—El abogado… El abogado Kim Seokjin…. Él… él mandó matar a Park Jimin y disparó contra Jeon cuando esté no permitió que matará a su noviecito —soltó por fin antes de caer desmayado por los golpes, cortes y fracturas que tenía en todo el cuerpo.

Jackson apagó la cámara que había grabado todo, como prueba de que aunque bajo tortura, jamás se le obligó a decir el nombre del abogado, mientras Yoongi se limpiaba las manos ensangrentadas.

—Con su confesión, más las pruebas reunidas y el testimonio de Jimin, ya podemos arrestar a Kim Seokjin. Llámale a tu jefe y dile que se prepare —le pidió el detective a Jackson que asintió y sacó su teléfono.

Jimin estaba ansioso, sabía que todo estaba perfectamente planeado, pero aún así algo podía salir mal. Namjoon había decidido llevarlo a su casa para mantenerlo a salvó, mientras todo pasaba, Taehyung lo acompañaba, junto a Soyeon la hermana del moreno.

Los tres caminaban hacia la tumba de Jungkook, para él era importante rendirle homenaje al hombre que había amado tanto, y pedirle perdón por haberse fijado en su hermano, dejar de sentir que lo sentía era prohibido.

—Mimi, ¿quieres que te acompañemos o prefieres estar solo? —le preguntó la chica cuando llegaron.

—Me pueden dejar solo unos minutos por favor —les pidió con voz baja.

Tanto su amigo, como Soyeon asintieron y se dieron la vuelta para volver, entendían que quería estar solo.

Con cuidado abrió la puerta del mausoleo, todo estaba igual al día del funeral, la foto de Jungkook en medio de flores, sus cenizas en el centro de la urna, velas iluminando su camino, caminó con paso firme hasta el retrato y se detuvo a solo unos centímetros.

—Jungkook, mi amor. Perdóname por favor, yo sé que no es correcto que me haya enamorado de tu hermano, por favor, no me odies —susurro mientras lágrimas resbalaban por sus mejillas.

Un frío aire lo envolvió de pronto, y sus ojos se cerraron cuando hasta su nariz llegó el aroma de un perfume conocido, abrió los ojos y los fijó en el retrato de su novio.

—No puedo ¿cierto?, no puedo no dejarte descansar en paz —dijo acortando los pasos hasta poder tocar la fotografía con sus dedos.

Acarició con la yema de sus dedos el cristal que protegía el retrato, mientras se prometía ser fuerte ante el inminente final. No supo cuánto tiempo estuvo ahí, ni cuánto fue lo que lloró, solo supo que cuando quiso irse se topó con dos hombres que le impidieron el paso, trato de gritar, pero taparon su boca, lo arrastraron a la parte trasera del mausoleo, vio una camioneta antes de sentir el golpe detrás de su cabeza y perder la conciencia.

En la casa Taehyung, Soyeon y la madre de ésta, habían sido encerrados, evitando así que fueran en la ayuda de Jimin, solo pudieron avisarle a Namjoon que lo más seguro es que se lo hubieran llevado.

El moreno sacó su teléfono y reviso el mensaje, sus puños se cerraron con fuerza tratando de contener la furia asesina que quería arremeter contra el hombre frente suyo, no sabía cuánto más, podía aguantar antes de matar a Seokjin con su propias manos, Min se estaba tardando demasiado.

—¿Qué pasa, Nam? ¿Sucede algo? —le preguntó el abogado mientras le sonreía.

—No es nada, solo Soyeon molestando.

—Ah, ¿ya te dijo que unos hombres se llevaron al imbécil de Park? —soltó Jin de pronto haciendo que Namjoon lo mirará con asombró.

—¿Que?

—Vamos Nam, no me creas tan estúpido, se perfectamente que esto es una trampa, pero veamos quién sale ganando. Aunque no te voy a mentir, por un momento si me engañaste, pero cuando mis hombres me dijeron que Jimin ya no estaba en tu departamento y que lo habían llevado a tu casa, lo entendí todo.

Seokjin se puso de pie y caminó hasta el moreno, que estaba impasible, tratando de no reflejar su frustración. Se tensó cuando sintió las manos del abogado sobre sus hombros y su aliento cerca de su oído, cuando se inclinó hacia él por detrás.

—Trataste de protegerlo de mi, que lindo, pero es hora de acabar lo que empecé hace cuatro años, y mas te vale que no intentes nada, o ese estúpido va a pagar las consecuencias, no sabes las ganas que tengo por matarlo.

—Te voy a matar con mis propias manos Seokjin, ¿Cómo pudiste? Después de todo lo que mi padre te ayudó, después de todo lo que mi familia te dio, así nos pagas.

—Ustedes no me dieron nada gratis, todo lo conseguí con esfuerzo, tu padre me rescató de las garras del borracho y drogadicto que era mi padre, pero a cambio me hizo hacer demasiado, demasiado para un jovencito de apenas dieciséis años, tu padre era un cerdo, y tú… con tu maldita arrogancia, sintiéndote superior solo por ser su hijo aunque fueras un bastardo. Jungkook fue el único bueno, el debía de ser mío y el estúpido de Park se atravesó, ¿sabes cómo me dolió matarlo? Esa bala no era para él, pero no tuve más opción.

Namjoon trato de moverse, pero su cuerpo se sentía pesado, lo que fuera que le haya dado había comenzado a hacer efecto.

—Tienes doce horas para entregarme al imperio Kim o te entregaré a Park Jimin en pedacitos —dicho eso le dió un beso en la mejilla antes de salir del restaurante y él quedará derrumbado sobre la mesa.

El reloj marcaba las doce de la noche, Namjoon estaba furioso, había caído en el juego de Seokjin, Jimin estaba en sus manos y sabía perfectamente que aunque le diera todo lo que poseía no lo dejaría vivo.

Yoongi tenía en movimiento a todos sus hombres, y junto a Jackson estaban buscando al chico, mientras que él estaba en reposo por culpa del somnífero que le dio. Se maldecía por haber sido tan estúpido, aún así sus abogados ya se habían puesto en marcha y le tenían un poder redactado dónde accedía a que el abogado fuera el apoderado legal de todo.

No le importaba entregarle su empresa o el dinero después de todo, nada era más importante que la vida de Jimin. Tomó su teléfono y mandó un mensaje a Jin sabiendo que estaría esperando por él, en pocos minutos la respuesta con una ubicación apareció en la pantalla, junto con la advertencia de que fuera solo o el rubio lo pagaría. Se puso en pie, sacó la pistola que siempre guardaba su padre en su despacho y salió a toda prisa.

Toda la policía a cargo de Min Yoongi se dispuso a ir tras Kim Seokjin en cuanto Namjoon lo llamó para avisarle. Y agradeció que el moreno no tuviera complejo de superhéroe, sabía que el abogado no estaría solo y que cometería un error si iba sin apoyo.

Dicen que cuando alguno de los sentidos falta, los demás se agudizan para suplir el faltante y eso parecía sucederle a Jimin, cuando los hombres que fueron por él, le taparon los ojos y la boca, su oído se había incrementado, podía escuchar claramente lo que sucedía a su alrededor y casi podía jurar que imágenes se formaban en su cabeza, los olores que llegaban a su nariz los sentía casi en la boca.

No necesito ver para darse cuenta que estaba en la montaña, y podía jurar que era la misma en la que Jungkook había muerto, podía escuchar el ruido de la cascada y el agua rompiendo en las rocas al final del barranco.

No llovía, pero el aroma a petricor era fuerte, señal de la cercanía con el agua, el ruido de varias voces también era claro, sabía que aparte de él, por lo menos había otros tres hombres, entre ellos Seokjin.

Su presencia la sentía a su lado izquierdo, junto a la punta del arma que le apuntaba en la espalda. Escuchó las pisadas de alguien aproximándose y cuando a sus oídos llegó la potente voz de Namjoon su corazón se aceleró.

—Ya estoy aquí Jin, deja a Jimin en paz, aquí tienes lo que querías.

—Vaya, ¿en verdad me darías todo por él? ¿Tanto te importa? No te interesa que primero haya sido de tu hermano, realmente eres un asco Nam.

—¿Y tú qué eres? Juras que amabas a Jungkook, pero aún así lo mataste, hasta hace un par de días jurabas amarme y solo era una farsa para conseguir dinero y poder, no te creas mejor, por qué yo aún tengo las manos limpias, así que déjate de estupideces y dame a Jimin.

Con cada palabra que el moreno dijo, el arma en su espalda se encajaba más, Jimin sentía que en cualquier momento Seokjin dispararía, pero para su fortuna no fue así, sintió cuando retiró el arma, y lo tomo con fuerza del brazo antes de arrojarlo hacia el frente, haciéndolo caer al piso.

Sus rodillas golpearon contra las piedras, antes de que el resto de su cuerpo chocara contra el suelo. No pasaron ni un par de segundos cuando sintió las fuertes manos de Namjoon envolverlo. Cuidando de no lastimarlo le quitó la cinta de la boca y después el vendaje, un alivio casi instantáneo lo envolvió al verlo.

—Ahí lo tienes Nam, todo tuyo —se burló Jin mientras, le apuntaba a ambos con el arma—. Todo está situación me parece un deja vu, solo falta la lluvia y que ustedes estén a la orilla del risco. Aunque creo que será mejor así me aseguraré de que los dos se mueran.

Un disparo sonó, Jimin cerró los ojos por inercia, y los volvió a abrir cuando sintió que su cuerpo ya no era sostenido por el moreno, el miedo se apoderó de él. Vio a Namjoon abalanzarse contra Seokjin, los dos cayeron al suelo, el arma que el abogado sostenía se soltó de sus manos en el forcejeó.

Namjoon se puso en pie y sacó el arma que guardaba en su espalda y a punto hacia el abogado, en ese momento Min Yoongi y la policía aparecieron, deteniendo a los tres hombres que acompañaban a Jin.

—Kim, baja el arma, ya no podrá escapar —grito el detective acercándose a Namjoon.

—No, está maldita escoria solo merece morir, la cárcel es un castigo muy blando para lo que se merece por haber matado a Jungkook.

—No, Namjoon por favor no lo hagas —gritó Jimin.

Jin se puso lentamente en pie, escupió un poco de la sangre de su boca y sonrió.

—Vamos Namjoon, dispara, ensuciate las manos por una vez —lo retó con burla en su voz.

—No le des el gusto Nam, él solo quiere verte perder los estribos, tu eres mejor que él. Su castigo será saber que nunca tendrá lo que quiere —volvió a suplicarle Jimin.

—¡Tu cállate maldito! —gritó el abogado perdiendo la poca cordura que tenía y se abalanzó hacia él.

Yoongi disparo al mismo tiempo que Namjoon al ver que Jimin corría peligro, las dos balas se incrustaron en su espalda, pero no lo detuvieron, herido de muerte alcanzó a llegar al borde del acantilado, los miro con burla y como si él hubiera sido el que había ganado, se dejó caer a su inevitable final.

El moreno soltó el arma y corrió hasta Jimin que veía estático hacia el vacío donde había saltado Seokjin, el detective ordenó bajar a buscar el cadáver, todo después de eso pasó en una nebulosa para todos.

Una semana después…

—¿Estás seguro Jimin?

—Si, Tae, ya no tengo nada que hacer aquí, ayer se cerró oficialmente el caso de Jungkook, con la muerte de Seokjin y el encarcelamiento de Choi Mu Jin. Y yo debo volver a tratar de hacer mi vida.

—Te voy a extrañar mucho Mimi, pero y…

—¿Y qué?

—¿Y Nam? ¿Qué va a pasar con su relación?

—No lo sé. Los dos debemos de pensar bien las cosas. Descubrir si realmente lo que sentimos es real o solo causado por la cercanía.

—Te entiendo. Cuídate mucho y prometo ir a visitarte pronto.

Ambos amigos se despidieron, siendo observados a lo lejos por Kim Namjoon, él no había querido dejar ir a Jimin, pero quizá eso era lo mejor, lo suyo había comenzado en medio del dolor por el pasado y así jamás tendrían un futuro.

Fin.


Dejo esto aquí y me voy lentamente.

Gracias por leer esta historia las amo.

Nos leemos bellezas...
         Besitos 😘😘😘

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top