2. TÚ MANDA Y YO OBEDESCO

El cuerpo me duele por la tensión que he tenido que aguantar en las últimas dos horas de trabajo, cada que doy un paso hacia mi auto, siento un hormigueo recorrerme desde la punta de mis pies hasta la raíz de mi cabello, aunque no se si sea por lo complicado que se tornó mi trabajo el día de hoy o por el pequeño vibrador que está colocado en mi entrepierna casi rozando con mi miembro.

Hace casi un mes desde que accedí a ser el sumiso de Jungkook dentro de aquel cuarto rojo en play whit fire y su pareja fuera de esas cuatro paredes, y no me arrepiento para nada de esa decisión, mis días se han tornado cada vez más interesantes, llenos de emoción, alegría, risas y sexo… mucho sexo.

Desactivo la alarma de mi coche con el mando a distancia y entro, pero al sentarme el vibrador rozó mi pene y me hizo soltar un jadeo. Si se preguntan por qué es que llevo un vibrador colocado con un arnés en mi pierna, dándome pequeñas descargas de placer cada que roza mi miembro les responderé de forma simple: es mi castigo.

Hoy Jungkook paso a verme está tarde a mi trabajo y cuando llegó me vio sonriendo de forma coqueta; según él, con el dueño de la cafetería a lado de mi local de decoración, cuando le presente a Eun Woo fue muy amable y educado como siempre, pero apenas él se fue, me tomo del brazo y me llevó hasta la parte de atrás de la bodega.

—Jimin, Jimin —dijo mi nombre mientras acariciaba suavemente mi cintura y me pegaba a su cuerpo —¿que te he dicho de ser tan coqueto cuando hablas?

—No hice nada malo Kook, solo estaba platicando con él sobre un pedido que hizo un cliente demasiado extravagante.

—Ese tipo te desea Jimin, lo puedo ver en sus ojos y si tú sigues sonriéndole de esa manera va a pensar que tiene alguna oportunidad —dijo sobre mi oído, para después morder un poco mi lóbulo, haciéndome jadear — y tú eres mío.

—Si soy tuyo —le respondí en un susurro cargado de deseo.

—Lo sé, pero para que no se te olvide no volver a pórtate tan coqueto te voy a tener que castigar.

Apenas esas palabras salieron de su boca me excité. Lo cierto es que me había hecho adicto a su forma de castigarme, a diferencia de lo que muchos podrían llegar a pensar, nunca ha sido rudo conmigo, nunca me ha dado un golpe que realmente me pueda lastimar, cómo él me dijo desde la primera vez, todo es para darme placer aún en el umbral del dolor.

Y disfruto tanto de eso, y más cuando al final el castigo termina con él enterrado dentro de mí, dándome más placer del que jamás he sentido.

Me soltó de su agarre y caminó hasta el frente de la tienda y volvió con una bolsa que había olvidado que traía cuando llegó. La abrió y saco una pequeña caja negra, al abrirla ví un pequeño objeto en forma de un huevo de color rosa, junto con una especie de liguero del mismo color.

—Esto lo compré hace rato pensando en ti, para usarlo está noche para probar algo nuevo contigo, pero en vista de que eres un niño malo y demasiado coqueto me servirá para castigarte.

—¿Qué harás? — pregunté ansioso.

—Pronto lo sabrás, ahora quítate el pantalón.

No dude en obedecer, si había algo que sabía era que tenía que obedecer todo lo que él me pidiera. Cuando por fin estuve libre del pantalón, Jungkook agachó frente a mí, levantó mi pierna y la acomodó sobre su rodilla.

—Tienes la piel tan suave, me encanta  —dijo mientras dejaba pequeños besos en mi pantorrilla — te voy a colocar esto y vas a tener prohibido tocarte, ¿me oyes?

Yo solo asentí, esperaba que él me quitará el bóxer, pero me sorprendió cuando ví que metió la liga por mi pie y la subió hasta mi muslo, para después meter entre ella y mi pierna el pequeño huevo, lo ajustó hasta dejarlo cerca de mi pene, pero sin tocarlo del todo.

Ajustó la correa de la liga para evitar que se cayera el huevo, pero sin dejarlo demasiado apretado y lastimara mi piel. Dió un último beso en el interior de mi muslo y bajo mi pie, permitiendome sentir el aparato rozando mi pene.

—Ponte el pantalón.

En cuanto lo hice, saco el control remoto que venía en la caja y lo activó, de inmediato una pequeña descarga recorrió mi pierna y se instaló en mi pene, solté un gemido de sorpresa y placer.

—Esto lo vas a dejar así y tienes prohibido tocarte, si lo haces lo sabré, la vibración es lo suficientemente suave para evitar que te corras, pero suficiente para mantenerte excitado y deseoso por qué te llene, si cuando llegue está noche a tu casa, veo que te has tocado buscando correrte te voy a azotar hasta que tú precioso culo este rojo.

—Está bien —conteste entre suspiros por la vibración.

—¿Cómo?

—Lo que órdenes papi.

—Muy bien, así me gusta. 

Me jalo hacia él y me beso, de esa forma tan única que tiene de hacerlo, metiendo su lengua y explorando mi cálido interior, al tiempo que me acaricia la cintura, sus labios devoraban los míos con pasión, yo soy una masa moldeable entre sus brazos, cuando el aire comenzó a faltar, se separó de mí un poco y me mordió el labio inferior antes de soltarme por completo.

—Ahora me voy, te veo está noche.

Dicho eso se dió la vuelta y se fue, en cuanto lo ví desaparecer por la puerta, apoyé mis manos sobre la pequeña mesa que ahí tenía y solté un jadeo, agradecí que solo faltarán un par de horas para que cerrara el local, pero no sabía cómo iba a sobrevivir todo ese tiempo con ese aparato vibrando tan cerca de mi pene que ya en ese momento está semi erecto.

Eran las ocho de la noche cuando llegué a mi casa, y vi el auto de Jungkook estacionado, le había dado un juego de llaves hace apenas unos días y en este momento agradecía haberlo hecho, me sentía tan excitado que no hubiera soportado tener que esperar a que el llegara.

Cuando entré a mi casa, no ví a Jungkook en el salón, subí las escaleras hacia la habitación y vi que de esta salía un haz de luz debajo de la puerta que estaba cerrada. La abrí y ahí está Jungkook, con parado frente a la ventana fumando un cigarro, no llevaba camisa dejándome ver si fuerte y ancha espalda, y los preciosos tatuajes que adornaban su brazo.

En cuanto me escuchó se dió la vuelta, me sonrió, apagó el cigarro y caminó hacia mí.

—Hasta que llegas, ya moría por verte.

—Tuve que manejar más despacio de lo normal, las piernas me tiemblan y no quería tener un accidente.

—¿Cómo te sientes?

—Estoy demasiado excitado, necesito que me quites esto, o me dejes tocarme, siento que voy a explotar si no me libero —dije con la voz entrecortada.

—Eso depende de ti, y de cómo te comportes en los próximos minutos, tu castigo aún no acaba.

—Kook, por favor, ya no puedo más — suplique.

Sin decir nada más, me tomó de la mano y me llevó hasta la cama.

—Pronto precioso.

Con movimientos lentos comenzó a quitar mi ropa hasta dejarme solo con los boxer y el liguero con el vibrador aún activo, aunque las vibraciones ya se sentía más suaves, supuse que era porque ya estaba por descargarse.

—Vamos a jugar un poco más y si resistes, te voy a recompensar, pero si no lo haces solo te voy a dar unos azotes. Acuéstate y pon los brazos hacia arriba.

Yo hice lo que me pidió, mientras él se quitaba el cinturón y con el ataba mis manos a la cabecera de la cama, dejándome inmóvil y a su merced.

Después quitó el liguero y el vibrador de mi pierna, los dejo en el buró aún lado de mi cama, después se acercó a mi tocador donde había una caja con varios juguetes que él había dejado aquí después de una de nuestras noches de sexo.

Vi que sacó una especie de correrá con dos pinzas en las esquinas, también tomo un vibrador más grande que ya habíamos utilizado con anterioridad, yo solo pase la lengua por mis labios deseoso por la perspectiva de lo que me iba a hacer.

—Vamos a jugar un poco con tus dulces pezones, voy a poner estás pinzas en ellos, de ti dependerá que no te lastimes, si te mueves mucho los vas a jalar y te va a doler, así que tendrás que mantenerte lo más tranquilo que puedas.

Estiró la cadena con las pinzas y Vi que en efecto tenía una correa que colocó alrededor de mi cuello, para después tomar las puntas y abrió las pinzas, en cuanto la primera presionó sobre uno de mis pezones sentí una leve punzada de dolor, y cuando colocó la segunda un jadeo involuntario escapó de mis labios.

—Recuerda no te muevas mucho o te dolerá.

Yo solo pude asentir, y Jungkook de inmediato dió un jalón de la cadena haciéndome soltar un pequeño grito de dolor.

—Que te he dicho, sabes que me tienes que contestar con palabras no con señas.

—Perdón papi, no volveré  a hacerlo.

—Voy a comenzar, pero antes dime las palabras de seguridad.

Eso era lo que más me gustaba de todo esto, y es que por muy dominante que Jungkook fuera, jamás hacía algo más fuerte de lo que yo pudiera soportar, antes de cada sesión siempre me hacía recordar cuáles eran las palabras que lo harían detenerse.

—Amarillo y rojo —conteste de inmediato.

—Muy bien.

Dicho eso, se paró frente a mí y tomó el vibrador y lo encendió, yo ya estaba más que ansioso por qué comenzará, pero no podía apurarlo o se detendría, ya una vez lo había hecho.

Con lentitud comenzó a pasar el vibrador por mi vientre, la sensación inesperada me hizo mover hacia atrás la cabeza lo que provocó que la cada en mi cuello se estirara y por consiguiente se jalara haciendo que las pinzas presionarán más mis pezones arrancandome un grito.

—No te muevas —dijo antes de volver a pasar el vibrador por sobre mi pubis, era delicioso sentir como mi pene reaccionó al instante por la vibración, poniéndose más duro de lo que ya estaba. 

Durante lo que me parecieron horas, Jungkook se deleitó pasando el aparato por varias partes sensibles de mi cuerpo, utilizando diferentes velocidades, en más de una ocasión me había hecho moverme y haciendo que jalara las pinzas.

Yo me sentía al borde de un precipicio, el placer que estaba sintiendo era demasiado, sabía que no tardaba en correrme, pero estaba tratando de evitarlo, sabía que si lo hacía antes de tiempo Jungkook tardaría más en penetrarme. 

—Te estás portando muy bien, cada vez tienes más resistencia y eso me complace demasiado.

—Lo hago para complacerte papi.

—Veamos si puedes resistir un poco más. Dobla las piernas y separalas.

Yo apoyé los pies en la cama doblando las piernas y las abrí lo más que podía, dejando mi orificio a su merced. Jungkook sonrió antes de acercar el vibrador a mi entrada.

—Ahhh… —gemí con placer por la sensación, mi espalda se curvó jalando las pinzas, haciéndome gemir por segunda vez.

—¿Podrás aguantar si lo meto? — preguntó mientras se veía a los ojos, con una mirada de perversa lujuria brillando en sus preciosos orbes negros.

—Papi… por favor, no voy a aguantar más… ahhh… te necesito.

—¿Qué quieres pequeño?

—A ti… te necesito a ti dentro de mi…

—Tan necesitado. Me encantas.

Sonrió y sin precio aviso insertó la punta del vibrador en mi orificio, haciéndome soltar un grito, lo sacó y volvió a meter un par de veces más, no lo metía por completo solo era la punta, pero eso era más que suficiente para tenerme delirando de placer.

Cuando por fin se detuvo, las esquinas de mis ojos pequeñas lágrimas brotaban, por el placer que me estaba provocando. Con la vista aún borrosa lo ví quitarse el pantalón y colocarse un condón en su enorme miembro duro.

—Me tienes loco Jimin, me fascina verte retorcerte de placer, tus gemidos casi me hacen correrme, eres perfecto, me encantas.

—Tú también me encantas papi.

Jungkook me jalo de las piernas para dejarme al borde de la cama, haciendo que mis brazos se estiraran por completo, me tomo de las pantorrillas y alineó su endurecido polla en la entrada de mi orificio, para después deslizarse lentamente en mi interior.

—Ahh… Papi… 

Gemi mientras Jungkook se enterraba por completo en mi, se comenzó a mover lentamente, yo solo podía gemir por el placer.

—Aahh… Jimin me aprietas delicioso… te sientes tan bien… ahhh

—Ohh… papi más rápido por favor… ahhh…

Jungkook aceleró las embestidas, mientras colocaba mis piernas sobre sus hombros, y besaba mis pantorrillas.

Su pene entraba y salía de mi casi por completo para después enterrarse con fuerza, yo era un desastre de gemidos y jadeos, mi cuerpo estaba cubierto de sudor igual que el de Jungkook.

Mi vientre comenzó a cosquillear anunciando mi inminente orgasmo.

—Ahhh… papi me voy a venir, ya no aguanto más… ahhh…

—Hazlo precioso, correré para tu papi.

Cómo si de una orden más se tratara lo hice entre un sonoro gemido, manchando mi vientre, apretando también el miembro de Jungkook en mi interior haciendo que él también se corriera.

Mi cuerpo exhausto se quedó libido después de mi liberación, Jungkook salió de mi, se quitó el condón y lo tiró a la basura, después quitó las pinzas de mis pezones haciéndome jadear al jalarlas, quitó la corra y libero mis brazos de la prisión del cinturón.

Se acomodo en la cama aún lado de mi, mientras me daba suaves masajes en mi muñecas para aliviar el dolor.

—Lo hiciste muy bien Jimin, no sabes cómo me encanta lo receptivo que eres —dijo mientras me daba un suave beso.

—También me encantas Kook, disfruto tanto estar contigo.

Después de descansar un rato nos dimos un baño y volvimos a la planta baja de mi casa para cenar algo. Mientras comíamos platicamos de cómo había ido nuestro día, hasta que Jungkook se puso serio y me dió una noticia que me alegró sobremanera.

—Jimin cariño, hoy fue mi último día de trabajo en play whit fire, renuncié está tarde.

—¿En serio? 

—Sí, te prometí que lo haría en cuanto consiguiera otra cosa y lo cumplí, de ahora en adelante el único con quién tendré sexo es contigo.

Yo me levanté emocionado y me senté sobre sus piernas, para besarlo con desespero.

—Gracias Kook, no sabes cómo me dolía tener que compartirte con otras personas, no te había dicho nada porque sabía que era tu trabajo, pero saber que tenías relaciones con otras personas realmente me dolía.

—Lo sé, por eso mismo lo hice, quiero que está relación funcione y que seamos exclusivos.

Nos volvimos a besar y terminamos teniendo sexo en la mesa del comedor, y después una vez más en la habitación antes de quedarnos dormidos. Ahora sí podía sentirme completamente seguro de mi relación con Jungkook y permitirme aceptar que ya estaba enamorado de él.












Espero les haya gustado el capítulo.
Actualizaciones cada sábado.

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Nos leemos bellezas...
         Besitos lujuriosos 😘🔥😘

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