ℙ𝕒𝕣𝕥𝕖 𝕦́𝕟𝕚𝕔𝕒
𝐀𝐝𝐯𝐞𝐫𝐭𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚𝐬: 𝐓𝐢𝐞𝐧𝐞 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐞𝐧𝐢𝐝𝐨 𝐡𝐨𝐦𝐨𝐬𝐞𝐱𝐮𝐚𝐥 𝐞𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐦𝐮𝐣𝐞𝐫𝐞𝐬.
𝐔𝐬𝐨 𝐥𝐢𝐠𝐞𝐫𝐨 𝐝𝐞 𝐦𝐚𝐥𝐚𝐬 𝐩𝐚𝐥𝐚𝐛𝐫𝐚𝐬.
𝐓𝐚𝐥 𝐯𝐞𝐳 𝐭𝐞𝐧𝐠𝐚 𝐟𝐚𝐥𝐭𝐚𝐬 𝐨𝐫𝐭𝐨𝐠𝐫𝐚́𝐟𝐢𝐜𝐚𝐬, 𝐬𝐨𝐲 𝐦𝐮𝐲 𝐝𝐞𝐬𝐩𝐢𝐬𝐭𝐚𝐝𝐚.
𝐏𝐚𝐥𝐚𝐛𝐫𝐚𝐬: 1241.
𝐓𝐢𝐩𝐨 𝐝𝐞 𝐧𝐚𝐫𝐫𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧: 𝐓𝐞𝐫𝐜𝐞𝐫𝐚 𝐩𝐞𝐫𝐬𝐨𝐧𝐚. 𝐏𝐨𝐫 𝐮𝐧 𝐦𝐨𝐦𝐞𝐧𝐭𝐨 𝐧𝐚𝐫𝐫𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐥𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐩𝐚𝐬𝐚 𝐜𝐨𝐧 𝐌𝐚𝐫𝐢́𝐚 𝐲 𝐥𝐮𝐞𝐠𝐨 𝐚 𝐄𝐥𝐢𝐳𝐚.
𝐀𝐜𝐥𝐚𝐫𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬: 𝐄𝐬𝐭𝐨 𝐞𝐬 𝐜𝐨𝐦𝐨 "𝐌𝐨𝐝𝐞𝐫𝐧 𝐀𝐮" 𝐨 𝐭𝐚𝐦𝐛𝐢𝐞́𝐧 𝐩𝐮𝐞𝐝𝐞 𝐬𝐞𝐫 "𝐂𝐨𝐥𝐥𝐞𝐠𝐞 𝐀𝐮", 𝐫𝐞𝐚𝐥𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐧𝐨 𝐬𝐞́.¿¿??
𝐄𝐥𝐢𝐳𝐚𝐛𝐞𝐭𝐡 𝐧𝐨 𝐞𝐬𝐭𝐚́ 𝐞𝐧𝐚𝐦𝐨𝐫𝐚𝐝𝐚 𝐝𝐞 𝐀𝐥𝐞𝐱𝐚𝐧𝐝𝐞𝐫.
𝐌𝐞 𝐢𝐧𝐬𝐩𝐢𝐫𝐞́ 𝐜𝐨𝐧 𝐥𝐚 𝐚𝐝𝐚𝐩𝐭𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐝𝐞 𝐮𝐧𝐚 𝐜𝐚𝐧𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐝𝐞 𝐁𝐢𝐥𝐥𝐢𝐞 𝐄𝐢𝐥𝐢𝐬𝐡 𝐥𝐥𝐚𝐦𝐚𝐝𝐚 𝐖𝐢𝐬𝐡 𝐲𝐨𝐮 𝐰𝐞𝐫𝐞 𝐠𝐚𝐲, 𝐬𝐨́𝐥𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐧 𝐥𝐚 𝐚𝐝𝐚𝐩𝐭𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐥𝐚 𝐰𝐞𝐚 𝐬𝐢 𝐞𝐬 𝐬𝐮́𝐩𝐞𝐫 𝐠𝐚𝐲.
𝐍𝐨𝐭𝐚: 𝐒𝐢 𝐪𝐮𝐢𝐞𝐫𝐞𝐧, 𝐫𝐞𝐩𝐫𝐨𝐝𝐮𝐳𝐜𝐚𝐧 𝐥𝐚 𝐜𝐚𝐧𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐝𝐞𝐥 𝐦𝐮𝐥𝐭𝐢𝐦𝐞𝐝𝐢𝐚, 𝐥𝐚𝐬 𝐯𝐨𝐜𝐞𝐬 𝐬𝐨𝐧 𝐬𝐮́𝐩𝐞𝐫 𝐡𝐞𝐫𝐦𝐨𝐬𝐚𝐬.
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Una hermosa chica de piel morena y cabello castaño ondulado se encontraba en una pequeña cafetería en el centro de su ciudad, sentada en una mesa grupal junto al ventanal, con un café amargo en mano y un trozo de pastel de vainilla a medio terminar.
Tomó un sorbo de su bebida caliente y con su mano libre escribía poemas a chicas las cuales algunas vez vió en la calle y le pareció bonitas, chicas que desconocía y sabía que nunca estaría con ellas, aunque realmente no le importaba.
Soltó un suspiro y dejó su taza a un lado.
El tintineo de la campana de la puerta del local captó su atención. Una chica de apariencia tierna entró sonriente.
María había quedado embobada con su belleza, tanto que su lápiz resbaló de su mano, cayendo al suelo y el golpe de este le hizo reaccionar.
Conocía a esa chica.
Bueno, ¿Quién no? De seguro sólo los que no iban a su universidad, pero así es, ambas iban a unas cuantas clases juntas, sabía su nombre.
Además de ser una de las estudiantes más inteligentes de su lugar de estudio, su padre tenía cierto dinerillo, ella era Elizabeth Schuyler. Tan inalcanzable.
La veía a unos pocos metros hablando animadamente con uno de los empleados del café; John Laurens.
De pronto, la pelinegra volteó a verla pero desvió su mirada con rapidez, con un ligero color rojizo en sus mejillas, o eso quería pensar Lewis.
Ya había estado así antes; con su corazón palpitando con fuerza contra su pecho, dándole el sentimiento que iba a salir de allí, sus mejillas calientes hasta más no poder y con una sonrisa boba asomándose en sus labios.
Desearía poder hablarle, dejar su cobardía de lado y acercarse a la Schuyler, por lo menos decirle un simple ''Hola, ¿Cómo estás?''.
Aunque también deseaba que Elizabeth sea lesbiana, tal vez tendría oportunidad o algo, solamente en un mundo paralelo donde no ande de tímida para hablarle.
꒰📚꒱ ⋆.*♡ゞ
Por otro lado, nuestra querida Eliza soltaba unas risitas nerviosas ante las bromas de John, que la estaba molestando con María.
— Yo creo que le gustas. —Murmuró el rizado, mirándola con picardía.
— Que los Dioses te escuchen, amigo. —Bromeó.
— Podrías aprovechar que esta vez está sentada en esas mesas grupales para ubicarte cerca de ella. —Aconsejó, sonriendo.
— Bueno, lo haré. —Dijo con determinación.
— Entonces, buena suerte. —El chico le entregó su Frappé de Chocolate y Elizabeth se despidió, encaminándose a la mesa que le dijo Laurens.
Todos los días la veía ahí y siempre dejaba su mente fantasear con un futuro con María o por lo menos se imaginaba cómo sería tener una amistad con ella. La pelinegra cree que serían una gran pareja pero siempre la veía ocupada con su cuaderno por lo que suponía que era la tarea y por ello no se acercaba, no quería ser una molestia o distracción. Tal vez su presencia no le ha de importar a la castaña, así que mejor se iba a mantener mirándola de lejos.
Siguió caminando lentamente, sintiendo la mirada atenta de su mejor amigo encima de ella desde la caja. Pasó a un lado de María, pudiendo oler su perfume y se sentó a una silla de distancia de ella.
Colgó su pequeña mochila de color azul pastel en la silla y de ahí sacó su libro, abriendo en la última página que había leído y recargó su codo en la mesa, apoyando su cabeza en la mano.
Algunos cabellos cayeron, tapándole la parte izquierda de su rostro, evitándole a la morena poder verla, sin embargo, Eliza podía aún contemplarla.
Traer el libro era una excusa, porque sabía que después de todo se terminaría distrayendo mirando los labios de María, preguntándose a sí misma si aquellos labios son igual de suaves como se ven.
Se acomodó el mechoncito de pelo detrás de su oreja, mirando de reojo a Lewis, acción que provocó que ambas crucen miradas, pero como siempre, las desviaron con vergüenza.
✕ ...*!📝ˇ,°·
Después de agarrar su lápiz, se dió cuenta que la pelinegra se había sentado cerca.
Fingió escribir pero no tenía nada en mente, solo estaba haciendo una clase de garabatos, la presencia no tan lejana de Elizabeth la mantenía nerviosa.
¡Vamos, María, puedes hablarle! ¿Pero cómo? Esa era la cuestión. No podía acercarse así no más y decirle ''Eu, me pareces súper bonita, ¿Nos casamos?''. No, no, que vergüenza.
Igual, si conseguía hablarle y convertirse en algo más que compañeras de clase, no serían pareja, después de todo, la morena no era de su tipo, ni siquiera su orientación sexual preferida.
A veces quería tenerla solo para sí misma, es tan egoísta, pero la hace sentir tan indefensa y se le está haciendo difícil seguir soportando más días de esta manera.
Sí, María solía ver a otras chicas y escribir sobre ellas, pero realmente no es como si le gustaran, porque realmente su corazón ya había caído por la Schuyler.
Pero simplemente no podía parar de ser una cobarde.
Con eso en mente, se levantó. Lanzó una mirada discreta y rápida hacia la de ojos oscuros y salió del local.
꒰📚꒱ ⋆.*♡ゞ
Elizabeth escuchó una silla cercana ser arrastrada y dirigió su mirada hacia el ruido.
Oh, mierda.
María se estaba yendo.
Fijó su mirada en la mesa con tristeza, donde antes había estado María, pero aquel sentimiento desapareció al darse cuenta que ahí estaba el lápiz y el cuaderno de la morena junto a un plato y una taza, ambos vacíos pero eso no importaba.
Suspiró con una sonrisa burlona en su rostro, guardando su libro y tomándose el último sorbo de su Frappé para después levantarse y agarrar los objetos de María, dirigiéndose a la salida a paso acelerando y saliendo también del local a la misma velocidad.
— ¡H-Hey! —Gritó, queriendo llamar la atención de la chica descuidada y por suerte, si pudo, sonriendo al ver que la aludida paraba su andar.
— Uhm, ¿Si? —Murmuró al voltearse, sonrojándose al ver a Eliza.
— Se te quedaron estas cosas. —Le tendió los objetos y la mayor los agarró, rozando con ligereza sus dedos.
✕ ...*!📝ˇ,°·
María no sabía como sentirse.
Se estaba reprochando internamente por dejar su preciado cuaderno abandonado en un lugar público donde cualquier persona era capaz de leerlo pero a la vez se estaba felicitando por el mismo hecho, ya que gracias a esto se encontraba frente a ella su amada.
— Gracias. —Agradeció luegos de unos segundos en silencio.
— Yo... Ah-, te he visto en algún lado... —Comenzó a hablar la pelinegra, fingiendo que no la conocía, era una buena manera de empezar una conversación, ¿No? Chasqueó sus dedos al obtener la respuesta que -obviamente- ya sabía—. Eres María Lewis, te he visto en unas clases mías. —Dijo manteniendo su semblante amable.
— ¡Oh, si! Es verdad, sí te he visto, Elizabeth Schuyler... —Comenzó a enredar su dedo índice en uno de sus mechones ondulados, sonriendo con levedad.
Ambas se quedaron calladas tras esas palabras, solamente se miraban, era un silencio algo incómodo pues ninguna sabía que decir. María estaba planeando como irse corriendo.
— Desearía que fueras lesbiana. —Susurró para sí misma pero fue lo suficientemente alto para que la menor lo escuchase por desgracia—. Mierda, ¿Lo dije o lo pensé? —Preguntó paniqueada, recibiendo en respuesta unas risitas.
— Soy bisexual. —Aclaró—. Hm... Tenía pensado ir al parque, ¿Me acompañas? Me gustaría conocerte más. —Invitó con timidez y María aceptó.
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