𑁍┊Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ xᴠɪɪ

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▗ ▘➤ "Disputa".
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Al día siguiente, las clases transcurrieron con normalidad. Una vez finalizadas, (T/N) y Acyn se citaron de nuevo en el aula de música, albergando la esperanza de encontrar al misterioso ser conocido como la momia. Este enigmático individuo solía frecuentar dicha sala, y su presencia allí era algo habitual.

— ¡Por fin hemos terminado...! -Sonrió Shiba-

— Oigan, ¿Qué les parece si regresamos juntos a los dormitorios? -Comentó Erica-

— Lo sentimos, pero nos iremos un poco tarde a descansar -Dijo Acyn-

— Es una pena. -Suspiró- Cloe vendría con nosotros, y también está Nagi.

— Entonces, yo iré con ustedes. -Se retractó el joven-

— Pero, Acyn... -Lo miró desanimada su melliza-

Cada proyecto que confeccionaban los hermanos se veía abruptamente interrumpido por Cloe, quien, a pesar de haberse mantenido al margen hasta el momento, en esta ocasión no estaba dispuesta a dejar pasar la oportunidad de entrometerse.

— ¿Te unes a nosotros? -Inquirió Cloe-

— No. -Respondí con tranquilidad, a pesar de su evidente disgusto-

— Lástima. -Manifestó, con un atisbo de preocupación-

— Acyn, podemos tener una conversación privada. -Dijo, dirigiéndose a su hermano mellizo con una sonrisa ominosa-

— C-claro. -Balbuceó, nervioso- Conociendo a su hermana, sabía que nada bueno le esperaba.

Se apartaron discretamente del grupo y entablaron una conversación sobre el reciente suceso. Sin embargo, la charla derivó rápidamente en una acalorada discusión entre ambos. Ante la mirada atónita de sus amigos, que presenciaron la discordia, comenzaron a intercambiar reproches y acusaciones.

— ¡Escúchame bien, Acyn! -Lo miré con el ceño fruncido-

— ¿Qué quieres saber? -Suspiré- Mira, no quiero discutir.

— ¡Acyn! ¿Por qué cambias todo a última hora? -Suspiré- Acordamos ir al salón de música y ayer dijiste que me ayudarías con la tarea. -Crucé los brazos- Pero en cuanto oyes el nombre de Cloe, te marchas como un perrito faldero.

— ¡Espera, no te atrevas a culparla! -Se enfadó-

— No la culpo a ella, te reprocho a ti haberme abandonado. -Depositó su dedo sobre el pecho de su hermano- ¡Nunca te he descuidado! ¡No obstante, tú me has fallado, a pesar de prometerme que no lo harías, y lo estás haciendo!

— ¡Tú no comprendes cómo me siento!

— Hermano, es evidente que sientes algo por Cloe. -Susurró con aflicción- Me agradaría que formaran pareja, pero no es justo lo que haces... me has dejado plantada en varias ocasiones para intentar pasar tiempo con ella. -Suspiró con frustración-

— Pero... -Fue interrumpido-

— No planees emprender actividades conmigo si tienes la intención de ignorarme -Replicó, dándole la espalda y dirigiéndose hacia la puerta- Jamás te he abandonado desde lo ocurrido con nuestra madre, pero tú sí lo hiciste, lo cual me ha generado una profunda decepción...

— (T/N)... -Sus ojos reflejaban tristeza-

— Por el momento, no quiero hablar contigo...

La estudiante se dirigió al salón de música con determinación, sus pasos resonando en el pasillo vacío. Sin embargo, a mitad de su camino, sus sentidos fueron atraídos por una irresistible melodía. Acompañada de un canto etéreo, la música poseía una belleza cautivadora. Pero, a medida que escuchaba atentamente, un trasfondo inquietante comenzó a emerger. A pesar de su sonoridad celestial, la melodía transmitía un mensaje oscuro, como un lamento susurrado desde las profundidades de un alma torturada.

Mientras escuchaba la cautivadora voz, los pensamientos surcaban su mente:

— (Qué timbre tan melodioso... ¿A quién pertenecerá?) -Se cuestionó- (Si bien la música deleita los oídos, la letra posee un tinte inquietante, carente del efluvio del afecto sincero...)

(T/N) avanzó con paso ligero guiada por la melodiosa voz hasta que llegó a la puerta del salón de música. Al abrirla, el tiempo pareció detenerse abruptamente. La mirada de ella se cruzó con la de su compañero Natsume. Ambos se quedaron paralizados, sus miradas intensas entrelazadas en un silencio prolongado. Finalmente, tras unos eternos segundos, la joven rompió el hechizo, sus palabras resonaron en la quietud:

— Natsume, ¿Eras tú quien cantaba? -Preguntó con seriedad-

— ... -Natsume no respondió, y la joven se acercó a él-

— ¿Por qué no respondes? -Inquirió con seriedad-

— Sí -Respondió Natsume-

— Bien -Suspiró y se cruzó de brazos- Dime, ¿Qué eres en realidad?

— No entiendo a qué te refieres... -La observó algo nervioso-

— Natsume... Mi padre es una momia, y sé muy bien que las momias no poseen grandes habilidades para el canto -Suspiró- Un tonto no se daría cuenta.

— ¿Eres una ninfa? -Preguntó sin importarle nada- ¿Una sirena? ¡¿Qué es lo que eres?!

— Tks... qué fastidio. -Suspiró y sostuvo sus cosas- Si te lo digo, tendría que matarte.

— ¿Matarme? -Se puso enfrente de su compañero- ¿Estarías dispuesto a acabar conmigo? -Ladeó su cabeza- Es tan malo querer saber lo que es mi compañero. -Lo observó-

— No tengo derecho a decírtelo, ya que no somos demasiado cercanos.

— Lo somos... -Suspiró- Tú eres mi compañero destinado.

En aquel instante, fue la primera vez en un largo tiempo que el mayor se encontraba tan desconcertado. Fijó su mirada sobre ella, incapaz de comprender la situación. Momentos antes, estaban inmersos en una conversación sobre un tema específico, y de repente, dieron un salto abrupto a otro asunto totalmente diferente. El cambio de rumbo lo dejó perplejo, incapaz de seguir el hilo de sus pensamientos.

— Espera un momento. -Se sentó en el taburete del piano y reflexionó unos segundos-. ¿A qué te refieres con 'compañeros destinados'?

— Conoces la historia del 'clic' entre los monstruos, ¿verdad? -Se sentó a su lado-.

— Sí, pero todos saben que es un tabú. -Dijo sin más-

— No lo es. -Suspiró-. Por alguna razón, me sucede contigo y no he podido evitarlo.

— Ahora entiendo por qué me sentía extraño a tu lado desde que bailé contigo ese día. -Comenzó a comprender-

— Nosotros no elegimos con quien nos pasa, simplemente sucede. -Suspiro- Lamento mi comportamiento, pero no puedo evitar interesarme por conocerte más.

Tras una profunda inhalación, el joven se tomó un momento para reflexionar antes de responderle:

— Te propongo un acuerdo -Dijo, mirándola finalmente-

— ¿Cuál? -Preguntó ella, observándolo atentamente-

— Si descubres mi identidad en el plazo de un año, determinaré si continuamos conociéndonos -Explicó, manteniéndo la mirada-

— Acepto tu propuesta -Suspiró ella- Sin embargo, si hieres mis sentimientos, romperé todo contacto contigo permanentemente.

— Muy bien.

— Sólo te pido que guardes esto en secreto. -Hizo referencia a su secreto y asintió-

— Acepto. -Sonrió y apoyó su cabeza en el hombro del mayor-

— Tontita... -Acarició su cabeza y sonrió con coquetería-

— Creo que será divertido. -Cerró los ojos-

— Pareces agotada. -La observó de reojo- ¿Ha pasado algo?

— Sencillamente, me distancié de mi hermano por una nimiedad. -Sonrió con pesar- En todo caso, deberías dejar de reproducir esa melodía tan inquietante... ¿Te agradaría que te cantase una canción digna de ser ejecutada? -Inquirió, recibiendo un asentimiento-

La muchacha comenzó a entonar un bello cántico en el idioma oficial, mientras su compañero la escuchaba con atención, algo sorprendido. La razón de su asombro radicaba en que la melodía que acababa de escuchar era la misma que la madre de los gemelos le había cantado.

— Vaya... -Exclamó con sus mejillas sonrojadas-

— ¿Qué pasa? -Se detuvo de repente-

— Has hecho que mi tiempo contigo sea más llevadero. -Lo miró agradecido-

— De verdad. -Sonrió con un ligero rubor, y Natsume la acercó hacia sí-

— Sí. -Apoyó su cabeza en su hombro y cerró los ojos- Me gustaría escucharte un poco más.

— Está bien, no tengo problema en cantarte. -Sonrió-

Continuó serenándole y tocando el piano para su amado compañero, convirtiendo aquella dulce melodía en un secreto inviolable que solo ellos sabrían.

- Continuara.

Hola queridos lectores, espero que su apoyo siga creciendo y debo agradecer a las personas que se tomaron el tiempo de leer cada capítulo de este libro.
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