𑁍┊Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ xʟᴠɪ

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▗ ▘➤ "Visita a la bruja". 🪄
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Durante el fin de semana, los mellizos se reunieron con Cloe y juntos abordaron un carruaje. Se dirigieron hacia la aldea de los zombies y, tras un trayecto lleno de emoción, se adentraron en el espeso bosque donde habitaba una bruja. El ambiente estaba envuelto en un aire de misterio, con árboles altos que parecían susurrar secretos y sombras que se movían sutilmente entre la maleza. Con cada paso que daban, la anticipación crecía, ya que sabían que estaban por descubrir un mundo lleno de aventuras y enigmas.

— ¿A dónde nos llevas, Cloe? -Preguntó su amiga con curiosidad-

— Es alguien muy importante para mí -Respondió, sonriendo emocionada-

— ¡Vaya! ¡Tienes mucho entusiasmo! -Parecía algo molesto-

— Oh, vamos hermano... No te pongas celoso. -Lo reprendió su hermana-

— No imaginé que tuvieras este lado -Se rió suavemente-

Cuando finalmente arribaron a su destino, descendieron del carruaje y se mantuvieron de pie ante una casa de madera, la cual estaba iluminada por varias velas que se habían consumido casi por completo, dejando un leve resplandor titilante en la oscuridad que las rodeaba.

Los hermanos optaron por esperar pacientemente en el umbral de la humilde casita. Fue en ese momento que Cloe, tras cruzar la puerta, se adentró en el interior para informar sobre la llegada de sus amigos. Una vez que dio el aviso, la dueña de la casa, una intrigante bruja, asintió con aprobación, permitiéndoles pasar. Al ingresar, los hermanos se dieron cuenta de que la bruja los observaba con una curiosa sonrisa en su rostro, lo que les generó una mezcla de aprehensión y curiosidad.

— Rain… ¿Estás ahí? -Preguntó Cloe-

— Vaya, ahí estás. Pensé que no vendrías. -La saludé con una sonrisa cálida- Parece que has traído compañía. -Los observé con curiosidad-

— Un placer conocerte. -Dijo la joven de ojos celestes-

— Igualmente, soy Acyn. -La saludé con cortesía- Ella es mi hermana melliza (T/N).

— Te prometí que vendría a visitarte cuando tuviera la oportunidad. -Sonreí amablemente- ¿Cómo has estado?

— Me ha ido muy bien -Comentó animada- Hace un año que estás en la Academia y ya tienes pareja, ¿No es así?

— N-no te equivocas, Raian... -Respondió, sonrojándose y rascándose la mejilla-

— Así que ya están saliendo y no me lo han dicho. -Fingí estar decepcionada-

— Bueno, queríamos mantenerlo en secreto hasta que llegara el momento adecuado para anunciarlo.

— Mis disculpas -Dijo la rubia-

— Para concluir este tema, nos gustaría consultarle acerca de otro asunto. -Comentó seria (T/N)-

— Mmm... Creo que puedo intuir la razón de su visita. -Observó la bruja a los mellizos-

Rian se dio cuenta de los hilos que estaban atados al meñique de (T/N). Intrigado, se acercó con precaución y tomó suavemente su mano para poder observar mejor y así confirmar sus sospechas. En un principio, pensó que tal vez su visión le estaba fallando, pero al acercarse y examinar detenidamente, no pudo evitar notar la realidad de la situación. A pesar de la sorpresa y la inquietud que le provocaba lo que acababa de descubrir, hizo un esfuerzo por mantener la calma y no dejar que sus emociones se desbordaran.

— Qué extraño... Es la primera vez que encuentro algo tan inusual -Comentó-

— ¿De verdad? -Se sorprendieron los mellizos- ¿Usted también puede verlos?

— ¿De qué están hablando? -Preguntó Cloe, mostrando curiosidad-

— Se trata del hilo del destino -Respondió la bruja- O más bien, de los hilos del destino. -Dirigiéndose a la joven de cabello rosa, agregó- Esto no es algo que se observa con frecuencia.

— Hmm... Supongo que no son cambiaformas, ¿Me equivoco? -Sonrió Raian- 

— No se equivoca, señora Raian -Respondió Acyn- Mi hermana y yo somos descendientes de una antepasada que era ninfa y se llamaba Aíne. 

— ¿Estabas al tanto de esto, Cloe? -Preguntó la bruja con seriedad-

La zombie asintió en silencio, manteniéndose atenta.

— Ustedes son los últimos descendientes del linaje de la santa Aíne. -Dijo, sonriendo con orgullo- Un pueblo que existió hace muchos siglos y que desapareció debido a una tragedia... -Su expresión se tornó seria- Es un honor conocer a sus descendientes, pero deben estar al tanto de que la existencia de las ninfas es considerada un tabú en el mundo oscuro.

— Soy su reencarnación. -Explicó con seriedad- Soy la reencarnación de esa santa que se considera un tabú. Sé exactamente lo que ocurrió con mi gente en el pasado y me aseguré de salvar a mi pueblo abriendo un portal hacia el mundo humano. -Suspiró- Aunque no logré salvar a todos, pude asegurarme de que ninguno de mi especie permaneciera en el mundo oscuro, a excepción de mi único hijo, quien continuó con la descendencia.

— ¿No me digas que estoy conversando con la misma Aíne? -La bruja parecía emocionada-

— Sí. -La joven dejó que una marca de la luna brillara en su frente y luego la hizo desaparecer-

— Hermana... - La preocupación lo llevó a tomar su mano con delicadeza-

— Estoy bien, Acyn... Me ha costado aceptar esta realidad, pero Selene recientemente restauró mis recuerdos y estoy esforzándome por comprender por qué estoy vinculada a estas cuatro personas...

— Sabes que es inevitable lo que te está sucediendo por estar unida a esas cuatro personas -Dijo Serena- Estoy dispuesta a ayudarte en lo que pueda, pero ¿Estás dispuesta a cortar esos vínculos por tu propia voluntad?

— ¿Qué quieres decir? -Preguntó, mostrando confusión-

— Si no deseas seguir unida a esas cuatro personas, hay una forma de lograrlo.

Acyn y Cloe intercambiaron miradas llenas de preocupación al observar a las dos personas que se encontraban frente a ellos. Sin embargo, ante una señal que les hizo Raian, tomaron la decisión de retirarse y dejar a las dos solas en ese momento tan delicado. A pesar de su inquietud, Acyn se esforzó por contenerse y evitar que se alejaran, sintiendo en su interior la necesidad de estar al lado de ellas en ese instante.

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· •「 ░╎❝. Narra (T/N) . ❞╎░ 」• ·
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Observé atentamente como la bruja realizaba un gesto con las manos, instando a que ambos se marcharan. Esta señal me hizo pensar que aquel mensaje debía ser un secreto exclusivo para mí. Con esa intuición en mente, le pedí a mi hermano que hiciera caso a su petición, a pesar de que su actitud estaba completamente en contra de dejarme solo en esa situación.

— Dime, señorita (T/N)... ¿Sientes algo por estas cuatro almas a las que estás unida? -Preguntó con seriedad-

Se sorprendió ante su pregunta directa y, en lugar de responder, se sintió triste.

— Considera si realmente estás dispuesta a tomar esa decisión. Las consecuencias para esas personas serán complejas, ya que romper el vínculo emocional que tienes con ellas generará que cualquier sentimiento que hayan tenido hacia ti se desmorone, dejándolos vacíos.

— ¿Es tan grave? -Preguntó con preocupación-

— Estás jugando con el destino, niña e intentar evitar lo imposible conlleva penitencias que deberás cargar por el resto de tu vida -Explicó la anciana- Te dejaré unas tijeras que te permitirán cortar los hilos, pero deberás meditar tu decisión.

— Comprendo... -Respondió ella-

Mi rostro reflejaba una profunda preocupación, y tuve la oportunidad de notar cómo ella extraía una llave antigua de su peculiar bolsa de cristal. Con movimientos meticulosos, se dirigió hacia un cofre que se encontraba cerrado, y al abrirlo, reveló en su interior una tijera. Sin dudarlo, me la entregó, colocándola suavemente en mis manos.

— Una vez que tomes tu decisión, necesitas regresar aquí y devolvérmela para mantener esta tijera a salvo... No debes dársela a nadie... ¿Entendido? -La miró con seriedad-

— La cuidaré... -Suspiré-

— Si eso era lo que te preocupaba, puedes volver a la academia.

— Bueno, hay algo que debo preguntarte...

Después de unos minutos...

Finalmente salgo de la cañada y, mientras me despido de Raian, coloco cuidadosamente la tijera en el cofre que me entregó la bruja. En ese momento, me doy cuenta de la expresión de preocupación que tienen mi hermano y mi mejor amiga. Sus rostros reflejan una inquietud palpable, lo que me hace sentir un leve estremecimiento en el interior.

— ¿Está todo bien? -Preguntó Acyn-

— Sí... Todo bien. -Sonreí-

— No parece así... ¿De qué hablaste con Raian? -Indagó Cloe-

— No es nada importante -Respondí con calma- Regresemos a la academia, estoy casada y necesito pensar en qué hacer.

— Hermana... -Llamo Acyn-

Sus ojos se llenaron de tristeza y, con un profundo suspiro, dirigió a Acyn una mirada cargada de súplica. Esta expresión fue suficiente para que él optara por callar y, con un aire de resignación, se sintiera impulsado a indagar más sobre la situación. Así que, sin pronunciar una palabra más, nos dirigimos al carruaje que nos esperaba y comenzamos el trayecto de regreso a Alderic.

Una vez que llegamos a nuestro destino, descendí del vehículo y me despedí de Cloe, así como de mi mellizo, que estaban dispuestos a acompañarme. Sin embargo, logré detener a mi hermano a tiempo para manifestarle mi deseo de estar sola ese día. Él comprendió mis intenciones y se retiró a sus propios aposentos, dejándome con el pequeño cofre que sostenía entre mis manos.

Al ingresar a mi habitación, cerré la puerta cuidadosamente detrás de mí. Decidí cambiarme de ropa, optando por ponerme un cómodo pijama, mientras ocultaba el cofre en un lugar seguro. Después de asegurarme de que todo estuviera en orden, me acomodé en la cama, y me sumergí en mis pensamientos, recordando la conversación que había tenido con Rain, la bruja. Fue entonces cuando, de manera repentina, el cansancio me venció y caí en un profundo sueño.

— Continuará.

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