𑁍┊Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ xʟɪɪ
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▗ ▘➤ "Semillas de soja".
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Acyn secó las lágrimas que aún resbalaban por sus mejillas y observó a su hermana menor, quien parecía muy afectada. Después de tomarse un momento para calmarse, decidió que era el momento de avisar a su padre sobre lo que había sucedido. Con un ligero temblor en la voz, llamó a su progenitor para informarle acerca del despertar de (T/N), y comenzaron a conversar sobre el extraño colapso que había sufrido.
— ¿Qué fue lo que pasó? Has estado inconsciente durante varias horas. -Preguntó Robin, visiblemente preocupado, su expresión denotaba la angustia que sentía por la situación-
La muchacha, aún confusa y tratando de reunir sus pensamientos, respondió:
— Bueno, no recuerdo mucho... pero creo que tiene que ver con la diosa lunar. -Explicó, con un tono de incertidumbre que subrayaba su desconcierto- Se me apareció directamente y pronunció algunas palabras en latín antiguo, luego tocó mi frente y, de repente, caí inconsciente.
— ¿Cómo? -Preguntaron al unísono, expresando su confusión-
— Es algo extraño... pero no estoy Mintiendo -Explicó con calma- Aún así, lamento haberles causado preocupación -Agregó con tono apenado- Por favor, cuéntenme qué sucedió con los demás después del incidente.
— Te hemos contado que te sentiste indispuesta y decidiste ir a descansar a la enfermería -Respondió Acyn, con una voz serena-
— La mayoría de tus pretendientes vinieron a visitarte, pero me aseguré de que no pudieran verte -Dijo, pareciendo un poco incómodo-
— Gracias, pero es fundamental que nadie se entere de lo que sucedió hoy. -Dije con tono serio- En cuanto a lo que me ocurrió... creo que deberíamos hablar con la abuela para descubrir más detalles sobre nuestros antepasados.
— Pienso que todo esto está relacionado con el linaje familiar de tu madre. -Su expresión manifestaba preocupación- Así que liberen sus agendas para este fin de semana, porque vamos a visitar a la abuela Cordelia y nos dedicaremos a investigar sobre este asunto.
Después de llegar a un acuerdo, Acyn y (T/N) se dirigieron a sus respectivas habitaciones.
Al dia siguiente...
Cuando sonó la campana de la escuela, los alumnos de Alderic se apresuraron a salir al recreo. Al unirse nuevamente, el grupo se organizó para poder concluir la actividad que habían pospuesto para aquel día. Una vez que todos estuvieron reunidos, comenzaron a caminar por los pasillos hacia el jardín de la academia. Durante el trayecto, empezaron a explicar cuáles serían sus siguientes actividades para finalizar todo y completar el trabajo práctico que tenían pendiente.
— Para poder concluir con todo, necesitamos jugar otro juego del mundo humano -Dijo Nagi con un tono sereno, transmitiendo la importancia de esa actividad en el proceso que estaban llevando a cabo-
—¡Espera! ¡Lo había olvidado por completo! Ahora tenemos que ir a buscar al demonio. -Explicó Shiba con urgencia-
— ¿Ir a buscar al demonio? -Pregunté, claramente confundida-
— El demonio, o Oni, como algunos lo llaman, muere si le arrojamos semillas de soja. -Respondió Shiba, tratando de aclarar la situación-
— Esto me confunde aún más... —Dijo Acyn, evidente en su desconcierto.
— Escuchemos con atención para entender mejor lo que está sucediendo. -Comentó la oji-celeste, sugiriendo que nos concentráramos en la explicación-
— Así que, simplemente tenemos que arrojarle semillas de soja a la persona que estaba buscando a los demás. ¿No es algo divertido? -Concluyó Shiba, tratando de restarle seriedad a la situación, aunque el misterio persistiera-
— Pero entonces, ¿Necesitamos volver a elegir a un demonio, verdad? -Preguntó Cloe, con una expresión de sorpresa en su rostro-
— Creo que Shiba debería ser el elegido nuevamente. -dijo Erica con una sonrisa amplia y llena de alegría.
— ¡¿Por qué tengo que ser yo?! -Se quejó Shiba, quien tenía el cabello de un tono lila que se movía ligeramente mientras hablaba-
— Bueno, podrías serlo, ya que, después de todo, tú quisiste participar en este juego. -Explicó Acyn, tratando de razonar con él-
— No, no quería ser el demonio, quería lanzar semillas de soja al demonio. ¡No que me las lancen a mí! Y además, acabo de desempeñar ese papel. ¡Que alguien más lo haga esta vez! -Exclamó Shiba, con un tono de frustración que reflejaba su descontento-
— Bueno, deberíamos ponernos de acuerdo, entonces... -Dijo la oji-celeste, intentando calmar la situación- Quizás Erica pueda ser nuestro demonio.
— ¿¡Qué?! ¿En serio lo dices? ¿Quieres atacar a tu propia amiga? ¡Eres la peor! -Se quejó Erica, visiblemente ofendida por la sugerencia-
— Oh, vamos, Erica... -Respondió Shiba, molestándose y mirando hacia un lado, tratando de evitar el enfrentamiento-
— ¿Y por qué tú no te ofreces como tributo? -Preguntó Erica con un tono irónico-
— Es cierto, podrías hacerlo por mí... Después de todo, yo sufrí lesiones hace un tiempo -Continuó, como si estuviera tratando de restarle importancia al asunto-
— Y yo no estoy completamente recuperada de la herida que recibí en el bosque. -Se disculpó ella-
— Al final, no encontraremos una solución si no logramos ponernos de acuerdo, y esto, inevitablemente, se retrasará -Explicó Nagi con seriedad-
— ¡Está bien! ¡Yo lo haré! -Anunció Shiba, visiblemente molesto-
— Shiba, ¿acaso quieres que sea yo quien lo haga? -Preguntó Nagi, con un tono de desafío-
— No, no importa. Eres demasiado débil y no serías capaz de hacerlo.
De alguna manera, esas palabras tocaron un nervio sensible en Nagi, quien de inmediato adoptó una expresión de tristeza.
— Oh, qué complicado…
— No te desanimes, Nagi. Para mí, eres una persona fuerte. -La muchacha le guiñó un ojo, con una sonrisa llena de confianza-
Esto provocó que las pálidas mejillas del joven albino se tiñeran de un suave rubor, mientras que Shiba sintió una ligera irritación. Él estaba haciendo un gran esfuerzo para terminar ese molesto trabajo, y esa pequeña demostración de afecto le resultó distractora.
— Si ya está decidido, ¿Dónde jugamos? -Preguntó Acyn, mostrando su entusiasmo por la actividad que estaban a punto de realizar-
— Creo que necesitamos un poco más de espacio. Vamos al centro del jardín. -Sugirió una de las chicas, pensando en un lugar más amplio y cómodo para jugar-
— ¿Y de dónde sacamos las semillas? -Intervino Cloe, con una expresión de curiosidad y preocupación ante la falta de materiales para comenzar su juego-
— Oh... ¿Las venderán en la tienda de la escuela? -Se cuestionó el hombre lobo, sorprendido por la noticia-
Mientras se oían quejas y comentarios entre los demás, todos comenzaron a prepararse para iniciar el juego. Fue en ese momento que Shiba sacó de su mochila las semillas de soja que había adquirido previamente en la tienda escolar.
— No puedo creer que hayas conseguido esas semillas. ¿Por qué una tienda escolar vendería algo así? -Inquirió uno de los chicos, todavía impresionado-
— ¡Vaya! Nunca antes las había visto. Tienen colores negros, violetas y rojos. Parecen venenosas... ¿Estás segura de que se pueden consumir? -Preguntó emocionada Cloe, estudiando las semillas con curiosidad y un toque de suspenso en su voz-
— Son tuyas, pero no me las comería. Tienen un aspecto horrible y huelen aún peor. -Respondió Nagi con desdén-
— De verdad, tienen una apariencia y un olor repugnantes. -Observó Acyn, mostrando incredulidad ante la afirmación de Nagi-
— Bueno, tal vez en el mundo humano hagan algo con esto para que no se vea así. -Intervino, con tranquilidad, la peli-rosa-
— ¿Y entonces? ¿Tenemos que deshacernos de estas cosas? -Preguntó Erica, evidentemente confundida- ¿Significará eso algo importante?
— No estoy seguro, pero podría ser la clave para derrotar al demonio. -Explicó Shiba, aportando un destello de esperanza en medio de la incertidumbre-
— ¡Qué cultura tan misteriosa! -Exclamó Cloe, mostrando una evidente curiosidad-
— ¿Es cierto que las semillas en el mundo de los humanos poseen poderes especiales? -Preguntó Acyn, visiblemente sorprendido por la idea-
— Chicos, tal vez deberíamos dejar de hacer tantas preguntas, especialmente considerando que apenas conocemos sobre ese mundo tan extraño. -Explicó Nagi con calma, tratando de ilustrar la complejidad de la situación-
— Tienes razón, deberíamos empezar a investigar... -Comentó (T/N), mostrando interés por adentrarse en el tema-
Después de que se brindara una explicación sobre las semillas, Erica y Shiba, como era habitual en ellas, comenzaron a discutir acaloradamente. La situación resultaba un poco graciosa, ya que la demonio había decidido lanzarle las semillas a Shiba, que al impactar contra él, producían un sonido bastante fuerte. Esto llamó la atención del resto del grupo, que no pudo resistir la tentación de unirse a la broma. Comenzaron a imitar a Erica y, uno tras otro, lanzaron semillas hacia el desafortunado hombre lobo.
Shiba, sintiéndose traicionado por sus amigos, no se quedó de brazos cruzados. Sin poder soportar más la lluvia de semillas que lo bombardeaban, decidió salir corriendo para alejarse del caos y evitar así el dolor que estas le estaban causando. Su expresión de indignación y desconcierto se convirtió en el centro de atención, mientras el grupo estallaba en risas ante su reacción.
Después de un intenso y agotador esfuerzo para alcanzarlo, Shiba finalmente se desplomó en el suelo, exhausto y quejándose de un profundo dolor. Sus amigos, que habían estado lanzando semillas de manera frenética, se dieron cuenta de su estado y decidieron detenerse. Con preocupación y prontitud, se acercaron a él para ofrecerle su ayuda y así brindarle el apoyo necesario para que pudiera recuperarse y recomponerse de la situación.
— Jajajaja... Perdona, Shiba, pero me alegra no haber sido el demonio. -Dijo Nagi-
— Sí... Eso debió doler. -Respondió la joven, visiblemente apenada-
— Gracias a tu ayuda, podremos redactar un buen informe -Explicó Acyn- ¡Muchas gracias, Shiba! -Acarició suavemente la cabeza del pequeño con una actitud amistosa-
— ¡Es cierto! Ya hemos jugado dos juegos, así que podemos terminar de escribir el trabajo y presentarlo mañana mismo... -Comentó Cloe con entusiasmo-
— ¡Tiene razón! ¡Comencemos a redactarlo! -Erica expresó su emoción por poder concluir con la tarea-
— Bueno, pero háganlo ustedes... -Dijo, sonrojándose por las caricias que le hicieron en la cabeza a Shiba, mientras apartaba la mirada con un gesto de molestia- Estoy hecho pedazos...
— Tienes razón, te mereces un descanso -Respondió la oji-celeste con una sonrisa alegre-
Después de la partida con las semillas de soja, cada uno de ellos ayudó a Shiba a llegar a su habitación. Una vez allí, se fueron separando, excepto por los hermanos, quienes decidieron hacer una nueva pillamada, sabiendo que mañana sería otro día lleno de aventuras.
— Continuará.
VOTEN-COMENTEN-SIGANME
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