𑁍┊Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ ⅢⅡ

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▗ ▘➤ "El origen de Natsume". 🧜‍♂️
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La momia se encontraba frente a ellos, y su intensa mirada parecía como si estuviera tratando de matar al vampiro con solo mirarlo. Ante la situación, y dado que la momia no se alejaba de la estudiante, el ambiente se hacía cada vez más tenso. Entonces, decidió tomar la muñeca de ella y apartarla de la línea de confrontación con su oponente.

Esta acción provocó la irritación de Ray, quien, enfadado, se reincorporó de manera abrupta. Su mirada llena de descontento se posó en Natsume, mientras este último mantenía una expresión de total indiferencia, como si nada de lo que sucedía a su alrededor le preocupara.

— ¿Cómo te atreves a interrumpirme? -Dijo, llena de furia-

— No estaba haciendo nada -Respondió con desdén- Solo la separé de ti porque la estabas molestando.

— ¡Maldito...! -Exclamó, a punto de agredirlo-

— ¡Deténganse! -Gritó, molesta, dirigiendo una mirada enfadada a Ray- Ray, no voy a permitir que le hagas daño a Natsume... Así que controla tus impulsos y vete. -Lo miró decepcionada-

El rubio observó con atención cómo Natsume esbozaba una sonrisa de satisfacción al darse cuenta de que la mujer que ambos amaban estaba defendiendo a él en lugar de al vampiro. Ray se quedó en silencio, lanzando una mirada fulminante hacia Natsume antes de retirarse, dejando atrás un ambiente pesado y tenso. Su rostro reflejaba una profunda tristeza, pero era consciente de que no podía enfrentarse a Natsume, ya que esa confrontación podría hacer que la mujer que amaba lo detestara aún más.

Mientras tanto, Natsume y (T/N) se encontraban en la enfermería. El ambiente, que antes podría haber estado cargado de tensión, había comenzado a relajarse. La joven se acomodó en una camilla, su mirada intensa y seria se posó sobre su compañero asignado, quien no podía evitar sentir el peso de su atención. La luz suave del lugar como que atenuaba un poco las inquietudes del momento, creando un halo de tranquilidad a su alrededor.

— ¿Qué deseas? -Lo miro con seriedad-

— Solo quería alejarte de él. -Respondió con calma- No quiero que lo veas... ni siquiera a Shiba o Nagi. -Sus ojos mostraron frialdad-

— Basta... Lo que estás haciendo es controlador y, aunque seas mi compañero destinado en esta vida, no permitiré que me separes de las personas que aprecio.

— ¿Me estás diciendo que sientes amor por los cuatro? -Sonrió, divertido-

— No sé exactamente lo que siento... -Suspiré mientras acariciaba mi sien con la mano-. A pesar de eso, la manera posesiva en la que te has estado comportando no es saludable... -Reflexioné en mi mente- Ni siquiera papá, que es una momia, actúa de esa forma...

Ella se quedó sorprendida al considerar que eso podría ser posible y dirigió su mirada hacia Natsume, notando cómo él parecía inclinar la cabeza con curiosidad.

— Nunca me dijiste de qué raza eres... -Dije con firmeza, manteniendo un tono serio en mi voz-.

— Te dije que no te lo diría a menos que lo descubrieras alrededor de un año, y ahora estamos a mitad de año. -Respondí con serenidad-

— No... ya sé que puedes ser...

— Entonces, ¿Por qué no lo expresas? ¿Acaso tienes miedo de confirmarlo?

— Lo leí en un libro hace un tiempo; era sobre Sirenas. -Se incorporó de la cama, sostuvo a Natsume por su uniforme y lo miró con desdén- No soy cobarde... pero si realmente eres eso, creo que me harás odiarte -Su mirada se llenó de furia-

— ¿Qué exactamente leíste de ese libro?

— Se mencionó a los tritones...

— Supongo que decía algo como los tritones no son especies comunes o son criaturas horribles... -Tomó las manos de su amada y las llevó a su rostro, mientras esbozaba una sonrisa torcida- Me matarías si confirmas que soy un horrible tritón.

— Mi madre fue asesinada por una sirena... mi odio se dirige hacia esa despreciable especie que me arrancó a mi madre. -Su mirada se llenó de ira-

— Concluyamos con esto... -Afirmó, su expresión se tornó seria mientras sostenía mis muñecas, forzando a que soltara su camisa- Soy un tritón. ¿Qué harás ahora que lo sabes?

— No entiendo por qué me lo ocultaste... -Suspiró- Aun así, resulta complicado odiarte sabiendo que eres mi compañero destinado. -Sus ojos reflejaban tristeza-

— Teniendo esta información... ¿Estás dispuesta a perdonarme por haberlo mantenido en secreto? -Indagó-

— No lo sé... Me resulta difícil. -Respondí con tristeza-

— Es una lástima. -Suspiró- Porque tu madre me acogió y se ocupó de mí desde que era un niño.

Las palabras de Natsume la dejaron sin habla. Se quedó mirándolo con sorpresa, los ojos abiertos de par en par, mientras esperaba alguna explicación. Poco a poco, comenzó a calmarse, asimilando la impactante revelación de que su madre había cuidado de él. Recordó cómo siempre había conocido el gran corazón de su madre y lo generosa que había sido con quienes lo necesitaban.

— Desde el instante en que llegué al mundo, mi madre nunca me deseó... su atención estaba completamente centrada en mi padre. -Una sonrisa amarga asomó a sus labios mientras recordaba aquellos momentos- Crecí sintiendo el odio de mi madre hacia mí, pero mi padre fue el único que realmente mostró preocupación y cariño por mi bienestar.

— ¿Es cierto que los tritones eran asesinados, verdad?

— Sí... Es un hecho que, de vez en cuando, nace un tritón; no es algo tan infrecuente. -Suspiró profundamente, recordando la brutalidad de su realidad- Sin embargo, debido a los celos que sienten sus madres, estos recién nacidos son a menudo asesinados por ellas mismas, a pesar de que esto se considera un pecado mortal.

— Oh, Natsume... -La joven lo miró con una profunda tristeza en sus ojos-

— Tuve que cometer el terrible acto de quitarle la vida a mi propia madre para poder sobrevivir... -Su voz temblaba mientras hablaba, y su mirada se tornó aún más sombría- Esto provocó que mi padre me abandonara por completo, dejándome solo y perdido en un mundo oscuro y hostil. -Sus ojos se llenaron de melancolía- No tenía a dónde ir, ni siquiera tenía algo que llevarme a la boca. Me vi obligado a alimentarme de los restos que encontraba en la basura, y muchas veces me cubría el rostro con suciedad, todo con la esperanza de no ser capturado por algún vampiro o por alguna otra criatura que acechara en la oscuridad.

La joven prestó atención a la desgarradora historia que su compañero compartió con ella. A medida que escuchaba cada palabra, un profundo sentimiento de tristeza la invadió. Se dio cuenta de lo equivocado que había estado al formarse una opinión negativa sobre él sin conocer la realidad de su vida. Reflexionó sobre lo difícil que había sido su camino y sintió una profunda compasión, lamentando haberlo juzgado sin entender por lo que había tenido que pasar.

— Tu madre fue quien me encontró y me extendió la mano, sonriéndome de una manera auténtica. -Sonrió al recordarlo- Después de eso, me acogió junto al doctor Robin, pero yo me comporté de manera terrible, atormentado por la idea de que podría tratarse de una sirena...

— Espera... Tú sabes que ella... -Fue interrumpida-

—Sí, lo sé. -Sonreí con tristeza- Cuando descubrí que ella era una ninfa, mi actitud hostil hacia ella cambió por completo; empecé a acercarme a ambos, a forjar una conexión más profunda. Estuve a su lado hasta que fue el momento en que me ingresaron en la academia Alderic. En ese tiempo, también se les ocurrió que sería divertido fingir ser una momia, al igual que el Dr. Robin.

La soledad en los ojos de Natume era palpable, casi se podía sentir en el aire.

— Al enterarme de su muerte, mi vida dio un giro drástico... -Suspira profundamente- A pesar de todo lo que ha sucedido, Robin siempre ha sido un pilar de apoyo para mí. Me recuerda constantemente la importancia de seguir adelante y me reprende cuando no me pongo al día con las clases. Por eso, me esfuerzo por mantener mis calificaciones al día y no descuidar mi salud.

— Acyn y yo somos sus hijos biológicos. -Dijo con un tono de tristeza en su voz.- Sin embargo, debido a que mi hermano podría estar en peligro, mis padres decidieron que debíamos hacer creer a los demás que éramos hijos adoptivos.

— Yo lo supe desde siempre. -Suspiró profundamente- Cuando me enteré de que ella era tu 'madre adoptiva', mi comportamiento cambió por completo. La razón de esto es que tú llevas su sangre, y nunca podría atreverme a hacerte daño. Pero, al final, parece que hice todo lo contrario.

— No te culpes... -Dijo con tristeza- Mi odio hacia ellos es porque mataron a mi madre. -Se secó las lágrimas-

— Te entiendo... También odio a las sirenas. -dijo con tristeza mientras acariciaba sus mejillas- Comprende que nunca haría nada para lastimarte, pero no puedo soportar la idea de que otros hombres estén cerca de ti... Solo quiero que me ames y que me mires solo a mí, pero sería egoísta alejarte de los demás.

Después de pronunciar esas palabras, Natsume se acercó a la joven y, con un gesto lleno de ternura, secó las lágrimas que habían empañado su rostro. Luego, con una suave sonrisa en los labios, se despidió de ella, sabiendo que su encuentro en la enfermería llegaba a su fin. Con un último vistazo a su contraria, Natsume comenzó a caminar hacia la salida, dejando detrás una atmósfera cargada de emociones y un leve eco de sus palabras en el aire.

— Continuará.

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