𑁍┊Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ ⅢⅠ
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▗ ▘➤ "Lucha interna por sentimientos divididos"; Una intensa batalla interna marcada por emociones encontradas y sentimientos conflictivos que nos hacen dudar lo que sentimos.
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Al día siguiente, durante el descanso del almuerzo, ella se encontraba sentada en la biblioteca, completamente sola. Acyn había decidido pasar tiempo con Cloe, así que la joven se encontró sin compañía. Aunque le gustaría haber aprovechado ese momento para leer un poco, su mente no podía concentrarse debido a la preocupación que sentía por el estado de sus abuelos.
Con un suspiro, cerró el libro de ciencias que había intentado leer pero que no había logrado terminar. Se incorporó de su asiento y se dirigió hacia el estante de libros. Mientras se acercaba, pensaba en lo que había leído hasta ese momento, pero sus pensamientos seguían volviendo a la salud de sus abuelos. Al llegar a la estantería y estar a punto de colocar el libro en su lugar, un ruido inesperado la hizo detenerse. Se volvió hacia la dirección de donde provenía el sonido, y su mente rápidamente dedujo que probablemente había más personas en la biblioteca.
Al doblar la esquina, se encontró con Ray, acompañado de una chica desconocida que parecía estar a punto de besarlo. Sin embargo, algo molesto a la joven de ojos celestes, quien, fingiendo sorpresa, dejó caer los libros deliberadamente para interrumpir ese momento.
— ¡Oh, Dios mío! -Se tapó la boca, sorprendida-
— ¿Eh? ¿Quién se atreve a interrumpir...? -Se quedó en silencio al percatarse de la presencia de (T/N)-
— Uh... majestad... Ray. -Mostró una ligera molestia por haber perdido su atención-
— Lo siento, no quería interrumpir... -Recogió el libro y se disculpó-
— (T/N)... Espera. -Intentó detenerla-
Intenté seguirla, pero no lo logro. La chica de la que él se pretendía alimentar lo detuvo, y molesto, la apartó de su brazo. Su expresión era completamente indiferente, mientras la miraba fijamente, dejando claro que a partir de ese momento debía dejarlo en paz. No obstante, estaba decidido a buscar a la chica de cabello rosa.
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· •「 ░╎❝. Narra (T/N) . ❞╎░ 」• ·
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No podía evitar sentirme desilusionada con mis propios actos, y la vergüenza me invadía por la forma en que me había comportado. Con esos pensamientos atormentando mi mente, decidí irme rápidamente de la biblioteca, dejando atrás a Ray, quien parecía tener una explicación que ofrecerme y que no sabía si podría soportar escuchar en ese momento.
Mientras recorría los pasillos, mi mente estaba llena de reflexiones sobre la situación que había presenciado, lo cual me generaba una profunda incomodidad. Esa confusión me llevó a tomar la decisión de dirigirme a la enfermería, ya que no lograba entender la razón detrás de mi malestar emocional. Sentía que quizás allí podría encontrar un poco de alivio o, al menos, claridad sobre lo que estaba sintiendo.
Al llegar a la enfermería, me encontré con mi padre, Robin, quien me recibió con un aire de entusiasmo. Por otro lado, no pude evitar notar que apenas había tenido tiempo para descansar, ya que sus ojos estaban marcados por unas ojeras notables, que evidenciaban su desvelo.
— ¿Papá...? -Dije con preocupación- ¿Qué te ha sucedido? -Le toqué el rostro y comencé a revisarlo-
— No pasa nada... -Sonrió, algo apenado por mi inquietud- No pude dormir bien.
— Debiste estar muy preocupado por los abuelos -Suspiré y lo miré con tristeza-
— No debes preocuparte... -Susurró mientras acariciaba mi cabeza- Por cierto, ¿Dónde está Acyn?
— Está pasando tiempo con Cloe. -Respondí con tranquilidad-
— Ese muchacho... -Susurró con molestia, suspirando- Debería estar acompañándote.
— No te enojes con él. –Suspiré- La verdad es que a veces no me incomoda estar sola. -Sonreí débilmente-
— Entendido. -Suspiré y volví a sonreír-
Me quedé platicando con mi padre un poco más de tiempo, disfrutando de nuestra charla, hasta que llegó el momento en que tuvo que dirigirse nuevamente al hospital. Después de su partida, tomé la decisión de quedarme en la enfermería porque no me sentía con ánimos de ir a las clases y reencontrarme con Ray. La idea de verlo de nuevo me generaba cierta incomodidad, así que preferí permanecer en ese lugar tranquilo.
Unas horas mas tarde...
Escucho el sonido de los pasos que se acercan a la enfermería y, al levantarme de la camilla para poder identificar a la persona que entra, me topé con la mirada grave de Ray. Al darme cuenta de quién se trata, de inmediato me siento de nuevo, sintiéndome ligeramente incómoda. Mientras lo observo con sorpresa, algunas emociones me invaden y, por un momento, desvío la mirada, avergonzada por la situación.
— ¿Qué estás haciendo? -Le miro con preocupación-
— ¿Te has lastimado? -Pregunto con inquietud-
— No, no estoy herida. -Respondo de inmediato, sintiéndome avergonzada- ¿Qué haces aquí?
— Al regresar al salón de clases, Shiba me informó que no habías asistido. Como te vi mal anteriormente, supuse que te encontrarías en la enfermería.
— No deberías preocuparte por mí. -Respondí, esbozando una sonrisa-
— ¿Cómo no preocuparme, si te he expresado claramente lo que siento por ti? -Me miró directamente a los ojos-
— Oh... Bueno... Es una sorpresa que lo admitas de manera tan abierta.
— Debo hacerlo, o corres el riesgo de que otros se interpongan.
— ¿Robarme? –Lo miro curiosa-
Me doy cuenta de que un suspiro escapa de mis labios mientras él acomoda su cabello hacia atrás. A medida que se acerca a mí, toma un mechón de mi cabello entre sus dedos, acercándolo lentamente a sus labios. Este gesto provoca un ligero sonrojo en mis mejillas, como si el rubor animara mis músculos faciales, llenándome de una mezcla de nerviosismo y expectativa.
— ¿Qué puedo hacer para ganarme tu corazón? -La miro- Después de todo, tu pareja destinada es esa momia.
— Fue inevitable, simplemente sucedió. -Respondí, sintiéndome avergonzada por su cercanía-
— La vida es complicada. -Suspiró y se sentó a mi lado- Aun así, estoy dispuesto a que seas mi mujer. -Me sonrió-
— Eres persistente… -Suspiré- Sin embargo, creo que lo mejor es que te rindas. No puedo verte de otra manera que no sea como un amigo.
— ¿Estás segura? -Me miró con intensidad-
— Sí... Además, siento algo profundo por Natsume -Respondí con cierta tristeza- Es inevitable.
— Mmm... -Sonrió ligeramente- Entonces, si no sintieras nada por mí, ¿Por qué actuaste de esa manera cuando me encontraste a punto de comer? -Preguntó con curiosidad-
— Porque no podía quedarme y observar cómo te alimentabas de una chica indefensa, tal como hiciste conmigo.
— Nunca fue mi intención beber de tu sangre... -Suspira- Ese día me sentía realmente débil... -Su expresión se torna ligeramente melancólica y seria- Tú eres la persona que realmente me atrae... eres mucho más que las chicas que elegí para alimentarme.
Sus palabras resonaron profundamente en mi corazón, que se encontraba debilitado y vulnerable. Gracias a su cercanía, pude notar cómo acariciaba suavemente mi mejilla, un gesto que hizo que mi pulso se acelerara. Entonces, acercó su rostro al mío, uniéndonos en un delicado intercambio de caricias con nuestros labios.
Cuando finalmente se apartó de mí, observé cómo una sonrisa iluminaba su rostro, una expresión que me llenó de alegría y confusión a la vez. En medio de esa calidez, no pude evitar sentir una punzada de vergüenza al reflexionar sobre mi reciente encuentro con Ray y mi falta de determinación al rechazarlo con mayor firmeza. En ese instante, sentí su mano delicadamente colocar un mechón de mi cabello detrás de mi oreja, un gesto que me hizo sentir aún más expuesta a la intensidad de aquel momento compartido.
— Lo sabía… sabía que, al menos, estoy habitando en una pequeña parte de tu corazón. -Sonrió y me abrazó-
— ¡Basta! -Lo empujé y negué varias veces-
— ¿Qué sucede? -Pareció sorprendido por mi reacción-
— No te aproveches de mi vulnerabilidad debido a la situación de mis abuelos.
— No me estoy aprovechando de ti… -Suspiró- Pensé que había dejado en claro lo que sentía. -Dirigió su mano a mi mejilla y la acarició-
— Deberías dejar de incomodar e invadir su espacio personal -Dijo una voz desconocida, cortando el silencio abrumador de la habitación-
Me sorprendió profundamente la llegada inesperada de esa persona que entraba en la enfermería. Un escalofrío recorrió mi espalda al notar que el ambiente a nuestro alrededor se tornaba cada vez más tenso, como si el aire estuviera cargado de una tensión palpable e incómoda.
— Continuará.
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