20장
—¿Puedo hablar con Jimin a solas? Antes de que lo sigan asustando con sus tonterías.
—Kookie
Jimin corrió a abrazar a Jungkook, olvidándose de todo y de todos los que estaban en la sala. Había estado preocupado por él desde que se había metido en el despacho con su padre.
—¿Estás bien? Papá no te hizo nada, ¿verdad?— preguntó Jimin tomando el rostro de Jungkook y mirando en busca de algún rasguño.
—Pero qué mal concepto tienes de mí, Jiminnie. No le haría nada a tu amiguito. Por otro lado, tú y yo aún tenemos una plática pendiente. Ahora ve hablar con el chico Jeon, supongo que tiene algo importante que decirte.
—¿Y usted con qué derecho le da permiso a mi hijo de irse con ese secuestrador? Jungkook ven aquí, inmediatamente.
—Es mejor que cuide sus palabras, deje que los niños hablen. Creo que entre los adultos también tenemos cosas por resolver. Comenzando por esa actitud de mierda que tiene, señora Jeon.
Namjoon estaba molesto, la señora Jeon era una mujer desagradable. Si pensaba que podía hablar de esa manera a un Park y salir airada estaba muy equivocada.
Jungkook miró a su madre por un instante, estaba molesta. Sabía que si no le decía nada en ese momento su madre perdería los papeles.
—Madre, déjame hablar con Jimin. Y por favor, deja de llamarlo secuestrador, él no hizo más que ayudarme.
No espero ninguna respuesta, tomó la mano de Jimin y subieron las escaleras tomados de las manos. Jungkook miró a Jimin cuando caminaban por el pasillo hasta su habitación, y sonrió. Con él todo parecía más fácil, más feliz y brillante. Casi podía jurar que estaría feliz de seguir siendo Idol, siempre y cuando Jimin estuviera a su lado.
—Bien, ¿qué querías decirme, Kookie?— preguntó Jimin cuando entraron a su habitación.
Jungkook los guio hasta la suave cama y se sentaron en la orilla. El castaño no soltó las manos de Jimin en ningún momento. Jugó un poco con los anillos de plata en los pequeños dedos de Jimin, tratando de calmar un poco sus nervios.
—Jimin, sé que no tenemos mucho tiempo de habernos conocido. La manera en que nos encontramos, bueno, fue, no fue la más normal. Jungkook suspiró de manera temblorosa y bajó la mirada. Sentía que el corazón se le iba a salir del pecho.
—Jungkook, está bien. ¿Sabes que puedes decirme lo que sea? —dijo Jimin en tono suave y acarició la mejilla de Jungkook, en un mensaje silencioso para que lo mirara.
—Lo sé, pero no quiero que te asustes.
—Claro, confío en ti.
—Jimin, estas semanas que pasamos juntos me hicieron darme cuenta de la hermosa persona que eres. La primera vez que te vi, eras hermoso, bueno aún lo eres. Muy hermoso.
Jungkook sonrió un poco antes de continuar y miró a Jimin que tenía las mejillas totalmente sonrojadas y lo miraba con ojitos brillantes.
—Así que lo que trato de decir es que estar a tu lado me ha servido para darme cuenta de lo mucho que me gustas y no solo de manera física. Me gusta la manera en que me sonríes, me gusta cuando estás concentrado haciendo la tarea o cómo cantas en la ducha. Me gusta cómo eres capaz de hacerme sentir inmensamente feliz con solo una mirada.
—Jungkook…
Jimin estaba sin aliento, las lágrimas a punto de derramarse. Nunca, ni en sus mejores sueños, algo había sido tan hermoso.
—Gracias por ayudarme, y cuidarme como si fuera algo valioso y preciado.
—Lo eres para mí, Jungkook. Eres lo mejor que me ha pasado, aunque no te conocía, siempre estuviste ahí para mí. Con tu música fui capaz de ser feliz, de no estar solo, de aprender a amarme. Simplemente, devuelvo lo que me diste y me sigues dando. Felicidad.
—Gracias Jiminnie. Quiero pedirte que así como ahora, me apoyes y cuides como únicamente tú sabes hacerlo. Pero no como un fan ni como un amigo. Jimin ¿Quieres ser mi novio?
Jungkook contuvo la respiración cuando por fin hizo la pregunta. Jimin lo miraba con los ojos totalmente abiertos, sus mejillas rojizas manchadas por silenciosas lágrimas. Esperaba que fueran de felicidad. Jungkook soltó una mano de Jimin y limpio la tierna y suave mejilla.
—¿Hablas en serio? ¿No estoy soñando, verdad?
—Hablo totalmente en serio, Minnie. ¿Qué dices, entonces?
—Sí, sí quiero. Quiero ser tu novio.
Jimin abrazó fuertemente a Jungkook mientras reían y caían sobre la cama. Se miraron por un breve instante antes de unir sus labios en un suave beso. Sabían que sería difícil, pero si se mantenían juntos las cosas serían mejores.
Namjoon observó la manera en que su hijo y el chico Jeon subían las escaleras. Jamás había visto a su hijo tan feliz, le recordó a él y a Jin cuando eran apenas unos críos. Ese día había estado de recuerdos del pasado.
Le recordaba cuánto tiempo había pasado. Jimin ya no era su pequeño bebé, y aunque siempre se lo decía su esposo, no fue hasta ese momento en el que Jimin se lanzó a los brazos de un chico y vio esa mirada en sus ojos. Se dio cuenta de que su niño había crecido.
Sin embargo, eso no lo iba a detener de decirle unas cuantas verdades a Jeon Sung Hee. Podía ser la mejor actriz de Corea, pero no podía hablar de esa manera a su pequeño niño.
—Así que Sung Hee ¿verdad?— Namjoon vio la expresión rabiosa cuando la llamó por su nombre de pila. ¿Cuál es tu problema con mi hijo?
Namjoon tomó asiento frente a los padres de Jungkook, a lado de su marido. Lo tomó de la mano y le sonrió antes de volver a mirar a la madre de Jungkook.
—¿Qué cuál es mi problema?—gritó la madre de Jungkook. Namjoon la cortó enseguida.
—Sin gritos, por favor. Estamos frente a ti, así que te oímos perfectamente. No necesitas tener esa actitud tan … Infantil.
—Pero cómo se atreve a hablarme de esta manera, esto es el colmo Sung Hee, habló entre dientes. Tratando de contener su tono.
—Te hablo así, porque desde que entré en mi casa no dudaste en insultar a mi hijo y familia. Y no dudo que hayas tratado peor a Jimin cuando no estábamos. Y es que lo único que has demostrado es lo baja y egoísta que eres. Mira qué tratar de manipular a unos niños.
—¿Y eso qué? Jungkook es mi hijo y lo trató como me dé la gana. Y tu hijo es un secuestrador, no merece…
Sung Hee se detuvo abruptamente cuando SeokJin golpeó fuertemente la mesa de centro entre ellos. La mirada furiosa hizo que la señora Jeon retrocediera un poco en un lugar.
—Juro que sí vuelves a llamar a mi hijo, secuestrador. Arrancaré esas feas extensiones en tu cabeza, no me importa quién seas. Te prometo que si vuelves a gritar, insultar o siquiera mirar mal a Nam o Jimin, verás cómo tu carrera se desmorona tan rápido que no vas a tener tiempo de hacer nada.
—¿Acaso me estás amenazando?
—Yo no amenazo. Es una promesa, así que cambia la manera en que nos hablas o no dudaré en destruirte.
—Hijo de…
—¡Sung Hee, basta!
La señora Jeon miró sorprendida a su esposo. Seung Hyun jamás alzaba la voz, era más bien el que siempre iba detrás de ella, el que no opinaba y se limitaba a hacer lo que ella quería.
—Seung Hyun, cómo vuelvas a hablarme de esa manera…
—¿Qué? Qué es lo que vas a hacer, Sung Hee. Por mucho tiempo me manipulaste y te dejé hacerlo porque te amaba. Pero ahora, viendo cómo tratas de destruir a nuestro hijo y su felicidad, no te lo voy a permitir. Jamás había visto tan tranquilo a Jungkook y si lo que quiere es dejar todo, lo voy a apoyar. Pero a diferencia de ti, yo sí soy capaz de amar.
Sung Hee miró a su esposo. Sus ojos se humedecieron un poco. Ella sabía amar, amaba a Jungkook y quería que tuviera todo lo que ella siempre deseó y nunca tuvo. No importaba si ahora creía que la odiaba, algún día se lo iba a agradecer.
—No lo puedo creer, ahora estás de su lado. Bien, pues haz lo que quieras, deja que Jungkook arruine su carrera y su vida por ese chico. Pero cuando vengan a pedirme ayuda, ni lo sueñen.
No dijo nada más, tomó su bolso y cuando estaba a punto de caminar hacia la puerta, Jungkook bajó de la mano y muy sonriente con “el secuestrador”.
—¿Madre, ya se van?
—No, Jungkook, yo me voy. Y si sabes lo que te conviene, soltarás a ese niño y vendrás conmigo.
Seokjin estuvo a punto de levantarse y arrancarle los pelos a esa desgraciada, pero Namjoon lo detuvo y le meneó la cabeza.
—No madre. No voy a soltar a Jimin, nosotros…— Jungkook hizo una pausa y miró nerviosamente a Jimin que le sonrió y asintió dándole su apoyo para lo que estaban a punto de revelar.
—Lo que queremos decir, señora Jeon. Es que Jungkook y yo estamos saliendo.
Sung Hee los miró horrorizada. Seokjin se levantó de su lugar y le sonrió emocionado a su hijo. Namjoon también se levantó y miró a Jungkook asintiendo con la cabeza.
—Sí mamá. Jimin y yo somos novios.
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