𝐈𝐕 ; keep my heart . . ❀

˖ ࣪ ʚ ♡ ɞ ࣪ ˖

Después "ese" lindo momento juntos, el camino hacia la casa de Jungwon transcurrió entre pequeños silencios y algunos intercambios tímidos. Aunque él parecía relajado, Seeun no podía evitar sentir cómo el aire se volvía más pesado con cada paso. Su mochila le parecía más pesada de lo habitual, y la idea de entrar en el espacio personal de Jungwon hacía que su corazón latiera a un ritmo desenfrenado.

Cuando llegaron, Jungwon abrió la puerta y le sonrió.

—Bienvenida. No es nada del otro mundo, pero espero que te sientas cómoda.

La pequeña castañita asintió con nerviosismo, entrando al lugar. Era una casa cálida, con fotografías familiares en las paredes, un par de trofeos de rugby en una estantería, y un ambiente que reflejaba perfectamente la personalidad relajada de Jungwon.

—¿Te gusta?— preguntó él, apoyándose casualmente en el marco de la puerta mientras la observaba con una sonrisa que delataba cierta diversión.

—Es bonita... y acogedora— respondió, aferrando la correa de su mochila con ambas manos, sin atreverse a mirarlo directamente.

—Eso pensé. Aunque creo que ahora es más interesante porque estás aquí— dijo con naturalidad, mientras se giraba hacia la sala.

Seeun parpadeó, sorprendida por sus palabras, pero decidió no comentarlo. Él parecía decirlo como si fuera lo más normal del mundo.

—Vamos. Dejé todo listo en la sala— agregó, guiándola hacia el sofá.

Jungwon señaló el espacio junto a él y luego se levantó rápidamente.

—¿Quieres algo de beber? Agua, té... ¿o quizás jugo de fresa? He escuchado que te gusta.

Seeun levantó la mirada, sorprendida por el detalle.

—A-agua está bien, gracias.

—Qué pena, tenía grandes planes de impresionarte con un jugo de fresa perfectamente servido— bromeó, mientras desaparecía en la cocina con una risa suave.

Ella se sentó en el sofá, intentando calmarse mientras sacaba sus cosas. Cuando Jungwon regresó con las bebidas, se sentó a su lado, no demasiado cerca, pero lo suficiente para que Seeun sintiera la calidez de su presencia.

—Entonces, ¿cómo quieres organizarlo? Tú eres la experta en esto, así que seguiré tus instrucciones.

Ella carraspeó, buscando mantener la compostura.

—Bueno... estaba pensando que podríamos analizar cómo la poesía refleja las emociones humanas más complejas. Podríamos usar ejemplos de poetas románticos, como Byron o Keats, y también incluir algo de poesía coreana contemporánea...

Jungwon la escuchaba atentamente, apoyando la barbilla en una mano mientras sonreía ligeramente. Había algo en su mirada que hacía que la jovencita sintiera que cada palabra que decía era más importante de lo que realmente era.

—Suena complicado, pero interesante. Aunque debo admitir que no soy muy bueno con las palabras bonitas. Ese parece más tu estilo.

Seeun se tensó un poco.

—¿Mi estilo?

—Claro. Lo vi en el póster que hiciste hoy. Esos mensajes bonitos y los dibujitos... Se nota que tienes talento para las cosas que llegan al corazón.

Ella bajó la mirada, sintiendo sus pomposas mejillas arder.

—Eran solo frases simples...

—Puede ser, pero no cualquiera logra que algo tan sencillo se vea tan especial— insistió, inclinándose ligeramente hacia ella mientras tomaba un lápiz que había sobre la mesa— Aunque, ahora que lo pienso, eres linda cuando te pones nerviosa.

Seeun lo miró con sus ojitos abiertos como platos.

—¡C-claro que no!

Jungwon soltó una risa suave, inclinándose hacia atrás.

—Solo decía... —Añadió con un tono despreocupado, mientras despeinaba un poquito, con su mano, el cabello sedoso de la bonita castañita.

El corazón de Seeun latía con fuerza, y decidió concentrarse en el proyecto para evitar que su nerviosismo la dominara. Abrió su cuaderno y señaló algunas ideas que había anotado.

—Podríamos dividir el ensayo en tres partes: primero, una introducción sobre cómo la poesía conecta con las emociones. Luego, podríamos analizar dos o tres poemas específicos, y finalmente, hacer una conclusión sobre por qué la poesía sigue siendo relevante.

Jungwon asintió.

—Me gusta. ¿Quieres que lea algún poema ahora? Tal vez pueda ayudarte a elegir cuáles incluir.

La jovencita le pasó un libro que había traído, marcando un poema con un post-it.

—Este es uno de mis favoritos. Habla sobre la nostalgia y cómo los recuerdos pueden ser dolorosos pero hermosos al mismo tiempo.

Jungwon comenzó a leer en voz alta, su tono pausado y suave llenando el silencio de la sala. Seeun lo observaba de reojo, impresionada por la facilidad con la que su voz hacía que las palabras del poema cobraran vida. Cuando terminó, se volvió hacia ella.

—¿Qué tal lo hice? ¿Demasiado dramático? Aunque no soy tan bueno como tú con los mensajes bonitos— añadió con una sonrisa ligera.

—Estuvo... perfecto— respondió Seeun, bajando la mirada rápidamente al notar que él la miraba fijamente.

Trabajaron durante un rato más, alternando ideas y tomando notas. Sin embargo, el ambiente no tardó en volverse menos formal. Cada vez que sus manos se rozaban al tomar un libro o pasar una página, un leve silencio incómodo los envolvía.

En un momento, Jungwon se inclinó hacia adelante para tomar una hoja que había caído al suelo, y su hombro rozó el de Seeun. Ella se tensó al instante, pero él no se apartó de inmediato.

—¿Sabes? Me alegra que nos hayan puesto juntos para este proyecto,— dijo Jungwon de repente, con un tono más bajo.

Seeun lo miró sorprendida.

—¿Hablas en serio?

—Claro. No solo eres buena en esto, sino que eres divertida. Aunque no hables mucho, creo que sabes cómo hacer que la gente se sienta a gusto.

Ella sintió que el calor subía a sus mejillas nuevamente.

—Gracias... —murmuró, sin saber cómo responder.

—Me gusta cómo haces que todo se vea más bonito. Desde los dibujos, hasta este ensayo. Creo que tienes esa habilidad especial.

Seeun levantó la mirada, encontrándose con los ojos oscuros de Jungwon. Por un momento, ambos quedaron inmóviles, el peso de sus palabras flotando en el aire.

—Tal vez deberíamos seguir trabajando— dijo Seeun rápidamente, rompiendo el contacto visual y tomando su lápiz.

Jungwon sonrió de lado, inclinándose un poco más hacia ella mientras señalaba su cuaderno.

—Por supuesto. Pero no olvides ponerle tu toque especial. Todo lo que haces tiene algo... encantador.

Ella soltó una risa nerviosa. Por primera vez en mucho tiempo, Seeun sintió que trabajar en un proyecto escolar no era tan aterrador después de todo.

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