Hermoso moodboard hecho por rivalchan74 ♥

𝐄l entrenamiento Hashira ha comenzado, por lo que no tendremos tiempo de enviarnos la misma cantidad de cartas que siempre. Voy a extrañar la forma en la que describes cómo te fue en tus misiones. Supongo que tendremos unos minutos para hablar antes de irnos a dormir, luego de un largo día entrenando a los cazadores novatos que nos encargó el patrón.

Me di cuenta de que no me escribes tantas cartas como antes, ¿te pasó algo en tu última misión? Es como si ya no tuvieras el mismo entusiasmo que hace unas semanas atrás... o tal vez encontraste a otra persona para dedicarle las palabras que antes lo hacías para mí. Debí suponerlo, eres una persona tan animada que otro no tardaría en enamorarse de ti.

Quisiera ser el hombre en el que pienses cuando te vayas a una misión larga, el que pudiera tomarte como esposa, tal y como lo has querido desde que eras pequeña. Sin embargo, lamento no poder hacerlo. No soy digno de tenerte, no sería un buen esposo. Porto sangre impura, sangre que debe ser exterminada de este mundo. No me gustaría verte sufrir, me odiaría más de lo que ya lo hago por ello.

Estuve pensando en el futuro, bueno, en tu futuro. Después de la derrota de Kibutsuji, planeo morir. Me pregunto, ¿te casarías con otro hombre? Sé que suena mal, pero no quiero que contraigas nupcias con nadie. Me gusta pensar que te quedarás soltera, esperándome para reunirnos cuando rencarnemos en un mundo sin demonios. Ni siquiera te he dicho mis sentimientos hacia ti y, aun así, deseo que puedas aguantar una vida más sin alguien que esté a tu lado. ¿Lo harías?

Tengo el presentimiento de que, en todos los universos, ocurre lo mismo: caigo rendido ante tus encantos. Sin embargo, ¿y qué hay de ti? ¿También sentirás lo mismo que yo? Mi lado «optimista» me hace creer que tengo una posibilidad contigo en otras vidas. Si es así, espero que pueda hacerte la mujer más feliz de todas, porque mi amor por ti es inmarcesible: pase lo que pase, jamás se marchitará.

Sé que no tendré el valor de entregarte esta carta en persona, ni me atreveré a mandársela a alguien para que te la pueda dar. No quiero que sufras cuando ya no esté, espero que puedas tener una vida plena y pacífica al lado de Kaburamaru, a quien Sanemi te entregará cuando muera. Hasta entonces, mis sentimientos por ti, Kanroji Mitsuri, quedarán solo entre mi amigo reptil y yo.

—Iguro Obanai.

Dejó a un lado la carta para apoyar sus codos sobre el escritorio, aún pensativo acerca de si sería una buena idea conservarla consigo o no. Con cada día que pasaba, sus sentimientos por la Pilar del Amor aumentaban. Ella, de alguna forma, conseguía que sus preocupaciones se alejaran de él, que se sintiera como un joven puro, sin llevar aquel apellido que lo atormentó desde su nacimiento.

Tomó nuevamente el papel entre sus manos, releyendo lo que escribió. Kaburamaru reptó por su cuello, parecía que también trataba de comprender lo que el Pilar de la Serpiente redactó. Antes de que pudiera acercar su albina cabeza, el pelinegro rompió la carta en mil pedazos que volaron por toda la habitación.

Frotó su semblante, estaba un poco estresado tras no haber podido hablar directamente con Mitsuri durante todo el día. Ella tenía su propia área, donde se dedicaba a enseñar la flexibilidad y el ritmo. Se la pasaba ocupada todo el tiempo y lo entendía, pero también necesitaba verla una vez al menos.

Por su mente, aún divagaba aquella pregunta: ¿En algún universo alterno, estarían juntos? Sonrió levemente al pensar en que, tal vez, podría tener a la joven pelirrosa a su lado en otra realidad.

Y así sería: no importa en qué situación estuviera, él siempre iría tras ella para asegurarse de que, al menos, Mitsuri fuera feliz donde quiera que vaya. Si tan solo pudiera hacer eso en el contexto en que les tocó vivir...