En una pequeña ciudad costera, vivía un joven llamado Yoongi. Era un hombre apuesto, con ojos profundos y cabello oscuro que enmarcaba su rostro. Él trabajaba en un modesto restaurante que servía los mejores mariscos de la zona. Pero su vida no estaba completa, faltaba algo en su corazón.

Una noche, mientras caminaba por la playa bajo el suave resplandor de la luna, escuchó el suave sonido de una guitarra. Siguió el sonido y encontró a una joven tocando música junto a una fogata en la orilla del mar. Su nombre era Tanya, y su belleza era como una mezcla de las olas del océano y el brillo de las estrellas en el cielo.

Yoongi se acercó tímidamente y Tanya lo invitó a sentarse junto a ella. Comenzaron a hablar y descubrieron que compartían una profunda pasión por la música y el mar. Desde esa noche, se volvieron inseparables, pasando cada momento libre explorando la costa, tocando música juntos y enamorándose cada día más.

Pero el destino tenía otros planes para ellos. Un día, Yoongi recibió una oferta de trabajo en una ciudad lejana. Era una oportunidad increíble, pero significaba dejar atrás a Tanya y la vida que habían construido juntos. Se sentó junto a ella en la playa, la miró profundamente a los ojos y le dijo:

— Tanya, te amo más que a nada en este mundo, pero tengo que tomar este trabajo. Prometo que volveré por ti, porque yo te amo.

Ella entendió la importancia de la oportunidad de Yoongi y lo apoyó en su decisión. Aunque el corazón de ambos estaba roto por la separación inminente, hicieron una promesa de amor eterno y se despidieron con un apasionado beso en la playa.

Los meses pasaron y la distancia entre ellos creció, pero su amor no disminuyó. Él trabajaba duro en su nuevo empleo y ahorraba cada centavo que podía para poder regresar a su amada Tanya. Mientras tanto, ella seguía tocando su guitarra en la playa, esperando el día en que Yoongi volviera a su lado.

Un año después, él finalmente pudo regresar a su ciudad natal. Corrió hacia la playa, donde se había encontrado con Tanya por primera vez. Y allí, junto a la misma fogata, la encontró esperándolo. Sus ojos se llenaron de lágrimas al verla, más hermosa que nunca. Se abrazaron con fuerza, como si el tiempo no hubiera pasado, y él le dijo:

— Tanya, te prometí que volvería, porque yo te amo.

Decidieron casarse y comenzaron una vida juntos en la pequeña ciudad costera. Yoongi siguió trabajando en el restaurante, mientras que Tanya se convirtió en una reconocida cantante local. Juntos, compartieron la música, el mar y su amor inquebrantable.

Los años pasaron, y aunque tuvieron sus altibajos, su amor siempre fue la fuerza que los unía. Yoongi le decía a Tanya todos los días:

— Porque yo te amo — recordándole constantemente cuánto la valoraba y la necesitaba en su vida.

Yoongi y Tanya seguían sentándose juntos en la playa, mirando el atardecer, tocando canciones y susurrándose al oído esas mismas palabras: "Porque yo te amo". Y así, su amor perduró a lo largo de los años, como las olas que nunca dejan de besar la costa. Porque, en el corazón de ellos dos, el amor siempre fue la melodía que los mantuvo unidos, una canción eterna que nunca dejó de tocar en sus corazones.