ᝰPrimer Acto
─━⊱❀⊰━─
❝La única manera de lidiar con un mundo sin libertad es llegar a ser tan absolutamente libre que tu misma existencia es un acto de rebelión❞
(Albert Camus)
─━━━━━━⊱❀⊰━━━━━━─
ᝰ◌᮫۪۪۪۪᳝۟🌸◌᮫۪۪۪۪᳝۟⑅៹
Solo tuvo oportunidad de darle un retoque al esbozo de las flores; unos rasgos de volumen al borde de los pétalos. Mas ni tan siquiera el arte de contemplar la magia brotando del grafito pudo deshacer la arruga en su entrecejo. Cerró la agenda de bolsillo una vez le avisaron que en breve llegarían al lugar y tomó aire con fuerza. Los tonos de su delicadeza natural volviendo lo tenso en sus hombros una elegante línea recta.
Es un experto en puntos de vista, un disfraz es algo bruto y sinsentido, puro material amorfo cuando carece de equilibrio. Taehyung da equilibrio... Taehyung es el equilibrio.
Por un segundo sus oídos se sintieron sordos; al salir por la puerta esperaba bullicio y cámaras por doquier, carros aparcando, limusinas y alfombra roja. Por ello el frío general de su expresión desapareció por la estupefacción; debía permanecer con la cara "congelada" para resistir al acoso de los flashes de pleno en su cara. Pero esa molestia... No estaba. Acabó de sacar su cuerpo confuso por la desértica paz, comprobó en su reloj que había llegado en la hora correcta.
Estudió el ambiente. Una fresca brisa de vez en cuando acariciando su rostro y antebrazos desnudos, fría pero suave, nada violento como para estorbar la calidez del cuerpo cubierto por la sedosa tela rosa pálido, una pieza que lograba resaltar su dorada piel por el cuello negro, ancho y excéntrico pero en cantidad exacta. Taehyung lucía dicha camisa con los antebrazos recogidos dejando a la vista una simple manilla negra con pequeñas piedras entrecruzadas con el duro material. El pantalón ancho de tela suelta en conjunto con el cinturón de su mismo color, negro, delataba unas piernas largas y, aunque imposibles de ver, esbeltas y de por seguro hermosas.
Alzando la mirada vio un trillo adornado con faroles de luz cálida y tenue, entre todos acumulando la suficiente claridad para ver el suelo llano y los árboles más cercanos nutridos con flores blancas, extrañamente abiertas a tal hora de la noche.
Pero a parte de eso... De la belleza de la naturaleza y la paz del silencio no había nada más.
-¿Recibió usted las coordenadas correctas? -. Se dirigió el de piel dorada al conductor.
-Por supuesto señor, para llegar al teatro debe caminar, no está a más de cien metros y no hay pérdida, solo debe seguir los faroles.
-... ¿Cien metros?
-No se permite la entrada de vehículos ni dejarlos parqueados. Por ello me ha dicho la señorita Jess que regrese en un par de horas cuando acabe el espectáculo, señor.
-¿Qué clase de broma de mal gusto es esta? -. Se pregunta Taehyung a sí mismo en voz baja, apenas separando sus labios.
Se abstiene de llamar a su agente y mano derecha para protestar, ya se encargará de ello luego. Ahora debe encargarse de un problema mayor...
-Puedes retirarte. No llegues un segundo tarde ¿Claro?
No esperó un asentimiento, alzó la cabeza tan soberbio como siempre y se encaminó al teatro Liberty, los zapatos blancos de poco tacón provocando un ruido apenas audible.
No se sorprendió al encontrar figuras caminando en la misma dirección, pero, como pocas veces hace, lo ignoró.
Y no se puede culpar a sí mismo por ello; debido a su posición las ramas de los árboles no hacían sombras, no se extendían más allá de lo que la oscuridad les permitía avanzar. Y Taehyung se pudo fijar, el camino parecía de flores.
Efectivamente el tiempo que le tomó llegar a la entrada del teatro no fueron más de diez minutos, unos bien aprovechados a su pensar. Otro detalle que le sorprendió fue la carencia de una entrada VIP.
«¿En qué lujo de bárbaros me has metido ahora, Jess?» Se preguntaba al verse obligado a esperar a que pasaran los de más temprana llegada, aunque claramente inferiores a su clase.
Sonreían, sus tonos de voces continuaban bajos como si romper el ambiente creado por la naturaleza y unas pinceladas humanas fuese delito.
Dio su entrada sintiéndose cómodo con el peso de su abrigo negro sobre los hombros y subió los escalones que daban paso a un arco arquitectónico gigantesco. En ningún momento hubo presencia de puertas, ninguna madera o material físico que le estorbara a la hora de simplemente avanzar por el vestíbulo hasta encontrar sin problemas el espacio del escenario.
A pesar de ello, la privacidad en la habitación gratamente espaciosa fue exquisita. Taehyung respiró el delicado aroma que mezcla polvo con barniz y continuó avanzado; su cuerpo algo inclinado por el suelo en bajada a medida que más se acercaba a la primera fila. Asientos dispuestos de forma premeditada e inteligente, arriba los pabellones hasta de tres pisos. Lo que le hacía a Kim preguntarse el por qué de la decisión de su agente por sentarlo allí cuando desde arriba abarcaría mejor el escenario.
Por alguna razón Taehyung esa noche no podía evitar cuestionar todas y cada unas de las decisiones de la mencionada.
Tras encontrar su asiento directamente en el centro acomodó su trasero en el mueble y cruzó con elegancia sus piernas.
El efecto de Taehyung, conocido en el mundo del arte como Vante, sobre los demás nunca dejaba de sorprender a los conscientes del mismo. Era como si en su presencia el resto de la humanidad contuviera el aliento por respeto, atenazados por el terror ante la posibilidad de estarle robando oxígeno de calidad a tal ángel.
Su indiferencia de por sí, era espléndidamente abrumadora. Una de las razones de su aplastante soledad.
Descansó el codo sobre el apoya brazos personal y sus largos dedos fueron el sostén de su perfecta barbilla.
Con la poca luz en la habitación leyó por encima el escrito en cartulina de calidad que le entregó el de seguridad una vez dio su entrada. No le costó mucho realmente, el relieve en letras doradas resaltaba a contra luz y pudo leer sin problemas la historia en la obra. Básicamente se trataba de una tragedia. Una joven pareja separada por la muerte de uno de ellos... No daban muchos detalles, solo el estado mental débil y sumido en el trauma del sobreviviente.
«Solo espero no quedarme dormido con esto».
No lo malentiendan, por favor.
Hablamos del crítico más reconocido del siglo XXI; crítico de comida, arte en lienzo, fotografía, música, arquitectura y por primera vez, danza.
Todos esperaban el veredicto del imponente Vante. La audiencia solo aguardaba al amanecer del día siguiente para encontrar publicada la noticia en la primera plana de los periódicos de celebridades más influyentes de las principales ciudades del mundo, incluyendo, claro está, Seúl.
Tenemos a un culto... Aunque eso está por verse; su "mente abierta" como artista y crítico están a punto de ponerse a prueba como nunca.
Y Jess Canabria es tanto la encargada de controlar su agenda como su mano derecha y por consiguiente persona de mayor confianza en cuanto al oficio, al menos; pero además de eso es un amante incondicional a su trabajo, por ello las sorpresas y retos hacen la vida de Taehyung más difícil, pero divertida.
Por supuesto, esta noche es especial, solo que Tae no estima cuánto en realidad.
Las luces del público se apagan en su totalidad y un destello proveniente de los pasillos comienza a iluminar la estancia; lentamente, como si se degradara pero en sentido contrario. Así aumentó de fuerza la pálida luz hasta delatar su forma de proyección en el techo.
Copos de nieve.
La ola de aplausos reafirmó el inicio del espectáculo y el telón se recogió.
Taehyung esperó, el brillo ansioso en sus ojos marrones pardo oculto en la oscuridad. Vacío. Parecía vacío el escenario debido al juego de luces que solo centraba el hermoso piano blanco en la esquina más apartada. Y acompañándolo un joven que no supera la edad de Taehyung por más que un par de años. Cabello azabache dispuesto en un perfecto desorden, hebras delgadas atadas en mechones por la brillante humedad del gel. El sonrojo humano en sus mejillas era oculto por el maquillaje blanco a la par de sus manos ¿La razón de la sorpresa de Taehyung? Las venas en las manos del pianista delataban que este era su tono natural de piel. Una pequeñita nariz resaltó en el perfil y toda su apariencia fue opacada por la música que hizo brotar del piano.
La melodía osciló de extremo a extremo, en el paladar de Taehyung fue como la carrera del amargor al dulce. Hermoso contraste. Un compás de fondo acompañó el corazón de Taehyung, que amante del arte y los placeres de vivir, comenzaba a despertar.
Cuando la música subió a la cúspide el reflector dejó al pianista para centrarse en un cuerpo en el centro del escenario. La belleza del bailarín definitivamente rivalizaba con el premiado con el título: hombre más hermoso del mundo. Esta rivalidad dignamente considerada por el titulado así.
Porque Vante llevaba la corona del hombre más hermoso del mundo. Pero ese bailarín lo hizo contener un suspiro. Nadie mejor que Taehyung sabe reconocer belleza cuando la ve.
Los labios más naturalmente llenos que había contemplado nunca brillaban bajo la luz en perfecto enfoque, un tono cereza llevando su esplendidez al máximo y el acoplamiento de rasgos volviendo ese rostro en sí, arte.
Parecía que sufría, una tormenta que la pasó él entre tirones de manos que aparecían de la nada. Bailarinas igualmente ocultas en la oscuridad adentraban sus manos en el rango de la luz para tironear del artista que, entre tanto tormento, bailaba.
Decir que Taehyung había sido absorbido en totalidad por la obra era poco. Sus labios estaban fruncidos en un gesto de absoluta concentración y la uña de su dedo índice acariciaba la piel propia en la mejilla.
Llegaron dos descansos, dos actos acabados y su corazón sufría ascensos y descensos de dosis adrenalínicas.
A mediados del tercer acto la obra estaba en su apogeo, el PUM PUM PUM tan fuerte que le arrancaba jadeos se detuvo de forma imprevista. Taehyung se sintió a sí mismo de puntillas a orillas del precipicio. Todo se calló, todo desapareció.
La lectura del pulso en toda la estancia había pasado de ser estampida de bestias a ser una línea. La peligrosamente perfecta línea recta que declaraba mortalidad se formó dejando a la audiencia estupefacta pidiendo por más, suplicando por revitalización.
Y sucedió.
Una onda, una pequeña empinada declarada por la tecla tocada a manos del pianista; esa minúscula diferencia salvó a la obra de la muerte, arriesgado a más no dar. Las luces jugaron otra vez y corrieron por todo el suelo del escenario, esta vez verdaderamente vacío. Al correr y no delatar ninguna presencia, lo que era un reflector se volvió dos y ascendió al compás de un nuevo palpitar de fondo.
Era un corazón... Claramente era el Tap tímido de un corazón lo que interrumpía de forma exquisita al piano.
Y cuando llegaron al tope, Taehyung se sentía morir.
Una cuerda colagaba del techo, un blanco y hermoso listón escondido que caía asegurado. Y agarrada a él, una hermosa bailarina...
¿Bai... larina?
Dicho listón estaba estratégicamente enrollado desde la punta hasta el tobillo del artista; se hizo uno con la media blanca cubriendo la tierna y hermosa piel. Seguidamente fue estirada a un costado por la mano fuerte y delicada, como se vería una rosa rubí. Taehyung contempló boquiabierto como nunca a la figura que tomó forma en el aire, vio al ángel de cabello azabache con vetas castañas que parecían oro a cada destello proporcionado por el reflector. Sus hebras acariciaban solo el lado del rostro contrario al público, llegaba hasta su cuello. Un vestido blanco pegado a su torso y suelto a la altura de la cintura hasta culminar en las rodillas acababa en un exquisito bordado negro.
Comenzó a dar vueltas, su baile en puntas desde el aire le estaba sacando la respiración. A medida que daba vueltas con la profesionalidad de un integrante del circo el listón comenzaba a descender conforme lo desenredaba y lo ayudaban tras bambalinas. De imprevisto se soltó y dio vueltas a una velocidad alarmante al ritmo del corazón que continuaba latiendo de fondo. Y el corazón se detuvo a la vez que él lo hizo... Ya para ese entonces, el bailarín adornado con vestido y zapatillas para baile de puntas había caído de regreso a los brazos de su pareja. Había regresado del cielo, descendió para aterrizar en el pecho del hombre de belleza impactante...
Taehyung quiso como nunca antes había deseado algo, haber sido el punto del aterrizaje de ese ángel.
El danzar del joven que ocupaba el que debería ser el papel de una bailarina, fue simplemente...
Incluso el mayor crítico del siglo XXI las pasaría canutas para describir tal acto espléndido.
Sus ojos no se separaron del bailarín durante el segmento restante de obra. Desde donde estaba parecía que idolatraba a alguien superior, e incluso en la posición que había adquirido, Taehyung reconocería a ese ángel de labios rosados y pequeños como algo inalcanzable para cualquier ser humano.
Ni las más hermosas musas rivalizan con su arte. Ese sería el encabezar del artículo más esperado al día siguiente.
Cuando la obra terminó con el artista principal rodeando con sus delgadas y grandemente definidas piernas la cintura de su pareja, todo su torso se moldeó conforme lo dispuesto por las leyes de la gravedad y se dejó caer directo al centro de la tierra. Su espalda hizo un hermoso arco y sus brazos completaron la pose final. El hermoso bailarín con vestuario adecuado para uno, sostuvo a su pareja con una mano sobre la parte baja de la espalda. Ambos en el centro del semicírculo formado por el resto del equipo de baile, acompañados como en cada momento cúspide de la obra por el piano blanco. Así terminó.
Una vez el silencio se extendió por toda la sala tras la llegada de la última nota el público estalló y los bailarines rompieron posición, todos tanto sonrientes como agitados. Taehyung los observó con cierta aprensión en el pecho poniéndose en hilera. Cada artista se alineó a lo ancho del escenario para la despedida del acto.
El ángel culpable de la fascinación muda en Taehyung quedó justo en el centro, directamente ante el crítico. Vante se sintió de rodillas... No, Kim Taehyung se sintió de rodillas al ver la sonrisa orgullosa y brillante en el bailarín. El vestido adornando su cuerpo no era más que un accesorio, como esa rosa con espinas que contienen más sanación que daño, sería más perfecto en la desnudez.
Ya Taehyung comenzaba a anhelarlo.
Tras la reverencia a paso rápido los bailarines se retiraron del escenario en orden.
«No, me dejas demasiado pronto. Sonríe más, sonríe para mí otra vez».
Kim no notaba lo loco en su pensar, la sonrisa nunca fue para él, a pesar de estar en el centro no surgió contacto visual entre él y el ángel en ningún mísero momento de todo el acto. Pero lo conseguiría.
Abandonando por completo la preocupación por la gran cantidad de ojos en él, Taehyung se puso de pie y corrió en busca del acceso tras bambalinas. Las luces lentamente recuperaban su aspecto inicial en el pre-show y Tae no sabía si agradecerlo o no. Por una parte se alegraba de tener la oportunidad para ver donde pisa, pero por otra se siente incómodo al no tener el resguardo de la oscuridad.
Subió el par de escalones a un costado del escenario sin tener que llamar necesariamente la atención y logró toparse con el equipo de producción. A apenas unos metros de distancia logró visualizar al ángel yendo a paso rápido hacia quién sabe qué sitio. Lo que Tae no pudo evitar notar era la rapidez con la que se alejaba bajo el brazo del hermoso bailarín de labios gruesos. Cuando se dispuso a seguirlo, fue detenido por un cuerpo menudo y considerablemente más bajo que el suyo.
-Lo siento pero no puede avanzar.
Lo reconoció, bueno, más bien se reconocieron.
-Su trabajo fue exquisito.
-Me llena de orgullo escuchar eso de usted, señor Vante. Pero me temo que no lo puedo dejar pasar.
-Sabe quién soy... ¿Y aún así me negará el paso?
El pianista ahora con las mejillas sonrojadas por la ausencia de base en dicha zona tuvo que inhalar con fuerza para contestar.
-¿A quién quiere usted ver? Lo guiaré yo mismo.
Taehyung asiente más a gusto con esa respuesta aunque algo inquieto por haber perdido al ángel de vista.
-Busco al personaje principal.
-¿Kim Seokjin?
-Bueno... Desconozco su nombre pero ha de ser él. El pequeño.
El chico azabache frunció el entrecejo y se cruzó de brazos lentamente.
-¿El chico de vestido?
-Él.
Ignoró como pudo la incómoda arruga en las comisuras de los labios del pianista y aguardó impaciente su respuesta.
-El personaje principal es Kim Seokjin, el bailarín que pierde a su pareja, señor Vante.
Taehyung deshechó por unos segundos todo su aprendizaje de etiqueta al proferir un bufido.
-Busco al chico de vestido, lléveme con él en este instante.
-Él no está disponible en estos momentos. Pero por ser usted se le concertará una cita para mañana mismo.
«¿Me estás jodiendo?»
¿Cómo se atrevía un pianista de tan poco nombre como aquel negarse a un mandato de Kim?
-Sabes que puedo acabar con tu carrera artística con solo un movimiento de mi mano ¿Soy claro?
Y con eso colmó la paciencia del pianista, un joven de cabello azabache completamente intolerante a los engreídos.
-No me obligue a llamar a seguridad y evocar un escándalo, Señor Vante. Retírese y espere a que se concrete una cita, es lo correcto y usted lo sabe.
Cuando Taehyung notó que gran parte de los presentes se acercaba con intenciones de intervenir en la disputa tomó aire y decidió volver a sus cabales.
Sacó una tarjeta del bolsillo interior del abrigo en sus hombros y la entregó con educación a la altura del abdomen del contrario.
-Contacten a mi agente y decidan una cita para mañana, por favor. Con su permiso, conozco la salida.
Sus largas piernas se encaminaron en dirección contraria al ángel, pero solo debía esperar... Vaya que tenía que esperar.
-¿Está bien Kookie?
-Sí, Hyung lo llevó a descansar ¿Te molestó mucho Vante?
El artista asintió arrugando su pequeña nariz mas cambió rápido su expresión al sentir los labios de su compañera rozar la parte trasera de su oreja.
-Fue un espectáculo maravilloso, Min.
Y con una sonrisa peculiar asintió mirando los ojos de su pareja.
-Lo fue.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top