ᝰDecimo cuarto Acto
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❝Durante mi infancia solo ansié ser amada. Todos los días pensaba en cómo quitarme la vida; aunque, en el fondo, ya estaba muerta. Solo el orgullo me salvó.❞
Coco Chanel
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Taehyung se quedó esperándolo, y en su cabeza se repetía-: Nada me impide no regresar.
«The party it's over» Piensa Tae antes de pintar sus ojos una vez más y salir a trabajar, como si la mínima brisa no fuera a derribarlo.
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Iba al menos dos horas tarde, el bus se le había escapado y una llovizna molesta le hizo esconderse en un portal. No puede permitirse gripes.
Así se detiene jadeando frente al número dorado fijo en la puerta del apartamento de Hoseok, toca la madera o material que la reemplaza, no puede diferenciar, con los nudillos.
Espera con las manos a cada lado de la puerta.
-¡Hyung! Soy Jungkook, ¿puede abrirme por favor?
Se mantiene gritando y tocando la puerta hasta que se le ocurre llamar a su celular. Pero nada, escucha el tono de llamada desde afuera sin ser contestado y justo ahí comienza a preocuparse.
-¡HYUNG! -pega con todas sus fuerzas- ¡DERRIBARÉ LA PUERTA, HYUNG!
...
Sin respuesta.
Con el corazón en la garganta baja las escaleras duplicando la velocidad con la que las subió -y eso es mucho decir-. Llega al recepcionista o qué sabe el como se nombra ese puesto. Le dice entre jadeos que algo le sucedió a su Hyung -sabe de quién habla-. Que no abre, que por favor abra la puerta o la rompa, lo que sea.
-RÁPIDO POR FAVOR.
El de la recepción localiza la llave del apartamento de Jung y suben, Jungkook lo recorre corriendo, ya sin ganas de gritar, al menos hasta que lo ve.
-¡Hyung! -toma su cuello y lo junta a su pecho, está tan frío, tan... Sin color-. Hyung, ¿qué sucede? Míreme, Hy-
-Encontré esto en su habitación -Jungkook alza la cabeza y sus ojos se llenan de lágrimas viendo el envase vacío de pastillas en la mano del contrario-, estaba en el suelo.
Jungkook mira la bañera llena y el cuerpo vestido empapado de su Hyung, al cual encontró fuera de la misma, a una esquina. Abraza su cuerpo y tembloroso hunde el rostro a su cuello, susurrando asustado al cuerpo que lentamente pierde pulso.
-¿Qué has hecho?
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-Jungkookie, debes calmarte o te dará algo, pequeño.
-Es que usted no lo vio, yo no sé por qué lo hizo, qué pudo haber pasado. Le había avisado que iría y solo tardé un par de horas, sin embargo, cuando llegué él estaba como -solloza y tartamudea presionando la mano contra su pecho- como un muerto.
-Pero no lo está, le lavaron el estómago ¿Cierto? Dale un poco de calor ahora y cuando despierte seguirá siendo el mismo, Jungkookie-. Intenta convencerlo Jimin desde el otro lado de la línea, pero su propia voz suena dudosa.
Kook por su parte se acerca aún más a su Hyung acostado y le avisa a Jimin que colgaría. Hizo lo poco que podía hacer, frotó sus manos contra las del mayor, las pasó sollozante por los brazos y empezó a cantar en voz baja para Hobi.
-No se apague, no sea tonto -sorbe por la nariz y hunde el rostro en sus manos sin remedio-. Que todos se rindan menos usted.
Porque maldita sea no hay nadie con más fuerza en su sonrisa, en sus piernas. No hay un apoyo mejor que el Hyung que pareciera intocable por los males de este mundo.
-¿Qué hacemos ahora Hyung?
Pero por lo visto, esta vez, Hobi no encontró la respuesta.
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-Repíteme por qué no has contactado a Taehyung, por favor.
En la vida uno se encuentra en críticos momentos en los que su intelecto no le basta para tomar una decisión. Esos momentos no son críticos por la decisión en sí, tampoco por nuestra falta de intelecto. Lo que lo hace crítico es lo que uno tiene que hacer para aclararse la divina cabeza.
Bueno, pues Jungkook ha estado en dicha posición dos veces en su vida, contando con esta.
En la primera, su amigo aquí Jimin lo hizo llorar pero funcionó.
Y lo traumó, como dato adicional.
Por eso ahora, mirando los ojos del enano nalgón que tiene por mejor amigo, se cuestiona la decisión de exponerle el detalle de no hablarle a Taehyung de lo ocurrido hace apenas veinticuatro horas. Aún está junto a Hoseok en la habitación de hospital, esperando a que despierte.
Solo que ahora con Jimin, quien lo mira desprovisto de expresión alguna -aterrador en él-.
-Ya te dije, no tiene nada que ver con esto.
-¿Ah no?
-No, ni siquiera conoce a Hoseok.
»Directamente« Agrega para sus adentros.
-Pero te conoce a ti y puede estar preocupado por tu repentina desaparición.
-Pues no ha llamado.
-¿Por qué algo me dice que tienes que ver con eso?
Jungkook muerde el interior de su cachete y se entretiene en los girasoles colocados junto a la cama de Hobi.
-No tengo obligación de...
-Pero sí compromiso, eso hacen las parejas.
-Los seres humanos nacemos solos, no necesitamos estar emparejados ni estamos hechos para ello.
-¿Eres estúpido? ¿Entonces cómo mantendríamos la especie, genio?
Jungkook bufa y piensa en Yoongi diciéndole mocoso incompetente por usar frases inteligentes que ni siquiera él entiende.
-Le dejé claro que no quería tener una pareja, que estoy bien solo.
Jimin frunce el entrecejo con una preocupación que no tarda en llenarlo.
-Jungkook, estabas feliz por no estar solo... ¿Qué te hizo retroceder así? Antes lo aceptabas, y me refiero a dos días atrás.
-Yo-
Se calla con un quejido por la frustración que le hace preguntarse de nuevo: ¿Por qué?
»¿Por qué soy así...?«
-No lo sé... Tengo miedo. Taehyung, él... Él confía mucho en mí, llegará a depender de mí y ¿qué haré en ese momento? No puedo, yo... Eso no es lo que quiero, Taehyung no puede atarme de esa manera... No es justo.
-¿Dependencia en qué sentido?
-Tiene miedo a que lo deje y se quede solo otra vez.
-Su vida es algo triste, si me lo preguntas. Muy poca sinceridad, nula lealtad ¿Por qué crees que te escogió a ti? No lo sé, Jungkook, deberías ponerte en su lugar.
Mira sus dedos y con ellos despeja su rango de visión, mantiene la expresión decaída.
-¿Y ese sería?
-La persona con la que has logrado formar un vínculo sentimental repentinamente desaparece, después de una pelea, según puedo comprobar viendo que no te ha llamado. No sabes si regresará... ¿Cómo te sentirías si Taehyung lo hace? ¿Podrías estar realmente tranquilo? -Jungkook suspira y Jimin lo interpreta como un gesto de comprensión- Las personas no dan explicaciones por obligación, lo hacen porque entienden los sentimientos del contrario. En este caso, lo que debes entender es su preocupación y seguramente, su decepción.
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-Si no puedes, está bien por mí; solo que ninguno de mis amigos puede venir, no permiten pedir comida a domicilio en el hospital y no quiero dejar a mi Hyung solo...
-¿Entonces no tienes tu celular encima?
-N-no, es de una enfermera, lo pedí prestado.
-Uhm...
Jungkook desvía la mirada burlona de Jimin de forma descarada y se centra en su conversación con Taehyung.
-¿Qué te apetece comer?
-Hambur... guesa...
Para Jimin esto no era precisamente increíble, por mucho que su Jungkook lengua ácida se encogiera en sí mismo de a poco, por mucho que mirase la timidez tomando terreno por todo su cuerpo; él solo podía sonreír, porque conoce lo que es eso.
-Está bien.
Y sin mucha más charla Taehyung cuelga y deja al azabache mirando al infinito con el vacío del otro lado ardiéndole bajo el vientre.
-¿Entonces?
-Vendrá.
-Bien.
-Hyung... ¿Te puedes ir?
El tono desciende, tal como el telón al final de la actuación; su brillo se apaga y un miedo que rivaliza al escénico congela las lágrimas en la cuenca de sus ojos; Jimin asintió y tomando su celular de vuelta se retiró en silencio, dándole privacidad al menor.
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La calidez expulsada por la hamburguesa llegaba a sus manos debido a la permeablilidad de la bolsa de papel. Miró a través de la ventanilla del auto al hospital, conteniendo el suspiro que amenazó con sumarse a la incontable lista del día.
Como una forma de atrasar el encuentro con Jungkook, se decide a marcar de regreso a la enfermera y preguntarle de forma privada el estado de Hoseok.
Contesta un hombre, y no cualquiera.
-Jimin habla.
-¿J-Jimin?
-¿Sí? ¿Quién habla?
-No me lo puedo creer... ¿Qué carajos está sucediendo?
-Oh por Dios, ¿eres Taehyung?
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-Con permiso.
El azabache rápido desvía la mirada de la ventana a la puerta, recibiendo la vista de la llegada del mayor. Algo tembloroso se pone de pie.
-Tae...
Sin dejarle terminar levanta la bolsa en su dirección y ni siquiera se mueve de la puerta.
Kookie la toma.
-Gracias... Y disculpa por haber interrumpido tus planes del día.
-Sí lo hiciste.
Jungkook se encoge bajo los ojos del mayor, se limita a retroceder unos pasos y tomar asiento en el sillón de la habitación de hospital.
-¿Quieres sentarte?
-No, me iré ya.
-Ah-ah...
-¿Por qué, quieres que me quede?
Cierra la puerta tras suyo e ignora la presencia de Hoseok colocándose ante Jungkook, el rostro del mencionado a la altura de su abdomen.
-¿Quieres que me quede? -repite con el oro solidificándose en sus irises haciendo a Jungkook tragar con fuerza.
-Si no es mucha molestia...
-¿Por qué quieres que me quede?
Y cae.
Finalmente cae.
No le hizo bien la caída.
-Porque... Porque...
Tae cierra los ojos y suspira sellando sus labios.
«No puedo con esto»
-Jungkookie -el ángel alza temeroso la mirada de regreso a su rostro-, tal vez no sea el momento más indicado, pero no puedo seguir con lo nuestro, no así.
El tiempo pasó lento, en realidad, cuando no puedes comprender algo todo se te acumula y tu capacidad de reacción es relativamente lenta.
Así sucedió con Jungkook. Todo lo que venía persiguiéndole desde hace meses arremetió contra suyo, y las mentiras que se continuaba diciendo con tal de ocultarse a sí mismo las verdades, fueron superadas por ellas.
»Esto es lo que quieres, ¿cierto? Que me proteja es el problema. Entonces estamos jodidos«
-Porque no quiero estar solo. Quiero que te quedes, porque no quiero estar solo -se pone de pie y temblando musita- ¿Qué quieres de mí? ¿Promesas? ¿Compromiso? ¿Quieres que te haga mi prioridad? -Jungkook agarra en puños el delantero de la blusa de Taehyung y en puntillas dice-. No puedo hacer eso, no me voy a aferrar a ti, al menos no ahora ¿Por qué no hago promesas? Porque me da miedo romperlas, no confío en mí para sostener el corazón de la persona que amo. Ámame sin quitarme mi libertad y por favor... No me sueltes -agarró las manos de Tae y las colocó en su cintura, apretando-, no me dejes ir y permanece donde te vea, donde te sienta. Vive por mí y ninguno estará solo. Sé que no es justo, pero el amor raras veces lo es. Ámame como si te fuera a dejar en cualquier momento porque estoy seguro, escúchame bien -acabó colocando firme las manos en las mejillas del mayor y planteando con toda la seguridad del mundo-, lo haré.
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