O4

A la mañana siguiente todo era como
BeomGyu esperaba, apenas puso un pie dentro de la institución, todos los ojos estaban sobre él y los murmullos se dejaban escuchar sin disimulo.

Para Kai fue igual, cuando bajó de su lujoso vehículo, automáticamente las miradas estaban sobre él, ninguno se molestó en disimularlo, los murmullos se escucharon por todo el camino a su clase y sólo pararon cuando el profesor apareció.

Con YuNa tampoco fue diferente, cuando su hermana mayor la dejó en la institución, las miradas de absolutamente todos en la entrada la observaban, los murmullos siguieron hasta cuando iba caminando por el pasillo, pero hubo una pequeña diferencia.

BeomGyu ante las miradas sólo caminó con la cabeza en alto, ignorando a todos. Kai también ignoró a todos, pero su cabeza estaba gacha y su cara roja. YuNa en cambio no se calló, ella enfrentó a los metiches de aquellos estudiantes y les gritó, molesta gritó que dejen de meterse en su vida, que dejen de opinar y que consigan vida propia.

Eso sucedió en el receso, cuando todos se encontraban en la cafetería y YuNa ya se cansó de simplemente escuchar los murmullos a su alrededor.

BeomGyu estaba ahí, observando el griterío de la porrista. Kai también estaba ahí, sentado en una de las mesas junto a sus compañeros de equipo.

Claro que ante el gran escándalo que nuevamente estaba haciendo YuNa, alguien quiso humillarla aún más.

—Lo dices porque te está sucediendo a ti.—Una voz femenina se escuchó, dejando en completo silencio la cafetería. Todos observaron a la rubia de cabello corto y flequillo.—Gritas desesperadamente que paren de hablar de ti, que nos metamos en nuestra propia vida y nos ocupemos de nuestros asuntos, pero si fuera al revés, si en tu lugar estuviera otra chica, tú serías la primera en burlarte, en reírse, serías la primera en encargarte de hacer que toda la institución se entere de esto.

Ahora todos miraban a YuNa, quien no pudo evitarlo y salió corriendo de ese lugar. Huyó, y sorprendiendo a todos, BeomGyu la siguió.

—¿Ya vas a contarnos qué sucedió?—SooBin preguntó cuando nuevamente todos volvieron a lo suyo. Kai lo miró, pensando en qué decir.

—Ya lo saben.

—Sólo sabemos lo que dicen.—JiSung le contestó, comiendo de su zanahoria.—No hay que creer en los rumores, ahora dinos, somos tus amigos, ¿no? Puedes desahogarte.

—Simplemente...—Su mirada fue hacia la puerta, por donde YuNa y BeomGyu se habían ido.—Cuando conocí a BeomGyu, yo sólo quise ayudarlo.

YeonJun lo miró confundido.

—¿Meterle el pene es ayudarlo?

—¡No de esa forma!—Minho rió.—YuNa lo molestaba mucho, yo sólo quise darle consejos para defenderse, me daba mucha pena todo lo que estaba sufriendo.

—¿Y luego?

—No sé en qué momento sucedió, sólo sé que un día nos estábamos besando y en menos de lo esperado estábamos todos los días en su cama.

Y ante aquella respuesta, el único que se animó a hablar fue WooYoung.

—¿Qué piensas hacer ahora?

Cuando BeomGyu encontró a YuNa, la vio bajo las gradas, con su cara escondida en sus piernas, seguramente llorando.


Suspiró frustrado y se acercó a ella, preparándose para lo que estaba a punto se hacer.

—No llores, te ves patética haciéndolo.

Y como era de esperarse, YuNa rápidamente lo miró y secó sus lágrimas, frunciendo el ceño cuando terminó de borrar inútilmente la evidencia del llanto.

—Es tu culpa, todo esto es tu culpa.

—¿Aún seguirás culpándome?

Ella no se levantó de su lugar y BeomGyu no se sentó a su lado, ambos se mantuvieron bastante alejados, lo suficiente para no oler el perfume del otro, pero lo bastante cerca para poder mantener una charla sin gritar.

—Tú me lo robaste.

BeomGyu rió, mirando hacia arriba por unos segundos.

—¿No lo sabes? Pensé que te contó.

—No quise escuchar cómo lo atrajiste con tu blanco culo, preferí ahorrarme esa parte.

—Shin.—Por primera vez BeomGyu la miró serio, sin esa sonrisa burlona que últimamente comenzó a usar al ver a la porrista.—Kai fue quien me buscó.

¡Gracias por leer!

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