Ⓖuilt ☁ 14.5
|Narra Olivia|
Los flashes sobre mi rostro me hacían sentir tal cual un ciervo siendo iluminado en plena carretera. La vulnerabilidad me abatía, la ansiedad me carcomía.
Tras la publicación de una compilación de videos que sugerían que Jimin y Jungkook se distanciaban cada vez más, las sugerencias de porqué brotaban en los portales de internet. Los destratos de él hacia Park configuraban un enigma incluso para mí. Pasaba totalmente de él, ignorándole, empujándole, separándose cuando se acercaba, revolucionando las imaginativas mentes de las aficionadas.
Me desplazaba por aquel aeropuerto colmado como si tuviese unos pesados grilletes en los tobillos, arrastrándome con desánimo bajo miradas despectivas. Varios cuerpos del Staff rodeaban a todos los que pasábamos por los atiborrados pasillos conformados por fanáticas poseídas en rabia y descontrol.
–¡Es por tu culpa, zorra!- Vociferó una army en inglés en el momento que pasé junto a ella. –¿¡Por qué te interpones entre ellos!?- Soltó con su voz desgarrada en llanto, haciéndome fruncir el entrecejo.
¿Sería aquella teoría la que predominaba ahora? ¿Sería esa la raíz del odio?
Más improperios fueron lanzados en mi dirección provocándome náuseas momentáneas. Me limité a mantenerme cabizbaja, concentrándome en aquella gran mano que envolvía protectoramente la mía, arrastrándome con una velocidad creciente. –No escuches. -Espetó demandante Jeon, tragué saliva asintiendo cortamente.
El tumulto parecía acrecentarse a nuestros costados, y si bien estábamos ya cruzando el umbral hasta donde está permitida la presencia de personas que no son pasajeros, mi ansiedad galopante no cesaba. Algunos chillidos y quejas retumbaban de forma clara, dejándonos escuchar la insatisfacción y sentimientos no gratos hacia mi persona.
Estas chiquillas definitivamente necesitaban de alguna actividad extracurricular que las mantuviese ocupadas. Los idols se han convertido en el único pan de cada día de muchos, derivando en conductas enfermizas y obsesión pura.
Los orígenes de mi taquicardia tenían dos ramificaciones, una de ellas los incansables gritos agonizantes, y la otra la suavidad y calidez que la mano de Jungkook emanaba. Sus dedos entrelazados con los míos no dejaban margen alguno a que existiese una separación entre nuestras palmas. De a momentos le observaba de soslayo, su perfil cincelado denotaba seriedad, fijando su vista en algún punto lejano sobre la manga que conectaba el pasillo con nuestro avión. Todos nos adentramos en el interior del mismo, con un paso veloz debido a las prisas que llevábamos.
Adiós China; Japón era el siguiente.
No faltaba mucho para la finalización de este ajetreado tour, solamente restaba Corea del Sur una vez culmináramos con la siguiente parada.
El muchacho siguió jalándome, le seguí aún perdida en mis pensamientos.
Cada quien tomó su asiento correspondiente. Dejé a Jungkook, dirigiéndome a una cabina diferente, disponiéndome a comenzar mi jornada laboral. Mi piel extrañó la suya, y solo eso bastaba para provocar una sensación de malestar y confusión desde lo más profundo de mi ser.
Jimin me observaba a unos asientos de distancia, le sonreí tímidamente, él me correspondió saludándome con su pequeña mano.
Amplié mi sonrisa. Me acerqué estando a unos pasos de distancia. –Recuerda ponerte el cinturón... Estamos por despegar.-Le reprendí sin borrar mi sonrisa. Apoyé mi espalda contra el costado de un asiento vacío.
–Pero quiero un jugo...-Reprochó exhibiendo sus blancos dientes. Observé el asiento vacío a su lado, relamí mis labios nerviosamente. Había otras personas, no necesariamente debía sentarse con Jeon.
–¿Por qué te sientas solo?- Inquirí penosamente.
Se encogió de hombros, borrando automáticamente su sonrisa. Se hundió en su asiento pensativamente.
Sí, la había embarrado.
–Somos un número impar de todas formas, alguno siempre va a quedar solo...-Justificó sacando el celular de su bolsillo con desánimo. –No me molesta, Olivia.
–¿Pero por qué en otra cabina?-Apoyé todo el peso de mi cuerpo en una de mis piernas, cruzándome de brazos preocupadamente. –No es de mi incumbencia, eso está claro... Pero me gustaría si hay algo que pudiese hacer... pues para...-Intenté buscar la palabra adecuada en coreano. Subió sus ojos a los míos, observándome desde su posición tímidamente. –Pues para ayudarte, no sé cómo decirlo exactamente...-Bajé los ojos de forma nerviosa a mis pies inquietos. –Tú siempre estabas tan contento, y ahora.... Pues te alejas de todos.
Le escuché resoplar por lo bajo, sus respiraciones calmadas resonaban en el silencio de aquella cabina prácticamente solitaria. –Estoy un poco cansado y bueno... esto del tour, y estar todo el tiempo con las mismas personas me agota...
Asentí en comprensión. –Ah, eso lo entiendo. A mí tampoco me gusta estar siempre con gente, en especial si siempre son las mismas caras.-Le miré empatéticamente. Asintió estando de acuerdo. –Pero esto pronto se termina, ¿No? Luego de Japón resta Corea y listo.
Detuvo su mirada sobre la mía, en puro silencio. Sus ojos marrones y pensativos escrutaban mi rostro. –¿Y tú qué harás luego?
–Ah... pues yo me voy a Italia.-Solté sin pensármelo dos veces ganándome una mirada estólida de Jimin.
–¿Italia?- Inquirió confundido. Asentí impulsivamente como si aquello no fuera importante en lo más mínimo. –¿Y Jungkook qué?- Frunció el entrecejo en incomprensión.
–¿Jungkook?
–¿Tu novio?- Manifestó con obviedad. Me congelé en mi sitio. –¿Él ya sabe? ¿O pensabas dejarlo de un día para el otro y desaparecer en Europa?
Le miré espantada, sin alguna respuesta que respaldara nuestra narrativa de noviazgo y al mismo tiempo no me dejara mal parada. –Él ya lo sabe.
–¿Y qué dice? ¿Está de acuerdo?- Se cruzó de brazos con algo de molestia palpable.
Me encogí de hombros comenzando a dar unos pasos en dirección a la cabina donde estaban Kat y Anne. –No es mi padre, Jimin. Eso lo veremos luego, por ahora solamente disfrutamos de la compañía del otro, pero no dejaré que esto interfiera con lo que son mis planes desde el principio, ¿Lo entiendes?
Me observó entre sus pestañas, su desaprobación inicial disminuía fragmentadamente. Su rostro reflejaba una mixtura de pensamientos y expresiones, entreabriendo sus llamativos labios a punto de seguir la discusión. Aproveché su momento de reflexión para desaparecerme entre las mamparas de vidrio bajo su pesada mirada.
Me di una cachetada mental.
Solamente Jungkook y yo sabíamos de esta farsa. Y sería lo más sabio dejarlo de esta forma si no queríamos que se filtrara la verdadera razón detrás de todo esto.
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Una vez repartida las raciones de comida correspondientes en una de las secciones, me desparramé sobre mi asiento, en un área pequeña entre dos de los módulos del avión. Posicioné los ojos sobre el empañado vidrio que mostraba únicamente el panorama repleto de nubes. Nada más.
Antes se veía toda una ciudad, y ahora nada más que un estado gaseoso en tonos grisáceos. Así me sentía.
"¿Y tú qué harás luego?"
La pregunta de Jimin me había descolocado, y por ende contesté de forma automática aquella respuesta que tenía más que asimilada.
Antes, el trayecto a recorrer era más que obvio para mí. Me alejaría de mi ex acosador yéndome a un lugar como Italia, cuya cultura e idioma eran familiares para mí, era una imagen tan nítida que parecía escrita en un libro. Con el correr de los días, con el conocimiento de varias cosas que anteriormente no había tenido en consideración, aquella idea se volvía cada vez más difusa y lejana, cubierta de nubes. A estas alturas lo único que buscaba era asentarme en un sitio donde no me sintiera amenazada, acechada, donde pudiese desarrollarme y mantenerme con mi propio esfuerzo.
Di unos golpeteos nerviosos en mi posa-brazos de plástico.
−¿Vas a decirme qué está pasando?- Una voz fastidiada se hizo presente desde la mampara de vidrio a medio abrir. Observé a la esbelta rubia, con su ceñido uniforme apoyada contra el marco. –Has estado actuando rarísima por días.
−Tú ya sabes que estoy saliendo con Jungkook, así que te imaginarás porqué.
Rodó sus ojos resoplando al aire de forma dramática. Fijó sus ojos sobre los míos con su característica vibra intimidante. –No estoy muy al tanto de las redes, pero me imagino que hablas del odio, ¿No?
Encogiéndome de hombros observé a través de la mampara de vidrio junto a Anne a Jungkook, quien escuchaba música con sus auriculares mirando distraídamente por su ventana. – Es peor de lo que hubiese imaginado supongo. Uno sabe que estas cosas pasarán al estar con alguien como él, pero la profundidad del asunto termina de golpearte cuando te ves envuelta en ello.
Arqueó una de sus cejas perfectamente finas. –Ustedes dos no parecen una pareja muy auténtica que digamos.
Le miré enfurruñada. −¿Qué cosas dices?
−Solo están juntos cuando hay otros, pero nunca salen ustedes solos. –Adoptó una postura más erguida, como si estuviese preparada para seguir su trayecto. − Me parece raro, no tengo más comentarios que esos.
−Está ocupado, y yo debo trabajar.
Sonrió son sorna. −¿Ah sí? ¿Tan rápido supero a la zorrita esa coreana?
Mi garganta seca era un signo del nerviosismo que me recorría. Asentí sin más, sintiéndome extraña, incómoda, insegura de qué responder, además de molesta.
−Si tú lo dices...-Continuó en tono desinteresado. –Solamente te diré que quizás, solo quizás, él te esté usando, Olivia.
Pero por supuesto que me estaba usando, esta era la idea desde el principio.
Permanecimos en silencio, intercambiando miradas frías. Podía sentir la sospecha escurrir de sus tajantes palabras. Antes de retomar su caminata modelesca hacia la siguiente cabina, me dedicó una sonrisa ladeada, entrecerrando sus ojos con un aura cómplice.
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Solo les diré que deben de faltar como 10 capítulos -más o menos- para darle conclusión a esta sencilla historia. Se vienen cosas interesantes 7u7....
Como les he dicho antes, estoy por terminar el semestre, la semana que viene para ser exactos. Así que saben que podré darles más actualizaciones más seguido. Aprovecho a comentarles que en cuanto termine esta publicaré mi nuevo proyecto ;)
Si les ha gustado ya saben qué hacer :D
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