Ambos nos miramos alarmados, o más bien, yo le miré alarmada. Con la parsimonia de un anciano de cien años, se desplazó a un banco de madera sentándose allí, apoyando un tobillo sobre la rodilla de la pierna opuesta. Se echó atrás relajado en exceso.
Arqueé ambas cejas con el pulso disparado. Caminé estampando mis pies contra el hormigón debajo de la luz de un emergente amanecer. Me planté frente a las narices de ese zopenco, quien sacó su celular del bolsillo despreocupadamente.
-¿Cómo puedes estar tan calmado?- Siseé cruzándome de brazos, me aferré a mi chaqueta vaquera mirándole por encima del hombro, asombrada ante tanta irresponsabilidad atolondrada en un individuo.
Deslizó su dedo índice en la pantalla sin siquiera levantar la mirada. -No es la gran cosa, no se irán sin nosotros...
Eso sería reconfortante de escuchar si al darme la vuelta no estuviera viendo por el inmenso ventanal la entrada con ellos saliendo con su característico relajo. Corrí al ventanal, comenzando a vociferar contra el cristal, golpeándolo. Aullé como una hiena mientras observaba la van detenerse elegantemente frente a todos ellos, mis compañeras estaban allí también. Comenzaron a abordarlo. Jungkook corrió junto a mí con el celular en la oreja mientras con su mano disponible arreaba la misma superficie que yo. Segundos después y se unió a mi cántico mientras la puerta del vehículo se deslizaba cerrándose. Sus ojos estaban abiertos a la par, incrédulos, no obstante no más que los míos.
-Mierda...-Masculló bajando el móvil de su oreja, se volteó a verme estólido. Le imité. Sin decir palabra, supimos exactamente lo que pensaba el otro. -No tengo señal aquí, ¿Tú?
Velozmente saqué el celular de mi bolso, negué con la cabeza al comprobar el estar en las mismas condiciones que él. Me jalé del cabello comenzando a caminar en círculos. -Mañana por la mañana se supone que sale el vuelo...-Pronuncié enervada sin dejar de mirar mis pies caminadores. -¿Qué se supone que vamos a hacer? ¿Eh? A ti te van a dar la paliza de tu vida, a mí me van a despedir....-Murmuré sintiendo las lágrimas agolparse en las esquinas de mis ojos. El orgullo me lo metía por el recto a estas alturas, no podía importarme menos que aquel niñato me viera llorar. Visualicé sus pies posicionarse frente a los míos, me tomó de los codos con firmeza. Levanté la vista nublada a sus ojos.
Grave error.
¿Cómo en un par de cuencas se podía albergar tanta intimidación, audacia, fiereza? Todo ello sin siquiera abrir la endemoniada boca. Mis rodillas temblaron, viéndome incapaz de reunir el suficiente coraje para pedirle que me soltara; su toque me hacía encoger en mi sitio.
-Vamos a salir de aquí, ¿Okay?-Inclinó el rostro a un costado abriendo más aquellos ojos ennegrecidos. Con la mandíbula prieta continuó con su discurso. -Pero para ello necesitamos ver las cosas de forma clara, y ni tú ni yo podemos si te pones a llorar como niña.
No iba a enfurecer, pues tenía toda la razón.
Sorbí mis pocos asintiendo a duras penas.
-Estoy igual o más molesto que tú, te lo aseguro.-Continuó mirándome en advertencia. Miré sus manos sobre mis codos, él siguió mi vista para rápidamente soltarme y apartarse a un metro de distancia. -A quién carajo se le ocurre marcharse sin más, malditos imbéciles. Ya les va a caer la roca luego...-Masculló sumergido en ira. Se veía furioso, y de verdad daba miedo. Supongo que es del tipo de chico vengativo e impulsivo.
Caminé hacia el banco dejándome caer en él, totalmente cansina. Jungkook sacó un paquete de cigarrillos del bolsillo de sus jean seguido de un encendedor mientras miraba fiero a través del vidrio. Le vi de perfil, ahuecando sus manos para que el viento del lugar sin techo no le apagara el fuego. Su mandíbula completamente tensa exhibía algunas venas gruesas cercanas a dicha región mientras con sus labios apretaba el cigarrillo. Mis manos comenzaban a sudar de un momento a otro. Guardó el encendedor en el bolsillo delantero nuevamente mientras le daba una larga calada, soltando un perfecto anillo de humo a través de sus cincelados labios; por inercia relamí los míos.
No, no te gusta Olivia, los cigarrillos son malos. Deja de deleitarte tanto, no es un Adonis de todas formas. Recordé el programa de televisión que había visto en mi celular en el hotel luego de desayunar para practicar mi coreano. Hablaron de los numerosos casos de jóvenes desarrollando miles de enfermedades gracias a la contaminación y el tabaco. Me crucé de brazos recargándome completamente contra el respaldo.
-Si tanto deseas salir de aquí deja de mirarme tanto y piensa en un plan.-Murmuró lo suficientemente alto mirando un punto fijo frente a sus ojos. Con la cara colorada me abracé a mí misma.
-Si tanto deseas ser cantante deberías dejar de fumar.
Se encogió de hombros mirándome de soslayo, aspiró de nuevo del cigarro volviendo a soltar el humo como si fuera una chimenea. -¿Quién dice que mi deseo es cantar...?-Sonrió burlesco finalmente terminándose de girar en mi dirección.
-Oh, ya veo, tu deseo es tener un edema pulmonar entonces.-Revoleé los ojos acomodándome en mi sitio, reflexionando en mi interior acerca de si aquella frase estaba bien armada o no. Arqueó una ceja perfectamente dando pasos pesados en mi dirección, temblé en mi sitio.
-No es que te importe...-Se encogió de hombros nuevamente deteniéndose cerca de la banca. -Pero me presenté a la audición porque justo pasaba por ahí y me pareció interesante. Siempre supe que quería ser tatuador, tener mi propio negocio. Pero sin dinero es complicado.-Entrecruzó sus piernas dejando uno de sus talones levantado. -Cuando reúna el dinero me marcho.
Con el ceño fruncido solté: -¿Cuánto tiempo llevas en la banda?
-Van a ser cinco años...-Le dio otra calada dejando el humo explayarse sobre mi cabeza, provocándome una suave tos. -Aún no he reunido lo suficiente, no es como si nos dieran una parte justa de las ganancias....-Se detuvo abruptamente al darse cuenta de estar hablando de más. Se giró sobre sus talones mirando el ventanal. -Está oscureciendo, deberíamos irnos. El museo ya hasta debe haber cerrado.
-¿Y si vienen a buscarnos?
-¿Y si no lo hacen?-Contraatacó en voz baja caminando hacia la banca. -El vuelo sale por la mañana, ¿Quieres arriesgarte? Porque aunque mañana por la mañana se den cuenta de que faltamos y vengan a buscarnos eso atrasaría el vuelo, no podeos llegar tarde, hay varias cosas puntuadas una vez lleguemos a destino.- Me escrutó amenazante, arrojó el cigarrillo a una esquina del patio. Negué como un infante de cinco años siendo regañado. Él asintió en aprobación. -Levántate.-Demandó autoritariamente. Una vez realizada la tarea, arrastró el banco él mismo hacia el muro de cristal. -El muro no es tan alto, podemos saltarlo.
Mis ojos se desorbitaron, y antes de que dijera algo volvió a espetar algo. -No vas a saltar tú sola...-Rodó los ojos. -Te explico cómo, y además hay unos arbustos del otro lado donde podemos caer, no va a doler tanto.
"No va a doler tanto", vaya, eso sí que me tranquilizaba; nótese el sarcasmo. Jungkook se paró sobre el banco estirando sus brazos hasta el borde metálico del muro, lo alcanzaba lo suficientemente bien como para que sus manos envolvieran dicho borde en su totalidad. Se volteó a verme haciendo ademán con una de sus manos. Obedecí a regañadientes parándome sobre la banca de madera, temiendo anticipadamente por mi vida. Me entumecí cuando sus vacilantes manos tomaron mi cintura, me observó bajo una capa de nervios sobre sus ojos.
-Bien, te voy a levantar... cuando estés en mi hombro sujétate del borde metálico de este vidrio. -Soltó repentinamente más duditativo, evadiendo mis ojos inquisitivos pero avergonzados. -Cuando te diga impúlsate a los arbustos del otro lado.- Asintiendo atontadamente me dejé sujetar con más firmeza de su agarre sobre mi cintura, me alzó en el aire haciendo que me sentara sobre su ancho hombro. -Toma el borde, Olivia.
Mi nombre salir de sus labios me puso en un estado errático mayor, comencé a temblar. Olivia, no lo arruines, ¿Quieres?
Obedecí tomando el borde, ya ni siquiera podía importarme el hecho de estar usando un vestido, quería largarme de ese museo de Lucifer. Aún sentada sobre su hombro miré hacia abajo buscando sus ojos.
Le observé expectante. -¿Qué hago?
-¿No puedes impulsarte?-Bufó observándome incrédulo. -Vamos.... Saca algo de fuerza....¿Quieres? Se me está durmiendo el hombro, pesas mucho.
Le miré mal, haciendo toda la fuerza posible como para llegar a mi cometido, fallé. Soltando un suspiro resignado, sujetó mis rodillas comenzando a elevarme lentamente. Una vez más cerca, me abracé al borde. Con sus palmas me empujó al otro lado, y en el segundo que pensé que moriría unos muy bienvenidos arbustos recibieron todo mi impacto. Miré hacia arriba decidiendo salirme de allí si no quería morir aplastada por otro cuerpo. Lo observé algo hipnotizada sujetar el borde impulsándose a sí mismo y casi artísticamente llevar sus rodillas al pecho mientras se arrodillaba sobre aquel umbral. Sin atisbo alguno de duda, se arrojó sobre el mismo arbusto que yo. Se puso de pie sacudiendo su jean oscuro, me detalló entre sus cabellos desordenados para luego sonreír algo burlón. Comenzó caminar hacia los senderos iluminados, le seguí correteando detrás tal y como un cachorro perdido queriendo regresar a su hogar.
Claro, eso solamente si encontramos el camino al hotel...
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Cuando la situación es adversa y la esperanza poca, las determinaciones drásticas son las más seguras. - Tito Livio
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Hola mis pichonas! Bien... primero que nada me gustaría avisarles que no estaré actualizando como por una semana ya que me voy a Cuba de viaje xD De todas formas, espero que hayan disfrutado el capítulo y estén disfrutando esta historia en la que me estoy esforzando mucho -por más que no se note- 😅🤣
En fin, qué piensan por ahora? qué les gustaría que sucediera? qué no les gustaría? Déjenme una zenzual estrellita y comentario si desean seguir leyendo esta historia amateur(?
Las amowwwww 7u7
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