Ⓒonfession ⍟ 16.0
|Narra Jungkook|
Flashes, flashes y más flashes.
Nada más que eso alcanzaba a ver.
Nos rodeaban por doquier, camarógrafos y conductores de programas que desconocíamos absolutamente. Algunas personas nos parloteaban en japonés, solamente Tae le entendía, y RM un poquito. Yo únicamente me dediqué a mirar el vacío como normalmente hacía en estas situaciones.
Recorrí con los ojos celebridades que nunca había visto en la vida siendo fotografiados y entrevistados. Costosas esculturas eran expuestas en diversas esquinas de aquel gran salón de fiestas. Sonrisas falsas y abrazos con una doble intención abundaban en el entorno, tragué saliva incómodamente deseando teletransportarme al hotel.
El hotel.
La habitación.
Olivia...
No podía olvidar su mirada decepcionada atravesando la mía ante aquel inofensivo diálogo que habíamos tenido luego de acostarnos juntos.
¿Realmente estaba todo bien ahora?
No se molestó en ocultar su enojo en lo más mínimo, y para ser sincero quizás ni siquiera esté enojada por esta situación puntual, porque recuerdo haberle dicho claramente que deseaba desesperadamente volver con Hye, mi ex. Nada más que ello. Por lo tanto seguro que lo que le acomplejaba a estas alturas tenía que ver con la razón de sus lágrimas aquel día.
¿No?
¿O sí estaba enojada conmigo esta mañana?
Removí mi pie ansiosamente sobre la alfombra roja, escuchando la monótona voz de Namjoon hablando sobre el micrófono. El japonés nos observaba a todos como si se tratara de entretenimiento puro nuestro entendimiento prácticamente nulo de su idioma.
Apreté mis puños.
Dios.
Las mujeres son tan confusas.
¿Por qué se molestaría de todas formas? Ella fue la que prácticamente se me entregó en bandeja anoche, aquello no tenía sentido en lo más mínimo.
Automáticamente mi mente viajó a aquel momento que ambos compartimos al igual que el calor que nuestros cuerpos irradiaban. Recordé la belleza que su rostro sonrojado desprendía, la colonia floral que aún seguía impregnada en mis manos. Aún veía su sonrisa, cada vez más amplia provocando que sus labios se afinaran más. Sus manos, pequeñas y ansiosas. Su cuerpo enroscado entre las sábanas y mis brazos. Sus piernas entrelazadas con las mías.
Recordaba cada segundo de lo acontecido, lo cual no ayudaba a contener aquel sentimiento de malestar palpitante y confuso que se fortalecía con el pasar del tiempo. Sus ojos vidriosos me acechaban, tajantes. Su tacto también lo hacía.
No podía sacarme de la cabeza aquellas sinuosas imágenes que me harían perder la compostura frente a todo el mundo en aquel momento. Ni siquiera hablo en términos carnales, sino en el deseo que era desatado por nuestras auras mezclándose en un ambiente de comprensión mutua y profunda que nunca antes he experimentado.
Quería golpearme la cabeza contra un muro hasta que aquellos pensamientos ridículos se hicieran a un lado y me dejaran en paz.
Quería que aquella sucesión de imágenes se borrara de la existencia.
Demonios.
Quería que mi ser se borrara de la existencia en este mismo momento con tal de no estar sumergido en el bullicio de las voces ensordecedoras y mis propias ocurrencias.
Me percaté de Jimin observándome de soslayo con sus ojos entrecerrados de forma sospechosa.
¿Podría leer mi mente?
Le fulminé con la mirada, y aún así no dejó de observarme de aquella forma tan inquisitiva y amargada que últimamente le acompañaba. Recorrí los rostros de los demás chicos, completamente compenetrados en aquella vacía y cínica conversación con el reportero, con sonrisas que ni siquiera llegaban a achinar sus ojos en lo más mínimo.
Nos hemos convertido en esos idols que juramos nunca ser cuando nos encontrábamos debutando. Mírennos ahora, tan falsos y fríos con tal de no llamar la atención de más y no levantar sospechas de algún atisbo de malhumor.
Recordé el rostro de Olivia. Ella ni se molestaba en ocultar su fastidio, de hecho, no dudaba en vociferar a los cuatro vientos si lo consideraba necesario. No dudaba en mostrar cuando se enojaba con alguien, conmigo. No dudaba en asesinarte con la mirada de ser necesario.
No dudaba de ser ella.
Y así me llevaba a estas alturas, estando en un evento despampanante y en lo único que podía pensar era en su entrecejo fruncido y mejillas coloradas. En sus cabellos ondulados, y vestimentas holgadas que ocultaban su marco relativamente delgado.
¿Qué pasaba por mi mente? Porque ni yo mismo me entendía en estos momentos, y más aún cuando Olivia no despertaba ningún tipo de interés más allá de una amistad entre ambos.
Mis compañeros hicieron una reverencia, les imité y seguí a unos pasillos de uso exclusivo para las celebridades. Luces blancas y cegadoras eran las que iluminaban mortíferamente aquel recinto alargado y pequeño por el cual nos desplazábamos hacia quién sabe dónde. Jimin aún me seguía de cerca y aquello me estaba exasperando.
–Por allí está el Green Room...-Señaló Tae compenetrado en las puertas que pasaban hacia nuestros costados, haciendo referencia a la sala donde los artistas podían descansar antes de reanudar con la jornada de entrevistas y demás.
–Quiero comer algo hace horas...-Se quejó Suga separándose de nosotros. –Tenemos como cuarenta minutos de descanso, yo estaré por ahí.- Explicó sin darse la vuelta, perdiéndose en la sala de descanso seguido por Jin y Hope. El resto comenzó a dispersarse por otras salas, yo me dirigí de inmediato al baño buscando algo de paz en aquel alboroto.
Me adentré, estaba completamente vacío. Un piso de mármol blanco a juego con las paredes envolvían mis sentidos, igual de ataviados por la fragancia de lavanda que llenaba cada uno de esos cubículos blancos. Me giré hacia los lavabos, un gran espejo colgaba de la pared correspondiente, revelándome a un Jungkook pálido y nervioso.
Respiré hondo, no faltaba mucho para que esto acabara y pudiésemos tener unas ligeras vacaciones. Me desplacé con pasos pesados hacia la pileta, apoyando todo mi peso en los brazos que se encontraban sobre la misma. Respiré hondo nuevamente cerrando los ojos por unos segundos.
No tenía paz aún, aquellos ojos acusadores y brillantes permanecían adjuntos en mi memoria al igual que su aroma. La puerta del baño se abrió de un sopetón, mis ojos también lo hicieron en pura exaltación. Observé el reflejo del rubio, con una mueca desaprobatoria en su rostro. Se cruzó de brazos, apoyando su cuerpo contra una de las casillas de los baños como si estuviese esperando algún tipo de explicación.
Bajé la cabeza al lavabo como si fuera lo más interesante del mundo. Observé como las gotas frescas de agua goteaban de la canilla de forma pausada, como un cuentagotas. Le escuché carraspear la garganta, pero le ignoré por completo.
–Jungkook.- Esperó Jimin buscando mi atención. –Deja de comportarte como un crío, ¿Cuándo vas a dejar de huir de mí? ¿Eh?- Alzó la voz con pura molestia y disgusto.
Tragué saliva duramente, buscando calmar mi ansiedad palpitante. –No es un buen momento, Hyung...
–Nunca es un buen momento para ti.- Soltó amargo, le dio un golpe a alguna superficie que no identifiqué por su sonido, aunque parecía ser a una de las puertas. – ¿Cuándo dejarás de ignorarme? Ya te he pedido perdón, y no se lo he contado a nadie.
–No todo gira en torno a ti, Jimin.
Un gran silencio nos inundó, para luego ser interrumpido por pisadas lentas y pesadas en mi dirección. Levanté el rostro, encontrándome con su mirada desaprobatoria a través del reflejo del espejo a unos pasos de distancia.
–Quiero que todo sea como antes...-Me observó en puro suplicio, con su ceño fruncido con angustia. –Y que me cuentes qué es lo que te está pasando, porque has estado más que raro. Y si no es sobre mí igual quiero saberlo. No quiero seguir así, y aunque no me vayas a corresponder nunca en la vida, yo te voy a seguir queriendo, al menos como mi hermano.
Apreté la mandíbula, yo le quería perdonar pero no tenía ganas de conversar con él de este tipo de cosas conociendo su tendencia a reprenderme por determinadas conductas.
Le ignoré. – ¿Qué quieres? ¿Viniste hasta el baño solo a preguntarme esto?- Arquee mi ceja expectante, un mechón de mi cabello cubrió mi ojo ante el movimiento repentino de cabeza.
Se encogió de hombros mirando sus zapatos por unos segundos. Se le veía completamente desazonado, a pesar de su impecable e inmaculada apariencia. Cabello perfectamente peinado hacia atrás, un atuendo que encajaba a la perfección con la imagen sensual que últimamente se le veía desesperado por proyectar al resto. Incluso su hombro estaba al descubierto por su chaqueta corrida, por supuesto, intencionalmente. – ¿Cuándo podremos hablar como antes?- Murmuró sin mirarme, sumido en pura vergüenza.
Resoplé dándome la vuelta finalmente, enfrentándolo. Me apoyé contra el lavabo, cruzándome de brazos. –Ya podemos hablar.- Solté con frialdad. Alzo sus ojos inmediatamente observándome con sorpresa. – ¿Qué quieres decirme? Suéltalo.
Permaneció observándome entre su flequillo que ahora cubría sus ojos, cubriendo su frente anteriormente expuesta. –Bueno... yo...-Rascó su nuca, dejando sus ojos nerviosos vagar por diferentes rincones de aquel baño. –Ya te he dicho lo que pretendo, tú eres como mi mejor amigo, eres mi familia. No quiero que sigas siendo frío, demonios, todo el mundo sabe que te estás comportando muy extraño...
Le miré con más que molestia. –Ah claro, pero 'todo el mundo' no sabe que me besaste sin consentimiento alguno.
–Jeon...-Resopló audiblemente sacudiendo su cabeza fatigado. – No volverá a pasar, ¿Vale?, nuestro vínculo es más importante...-Soltó en un susurro. – ¿No lo entiendes? Tú eres de las personas más importantes para mí, y ya no puedo con esto, no puedo con esta enemistad que nos aflige y aleja.
Cerré los párpados una vez más intentando recobrar la compostura, respirando lentamente. –Yo también estoy cansado de esto, Jimin.- Confirmé sin abrir aún los ojos, evitando volverle a ver con su mirada de cachorro bajo la lluvia. –Pero debes entender lo que ese beso ha significado.
–Uno no elije quién le gusta...y ese es justamente mi pecado, ¿No?- Le miré, lágrimas rodeaban su párpado inferior mientras entrecerraba sus ojos en agonía. –Lo siento...-Susurró una vez más.
Asentí mirando la lustrosa baldosa del piso, nuestros cuerpos se reflejaban en esta. Me armé de valor, debía decirle a alguien después de todo, y Jimin estaba demasiado desesperado por mi perdón como para resentirse conmigo. –Me acosté con Olivia anoche.
Me observó silenciosamente, cuidadoso de lo que preguntaría a continuación. – ¿Y...?
–Y que en verdad no estamos saliendo, por lo que en verdad no tiene nada de sentido.
Su alma pareció abandonar el cuerpo de Jimin, observándome con los ojos como platos, y al mismo tiempo vacíos. Le vi tragar saliva lentamente, aún sin entender del todo. –Vaya... pues eso sí que tendría sentido, pero nunca pensé que iba a tener razón al respecto.-Murmuró pensativo acomodando su cabello hacia atrás.
Fruncí el rostro en confusión. –¿Qué dices?
Hundió sus manos en los bolsillos delanteros de su jean con algo de indiferencia. – Desde hace un tiempo que pienso que la relación de ustedes es algo sospechosa, solo cuando hay cámaras se demuestran afecto.- Acusó respaldando mi reclamo. – Además, tú estás demasiado calado por tu otra noviecita como para olvidarla así nomás, siempre estás mirando sus redes, no haces otra cosa que ver qué es lo que está haciendo.
Asentí, aquello era demasiado evidente como para evadirlo. –Es por ello que... Ella me está ayudando a generarle algo de celos para que vuelva.
Me miró como si hubiese asesinado a alguien. –Estás usando a Olivia, Jungkook.
Asentí. –Fue de mutuo acuerdo.
–¿Cómo que de mutuo acuerdo? Algo tan cruel posiblemente fue tu idea, no de ella.-Negó contrariado comenzando a caminar por el amplio recinto, desordenando su cabello de forma ansiosa. –¿Qué podría ganar ella de este enfermizo pacto?
Mordí mi labio inseguro de si hablar al respecto. Me observó inquisitivo y amenazante. Suspiré con cansancio. – Ella quería acercarse a ti, Jimin.
Se vio estupefacto frenando su caminata. Me enfrentó nuevamente. –¿A mí?
Asentí. –Tú le gustabas desde un principio, ¿No te parece medio evidente?
Negó rápidamente. – Pensé que éramos amigos con ella, y tú obviamente no eres una muy buena persona que digamos, ¿No?- Espetó con amargura. – Tú sabías que tú me gustabas y aún así aprovechaste que Olivia no lo sabía para alimentar sus esperanzas conmigo, eres de lo peor.-Negó subiendo su tono de voz. –¿Por qué harías algo así?
–También le venía bien algo de dinero.-Argumenté.
–Ah bien, ahora también la tratas de puta entonces.- Vociferó golpeando una puerta con furia. Le miré congelado en mi sitio.
–¿Por qué te pones tan a la defensiva?
–Porque no debiste haberla usado para tu plan maquiavélico, ¿Que no lo ves? ¿Y encima te acostaste con ella? ¿Se puede saber qué es lo que buscas?- Inquirió con furia.
La naturaleza cálida y defensora de Jimin emergió. Él siempre ha defendido a quienes salen perjudicados por el obrar de otros, en este caso por mí. Asentí sabiendo que tenía razón.
–Si te hace sentir mejor, creo que ya no le gustas a Olivia...-Solté incómodamente recordando sus ojos rencorosos. Me observó curioso esperando a que continuara. –Yo creo que le gusto ahora... la situación está extraña, nada es como antes, fue ella la que se me entregó anoche, y no era que solamente buscaba un calentón...-Afirmé estando más que seguro de lo que su aura me había transmitido, cómo su cuerpo respondía ante mi tacto, como sus ojos me observaban soñadores. – Antes de que me insultes, yo desde un principio le he dejado claro mis intenciones, en ningún momento le ilusioné con sentimientos inexistentes.
Intercambiamos miradas, posiblemente ni sabía qué decirme a estas alturas. –¿Ella no te gusta nada entonces?- Solicitó con su rostro aún incómodo y triste, posiblemente sintiéndose mal por la muchacha. Me mantuve en silencio sin poder contestarle aquello. –¿No vas a responderme? ¿Desde cuándo Jeon Jungkook es tan cobarde?- Buscó provocarme acercándose a mi cuerpo aún inmóvil. Me observó con desaprobación. –Más vale que termines con toda esta estupidez, esa chica ya ha tenido demasiado, ¿No te parece?
Resoplé mirando mis pies inquietos. Contemplé qué contestar. –Ella ha querido seguir con esto, yo le he ofrecido para dejarlo y aún así no quiere.
Park asintió comprendiendo la profundidad de la situación, posiblemente convenciéndole de que ella sentía cosas por mí. Porque después de todo, si yo me ofrezco a darle el dinero de todas formas, porqué no querría acabar con esta relación que le es tan detrimente en términos de privacidad e imagen pública.
–¿Hasta cuándo es?
Rememoré lo conversado con la chica. – Hasta llegar a Corea, esperaremos unos días y luego si Hye no aparece de nuevo lo daremos por terminado.
Asintió con sus ojos fijos sobre los míos, aún cabreado por todo el conglomerado de información que desaprobaba. Con la misma intensidad de otro par de ojos que había provocado un gran malestar y confusión esta mañana.
Olivia, ¿Qué eres para mí?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top