Ⓒoffee ♨ 10.5


|Narra Olivia|

Una sonrisa de pura satisfacción se trazó sobre mi rostro al rozar el borde de mi taza con la nariz, teletransportándome a un mundo paralelo de hedonismo y relax. Mis ojos se cerraban de forma automática ante el aroma de uno de mis mayores placeres en vida.

Amaba el café.

Tomé un sorbo bajando la mirada al libro de texto coreano bajo mis narices. Con la mano libre garabateé unas notas en el margen de la hoja a modo de recordatorio, debía seguir repasando.

En las últimas semanas, debido a los intensivos horarios de estudios por los que me había decantado -si bien aún tenía fallas atroces en términos de comprensión- la mejoría tomaba una forma vertiginosa. Un sentido de orgullo incipiente se generaba en el fondo de mi estómago al unísono con la sonrisa que se extendía en mis labios a medio abrir por la concentración.

El lugar estaba silencioso, hacía horas que los chicos habían partido rumbo a un evento, y posiblemente no tomaría mucho tiempo antes de que hicieran acto de presencia nuevamente. La cafetería del hotel, bellamente decorada, revestía sus paredes en caoba iluminada poderosamente por la luz solar proveniente de un gran ventanal. Una suave música de jazz flotaba en el ambiente, terminando de completar una atmósfera acogedora.

Tomé otro sorbo de café, provocando que mis párpados se cerraran, la resistencia ejercida fue nula. Suspiré con pura parsimonia, antes de que mi estado actual de tranquilidad fuera vilmente arrebatado por unos chicos ruidosos que ingresaban a la cafetería. Carcajeaban sonoramente mientras se desplazaban hacia una de las mesas vacías; aparentemente el evento había salido bien después de todo.

Sin poder evitarlo, mis labios formaron una sonrisa en el momento que Jimin soltaba una risotada adorable dando pequeños aplausos. Apoyé el mentón sobre mi mano cómodamente, procurando tener una mejor vista de aquel deleite visual.

Suspiré ridículamente dramática, siguiéndole con la mirada.

Al igual como un niño, la dulzura que su ser desprendía se impregnaba en todo aquello que se encontrara cerca. Era simplemente precioso. Jungkook me observó desde su asiento con una ceja burlonamente alzada y una sonrisa entretenida por mi interés en su amigo. Como una piedra, me petrifiqué al haber sido atrapada.

Aparté la mirada velozmente de Jimin, quien ahora junto al pelinegro me observaba con interés. La risa de Jungkook fue la que resonó ahora, no pensaba comprobarlo apartando mis avergonzados ojos del texto en coreano.

De soslayo visualicé un par de piernas enfundadas en un jean negro ajustado.

Tragué saliva con dureza, sintiendo mis orejas recalentarse y la garganta arderme como si mi saliva fuera una especie de ácido. Alguien se aclaró la garganta. Alcé el rostro fingiendo sorpresa junto a una pequeña sonrisa tímida.

Hola, Olivia.-Saludó alegremente Jimin con un deje de timidez en su semblante.

Hola Jimin...-Disimulé mi eterna vergüenza ampliando mi sonrisa. − ¿Cómo les ha ido hoy?

Asintió su cabeza, destellos de alegría eran irradiados por sus ojos prácticamente cerrados en dos finas líneas. –Nos ha ido muy bien, ¿Y tú? ¿Has podido descansar?- Asentí con una postura más relajada ahora, observándole desde abajo por mi posición sentada. Dirigió sus ojos a mis libros de texto. –No dejas esos libros ni en tu día de descanso, ¿Eh?- Soltó una risita divertida, volviendo dirigir sus ojos a mi rostro. Mis mejillas se calentaron como si fuera algún tipo de puberta en sus años de jovialidad. Miró sus zapatos por unos segundos mordiéndose el labio inferior. –Con Jungkook estábamos hablando recién sobre algo.-Mi cabeza hirvió ante la mención de aquel energúmeno. Le miré expectante, ¿Le habrá dicho que le acosaba con la mirada? – Los organizadores del evento de hoy han invitado a la empresa a una fiesta, y por supuesto que ustedes que nos han traído aquí deberían venir con nosotros.-Esbozó una cálida sonrisa mientras ladeaba su cabeza a un costado tal como un cachorro pedigüeño.

Relamí mis labios con nerviosismo. − ¿De eso hablaban con Jungkook?- Quise confirmar con pura paranoia. Asintió con un deje de diversión. –Em... -Titubeé insegura. –Pues yo haré lo que sea que mis compañeras vayan a hacer. Les diré lo que me comentaste, posiblemente estarán encantadas de ir.-Dije torpemente con mi coreano de preescolar, el chico sonrió con diversión.

La puerta de la cafetería se abrió fuertemente, exaltándonos a ambos. Una pelinegra delgada y alta se pavoneaba glamurosamente hacia Jungkook. Este sonrió tímidamente al verla, se puso de pie ágilmente, fusionándose con la chica en un cándido abrazo.

Las demostraciones de afecto públicas me provocan náuseas.

Aparté mi mirada de allí, para luego tomar mis cosas y dedicarle un pequeño asentimiento de cabeza a Jimin, me correspondió. –Espero verte hoy en la fiesta.-Masculló

Dalo por hecho, Jimin.

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