ⓢcared? ☠ 7.5

Con los ojos sobre el reflejo depauperado de mi rostro, asentí para mis adentros. Tomé algo de polvo para agraciar mis pálidas mejillas, retocando el maquillaje que me había hecho horas atrás. Identifiqué la puerta de la suite abrirse gentilmente seguida de unos tacones.

-¿Irás al museo? ¿No?-Divisé su figura apoyarse contra el marco de la puerta.

Por supuesto que no iba a dar brazo a torcer a aquel individuo cuyo afán por mostrar superioridad se había vuelto costumbre últimamente, no. Ese niñato Jungkook iba a ver lo poco que su intento de intimidación lograba. Además, el muchacho tierno también iba a estar allí.

Asentí con ánimos debajo de su escrutinio azulado, me deshice del desalineado moño sobre mi cabeza. La pelirroja volvió a hablar. -Wow, ¿Tú animada? ¿Qué es esto? ¿Dónde están las vacas voladoras?

Sonreí tensamente cerrando mi estuche de maquillaje. -Es inevitable para todos sufrir de una crisis de entusiasmo, esporádicamente, por supuesto.

Rodeó los ojos cruzándose de brazos. -¿Es eso bueno?

Encogiéndome de hombros tomé el cepillo intentando acomodar aquel nido de ratas recientemente formado. -Depende de cuánta desilusión ansías degustar...-Alargué girándome sobre mis talones.

-¿Siempre eres así de negativa?-Arqueó una de sus cejas perfectamente depiladas. Me deshice del cepillo momentos después.

-Yo le llamo estar con los pies en la tierra, pero ponle el nombre que gustes...-Sonreí socarrona mientras salía del cuarto de baño con sus pisadas prácticamente sobre las mías. Tomé una chaqueta vaquera preparándome para partir.

-Oh no no, tú no pensarás ir así, ¿No?

Engurruñé mi entrecejo volteándome para verme en el espejo ovalado del armario. - ¿Qué tiene?

Sin siquiera verla pude sentir sus ojos alarmados y desorbitados. Un silencio recorrió las paredes empapeladas en tapiz. La escuché suspirar segundos después; caminó a su valija que yacía en algún rincón abierta. Tomó un vestido negro con la apariencia de una camiseta larga de mangas cortas. Bien, no estaba mal.

Lo aventó en mi dirección obligándome a cazarlo en el aire, ágilmente me adentré en él. Miré a mis -ahora- mis desnudos. La miré expectante mientras envolvía su mentón con su pulgar e índice de forma pensativa. Señaló mis tenis negros sin siquiera decir palabra. Asentí, entendiendo que su sentido de la moda no era tan atrofiado como el mío; debía obedecer a quien evidentemente era superior a mí en el campo. No mucho tiempo después ambas nos encontrábamos saliendo de la habitación luego de que añadiera una chaqueta de jean de la longitud del vestido a mi atuendo, conjuntamente a una mochila pequeña de cuero negro en mi espalda. Nos desplazamos, por primera vez en mucho tiempo me sentí sacada de alguna revista Teen Vogue, ahogué una sonrisa de niña puberta que luchaba por dibujarse en mis finos labios. Debajo de los focos que las miradas representaban ser, arribamos al Lobby del hotel, no miré a ninguno en lo absoluto, haré el rol de muchacha interesante.
Ajá, sí.

Caminamos hacia las puertas de vidrio que se encontraban cerradas a la par frente a nuestras narices, con la lluvia aún repiqueteando sobre ellas. Estábamos tan cerca de ellas que nuestras respiraciones empañaban aquellos vidrios lustrosos. Incapaz de evadir la tentación ferviente, dirigí mis ojos al reflejo sobre el vidrio. Se encontraban mirándonos, pero mi ya alimentado ego quiere creer que es sobre mí donde esos ojos achocolatados miran. Jimin murmuró algo a Jungkook, quien cómodamente reposaba en un sillón blanco de dos cuerpos; este dirigió sus ojos en nuestra dirección con el ceño fruncido levemente para luego responderle algo totalmente inaudible para mis oídos. Tragué saliva para luego hacer caso totalmente omiso de su reacción. Vi el reflejo de Namjoon caminar rebosante de confianza hacia nosotras, fingí no notarlo. Se paró detrás por unos cuantos segundos, para luego tantear mi hombro con tan solo uno de sus dedos, pareciendo el temer molestar. Me giré haciéndome la distraída, para luego formular una sonrisa lenta en su dirección. Mi compañera prosiguió con contemplación sin inmutarse en lo absoluto.

-Qué suerte que vayas también, Olivia.-Esbozó una sonrisita exponiendo uno de sus impecables hoyuelos. Asentí intentando no verme demasiado entusiasta al respecto. Se mantuvo en silencio por unos segundos, miró sus zapatos mientras relamía sus labios hundiendo sus manos en los bolsillos delanteros de su jean desgastado. - ¿Has vuelto a leer? ¿El libro que interrumpimos?

-Oh, el de coreano... pues muy poco, no he hecho mucho en el día.- Asintió silenciosamente mirándome cabizbaja. Me paralicé por segundos en el instante que otra alma se unió a nuestra conversación.

- ¡Olivia!- Soltó juguetonamente mientras provocaba que sus ojos prácticamente desaparecieran detrás de su sonrisa blanca. Nerviosamente hice un pequeño asentimiento de cabeza acompañándolo de una sonrisa. -¿Te gustan los museos?

- Por supuesto.... Que sí.- Intentando esconder el repentino arrebato de timidez que me invadía, pronuncié aquello de forma animada.
Ambos intercambiaron sonrisas cómplices, Namjoon tomó la palabra. -Iremos todos juntos, está cerca del hotel, pero como está lloviendo tendremos que ir apretados en un micro que el hotel nos dejó.

Comprendiendo parcialmente, asentí apretando una de las correas de mi mochila negra.

No muy poco tiempo después, allí estábamos todos, apretujados en la camioneta con BTS, el mánager, un guía turístico, Kat, Anne recientemente aparecida de las tinieblas, y yo, encargándome de privar de toda comodidad a un tal Hope quien intentaba incansablemente hablar en inglés conmigo, y al charlatán de Namjoon.

Noté los ojos del susodicho sobre el costado de mi rostro incómodo. -No tienes porqué contestarle más...-Soltó entre dientes, solté una risita.

-OH RAPMONIE-MONIE.....-Perforó todo mi sistema auditivo en milésimas de segundos, aturdida le miré sumida en confusión. -Déjame hacer amigos y vete con Jincita, ¿Quieres?

El rubio resopló con cansancio para luego mover los ojos a la ventana parcialmente empañada. Le imité, pudiendo contemplar un inmenso cartel de madera que daba la bienvenida al recinto. Cuando el vehículo se detuvo, solo bastaron instantes para que todos desesperados por descender y tener aire fresco nos abalanzáramos a la puerta corrediza. Salimos a la intemperie, empapándonos con la ventisca mojada y furiosa del lugar. Aferrándome a mí misma, corrí al recibidor sacudiéndome del repentino frío que me invadía. Todos me siguieron en aquello.

No mucho tiempo después, nos encontrábamos dispersos por aquel museo, maravillados por los diversos métodos de tortura que resultaban tanto macabros como creativos. Los muchachos sacaban fotos, los dos hombres ya ajenos a la juventud que nos habían acompañado se encontraban conversando en un rincón junto a una vitrina con un casco metálico y con tuercas a sus lados en el interior. Anne y Kat se encontraban en silencio mientras observaban alguna que otra pieza en la exhibición sin mucho interés. Me desplacé a un pasillo desierto con pinturas y esculturas a sus lados.

Un escalofrío me recorrió, morboso era poco para describir aquellos conjuntos de cuerpos y restos humanos, troceados, moldeados, deformados por el paso del tiempo o el obrar humano. El jolgorio de la masa de personas se encontraba ya lejano a mí, lo qu lo volvía aún más tenebroso para mi pulso cardíaco.

Sentí a alguien junto a mí, giré mi cuello exaltada para verificarlo. Sonrió con pura sorna dejando escapar algo de aire. - ¿Con que tienes miedo? ¿Eh?-Provocó a un metro de donde me encontraba, su voz mezclándose con el ruido de sus propias pisadas y el bullicio lejano de los chicos.

Arqueé mi ceja totalmente desinteresada. - ¿Por qué lo estaría?

Se encogió de hombros con las manos en los bolsillos, caminó hacia mí ahora con sus ojos clavados en la pintura que observaba. -Ira, terror, muerte, belleza, sangre, lujuria... todo en una misma pintura, podría resultarte agobiante de entender para ti.

-¿Qué se supone que dices?-Solté con molestia enarcando mis cejas. Miré su perfil, cada una de sus facciones que naturalmente se encontraban contraídas, estaban ahora relajadas mientras contemplaba el caótico lienzo. Jungkook lo que tenía de irritante lo tenía de extraño.

Hizo una mueca ladina con sus labios. -No es que quiera resaltar lo obvio, pero es claro que aún no sabes mucho, eres nueva en esto. Eres como la mujer allí.-Señaló al centro de la pintura, que contenía a una mujer desnuda rodeada de restos humanos. -Su rostro es de agonía, pero es interesante como también es de fascinación, de un deseo oscuro pero ingenuo ocasionado por no saber nada de nada, por no saber cómo sucedió aquella tormenta en la que se encuentra. Una tormenta de odio, pavor, muerte.... Pero eso le gusta, mira como una de sus manos está en el interior de sus muslos.- Le miré aturdida, no puede ser que esté diciendo esto, posiblemente esté entendiendo todo erróneamente. El muchacho debe estar diciendo algo de la belleza y la muerte y mi mente con su poca experiencia en el idioma lo está tragiversando todo. Se volteó a verme marcando por primera vez la poca distancia que separaba nuestros rostros. Sus ojos me escanearon haciendo que mis tobillos temblequearan y el interior de mis costillas sintiera un vacío como el de estar bajando por una montaña rusa. Inclinó su rostro levemente, esta vez esbozando una pequeña sonrisa con sus labios suavemente apretados. Sus ojos prácticamente negros como su cabello azabache, sobre los muy aterrados ojos míos. Me sentía expuesta, desnuda, leída como un libro que había estado escribiendo toda mi vida dentro de mi cabeza confundida. -Tú eres como ella, pero baja y más plana, claro está.-Finalizó sonriendo socarrón en dirección al pecho abundante de aquella muchacha de piel bronceada con rastros de sangre. Golpeé su hombro con molestia, no quería escucharlo. No iba hacerlo. La única vez que realmente me dirigió más de cinco palabras, y había sido ni más ni menos que para hacerme sentir acorralada, inferior, y encima soltar un agravio tras otro.

Bufando para mis adentros, me alejé de aquel muchacho con 'Molestia' como su segundo nombre. No, Olivia, no enfurezcas, no vale ni el esfuerzo.

Hay cosas más importantes que debo hacer, como ampliar mis conocimientos en arte bizarro, porque claro estaba que nada de lo dicho antes había siquiera cruzado mi mente.

Me encaminé a otras secciones más adentradas y ocultas de la exhibición, todo el recorrido con pasos ajenos atormentándome, siempre detrás de mí.

-¿Puedes dejar de seguirme?-Escupí sin disminuir mi marcha.

-Yo pagué por entrar, iré a donde se me dé la gana.-Percibí un tono condescendiente en su voz, revoleé los ojos no estando dispuesta a contestar. -¿Te ofendí?-Pude sentirle sonreír con diversión. - ¿Es por eso que huyes ahora?

-Tu opinión no es tan importante como para que ofenda.

Reanudé la marcha un poco más veloz. -¿Entonces es porque tienes miedo de las pinturas y esculturas? No parecer aguantar mirarlas mucho.

Me detuve para enfrentarlo.

Se veía imponente, exhibiendo sus blancos dientes en una sonrisa burlona, con parte de su cabello mojado desparramado sobre sus ojos, con la sudadera negra desarreglada y estampada contra su torso posiblemente por el viento que azotaba al exterior del edificio, sus jeans de imitación cuero negro abrazaban sus generosos muslos. Tragué gruesamente intentando aguantar el inminente sonrojo que ahora tintaba mis mofletes. Amplió su sonrisa alcanzándome. -No tengo miedo.- Contrarié cruzándome de brazos como una niña caprichosa.

Arqueó su ceja duditativo. -Oh, entonces supongo que no te molestará entrar a la habitación de los gritos, ¿No?

-Por supuesto que no.-Me encogí de hombros sin saber de qué cuarto hablaba ni de qué tenía en su interior.

Sonrió complacido comenzando a desplazarse lentamente, marcando cada uno de sus pasos sobre aquel mármol lustrado color negro. Le seguí con nada más que inseguridad en cada uno de mis pies. Nos detuvimos frente a una cortina de terciopelo roja que resguardaba el interior de un cuarto oculto a nuestros ojos. Me miró por encima del hombro con su característica sonrisa arrogante. -¿Qué esperas?-Meneó sus cejas provocativamente, haciendo ademán en dirección a la cortina. -Las damas primero.

Sin que sea la gran cosa, me adentré en aquella oscuridad envolvente.


El entusiasmo es el pan diario de la juventud. El escepticismo, el vino diario de la vejez. -Pearl S. Buck

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Esta vez me demoré más y les pido mil disculpas(╥﹏╥)

Y....mmm..... Qué piensan...pos... que pasará? (͡° ͜ʖ ͡°) Sugerencias? Algo que no les guste? Qué es lo que menos les va gustando y lo que más les va gustando? Acepto todas las críticas constructivas, y mcuhas gracias por tomarse el tiempo de leer a este fracasado intento de escritora, adoro cuando ustedes comentan, leo absolutamente todo, también lo que me mandan al privado.

Nos leemos luego (✿◠‿◠)

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