✰¿ᗪᗴՏTIᑎO O ᑕᗩՏᑌᗩᒪIᗪᗩᗪ?✰
Una semana había transcurrido desde la unión de estos cuatro jóvenes, los ensayos y la convivencia resultó ser un desafío aún mayor del que esperaban. No solo las diferencias entre sus manager's era el problema, su rutina comenzaba a encajar poco a poco pero en un comienzo había sido un real inconveniente.
Su vida entera se acomodaba de una manera y acoplarla con alguien más era complicado, no solo eso sino que coordinar como grupo musical luego de acostumbrarse a presentarse como solistas fue otro obstáculo.
Las prácticas comenzaron por ensayos de baile, la cual salió a la perfección luego de dos días enteros. Respecto a la música aún era un problema, a pesar de sonar de manera armoniosa sentían que no habían encontrado su "sonido" y estaban en busca de el.
Su día a día fue mejorando con el tiempo, comenzado en que Shoyo y Yuji acostumbraban a despertar tarde por lo que Izuku y Tanjiro eran los encargados de levantarlos de la cama turnandose así el desayuno.
Este día, domingo, era el primero libre desde que comenzaron sus ensayos y verdaderamente lo agradecían. Todos tenían planes, por separado, y cada uno estaba a punto de salir.
—¡Nos vemos luego! —fue el primero en saludar el peliburdeos.
Este tenía planeado un almuerzo con Nezuko y el chico con el cual se veía esta. La reservación era en un restaurante tranquilo, que le garantizaba una comida sin la necesidad de preocuparse por ocultar su apariencia.
Los primeros en llegar fueron Zenitsu e Inosuke siendo el primero el más nervioso y asustado.
—¡¿Por que estoy aquí Monistu?!
—¡No grites idiota! —dijo golpeando la cabeza del otro— Necesito apoyo moral en este momento...¡además es Zenitsu bestia!
Algunos minutos fue Nezuko quien llegó pidiendo disculpas por la tardanza y avisando que su hermano se retrasaría unos minutos debido al tráfico. Y fue así que 10 minutos después un peliburdeos cruzaba la puerta del pequeño restaurante, cubriendo sus ojos y parte de su rostro con un cubre bocas además de una gorra.
—Lamento mucho la tardanza, el tráfico es un infierno —habló acomodándose en su asiento—. Debes ser el famoso Zenitsu. —le sonrió ya sin sus lentes oscuros.
—Es-Es un gusto conocerlo Tanjiro-san. —dijo nervioso el rubio.
—Solo Tanjiro estaba bien, tenemos la misma edad después de todo.
—Claro... —agradeció con una sonrisa nerviosa.
—¿Qué tal si pedimos algo? estoy muriendo de hambre. —habló Nezuko.
El comienzo del almuerzo fue tranquilo, con charlas para conocerse y encontrando que tanto Zenitsu como Tanjiro tenían cosas en común. Nezuko estaba feliz de ver que su hermano mayor aprobaba a su "futuro novio" después de todo no habían formalizado aún, pero había algo extraño en el ambiente, una mirada que no se apartaba del Kamado mayor y que comenzaba a incomodarlo.
—Por cierto Tanjiro tu concierto fue genial y también te felicito por tu nuevo grupo.
—¡Oh muchas gracias! Me alegra que la hayan pasado-
—¡Ya sé quién eres!
—¡Inosuke! —el rubio estaba totalmente avergonzado.
—Eres ese chico de la otra vez...Kamaboko Gompachiro.
Hubo un pequeño silencio, la chica presente intentaba aguantar la risa, Zenitsu quería morir en ese instante, y Tanjiro aún procesaba las palabras del azabache. Algunos segundos pasaron y cuando el rubio creyó que su futuro noviazgo con Nezuko estaba acabado una risa de parte del peliburdeos llamó la atención de los tres.
—Eres...muy divertido —rió a carcajadas hasta que logró calmarse—. De hecho es Kamado Tanjiro pero te acercaste un poco. —le sonrió.
De vuelta aquel extraño revoltijo en su estómago se presentó.
—¡Lo lamento Tanjiro este tipo es una bestia!
—Tranquilo, me parece una persona muy divertida e interesante. —dijo viendo a Inosuke a los ojos con una sonrisa.
—¡Claro que lo soy! ¡Soy genial!
—¡Si! Lo eres... —rió con suavidad.
Inosuke no lo entendía aún pero aquella risa iba a ser su próxima y muy reciente adicción.
✰✰✰✰✰✰✰✰✰✰✰✰
«¡El centro comercial debería estar por...aquí! Bien eso no fue tan difícil.»
Izuku se encontraba en el centro comercial ya que quería comprar algunas cosas, ya sea ropa o algún decorativo para su nuevo hogar. Incluso regalos para sus amigos. Solo deseaba pasear y despejarse de su arduo trabajo de la semana.
Era extraño estar en un lugar público solo, sus amigos, guardaespaldas o sus propios padres siempre estaban con él pero en esta ocasión no quería molestar a los demás ya que tenían sus propios planes, tenía la edad suficiente para cuidarse solo. O eso quería creer.
Aunque intentara aparentar que no llamaba la atención, era todo lo contrario, su gran suéter color verde agua junto a sus anchos jeans, lentes oscuros y gorra captaban la atención de todos allí.
Veía las vitrinas entretenido, la ropa y adornos para el hogar, y estando a punto de entrar a una tienda escuchó murmullos a su alrededor.
—¿Será Izuku-san?
—¡Creo que si!
—¡No lo puedo creer! Vamos por un autógrafo.
Y así un grupo de personas comenzó a juntarse a su alrededor, viéndolo con cuidado y unas sonrisas de emoción. En un ataque de nervios por accidente dejó caer su gorra y ese fue el principio de su pronta persecución.
—¡Izuku-san!
«Oh no»
El pecoso comenzó a correr por todo el centro comercial, el grupo de su mayoría chicas lo seguían entre gritos de emoción y exigiendo su atención. Lo único que deseaba era un día de tranquilidad, aunque era muy difícil siendo una figura pública.
Luego de correr unos 10 minutos encontró una tienda algo oscura, pero estaba abierta y con nadie adentro, así que con rapidez cerró la puerta.
—Eso estuvo cerca... —suspiró.
—¿Estás bien? te ves...nervioso.
Midoriya había volteado al escuchar aquella voz, un chico alto y pálido con cabello negro peinado de forma extraña. Sostenía un libro en sus manos y lo veía sorprendido pero con preocupación.
—Yo...¿podrías cubrirme? me están siguiendo hace 10 minutos. —rió nervioso.
—Claro ¿que necesitas?
Izuku inspeccionó con rapidez al chico notando su chaqueta negra y su bufanda roja. Era perfecto para ocultarlo.
—¿Intercambiarias ropa conmigo? solo la chaqueta y tu bufanda, te daré mi suéter.
El extraño lo inspeccionó de arriba a abajo, solo serían unos minutos un poco de color no lo mataría.
—Toma. —el azabache se sacó sus pertenencias para dárselas al pecoso y viceversa.
Después de algunos minutos para verificar que nadie estuviera cerca, salieron con tranquilidad hasta llegar cerca de una cafetería la cual estaba algo alejada del centro comercial. Izuku soltó un suspiro de alivio, al final no logró comprar nada.
—Muchas gracias...
—Fumikage Tokoyami, y tú eres Midoriya Izuku ¿verdad?
—Así es, creí que no me conocías.
—Fui a tu concierto con unos amigos, me invitaron así que no pude negarme.
—Entonces no me conoces en realidad. —sonrió divertido.
—Técnicamente. —dijo elevando sus hombros.
—¿Quieres...tomar algo? En modo de agradecimiento.
—No es necesario-
—Es lo menos que puedo hacer por ti Tokoyami-san, no me rechaces por favor. —pidió.
—Bien, vamos a esta cafetería parece ser tranquila.
Dicho y hecho ambos entraron, hicieron su pedido y esperaron en una mesa alejados de la entrada. En un comienzo el silencio fue incómodo, ninguno tenía idea de que hablar, no fue hasta que la mesera llegó con sus pedidos que el hielo se rompió.
—Veo que te gusta lo amargo, somos opuestos totalmente. —rió el peliverde.
—No soy un fanático de lo dulce realmente.
—Vi el libro que tenías, se ve muy interesante ¿de qué es?
—Dudo mucho que te guste.
—Pero quiero saber, no sabremos si me gusta si no sé lo que es.
—Artes místicas, mitología oscura, esa clase de cosas... —hubo un pequeño silencio por aparte del peliverde—. Te dije que no te gus-
—¡Genial! Sabía que conocía ese libro, solo quería confirmarlo.
—Espera ¿qué?
—Tengo una colección de ese autor, me gusta mucho, mis padres creen que es algo tenebroso pero yo soy un gran fan.
—Pero no lo-
—¿Parezco? que me vista de colores pasteles no significa que no me interesen las artes oscuras o místicas. No deberías juzgar a las personas sin conocerlas. —le sonrió divertido.
—Lo siento.
—No te preocupes, es lindo hablar con alguien que no me conoce por mi música y me ve...como alguien normal.
—¿Acaso no tienes amigos?
—Si pero están en Canadá y ahora...estoy en un grupo y estamos comenzando a conocernos.
—Suena difícil.
—Lo es, estoy lejos de casa y del país donde crecí. Amo Japón, es donde nací, pero todo se siente tan...
—Extraño
—Así es, incluso el japonés a veces es difícil. Mis padres hablan inglés la mayor parte del tiempo por su trabajo, al igual que yo, volver a mi lengua natal es algo complicado. —carcajeó.
—Estoy seguro que estarás bien, solo ten cuidado por dónde paseas.
—Tienes razón —rió—. Debo irme, está siendo tarde. —suspiró.
—Claro.
—Tokoyami-san si no es muy imprudente de mi parte...¿me darías tu número? Sería lindo hablar sobre ocultismo con alguien. —dijo con una sonrisa tímida.
—¡Por supuesto! —el azabache se apuró a sacar su teléfono y así pasárselo al pecoso, este lo recibió con una sonrisa y luego de teclear algunos número se lo devolvió
—Listo ya tengo tu número. Nos vemos.
—Adiós...
«Oh olvidé devolverle su ropa...es una buena excusa para volver a verlo.» pensó el ojiverde con una sonrisa.
El ocultismo no sería lo único que iban a tener en común, muy pronto muchas cosas más los uniría.
—¡Este lugar es tan lindo!
Yuuji paseaba por las calles de un barrio tranquilo, su principal actividad era llegar al centro de la ciudad y pasear al menos un rato pero con el paso del tiempo comenzaba a pensar que no sería posible. Estaba totalmente perdido, no tenía idea de dónde estaba pero aún así disfrutaba su tiempo a solas.
Pocas veces disfrutaba de la soledad, su hermano era demasiado sobreprotector y constantemente estaba con él cuando deseaba salir y despejarse de los estudios o el trabajo. Y si no era con él entonces algún amigo pero nunca podía estar solo. Cuando Sukuna supo de lo suyo con Satoru fue el día del juicio final, el mayor deseaba matar al peliblanco por meterse con su hermanito, alguien menor de edad, y al cual creía demasiado inocente e influenciable más aún por alguien mayor como Gojo. Pero con el paso del tiempo comenzó a aceptarlo, no confiaba del todo, pero veía el cariño que le tenía a Yuuji o eso creyó hasta que el pelirosa menor fue hasta el siendo un mar de lágrimas y enojo.
Extrañaba a Sukuna, a su abuelo y amigos de Estados Unidos pero lo que estaba viviendo era una etapa que nunca creyó que pasaría, luego de romper con Satoru pensó que no saldría de aquella tristeza. Fue su primer amor, el que suponía era todo su mundo, pero la vida era más dura de lo que esperaba y ahora podía disfrutar de algo nuevo.
—Debería llamar a Nanami-san para que venga por mi. —sacó su teléfono pero este no encendía debido a la falta de batería.
Comenzó a sentir miedo, no conocía nada de allí y su hermano le había enseñado a no confiar en desconocidos por lo que la idea de preguntar no era la mejor a su parecer. Se agachó en su lugar intentando pensar que hacer hasta que unos pasos cerca de él lo hicieron tensar todo su cuerpo.
—Oye ¿estás bien?
Levantó su mirada cristalina y aquel chico azabache sintió el tiempo detenerse por un momento.
—No debería hablar con extraños.
—¿Acaso tienes 5 años? ya dime qué pasa. —contestó al salirse de su pequeño transe.
—Estoy perdido...
—¿Eres...ese Idol que acaba de llegar verdad? Itadori Yuuji.
—Yes.
—En serio que no eres de por aquí.
—Estás en lo correcto. —sonrió tímido.
—¿Dónde tienes que ir? puedo llevarte.
—¿Por qué debería confiar en ti? —preguntó afilando su mirada como un gato.
—Porque soy el único que puede ayudarte y creeme que si quisiera algo de ti ya lo hubiera hecho.
—Quiero volver a mi departamento pero no sé dónde estoy.
—Vamos te acompaño.
El pelirosa, aún con duda, le dió su dirección y así comenzaron a caminar de regreso. El silencio en un comienzo era extremadamente incómodo para Itadori, después de todo el ama hablar hasta por los codos, por lo que comenzó a tararear una de sus canciones para intentar cubrir aquel silencioso ambiente.
—¿Es...la primera vez que vienes a Japón? —se atrevió a preguntar su
acompañante.
—Algo así...hace 10 años que no estoy por aquí.
—Eso es demasiado tiempo.
—Si...y digamos que los recuerdo que tenía se bloqueron.
—¿Puedo saber por qué?
—Malas experiencias. —fue lo único que dijo.
—Estamos cerca.
—Bien.
El silencio volvió pero está vez se sintió menos incómodo pero ya que Itadori odiaba eso comenzo a tararear un poco, si el pelirosa fuera cualquier otra persona era seguro que Megumi lo hubiera callado pero Yuji transmitia tanta paz al pelinegro que solo lo dejo ser. Al llegar se quedaron viendo unos instantes sin saber que hacer exactamente.
—¿Cómo puedo agradecerte?
—No es necesario que lo hagas pero ten más cuidado la próxima vez, no sabes con quién puedes cruzarte.
—Si muchas gracias...pero dejame hacer algo por ti por favor.
Fushiguro suspiró pero embozó una leve sonrisa. Poco natural en él.
—Puedes darme tu número —el ojimiel lo vio algo sonrojado— ¡Una amiga mía es fan tuya! Si puedes conocerla sería genial...
«¿Por que estoy tan nervioso maldición?»
—Claro será un placer. —contestó con una risilla encantadora.
Megumi le extendió su teléfono y así Yuji registró su número, se despidieron prometiendo hablar ese mismo día y arreglar una salida con la amiga del pelinegro. Definitivamente había sido un día de montaña rusa, fascinación, pánico y luego un sentimiento cálido por conocer a alguien nuevo.
✰✰✰✰✰✰✰✰✰✰✰✰
—Entonces...¿qué hacemos aquí?
—Algo que no hacemos hace un tiempo. —el rubio estacionó el auto frente a un estadio y su acompañante pelinaranja sonrió con brillos en sus ojos.
—Estás bromeando.
—Aquí estan las entradas. —sonrió.
Shoyo soltó un chillido de alegría y bajó rápidamente del auto, el partido de vóley en donde el equipo favorito del menor jugaría, los MSBY Black Jackals.
Para deleite de Hinata estaba demasiado cerca del banco donde los jugadores descansaban.
Era un partido amistoso, la fecha de torneos aún no comenzaba, pero los MSBY Blacks Jackals siempre jugaban como si su vida dependiera de ello y eso era lo que más admiraba Shoyo. El pitido del silbato dió comienzo al juego y aquel saque de la estrella dejó los pelos de punta al joven cantante.
Gritaba cada punto, aplaudía y sonreía de oreja a oreja. Ukai estaba feliz de que aquella salida hiciera bien al menor, sabía que los cambios podían ser difíciles y últimamente eso era lo único en la vida del pelinaranja así que un pequeño recordatorio a lo que era su vida antes de todo esto era un mimo al corazón.
El primer set había terminado con los Jackals victoriosos, los jugadores fueron al banco para reorganizar la estrategia y tomar un poco de agua, y fue cuando uno de ellos notó la presencia del cantante.
—Oigan ¿no es ese Idol de Corea?
Todos voltearon, incluyendo Atsumu, y este no hizo más que escupir el agua.
—¡Idiota ten cuidado!
—Mierda, mierda, mierda. —murmuró desesperado.
—¿Qué te pasa ahora?
—Es el nuevo amor de Atsumu. —dijo Shugo, capitán del equipo.
—¡Cállate! —se defendió—. Espera ¿cómo sa-
—Osamu.
—Maldito...
—Tsumu-Tsumu ¿estás enamorado y no me dijiste nada?
—¡¿Qué?!
—Bien chico enamorado hay que seguir, no metas la pata solo porque él está viendo cada cosa y movimiento que haces.
—Capitán creo que eso no ayuda.
—Lo sé. —sonrió divertido.
El segundo set debía ser calmado y el siguiente definitivo para acabar ganando sin embargo los nervios jugaron en contra, no de todos sino que del Miya, ya que se sentía demasiado consciente de su alrededor.
Eso causaba Shoyo Hinata en él con solo haberlo visto una vez. O dos si cuenta verlo por redes, o unas pares más al ver el resto de sus vídeos de música, y entrevistas y shows.
«Solo cálmate Atsumu, él está viendo como cualquier otra persona.»
Por su parte el pelinaranja estaba algo preocupado, la primera parte del encuentro parecía haber sido pan comido pero ahora tenían errores de novato. Aquel rubio tenía errores de novato.
Por lo que había leído era nuevo en el equipo y aún no se familiarizaba con él.
A fin de cuentas todo resultó bien, gracias al resto del equipo los errores de Atsumu no afectaron demasiado y luego de tres sets los Jackals salieron victoriosos.
—¿Quieres acercarte?
—¿Podemos? —preguntó con brillo en sus ojos.
Cantante y manager bajaron de las gradas y fueron hacía el banco en donde el entrenador al verlos sonrió ampliamente.
—¡Ukai amigo cuánto tiempo!
—Estás viejo amigo. —rió el rubio.
—Veo que vienes con compañía.
—Es mi mejor cliente, Hinata Shoyo.
—Soy tú único cliente, un gusto conocerlos ¡soy un gran fan!
—Oh ¿en serio? Es un honor viniendo de alguien tan famoso como tu.
—No es para tanto...
—Soy Shugo Meian el capitán de-
—Lo sé, es un sueño poder saludarlo. —rió nervioso.
—¿Qué te parece si vamos a tomar y ponernos al día Ukai?
—Ah yo...iba a recorrer la ciudad con Shoyo porque hace mucho tiempo no viene a Japón.
—¡No te preocupes! podemos hacerlo otro día, debes ir con él hace mucho tiempo no se ven.
—Atsumu podría darte el recorrido. —dijo el capitán.
—¿Eh?
—¿Qué? —sudó frío el rubio.
—¡Si Tsumu-Tsumu sería un gran guía turístico!
—Yo...
—Si no es molestia para ti, estaría encantado. —sonrió.
—¡Si! —gritó de pronto asustando al pelinaranja y sacando carcajadas a su equipo—. Yo...con gusto puedo mostrarte muchos lugares buenos, solo iré a bañarme y-
—Está bien te espero.
Atsumu no podía estar más feliz, era su oportunidad para saber más de Shoyo.
Cuatro lugares diferentes, cuatro personas diferentes, pero algo tenían en común. Un nuevo comienzo, un nuevo encuentro con quién en poco tiempo sería alguien especial.
✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨
Hola~ aparezco de los yuyos y les dejo este capítulo larguito🙂↕️ se lo dedico a E10_208 que acaba de llegar a la historia y quedó con ganas de más!
Espero volver pronto pero no prometo nada.
Nos leemos bye bye ~
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top