Capítulo siete.
—¿Ya vamos a llegar? Tenemos retraso de media hora y con seis minutos porque-
—¡Sí, sí! Ya entendimos, ¿Puedes callarte?
Perú contestó al diálogo de su hermano tricolor emblema de águila. Hace rato que los chicos ya se encontraban listos para irse a la ya muy mencionada reunión, solo querían llegar para poder olvidarse de aquel pendiente que su padre los involucró.
No veían alguna necesidad porque saben que siempre es algo inútil hacer que 'dialoguen' sus problemas ante la ONU, simplemente ridículo. Pero España tendría una razón para mandarlos a todos (no irían tan amargados, puesto que no solo se presentarían ellos, sino otros países con los cuales se llevan muy bien).
Sin embargo eso no era lo que les alocaba, era México el problema aquí. Resulta que en su primera reunión no la pasaron tan bien; el tricolor hizo un desastre que daría vergüenza tenerlo ya presente en reuniones futuras.
Aunque no hay que concentrase en esa situación penosa.
El camino no era tan largo, pronto llegarían al lugar acordado (España maneja como una vestía, no acostumbra llegar tan tarde). Después de algunos desvíos lograron llegar a su destino. No se demoraron más y partieron directo a la sala, abriendo la puerta tan fuerte que hizo un escándalo enorme; muchos de los presentes les miraron confusos o divertidos por la escena chistosa.
—Vaya, la familia latina llegando tarde, que sorpresa.
Ese fue nuestro querido azulado ONU, quien bebía un café que iba por la mitad de su termo –ya algo frío por la demora–.
Su rostro cansado y fruncido no daba buena espina, acompañado de esas ojeras le daban un toque espeluznante.
—Le pido una disculpa, mis críos y yo tuvimos un contratiempo.
Se disculpó el mayor responsable de los latinos. Pasó con lentitud y calma a sus asientos correspondientes.
El mexicano deseaba tomar esta oportunidad para tratar de dar una mejor imagen –o bueno, eso le dijo España que hiciera–, así que por su padre lo haría. Miró a todos lados para ver su lugar correspondiente, debe ser donde está USA y Canadá; ambos hermanos le miraban amenazante y ¿raro? no sabía describirlo.
Pero definitivamente no quería estar ahí, ¿y sí le hacen algo?
—Ven México, sientate conmigo.
Bolivia tomó la mano de su hermano para llevarlo consigo, él sabe bien lo incómodo que se siente con sus vecinos.
Ambos tomaron asiento para comenzar con la junta.
—¿Por qué ese idiota enfermo no se sentó con nosotros?
Por otro lado, Estados Unidos miraba con mucho enojo donde se encontraba México. Sus manos jugaban algo desesperadas sobre la mesa, no paraba de rechinar los dientes, era un enojo intenso. Pero no era el único, Canadá se sentía igual de enfadado ¿cómo es posible que ese lunático prefiera estar con su apestoso hermano que con ellos?
Ambos mayores conocen las relaciones de su querido mexicano, la mala relación que lleva con sus hermanos es perfecta para hacerle la vida imposible.
—Creo que no aprendió la lección, ¿tu que piensas, hermano?
El americano miró de forma leve al rojizo. Sus ojos chocaron y tuvieron la misma sonrisa retorcida; algo malo sesudería después de la charla.
(...)
—Solo volveré a repetirles que si ignoran todas mis advertencias, nuestro mundo se perderá para el 2030.
—¿Y para qué?, ¿De que me sirve aportar algo? Sé que soy la potencia mayor, pero tengo otras necesidades más importantes.
—¿Sabes que eres el mayor causante?
—¿Yo? pff ¡por favor!
Ya son varias veces que usa rechaza la idea de ayudar con el medio ambiente. No es el único culpable, pero es quien genera más y no ha hecho nada para tranquilizar las cosas. ONU ya está estresado de la situación ridícula por el show que hace América.
—¿Qué debo hacer para que hagas algo? Todos estamos en riesgo, ¿alguien quiere opinar?
—Si tu no fueras tan arrogante tal vez medio mundo estaría bien psicológicamente. Deberías ayudarnos, no eres la última agua del desierto.
¿Y esa voz? Oh, es México. Hace dos horas que no se le escuchaba hablar.
Todos le miraron, provocando que se pusiera nervioso y bajara la mirada, no podría decirse que se sintió mal pero pudo jurar que usa le cargaba la mirada de forma tan pesada que le hacia sudar frío.
Definitivamente algo malo pasaría.
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