Primera Pesadilla y un Espectador.
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[II]

Despierta algo cansado teniendo una extraña experiencia casi real en el mundo de los sueños, extrañado por aquella sensación de realismo que embarga a su ser. La brisa gélida del invierno choca contra su ventana sin provocar ruido alguno pero lo que llama mas la atención de su repentino regreso al mundo real es escuchar un lamento peculiar provenir de su mansión, mas allá de su puerta, del otro lado de su habitación.

Se estruja los ojos para tener mejor visibilidad entre la penumbra de la gélida noche de un diciembre de 1947.

Prende la luz de su habitación y camina con sus pantuflas puestas en dirección a la puerta, divagando en la extrañeza de un sueño que no tenia nada en particular, era bastante raro, casi como una epifanía o presagio de lo que pudo llegar a pasar en un universo paralelo al que vive.

Sus pasos son lentos pero a la vez rápidos, ansiosos a decir verdad. Los lamentos seguidos de murmuros apenas perceptibles se van aclarando mas y mas a medida que se acerca a la habitación de la hebrea. Toma un hondo respiro mientras que su vista de ojos azules se clava en la perilla de la puerta, escuchando con claridad su lamento depresivo, como si algo la torturara pero por dentro...

—Israel?¿estas bien?.—pregunta con preocupación mientras va adentrando su cuerpo a la habitación dejando atrás la puerta semi abierta.

Sus ojos de clavan en la mirada de dolor que proyecta la ajena en sus particulares iris, es como si pudiera observar la desolación de un alma que cayo bajo la presión de algo que fue tortuoso para ella. Aquellas lágrimas que aun se resguardan en los bordes de sus ojos la hacen ver tan vulnerable que incluso podría jurar que necesita de el para saber que no esta sola, que jamas lo estará mientras aun él siga respirando y existiendo.

Se acerca rápidamente tomando asiento justo del otro lado de la cama, observando como ella aún con el semblante triste no deja que la vea, se escucha aun su lamento, se puede ver los leves espasmos que tiene su cuerpo cuando intenta acercarse, como si le dará miedo o terror que la tocase.

Rápidamente la toma de uno de sus brazos, ella lo mira fijamente y es triste lo que ve mas allá del dolor, mas allá de lo que ella puede proyectar con solo su mirar.... Estaba totalmente marcada y destrozada...

—¿Qué te sucede?.—preguntó mientras su mirada vagaba por los rincones del inhóspito lugar que manifiestan los ojos ajenos.

—Por favor sácalo de mi cabeza.—suplíca mientras aun sus ojos derraman lágrimas que terminan sobre las manos ajenas que la sostienen.

—¿A quien?.—vuelve a preguntar con preocupación impregnada en su voz.

—Al causante de mi dolor...—solloza mientras su mirada se clava en la suya pidiendo a gritos silenciosos socorro.

Su mente formula un millón de cuestiones que logre darle una respuesta coherente, algo que si pueda hacer para ayudarla y entre tanto divague llega a la conclusión de que había sufrido una horrible pesadilla.

Una pesadilla que se alimento de su mas grande temor hasta el punto de atemorizarla e incluso tal vez podría haber sido un trauma que volvió a ella con aquel simple contacto entre el recuerdo y la pesadilla.

—Tranquila.—hablaba en voz baja mientras procedía a abrazarla.—ya paso, todo fue una horrible pesadilla...esos es todo...

Aunque su tono de voz fuera tranquilizante y que la manera en que lo decía parecia resultar cierta sabia que no era así, lo sintió real, lo revivió como nunca antes había sucedido. Temió por su vida nuevamente y aquellos recuerdos oscuros volvieron a la vida mientras ella volvía a estar vulnerable. Fue marcada nuevamente por el trauma.

Ahoga sus lamentos en el hombro ajeno, aferrándose a la personalidad de América para no sentirse sola y desprotegida, necesitaba el calor que el cuerpo ajeno podría brindarle como seguridad además del resguardo de sus fuertes brazos cubrir su débil cuerpo lleno de marcas, cicatrices de gran magnitud y leves contusiones que nunca hasta el momento perdieron su color violeta.

América simplemente correspondía el abrazo que protagonizo la hebrea, aquel que buscaba protección y seguridad además de calor, aquel que simplemente borraba por un instante casi efímero los crueles recuerdos de una experiencia bastante grotesca.

Sus rizados cabellos se enredaban en sus largos dedos a medida que pasaba su mano por su cabellera dando leves caricias a su cabeza, sintiendo como Israel aún temiendo por la sensación buscaba más, estaba hundida en ka tristeza, en el temor y el pavor de algo que hasta el momento permanece como una enorme incógnita ante sus ojos.

Las pesadillas quedan esperando en ma habitación su ida, esperan ansiosas volver a su trabajo rutinario. La sombra proyectada y nacida del miedo y el horror espera ansiosa volver a vivir nuevamente aun siendo una pesadilla en los sueños de la hebrea, espera ansioso volver a sentirse vivo, sentir su cuerpo nuevamente y sentir del mismo modo los aspectos y escenarios tan latentes en la mente ajena, aun siendo esta por un lapso limitado es mejor vivir sin existir realmente que vivir en el olvido.

Los escenarios muestran claridad ante sus ojos, puede verlo sonreír en plena oscuridad, lo distingue y sus ojos se abren como platos aterrorizados, sus pupilas se dilatan por el pavor de solo volverlo a ver, aquellos ojos que tienen un brillo color carmín muy hipnotizante cual fuese los vivos ojos de una bestia de fuego infernal sedienta de sangre y llena de odio y rencor. Esa forma penetrante en como la mira la inquietan porque siente su alma arder en una llamarada del cual no hay escape. Aquella entidad oculta en la penumbra de la habitación pone el dedo índice de su mano derecha sobre el medio de sus sellados labios dando a entender que debe permanecer callada tal y como ha permanecido los últimos años de su vida.

Cierra sus ojos fuertemente viéndolo evaporarse en el aire, sus labios pronuncian en el idioma que aprendió la misma suplica solo que su voz se apaga a medida que cada palabra sale de su boca.

—'akhrajah min rasi min fadlik....

Una noche de pesadilla...una inolvidable.