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Un pequeño susto
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Nueva York,30 de noviembre de 1947,Central Park,09:30 am.
¿Puede la belleza del paisaje blanco ponerla triste pese a que su mayor sueño se ha hecho realidad? Es una pregunta que en su mente circula mientras divaga por un lugar donde muchas personas al igual que ella caminan y se sientan en bancas bajo la extinta sobra de un árbol muerto pero a la vez vivo.
Su amabilidad en la forma de hablar la han llevado a que ahora tenga en sus manos con el escaso dinero que cambio un delicioso capuchino que calienta sus manos congeladas por el frío,paisaje blanco y puro nunca antes visto es la maravilla de las maravillas que haya ella podido conocer,caminar por aquel lugar llamado Central Park es algo nuevo para ella,hace mucho tiempo no había sentido el toque de la libertad sobre su cuerpo,paso su vida encerrada cual prisionera ella fuese.
Conforme va caminando se sienta en una de las tantas bancas del lugar,alimentar a aquellas aves de plumaje gris y collar de esmeralda es una de tantas cosas nuevas que estaba haciendo en este preciso instante,el sol aunque moribundo destella rayos que brindan cierta luz intocable ante sus ojos, hay vida y alegría, dichosa libertad que nunca había tenido el placer de conocer.
Sin cadenas,sin ataduras,sin torturas,sin recriminación a lo que puede desear,aun así aquellos pensamientos negativos se borran con su hermosa sonrisa.
Dicen que la sonrisa de una mujer puede alegrar el día a cualquier hombre que la contemplase en su mas hermosa faceta,aun con aquel simple gesto ella se vería sublime e inalcanzable.
Sentada ante el paisaje,alimentado a aquellas aves se sienta a observarlas como consumen el alimento,como mueven sus alas para elevarse hasta lo mas alto del cielo,vuelan libre,lo único que le falta a ella para ser totalmente libre son alas,así podría alejarse del sufrimiento y vivir la armonía que siempre deseo.
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Llega agotado, se nota por la forma lenta en que camina,como su postura se declina,solo había ido a hacer algunas diligencias y de paso a discutir con los árabes, algo que fue de improvisto pero necesario.
Se sienta en el cómodo sillón de su sala observando la chimenea,aquel fuego intenso que calienta su cuerpo,sostiene en una de sus manos un poco de café que se preparo hace poco,desde que llego dejo el maletín a un lado suyo y se fue a su espaciosa y lujosa cocina a preparase algo de beber en este frío,podía haber llamado a la israelí para que lo acompañase y así saber algo mas de ella pero pensando en que seguía aun dormida la dejo así.
Su mente lo lleva al preciso instante en que la conoció mientras ve que en las brasas como el carbón va consumiéndose de a poco,haberla conocido parecía una obra del destino mismo,era tan tímida,tan inocente,tan sumisa,aquellos ojos enormes que posee son inquietantes al igual que su mirada penetrante,los orbes que intercalan en un color a otro lo hipnotizan.
El orbe del ojo derecho es del color de la miel,idéntico a charcos de aquel viscoso y dulce líquido elaborado por insectos que sin ellos no abría vida en el espacio en donde existe.
El orbe del ojo izquierdo es del color del cielo,celeste,uno tan hermoso que no existe en la tierra,se podría definir como el espejo mismo del cielo,un pedazo del espacio sobre sus cabezas en los ojos de una persona tan pura como lo es ella.
Sus labios finos y algo carnosos son inquietantes, muestran una sonrisa perfecta,una gentil,una hermosa cuando esta feliz y un semblante triste y deprimente cuando esta preocupada o triste,tal y como la había visto al entrar a las instalaciones de la ONU.
Sus cabellos son rizados,intercalan entre el color azul y el blanco y cuando están sueltos juegan con el viento de una forma embriagante,su cuerpo posee un aroma a jazmines y vainilla, toda una exquisitez.
Pero ¿por que pensaba así de ella?
Aquellos pensamientos pueden sonar obscenos tal vez o que buscan mas allá de lo que se deja ver,pero de algún modo sabe que el alma de aquella muchacha es mas pura que la suya o eso es lo que pretende creer.
Pasan las horas,minutos tal vez,menos diez para las diez para ser exacto y algo inquieto se dirige al segundo piso para despertar a la israelí y que se pueda servir un delicioso desayuno.
Sube las escaleras con lentitud,aun esta algo cansado,conforme sus pasos se acercan a la habitación en aquel ancho pasillo siente una extraña sensación, una de vacío,toma el picaporte y le da una ligera vuelta percatándose que en la habitación ni hay nadie,todo esta tal y como había estado días antes que la israelí se hospedara en su mansión, con cierta preocupación empieza a buscar en las múltiples habitaciones de su morada sin éxito de encontrarla.
¿Donde pudo haberse metido?¿sera que Palestina se atrevió a secuestrarla?.
Fueron dos preguntas y suposiciones que rondaron su cabeza,el segundo sonaba razonable ante la repentina amenaza del palestino hace poco,su rostro mostraba seria preocupación en donde podría estar o en donde la pudo recluir,sus hermosos ojos azules como el océano se mueven de un lado a otro,toma sus gafas oscuras para ocultar su miedo mientras su rostro muestra seriedad y serenidad cubriendo aquella debilidad suya.
Tenía miedo de que algo mala le hubiese sucedido a la judía.
Toma su abrigo con el cual hace poco había salido y sale nuevamente de su casa,la buscaría en primer lugar por las calles,tal vez solo había salido a pasear,eso esperaba que fuera verdad.
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-Israel!.-vocifera en las calles,intentando saber si por las mismas ella se encuentra caminando.
Comienza a entrar en pánico, era una responsabilidad enorme resguardar a alguien a quien medio mundo árabe odia,poco a poco empieza a pensar en la posibilidad de un secuestro.
Camina apresuradamente,parece un loco vociferando el nombre de una cuidad tal vez o un país de otro lado del mundo,sus pasos se aceleran y el cansancio es algo inevitable.
Se sienta en una de las bancas del famoso Central Park para tomar un respiró, a su lado hay una hermosa mujer sentada que alimenta a las aves del lugar,puede ver la alegría en sus ojos cuando voltea a verla,el brillo maravilloso que posee,aquella delicada forma en que las alimenta y se queda observando como alguna de ellas se posa en su mano que reboza de alimento para las mismas.
Aquella vestimenta la conoce a perfección, poco a poco va dándose cuenta de que es parte del armario,de aquellas ropas femeninas que dejo en el armario de la habitación en la cual hospedo a la Israelí.
-Israel?.-pregunta mientras se le queda observando atento.
Aquella mujer voltea a verlo y efectivamente era ella,era Israel,se veía mas hermosa que la primer vez que la conoció con aquellos atuendos que parecían estar hechos a su medida y para ella misma.
-Oh,hola América. -dijo con notoria alegría y sorpresa.
América estaba algo sorprendido ante su voz,la escuchaba hablar aquel idioma que los latinos hablan,su voz sonaba dulce y angelical,la sola sensación de haberla perdido y descuidado lo habían perturbado a tal grado de que si le hubiese pasado algo jamas se lo perdonaría y hubiese cobrado venganza.
Ante su preocupación esfumándose decidió abrazarla con todas sus fuerzas,en tan poco tiempo era imposible no agarrarle cariño a la judía,era dulce,amable,gentil,carismática entre otros aspectos que la hacían ver tierna e inocente.
Sentía el frágil cuerpo de la fémina entre sus brazos,era tan frágil como la porcelana,la abrazo con delicadeza cuando paso aquello por su cabeza,no quería romperla,no quería dañarla.
Israel por su parte correspondió el abrazó, estaba algo sorprendida por tan repentina muestra de afecto que no dudo siquiera un instante en corresponder.
-Me asustaste mucho Israel,no lo vuelvas a hacer por favor. -comento con cierta preocupación mientras mantenía el abrazo.
Israel por su parte no entendía el porque de sus palabras mas solo asintió y hablo suavemente mientras inconscientemente se aferraba mas al cuerpo masculino de América,apoyándose su cabeza sobre el pecho del americano que la abraza gentilmente, una sensación de seguridad recorre su cuerpo provocando ligeros cosquilleos.
-Prometo no volver a asustarte América. -asevera segura mientras permanece en el abrazo sin la necesitada de escapar del mismo.
Ante sus palabras juraban algo hermoso.
Los recuerdos vuelven y las experiencias renacen en los recuerdos,promesas que se esfumaron al igual que la espuma del mar.
De cualquier forma era un pequeño susto.
¿Verdad?
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