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Una Charla de Negocios, Compañías Inesperadas, Sorpresas Maravillosas.
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Verse una vez al año era demasiado. La ansiedad los consumía sin perdón, esperando desesperadamente que el año acabe para volverse a ver como si fuese la primera vez, coordinando una fecha en un mes menos ajetreado para ambos. Siendo ya mayo era un momento propicio para el reencuentro. Después de todo debían recuperar cierto tiempo perdido para seguir conociéndose, al menos un poco de lo que realmente son.
Una charla de negocios parecía ser una buena escusa para escapar de su país e ir a tierras norteamericanas. Ya en Washington fue recibida con un fuerte abrazo y un tierno beso en los labios por parte del americano, quien en las ultimas horas la había esperado con ansias. Ambos se extrañaban mutuamente cada día en el transcurso de cada mes y durante todo el año. Esperando que terminase para volver a coordinar una fecha para reencontrarse.
—I missed you love.—sosteniendo sus manos con delicadeza los llevo hasta sus labios donde los beso reiteradas veces.—Debemos coordinar fechas para vernos más seguido.—comento divertido.
Una sonrisa se dibujo en sus labios mientras volvía a abrazarlo, sus dedos se entrelazaron por encima del cuello de sus pareja, provocando que ambos rostros se acercaran y en el acto sus labios se rozaran dando origen a otro beso pequeño pero sincero y tímido.
Aun cuando eran amigos la timidez en su ser se iba disipando y hoy siendo novios se hacia más presente, sintiéndose nerviosa cada vez que estaba a su lado, aveces sintiéndose intimidada por su presencia tan ¿extraña? ¿Caótica? No sabría decirlo porque es complejo descifrarlo. Es una persona diferente pero igual a las demás, un tanto egocéntrico como aveces sarcástico y divertido, lleno de emociones que nunca deja salir de su corazón y las reprime para no verse vulnerable y/o débil. Un hombre hermoso que él mismo se dice que esta vacío por dentro, que su apariencia se remonta al solo hecho de parecer "cool" frente a los demás, imponiendo estilo y moda. Siendo la comidilla de los demás, siendo despreciado...y a la vez admirado, odiado, envidiado.
Pero ahora era diferente. En una cafetería cercana al aeropuerto ambos toman un pequeño desayuno, convidan su grata compañía conforme sus miradas rebuscan en el fondo de sus esencias aquello que más los atraen, buscando su origen, el origen de sus miedos y de sus alegrías. Una travesía longeva, en el camino hallan hechos del pasado que los conectan de manera indirecta, compartiendo casi una misma infancia. Sin conocer como fue uno de sus progenitores, sin tener la menor idea de sus pasados primigenios.
—Y...de que hablamos?.—rompio el grato silencio con su pregunta, de hecho quería saber más a profundidad sobre el negocio que venia a tratar.
—Apoyo tecnológico, he visto que has crecido bastante en tan poco tiempo, quisiera colaborar con tu avance ofreciendo intelectuales que te ayuden.—comento con tranquilidad mientras removía con su cucharilla el café que tenia sobre la mesa.—ademas de ello, también quisiera un poco de lo que es parte de tu armamento bélico, en especial los cazas.—el interés era muy obvio tanto en sus palabras como en su mirada.
Ella se quedo en silencio, de hecho podría hasta darle todo lo que pidiese pero no le pertenecía, le pertenecía a su gobierno y a su gente.
—Creo que te asuste.—divertido esbozó una ladina sonrisa.—lo que quiero es solo un modelo de tus cazas eso es todo, a cambio te seguiré apoyando con un poco de dinero para tu avance, aunque si no lo deseas no importa. De todos modos te seguiré apoyando.—estiro su mano derecha sobre la mesa y sostuvo la ajena con sutileza.
Ella lo pensó un instante, debía darle una respuesta.
—Lo pensare, hablare de ello con mi gobierno.—con su característica sonrisa sencilla fue suficiente para disipar cierta tensión en el ambiente ante semejante petición.
Ambos desayunando con tranquilidad, continuaron sin siquiera volver a hablar o mirarse hasta que de un momento a otro, quien divagaba con su mirada, distrayéndose con la decoración del lugar cruzo mirada con alguien totalmente inesperado.
—¿Brasil?¿Grecia?.—confundida agudizo su vista, su enorme sonrisa como sus cuestiones captaron la atención del americano.
América volteo y en sí, eran ellos.
Israel se levanto de su sitio y corrió en dirección a los mencionados quienes también la vieron y la recibieron con los brazos abiertos. Por una parte Brasil la abrazaba efusivamente, dando un ligero giro con ella entre sus brazos mientras que el griego repartía unos cuantos besos en sus mejillas, no sin antes abrazarla y hacer lo mismo que había hecho el brasileño.
—¡Que sorpresa!¿que los trae por aquí?.—la alegría que desprendía era contagiosa, tanto que los dos hombres que tenia en frente no paraban de sonreír.
—Simplemente vine por turismo, justo en el aeropuerto me encontre con Grecia.—comento divertido el brasileño mientras empujaba con el codo de forma divertida al griego.
—Por mi parte debo decir lo mismo que Brasil, en esta época del año las playas son una maravilla!.—hizo un ademán con sus dedos cerca de sus labios, su coqueta sonrisa empezaban a molestar al americano.
Curioso y molesto al mismo tiempo decidió acercarse al pequeño grupo en donde se hallaba Israel, poniéndose nuevamente sus gafas sus pasos se aceleraron para llegar hasta la presencia de la judía.
—Hello!.—saludo con una sonrisa forzada, cuya mirada tras aquellos ventanales oscuros era de muerte.
Ambos hombres lo saludaron, dejándolo de lado mientras hablaban con la judía quién les prestaba más atención a ellos que a él. Tal vez no se hubiese puesto celoso si ella no hubiese sonreído ante sus anécdotas, no se hubiese puesto inseguro de no ser porque el brasileño la abrazo por encima del hombro y ella ni se inmuto, tan solo sonreía del mismo modo en que lo hacia para él. Tal vez la sonrisa que había en su rostro no se hubiese desvanecido convirtiéndose en una linea recta de no ser porque el griego paraba más cerca de ella, acercándose siempre a ella y dejándolo de lado mientras salían de la cafetería hacia la calle.
—Y...que me cuentas Grecia.—curiosa se acerco más al griego que simplemente le sonrió coqueto, acercándose a su oído y susurrándole algo que la hizo sonreír de una manera exuberante. —¿¡en serio!?.
El griego asintió mientras que la fémina lo abrazaba de forma cariñosa, algo que puso de mal humor al americano. De hecho empezó a enfadarse conforme ella se hacia cariñosa con ellos, conocía que era amigable con casi todo el mundo pero se sentía celoso por no ser el motivo de sus sonrisas tan distintas a las que conocía, por la forma en que se desenvolvía con ellos de forma explosiva. Divertida y divirtiéndose con la compañía de aquellos dos que parecían aprovecharse de su ingenuidad.
—Tengo una sorpresa para ti Israel, de hecho..—empezó a sacar de su mochila una pequeña caja, una pequeña envuelta en una pañueleta blanca.—por mi paso temporal por la India compre esto, de hecho solo lo hice para coleccionar un recuerdo de mis viajes pero creo que te sentara muy bien.
Abrió aquella caja y de ella saco unos hermosos pendientes de rubí, hechos de oro que relucirian en su piel. Detalles hechos a mano con minuciosidad, la pedrería era una obra de arte, el rubí estaba totalmente intacto, como si lo hubiesen sacado de la tierra misma en aquella forma.
Él se las coloco con delicadeza, Grecia acomodo su rizada cabellera para que el brasileño se las pusiera sin incomodarla. Aquella acción fue la gota que derramo el vaso de la paciencia que tenia el americano. Tal vez esta seria su primera pelea, tal vez podría por su enojo ponerle fin a su relación.
—Nos vemos Israel, visitame uno de estos días, navegaremos en velas por el Egeo.—le guiño un ojo divertido, sacándole una risa divertida a la fémina.—Hasta pronto!
—¡hasta pronto, que la pasen bien en su travesía por América!.—se despidió, haciendo un ademán de despedida.
Por otra parte el americano emprendió marcha dejándola sola, bueno, intento pero fracaso. Era un tiempo para ellos solos, un tiempo para compartir entre tantos en los que ni siquiera pueden hablarse. Debia tranquilizarse, ponerse sereno y analizar las cosas. Después de todo ella lo ama a diferencia del cariño fraternal que le tenia a aquellos dos, pensar en que sus sonrisas son especiales cuando el brillo de su mirada refleja el amor que le tiene. Su timidez cuando en el roce de sus labios generan un beso tierno a diferencia de aquellos amigables que repartió en las mejillas de aquellos hombres.
—¡America!.—escuchó su llamado no muy lejos de él. Detuvo su caminar y la observo fijo, viendo como corría para estar a su lado, como lo miraba con extrañeza mientras sostenía su mano con ternura.—¿A donde ibas?.
—Solo decidí darte un pequeño espacio con tus amigos, eso es todo.—se excusó encogiéndose de hombros divertido, esbozando una sonrisa amena en sus labios.
Ella sonrió y le dio un pequeño beso en la mejilla, algo que lo hizo sonrojarse a pesar de estar semi acostumbrado a aquellos diminutos detalles que significan mucho viniendo de ella.
—Te sientan bien aquellos pendientes.—elogio sosteniendo su rostro. Como el azul de sus ojos sucumbía en la tranquilidad de la pacividad al reflejarse en los distintos que su pareja poseía.—sabes, he pensado en que debemos formalizar nuestra relación. —alejo sus manos de aquel rostro para sostener sus delicadas manos.—solo piensalo sí...
Tal vez aquella sonrisa en su femenino rostro era una clara respuesta ante su propuesta que resultó ser una sorpresa entre muchas otras, pero, a pesar de quererlo mucho existe un pequeño sentimiento de recuerdo hacia quien ya partió que le impide brindarle una respuesta en este preciso instante. Necesitaba tiempo, un tiempo crucial que pronto la premiaría.
—dame un poco más de tiempo ¿si?.
—Esperaré el tiempo que sea necesario my beautiful lady...
Un beso de despedida, tanto entre muchos que se han dado no hace la diferencia pero si marca un antes y un después en su relación. Querían compartir aun más sus vidas juntos. Pasar de un amor secreto a ser uno oficial ante los ojos de sus más cercanos cosa que era muy obvia.
La sorpresa más grande de sus vidas estaba a punto de suceder.
Fin del 2017.
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