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Álgidos recuerdos en Invierno.
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【ⅠⅠ】
Nueva York-Manhattan,30 de noviembre del 2009, Parque Adirondack, 13:30 am.:
Habían tenido un casi largo viaje hasta el norte de New York, todo porque él quería sorprenderla con un hermoso paisaje blanco más bello que el de la ciudad, más bello que todas aquellas luces de los rascacielos iluminando los copos de nieve que se van acumulando sobre las aceras y avenidas.
Los puentes estaban llenos de aquel manto blanco por doquier, una ligera tormenta les había dado un álgido beso en sus mejillas, obligándolos a acercarse más el uno al otro para obtener calor.
Que hermoso era caminar a lado de ella entre los grandes arboles secos y con nieve a sus alrededores, el sendero estaba descubierto y la belleza del invierno podía ser apreciada ahí. Cuan maravillada se iría Israel de sus tierras al ver aun vida entre la muerte que supone el invierno.
Ella de separo de su lado caminando con rapidez por los alrededores, corriendo con ligereza delante suyo deteniéndose para observar la carente vida que subsiste en el frío. Venados se dejaron ver por ellos y escaparon al mínimo intento de acercarse, algunos zorros divagaban con su llamativo naranja mientras el trinar de las aves escaseaban y solo el lamento armonioso del bosque podía oírse.
—Esto es hermoso!.—exclamo, haciendo eco con su voz en los alrededores sacando una que otra pequeña risa a su anfitrión.
Mientras camina divisa una flor extraña en el camino, resalta por su brillo, por su llamativo color que lucha por sobrevivir del frío. Una entre muchas que han perecido pero que persistía por su obstinación a morir. Poniéndose de cuclillas aparta la nieve con cuidado, sacándose los guantes toma entre la palma de sus manos aquella flor, arrancándola del suelo y observándola aun más de cerca. Su acción había llamado la atención de la israelí que con su curiosa mirada se había acercado a él, frente a frente, mirándose con detenimiento mientras que aquella flor es cruelmente abatida por la brisa. Un no se que despierta en ella y lo que conoce él se hace aun más fuerte. Lo primigenio de aquel sentimiento era muy hipnotizante, muy cautivante...demasiado único y perfecto.
Él puso aquella simple flor roja sobre la cabellera de ella, con delicadeza lo puso sobre sus rizos bicolores, adornando su cabeza con el ultimo ápice de vida que quedaba en el lugar, haciéndola lucir aun más bella de lo que era con un simple objeto.
—Ven, te enseñare algo divertido!.—tomo de su mano y la llevo casi corriendo hasta un ligar apartado del sendero.
Tal vez era el corazón del mismo parque o siquiera una parte pequeña cercana a la civilización a donde la había llevado. Curiosa observo como el americano arrodillado sobre la nieve formaba tres especies de esferas, una más grande que la otra.
—Que haces?.—la curiosidad le gano, acercándose cada vez más para ver lo que hacia su acompañante.
—Un Snowman.—respondio divertido.
Captando aun más su atención de acerco a observarlo aun más de cerca, viendo que con cada objeto de la naturaleza salia una especie de hombre hecho de nieve, claramente como si fuese el dibujo de un niño de cuatro años pero en 3D.
—Mira que bien luce son su sonrisa!.—Se recostó justo a lado de aquel monigote, suspirando con satisfacción mientras cerraba sus ojos por un instante.
Sus brazos se movían de arriba a abajo mientras que sus piernas se abrian y cerraban.
Los recuerdos vuelan a su mente al hacer aquello, recordando su infancia, recordando cuando con su hermano hacían diversos ángeles sobre las nieves mientras su padre los buscaba por haber faltado a "clases" para hacerse más cultos y/o educados que cualquier otro que no perteneciera a su familia.
—Y...que es lo que haces ahora?.
—Es un ángel de nieve.—paro sus movimientos y se levanto de la nieve, permaneciendo aun sentado sobre la misma.—Intentalo, es muy divertido!.
Retomando su acción ceso sus movimientos mientras su acompañante lo miraba extrañada, le resultaba raro hacer algo así pero quería intentarlo, por más absurdo que resultase lo quería hacer.
Con inseguridad se recostó sobre la nieve y copiando aquellos movimientos sintió alegria al hacerlos. Sus brazos parecían alas en su imaginación y con ellas se alzaba sobre el cielo, sus piernas flotaban mientras servían de impulso para alcanzar el cielo.
—Es divertido!.
Pasan las horas, pasan los minutos y el cielo se torna gris, con una escasa presencia del sol escondiéndose tras las nubes con cobardía. Al terminar de hacer aquello se levantan de la nieve, primero él para luego ayudarla a ella a reincorporarse. Observando con alegría aquello que hicieron sobre la nieve, inconscientemente tomandose de las manos nuevamente.
Pasean hasta que el sol empieza a ponerse en el horizonte, reinando un claro azul oscuro anunciando que pronto llegaría la noche.
【18:45pm】
Un largo viaje de regreso, en un silencio casi incómodo, satisfaciendo a aquel que siente celos a pesar de estar muerto. Es su dama, el amor de toda su existencia, por quien había dado su vida. Nadie la merecía, era demasiado para cualquiera y temía que aquel ser que la acompañaba era un rival con quien no podía luchar ¿cómo podria?.
A pesar de ser casi de noche ella se recostó sobre la nieve del jardín de su gran mansión, observando como de a poco en el cielo se presentaban las primeras estrellas de la noche, una mas brillante que la otra y entre todas una más grande que ninguna. Dibujando o tal vez trazando entre las estrellas un dibujo o una imagen. Tal vez escribiendo un mensaje o recordando a alguien.
América se acerco a ella y copio su acción en silencio, dibujando y copiando los trazos invisibles que aquella mano cuyo dedo índice dibuja sobre las estrellas. Lo trivial es un corazón que se forma con el trazo de sus dedos, mientras más cerca están más notorio es el sentimiento que los embarga, sintiéndose extraños y nerviosos. Un corazón invisible sobre las estrellas, dos dedos que se encontraron desde el principio hasta el fin.
—Siempre me han fascinado las estrellas.—comenta con anhelo, suspirando mientras sus manos descansan sobre su abdomen.—Creo que la más brillante de todas ellas, es mi padre...
Él procede a sacarse las gafas de forma lenta mientras voltea a verla, hay sentimiento en sus palabras, la añoranza o tal vez el anhelo de poder siquiera imaginar a quien no estuvo para ella por que se lo negaron.
—Cual de todas esas crees que sea?. —extendio una de sus manos moviéndola de forma horizontal sobre el firmamento.
Ella miro detenidamente el firmamento, analizando cada una de ellas con detenimiento.
—Esa.—señalo la que estaba justo alado de la naciente luna.—Creo que esa es mi padre...
—Lo extrañas... ¿Verdad?.
—Lo extraño mucho...es la persona que más extraño aun sin saber como era...
Sentimental y compasivo tomo con su mano la mano ajena, intentando calmar su dolor, uno que parece ser eterno...uno que no tiene fin...una herida abierta que tal vez jamas cicatrizará.
—Sabes, cuando me siento solo en el mundo me pongo a pensar, en como seria el mundo si no estuviese...
—Y eso te hace sentir mejor?.
—La verdad que no, hay felicidad cuando no estoy, puedo sentirme feliz aun cuando ellos me odien o hablen mal a mis espaldas...no es mi culpa ser así....
—Asi como?.
—Asi, tan egocentrista o muy extravagante o codicioso como dicen otros...tal vez esa es la forma en que me hice a mi mismo...
Ella se reincorporó, cruzó su mirada con la de él, lo tomo de las manos con amabilidad y ternura.
—No se porque te odian, para mi eres un buen hombre. Amable y gentil, buena persona conmigo y con México, alguien compasivo y simpático. Tú eres tú, nadie puede vivir para hacer feliz al mundo entero. Somos diferentes tal y como somos, perfectos ante los ojos de Dios y solo eso importa.
El sonrió cálidamente, dejando de sentirse una basura o inferior de una vez por todas. Aun recostados sobre aquella nieve presencian la noche.
—Israel...—la miro y ella correspondió su mirar.—como hiciste para superar tu miedo?.
Ella sonrió, una pequeña sonrisa mientras devolvía su mirar al cielo.
—Lo perdone.—respondio.
Él se quedo asombrado por aquella respuesta. Mudo por lo increíble que era su respuesta.
—Apesar del daño que te hizo, lo perdonaste?.
—El perdón es el arma más fuerte con la que vive el ser humano, es aquel arma que puede derrotar al enemigo sin siquiera tocarlo, puedes herir su alma con solo hacerlo y purificarla al mismo tiempo.—entrelazo sus dedos cerrando sus ojos.—solo así somos capaces de sobrellevar el dolor...solo así podemos vivir en paz con nuestra conciencia.
—Y, olvidaste todo lo que te hizo?.
—Perdonar no se trata de olvidar. —abrio los ojos y tomo una de las manos ajenas entre las suyas.—por más daño que me hubiese hecho es malo recordar lo malo que fue en vida, hablar sobre las maldades que hizo en vida es malo, él descansa ahora en paz porque hice las pases con mi pasado. Su alma por fin descansa...
Suspiro aliviada mientras acariciaba la mano de su acompañante.
—Olvidar es la peor forma de matar a alguien, aun cuando muere vive en el recuerdo y borrar aquel recuerdo es la peor forma de acabar con su existencia.—solto cerrando nuevamente los ojos, viendo en su inicio del sueño a su amado Reino que sonreía al verla nuevamente. —Jamas he de olvidarte Egipto...—murmuro antes de caer dormida.
América la miro, había escuchado perfectamente aquel nombre, tal vez su rival. Uno que sigue con vida y que vive muy cerca de ella. El corazón se le acelera y los sentimientos se aglomeran, dejándolo confundido.
Después de todo pasaba un tiempo cerca a ella, a pesar de que viva entre los recuerdos de un pasado que no esta dispuesta a soltar.
Sacándose de aquel agarre con sutileza se reincorpora y la toma entre sus brazos, después de todo debe velar por su seguridad.
Después de todo asumió la dura realidad de amarla a pesar de que ella amase a alguien más y que viviera recordándolo cada día. Vivo y no así muerto.
Que errado estaba...
(Fin del 2009).
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