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Navidad, una fiesta muy singular.
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【ⅠⅠ】
25 de Diciembre del 2008, Washington - Estados Unidos, 20:05pm.:
Copos de nieve se hacen presentes en el cielo, las copas de los árboles secos se han visto decorados con la algidez de un manto blanco conocido como nieve. Hace frío por las calles mientras que en los hogares existe la calidez de la hoguera y la fraternidad. Villancicos se escuchan en las puertas de algunos hogares aunque algunos optan por poner discos con los mismos villancicos que la gente regala de puerta en puerta.
Sentada frene a un gran ventanal observa en silencio como la nieve cae frente a sus ojos sobre la superficie del suelo que alguna vez fue un hermoso jardín. Sus manos que sostienen una taza caliente de chocolate con leche, llevan la bebida hasta sus labios y consecuente hacia su boca. Otro año más que pasa sin poder olvidarlo a él, más halla de Egipto hubo otro en su vida. Alguien distinguido, alguien único... Alguien hermoso que acabo convirtiéndose en algo hórrido.
Una de sus manos sostiene aquella taza mientras otra dibuja sobre la ventana un corazón a la mitad. Aun sufre por su partida, aun sufre por quien la desilusionó. Los monstruos no nacen, se hacen.
Mientras queda ahí, perdida en sus ideas la fiesta sigue su curso con varios invitados charlando entre ellos, cada uno contando anécdotas de sus vidas. Algunas graciosas en su mayoría mientras otras relatan proezas o hazañas de sus gobiernos. Para mas de uno era una oportunidad de fortalecer lazos fraternales como diplomáticos, para algunos era la oportunidad perfecta de acercarse a quien querían pero que no se atrevían a declararse abiertamente.
—Te gusta ¿verdad?.—surgio el comentario de la mexicana tomando por sorpresa al americano.-no te hagas que ya me di cuenta.
¿Pudo haber sido tan evidente su atención hacia la judía que todo el mundo se había dado cuenta o simplemente solo era ella?. Tal vez su silencio ante su pregunta era una respuesta muy clara y obvia.
—But what are you saying!?, simplemente observo como de magnífica quedo mi decoración este año.—se excuso intentando no sonar nervioso. Sus gafas oscuras ocultaban el pánico en que se hallaba su alma.
México lo miro entrecerrando sus ojos, no estaba convencida de su respuesta pero prefirió no seguir indagando y/o insistiendo en su pregunta. Idearía un plan que no fallaría, solo así saldría de dudas. Tal vez solo así le daría el empujón necesario que necesitaba para desenvolverse y dejar de ser tan egocentrista.
Suspirando con alivio pensando en que se había librado de las preguntas de la mexicana que no fueron muchas se arrepiente al ver que la misma se ha acercado a Israel. El nerviosismo más extraño de su vida se hace presente ¿por que le afectaba tanto que se le acercara a ella?¿por que se sentía nervioso cuando oía su nombre o ideas relacionadas a ella?¿acaso México tenia razón y el no quería darse cuenta de ello?. Preguntas y más preguntas lo dejan atónito mientras bebe con rapidez su bebida sin percatarse de que aun seguía caliente.
Por otra parte Israel escuchaba las graciosas anécdotas de la mexicana, una hermosa mujer tan graciosa y amigable. Llena de carisma envidiable, una que enamoraría a cualquiera, sin duda alguna era una mujer espectacular.
La fiesta transcurre con tranquilidad hasta que llegan las 21:00 de la noche, todos son llamados al centro de la sala donde es decorada por un enorme árbol adornado con lujo, un pino convertido en decoración de una lujosa mansión.
—Es hora del amigo secreto!.—vocifero la mexicana sorprendiendo a los demás, más aun a la hebrea.
Todos los presentes tenían en sus manos unos regalos que la mayoría de ellos habían traído a excepción de la judía a quien se le había ofrecido un regalo de cortesia para regalar. Cada uno sacaba de un bol unos papelitos que tenían escritos los nombres de los presentes, todo estaba arreglado entre ellos. Algunos habían intercambiado los nombres para que quedasen en las personas correctas, todo ya estaba ideado.
Pasaron algunos minutos hasta que llego su turno, en sus manos estaba aquel papel que había intercambiado con Canadá y al desenvolverlo vio que le había tocado Israel. Estaba nervioso y no sabia el porque, era algo que lo molestaba con clara razón, odiaba sentirse así.
Con seriedad se acerco a ella y le ofreció aquel regalo con una forzada sonrisa en el rostro, estaba feliz pero aquella sensación abrumadora lo estaba molestando.
—Merry Christmas Israel!.—menciono casi serio pero en voz baja, la conversación de los demás había ayudado para que su molestia no se hiciera perceptible ante la judía.
Israel por su parte agradeció el presente ofreciéndole el que llevaba al americano.
—Feliz Navidad!.—un abrazo además de un pequeño beso en la mejilla ajena fueron suficientes para poner colorado al americano.
Nadie lo vio, nadie a excepción de sus mas cercanos lo vieron totalmente rojo. Como si fuera un infortunio o mala jugada del destino alguien había puesto sobre su cabeza un muérdago, tal vez en forma de juego o por simple diversión lo habían acercado a Israel. Vaya momento incomodo en el que se hallaba. Como era casi ley darse un beso si estabas bajo un muérdago lo mismo se hizo presente entre ellos. Todos observando, todos intimidad no a quien ahora borraba su sonrisa.
¿Como podría regalar un beso frente a miradas curiosas que observan con impaciencia como se proyecta? ¿Como seria capaz de hacer eso cuando no se siente preparada?.
Presionados por la exigencia de los demás quien toma rienda de la situación es el americano. Un pequeño beso en la mejilla de la hebrea es suficiente para callar a las masas que lo solicitaban, uno que deja helada y atónita a Israel.
Fue cálido y tímido, sencillo y precipitado, inesperado...
—Awwww.—dijeron todos al unísono.
Ella simplemente emitió una pequeña risa mientras abrazaba de forma amigable al americano quien correspondía. Todos compartían felices la calidez de la chimenea y una amena conversación. A diferencia de ellos, simplemente, uno a lado del otro observaban con tranquilidad el paisaje de las calles a través de aquel ventanal. América, perdido en sus pensamientos no se dio cuenta de que Israel se había ido de su lado en compañía de México pero si se había percatado de la extraña mitad de un corazón dibujado sobre la ventana, un simple trazo que iba desapareciendo llama su atención.
Con una de sus manos señalando con el dedo índice de cerca empieza a completar aquello que yace incompleto, tal vez una señal, tal vez una simple forma de distraerse y tal vez descifrar lo que existe dentro de su ser. Una sonrisa se forma en su rostro mientras va quitandose aquellas gafas dejando ver su pacifica mirada azul.
A través del reflejo la observa, la forma en que sonrie ante tal vez los chistes de la mexicana, la forma en que bebé o el simple hecho de oír con cuidado su sonrisa o de ver su apariencia le hacen dar cuenta de algo, es diferente sin lugar a dudas... Es única...es perfecta.
De pronto aquella imagen percibida desde hace tiempo desaparece. Deja de verla como una hermana, tal vez una niña o una amiga y empieza a verla con otros ojos, de una forma distinta. La empieza a ver con amor, la ve como mujer...
Por más que empieze a negarse a aquella idea tan verídica pronto sucumbiría a la verdad cuando ya sea inevitable callar la verdad. Estaba enamorado, no había duda de eso.
Todo, apenas comenzaba.
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