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Lay no podía quitarse de la cabeza el rostro de Sehun y no sabia como resolver las verguenzas que habia pasado. Casi habia llegado a casa cuando se le ocurrió una idea. Se bajó en la primera parada del autobús y regreso al instituto corriendo como loco. Llegó a la verja en el instante que los perfectos salían, jadeando y con el dolor en el brazo por el esfuerzo se dirigió a uno de ellos.

―¿Ya se ha ido Kyungsoo, el secretario?


El perfecto no lo sabia y le aconsejó que fuera a ver, pero tenía que darse prisa , sino se quedaría encerrado en el edificio. Lay subió a toda velocidad las escaleras, corriendo el riesgo de desnucarse, pero alcanzo al secretario, un hombre bajo de unos treinta años, que estaba saliendo de su despacho para irse a casa.



―¡Kyungsoo, Kyungsoo, Kyungsoo, te necesito, por favor, es una emergencia!

―Oye, ¿que pasa? ¿De verdad es importante? Iba a cerrar ya es tarde.―el hombre parecía un poco molesto.

―¡Es un asunto de vida o muerte! ―exagero Lay, preocupando a Kyungsoo, que espero a que el muchacho se calmara y recobrara el aliento.

―¡Yixing, no me digas que te metiste en un lio, como siempre!―exclamo nervioso.

Lay habia corrido mucho, el bazo estaba a punto de estallarle y tenía la garganta seca. No conseguía hablar, solo dijo entre jadeos.

―Necesito...

―¿Qué necesitas, un permiso para salir antes? Ni hablar esta semana ya me lo has pedido cuatro veces.

Lay, que aun no se habia recobrado, le hizo un gesto negativo con la cabeza y el otro continuo:

―¿Quieres un permiso para llegar tarde mañana?

Lay hizo de nuevo un gesto negativo.

―Entonces, ¿se puede saberse que quieres?

―¿Sabes quien es el chico que llego hoy?―logró por fin decir. todavia jadeando.

―Si, ¿y?

―Necesitaria su numero de telefono...

―¿Y crees que le voy a pedir el numero a un chico que tiene ocho o nueve años menor que yo?

―¡No que dices! El numero deberá estar anotado en los documentos de la escuela...¡no en tu agenda personal!

―Ya, claro, pero son datos personales, hijo, no puedo dartelos. ¡Me podrian meter en la cárcel, existe una ley sobre privacidad, no puedo hacer eso!

Lay junto entonces las manos como si rezara y con una expresión que movía a la compasión empezó a suplicarle:

―¡Te lo ruego! ¡Por lo que mas quieras! Es muy importante para mi, por favor tengo que llamarlo...

―Oye, ¿no se lo que puedes pedir directamente a el cuando lo veas?

Lay penso un poco: en efecto podía, pero eso significaba esperar hasta el dia siguiente, y le urgia oirlo ese mismo dia.

―Por favor, te prometo que no te pedire nada mas el resto del curso.

―¡Si, ya! ¡Y esperas que te crea! ¡Por favor! Oye, ese chico debe gustarte mucho, ¿eh?―dijo el secretario rompiendo a reír.

Lay asintió, tratando de que se compadeciera de el, y Kyungsoo en nombre del amor, se dejo convencer.

―¡Bueno, ok! Pero no le digas a nadie como conseguiste el numero o tendre problemas, confío en que lo comprenderás.

De lo mas feliz, Lay le juro que se llevaría el secreto a la tumba y ayudó al simpático Kyungsoo a buscar el numero en el archivo. Cuando por fin lo encontraron, le dio efusivamente las gracias y regreso a casa con su pequeño tesoro en el bolsillo.

Paso toda la tarde delante del telefono, sin atreverse a llamar. Cada vez que lo intentaba, colgaba antes de marcar el último numero, o bien marcaba todos los números, y colgaba en cuanto empezaba a sonar el tono de llamada.

Se sentía como un tonto y tímido niño de primaria. Nunca le habia pasado nada asi, y desde luego nunca le habia costado tanto llamar por telefono a un chico. Comprendió que le estaba sucediendo algo raro, algo muy bonito, que le quitaba el apetito y no lo dejaba pensar en nada mas.

Cuando por fin se decidió, era casi la hora de cenar. Respondió Joo Young:

―¿Diga?

―Buenas noches, ¿es la casa de la familia Oh?

―Si, ¿quien es?

―Hola, soy compañero de escuela de Sehun, me llamo Lay. ¿Puedo hablar con el?

―Lo siento, pero ahora no esta en casa. Si quieres, puedes dejarme tu telefono para que te llame cuando vuelva, o si, es urgente, te dejo su numero de celular.

―No, no se moleste, no es necesario...

―¿Quieres que le diga algo?

―No, no, no en serio, no queria decirle nada importante. Solo llamaba para saber como estaba, que hacia, eso es todo...

―¡Aaaaah, entiendo! Bueno pues le diré que llamaste, ¿ok?

―De acuerdo, mil gracias, señora, y le pido una disculpa por la molestia.

―No es ninguna molestia, hijo. ¡Adios!

La emoción de Lay se convirtió enseguida en una enorme decepción. Como no sabia que hacer, penso en llamar a Chanyeol para desahogarse un poco con el, pero luego se dijo que probablemente le propondría alguna noche de las suyas, y no se le antojaba nada.

"¡Que pensaria Sehun de mi si llegara a enterarse de algo asi! " ―dijo para si mismo , y en ese preciso instante comprendió lo imposible que era ese chico se enamorara de él ―.Maldición, hay un abismo entre los dos. El es guapo, inteligente, rico, culto, y seguramente tendra un monton de cualidades mas, mientras que yo soy solamente un pobre tonto sin un céntimo, y ademas ignorante. ¡Que injusta es la vida! ¡Nunca conseguiré que se enamore de mi! Es inútil, tengo que quitarmelo de la cabeza "

Mientras estas ideas lo angustiaba, penso en ponerse a estudiar algo, aunque solo fuera para no volver a hacer el ridiculo delante de el al dia siguiente. Se seguía tachado de idiota, pensando que tenía que olvidarse de él, cuando el telefono sonó.

Corriendo, Lay fue al salon, donde estaba su padre, y le pidió que respondiera y dijera que no estaba en casa. Temía, en efecto que fuera Chanyeol, y no tenia cabeza para enfrentarse a el ni a su sarcasmo esa noche.

Abatido, volvió a su habitacion, donde pocos minutos despues aparecio su padre.

―¡Oye, llamó un tal Sehun! Quería hablar contigo, pero le dije que no estabas...

―¿Como? ―Lay salto de la cama, no se lo podía creer―¡Repite lo que dijiste! ¿Llamó Sehun?

―Si, asi es, eso es lo que dijo. Y yo le dije que no estabas.

―Ay, papá, ¿porque lo hiciste? ―Lay se metió las manos entre los cabellos desesperado.

―¿Como que porque lo hice...? ¡me lo pediste tu! ¡Mira que estas raro esta noche!

―Papa, ¿todavia no lo has comprendido que debes hacer lo contrario de lo que te digo? ¿Porque? ¿porque? ¿porque sere tan tanto? ―y tras decir eso empezó a estrellar la cabeza contra la pared. Luego de golpe se detuvo―¡Aunque puede que sea una señal del destino! ¡La señal que no debo estar con el, si seguro!

Su padre le tendió el telefono.

―Si tanto te importa, ¿porque no lo llamas? Dile que habías salido a comprar pan y que acabas de volver. ¡Asi de facil!

El padre salió entonces de la habitacion y cerro la puerta.

―¡Claro, claro, ahora lo llamo!

Lay se decidió a marcar el numero. El telefono sonó una sola vez y Lay colgó.

"¡Uf no me atrevo! ¿Que le dijo? ¿Porque me habré vuelto tan tonto?" , se pregunto , y se dio un susto cuando el telefono sonó en su mano. 

―¿Diga?

―¿Se puede saber que quieres?

Al oír su voz, Lay empalideció. No sabia que hacer, qué decir...

―¿Eres tu?

―Claro que soy yo, Sehun, ¿quien esperabas que fuera? ¿Como puedes ser tan tonto? ¿Me explicas porque llevas toda la tarde haciendo sonar el telefono de mi casa?

A Sehun le costaba mantenerse serio, debido a las caras que ponía Valeria que estaba sentada a su lado en la cama, sacando las bolsas de la ropa que acababan de comprar.

―¿Quién yo? Bueno...pues.. no ¡te equivocas! Y oye, ¿como conseguiste mi numero?

―¡Esa pregunta te la tendria que hacer yo! El tuyo lo encontre en la pantalla de mi telefono. Y mi madre me dijo que durante toda la tarde ha recibido llamadas del mismo numero , sin darle tiempo de responder.

―Ah ya, claro, comprendo... Lo cierto es que en casa tenemos problemas con la linea telefonica, y a veces se corta despues de los primeros timbrazos.

Lay estaba totalmente confundido. ¿Porque tenia que hacer el ridiculo solo con el, y nada mas?

―Si, si, ya ―Sehun se habia dado cuenta de que no era mas que una excusa―Y tu, en cambio, ¿como conseguiste mi numero?

―Bueno, veras no te lo puedo decir.

―¿Y porque no? ¿No habra detras algo ilegal?

―Más o menos...

―Deja que lo adivine..¿Buscaste en los documentos de la secretaria de la escuela?

―¿Cómo lo sabes?

―¡Asi que lo adivine!

Valeria se acercó al auricular para oir la voz de Lay.

―No, lo siento, no lo has adivinado―mintió de nuevo el.

―Yo creo que si. De todas formas, supongo que tendrás algo importante que contarme, ya que te has esforzado tanto para conseguir mi numero...

―Solo queria recordarte el horario de clases de mañana.

Sehun se fingió ligeramente decepcionado.

―¿Solamente eso? ¿Solo eso?

―No, la verdad es que no queria decirte eso. Tambien queria saber como te fue el primer dia de clase.

―¡Que detalle tan simpático; gracias, es muy amable de tu parte!

―¡Hombre no es nada!

―Pues diria que bien, todos me han dado una buena impresión.

―¿Todos?

―Si todos...

―¿Yo tambien?

―Si, tu tambien. Pero antes aclarame una cosa: ¿Siempre tratas de ligar al primero que conoces?

Valeria tuvo que salir corriendo de la habitacion, porque era incapaz de contener las carcajadas, mientras su amigo le pedía con gestos que evitará que el otro lo oyese. Lay, que no se esperaba semejante pregunta, se molesto un poco.

―¿Crees que soy de los que tratan de ligar con todos?

―Pues si, me diste esa impresión.

―Pues lo siento, pero tu impresión esta equivocada. Trato de ligar solo con los chicos que realmente me gustan...

―¡Ah, ya entonces supongo que serian muchos!

―Lo cierto es que ahora solo me gusta uno...

Desde la cocina Joo Young llamó a los jóvenes para que bajaran a cenar, e Sehun estaba encantado de poder dejar la conversación, que empezaba a ser incómoda.

―Perdona, pero tengo que irme.

―Ah, bueno, si no te queda mas remedio.

―Mira, no seas asi, nos vemos mañana...

―Ok, nos vemos mañana, buenas noches.

―Dulces sueños.

―Serán muy dulces sueños contigo.

―Que tonto eres

―¡Gracias!

―¡De nada!

―¡Hasta luego entonces!

―Hasta luego.

Lay colgó el telefono, feliz como no se sentía desde hacia tiempo, mientras que Valeria, feliz a su vez por su amigo, exclamo:

―Creo que aquí alguien se esta enamorando...

―¿Yo? ¿Hablas de mi? ¡Que dices yo termine con el amor! Ya te dije, no quiero volver hablar del amor. Me gusta que me cortejen, eso es todo. ―Sehun escondió la cara entre las almohadas.

―¡Si, claro, seguro! ¿Y esos ojos en forma de corazoncito? ¿Y esos cachetes tan rojos?

Valeria trataba de arrancarle las almohadas de las manos.

―¡No es verdad!

―Si quieres un consejo, yo me lanzaría.

―¿Lanzarme? ¿Con alguien que trata de ligar conmigo sin siquiera conocerme? ¿Estas loca?

―A lo mejor tuvo un flechazo... Piensalo tambien podria haber esperado hasta mañana para conseguir tu numero. Y, en cambio quien sabe lo que habrá hecho para conseguirlo hoy. Ademas es simpatico por telefono, ¿no lo crees?

―Sí, sin duda es un chico especial. Pero bajemos si no mi madre se enojara, y todavia tengo que decirle cuanto me gaste esta tarde...

―Esta bien, bajemos: pero de todas formas, piensa en lo que te dije.

Valeria se levanto de la cama, coloco las almohadas y estiro el edredón, como una buena ama de casa.

―Dejalo, total, dentro de poco me acostare. Y descuida, seguiré el consejo que me diste. Menos mal que estabas en contra del amor, ¿eh? ¿Qué fue del cinismo de ayer?

―¡Oye, que yo no estoy en contra del amor, estoy en contra de los imbéciles!

―¿Y cómo puedes saber que el no es un imbecil, como los demás?

―¡Mi sexto sentido! ―Valeria le guiño el ojo a su amigo. ―Además si no te gusta, dame su numero, que a lo mejor yo le echo el ojo.

―Que dices, si es mayor que tu...

―¿Y que? El amor no tiene edad.

―Nunca lo harías.

―¿Quien te lo dice? Ni siquiera me conoces... ¡Te lo puedo quitar cuando se me dé la gana!

―¡Seras idiota! ―Sehun se abalanzó riendo sobre su amiga, de modo que ambos acabaron de nuevo en la cama. Tratando de soltarse Valeria exclamo entre risas:

―¡Ay me lastimas! ¡Oye que no eres tan ligero como crees! Además, ya lo sabia... ¡eres celoso!

―¿Que dices? ―replicó Sehun intentando sosegarse.

―¡Si, si! ¡Eres celoso!

Valeria se fue corriendo escaleras abajo.

Sehun la vio desaparecer en el piso de abajo y se quedó un momento solo mirando el suelo, sin dar nombre a esa extraña sensación: por mucho que se esforzaba no podía creer que aquel chico tan guapo y simpático fuese igual que todos los demás.

Oyó, que lo llamaban desde abajo:



―¿Quieres darte prisa? ¡Nos estamos muriendo de hambre!

―¡Si, ya voy! ¡Bajo ahora mismo!









































N/A 

Los siguientes capítulos comenzarán a ser un poquito mas largos. Debido a que ya empieza lo bueno por decirlo asi. 

Me disculpo por los errores. 

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