16


Al dia siguiente, como cada mañana, a las siete y cuarto el despertador de Lay se puso a sonar, pero el muchacho, demasiado cansado y alterado por todo lo que habia ocurrido la noche anterior, lo apago y continuo durmiendo. Por suerte, mas o menos un cuarto de hora despues lo despertó el ruido de la perforadora de unos obreros que trabajaban cerca de su casa. Molestó, Lay tomó el despertador para mirar la hora, convencido de que no habia sonado. En cuanto comprobó que eran mas de las siete y media, salió de la cama de un salto, se vistió corriendo y, sin peinarse, ni lavarse la cara, tomó la mochila, salió de casa y se fue a toda prisa a la escuela. Ya era inútil esperar el autobús llegará todavia mas tarde. 

Durante todo el trayecto lo atormentó la sensación de que se habia olvidado de algo, pero por mucho que se esforzara no podía acordarse de que "lo traigo todo, cuadernos, libros, dinero, ¿que mas me habré olvidado?"

Cuando por fin llego a la escuela ya era bastante tarde. Se percató de que sus compañeros de clase no estaban en el pasillo. Seguramente habian pasado al aula, lo que significa que el profesor ya habia llegado. 

Como si se hubiese convertido en una costumbre, esa mañana todos los chicos que habia en el pasillo lo miraban  y se reían de él, exactamente lo mismo le habia pasado dos días antes a Chanyeol. 

Enseguida supuso cual era el motivo e impreco para sus adentros "¡Ya lo sabia! ¡Ya lo sabia! ¡El cabrón de Chen habrá ido contando por ahí cualquier cosa, y eso que no hicimos nada! ¡Ya no quiero saber nada de Chanyeol! ¡No volveré a salir con él ni con sus imbéciles amigos!" Mientras renegaba con la cabeza baja por la humillación y sin atreverse a mirar a la cara a nadie, llego a la puerta de su aula. Totalmente confundido, entró sin llamar.

En cuanto abrio la puerta y alzo la mirada, todos rompieron a reír . El profesor ni siquiera mirarlo, lo regaño con tono enojado: 


—¡Zhang, nunca cambias! ¿No te han enseñado a tocar la puerta? 


Lay bajo de nuevo la cabeza. Todavia mas humillado, dio disculpas y fue a sentarse a su sitio. Sin embargo, advirtio que el pupitre de Chen estaba vacio. Se pregunto como era posible que, si Chen no habia llegado, todos estuvieran enterados de su aventura de la noche anterior.  Enseguida supo cual era el nombre del culpable. 


"Chanyeol...—penso—, por fuera tiene que haber sido el"

Cada vez mas confundido Lay se volvió inmediatamente hacia el pupitre de Chanyeol.  Su sorpresa fue mayúscula cuando vio que tambien el suyo estaba vacio "Pero, ¿que diablos estaba pasando?", se pregunto sin poder  sin poderse darse una explicación. 

Entretanto, el profesor habia empezado a pasar lista, pero justo cuando iba a anotar la ausencia de Chanyeol, llamaron a la puerta y este entro exclamando: 


—¡Presente, profe!


El profesor siempre colérico, regaño tambien a Chanyeol: 


—A ti, en cambio te han enseñado a llamar, pero no a esperar que te den permiso antes de abrir.  ¡La verdad es que no se cual de los dos es peor, si tu o tu amigo Zhang! Ademas, ¿quieres explicarme por que hoy tambien llegas tarde? 


—Disculpe, profesor, mi padre estaba mal...


—¡Ya, claro! ¡Cada dia tienes una excusa nueva! ¡Vete a tu sitio! 


Chanyeol fue a sentarse a su pupitre, medio dormido, como siempre, y Lay lo llamó en voz baja para que no lo oyera el profesor. En cuanto el muchacho se volvió hacia el, lo miro y se echó a reír. 


—Te ríes, encima te ríes... ¿Que te crees que no me he dado cuenta?—estalló Lay—Le contaste a todo el mundo que anoche fuimos a esa casa de putas, pero sin aclarar que no hicimos nada. 

En ese instante la clase cayo en un silencio total. También el profesor dejó de pasar lista. Todos se volvieron a mirar a Lay y  a Chanyeol. Este absolutamente cortado, se dirigió a su amigo. 


—Lay, ¿estas tonto? ¿Te has visto en un espejo esta mañana? ¿Ya viste que pinta tienes? 


—¿Y tu te atreves a cambiar de tema? —replicó Lay con evidente irritación. 

—¡Lay, mírate en el espejo, por favor!



Una de sus compañeras le tendió un espejito. Lay abrió el pequeño estuche blanco y cuando vio su imagen reflejada habría querido que se lo tragara un remolino y hundirse hasta el centro de la Tierra. Tenía todo el pelo revuelto y pegajoso por los restos de fijador, tal y como se le había quedado por la noche, pero lo peor era la cara llena de marcas carmín y de maquillaje negro.  Y el cuello estaba repleto de arañazos y de marcas rojas.

Soltó el espejito y con la cara colorada por la vergüenza, sin siquiera pedir permiso, se fue corriendo al baño para arreglarse un poco. "¡De esto era de lo que me había olvidado esta mañana! ¡No me he lavado la cara ni me he peinado! Anoche estaba demasiado hecho polvo para hacerlo, y ahora... ¡No lo puedo creer, no lo puedo creer! ¡Qué estúpido! ¡Además, ahora todos saben que anoche nos fuimos de putas! ¡Que vergüenza! "

Mientras corría por el pasillo trataba de mantener la cabeza baja para taparse todo lo que podía el pelo. No reparó en que en la dirección opuesta venía un chico espléndido, alto, pálido y de ojos negros. Al verlo llegar a toda prisa, trató de apartarse, inútilmente porque lo arrolló de lleno le cayó encima con todo su peso.

Los dos chicos acabaron tumbados juntos en el suelo, con las caras pegadas y mirándose a los ojos, abochornados, sin saber que decirse. Lay lo miró con sorpresa “¡Qué maravilloso!—penso—¡Es un ángel caído del cielo” El chico no era de la misma opinión; es más parecía molesto y un poco apenado por esa situación engorrosa.  Lo apartó con los brazos y exclamó:



—¡Ay! ¡Me estás lastimando!



Extasiado por su belleza, Lay no se dió cuenta de que estaba encima de él con todo su peso. Se levantó inmediatamente, le pidió perdón y lo ayudó a ponerse de pie, tratando de arreglarse el traje elegante, que se había arrugado por la caída.



—Oye, ¿sabes dónde está el despacho del director?—le preguntó Sehun sin conseguir ocultar su estupor por el extraño aspecto del muchacho.


Lay se acordó de golpe de su pinta y, sin responder se fue corriendo, sin dejar de repetirse: “¡Qué vergüenza! ¡Mejor dicho, que doble vergüenza! ¡Qué día!”



Sehun siguió observando unos segundos a aquél chico raro hasta que lo vio desaparecer en el baño, después de haber estado a punto de estrellarse contra el muro de la puerta.



—¡Qué gente tan rara!—exclamo al tiempo que continuaba con su búsqueda.




Mientras, delante del espejo, Lay estaba tratando de eliminar las marcas de maquillaje, pero no era tan fácil. Cuánto más se pasaba las manos mojadas por la cara, más se extendían las manchas negras, dejándolo como un fantoche. Al final metió directamente la cabeza debajo del agua, pero estaba helada, y al levantarla instintivamente, se golpeó en la nuca contra el grifo. El agua salpicó por todas partes, mojandole también el suéter.  Entonces el pobre de Lay empezó a gritar por nerviosismo, humillación y rabia. Sus gritos llegaron a oídos de Sehun, que entretanto había conseguido encontrar el despacho del director.

Cada vez más sorprendido, él muchacho pensó que era un tipo realmente extraño, aunque simpático, alguien con quién seguramente uno no se aburría. Sin vacilar, llamó a la puerta y el director lo invito a pasar.



—El señorito Oh, si no me equivoco. Por favor, siéntese, lo estaba esperando.


Sehun le dió las gracias educadamente y se sentó al escritorio, ofreciendo disculpas por el ligero retraso.

—¡No encontraba su despacho!


—Descuide, señorito, no pasa nada. Su padre ya me ha hablado de su traslado. Lamento mucho que no haya podido terminar la universidad en su antigua escuela, pero estoy seguro de que aquí también se encontrará muy bien. En los primeros días alguien podrá ayudarlo a ponerse al día con lo que ya se haya hecho del programa. Estoy convencido de que no tendrás grandes problemas: ha estudiado en un instituto italiano prestigioso y con excelentes resultados, por lo que me ha contado su padre.


—Yo también estoy convencido. Adoro la cultura italiana y mis padres siempre me ha hablado.—respondio Sehun sonriendo contentó.

—¡Perfecto! Pues entonces no me queda sino desearle una feliz fin de curso en su nueva escuela. Espero que la experiencia aquí le guste. Y, por favor, cuando necesite algo, no dude en acudir a mi, estoy a su entera disposición.


—Se lo agradezco, señor director, es usted muy amable.

—¡Faltaría más! ¡Sólo cumplo con mi obligación!


El director se levantó de su asiento, se acercó a Sehun y le estrechó la mano.


—Y ahora vamos, lo acompañaré al aula, así podré presentarlo a sus nuevos compañeros.




Sehun asintió, luego salió de la habitación acompañado por el director. Recorría los largos pasillos muy emocionado: ¿cómo serían sus nuevos compañeros, sus nuevos amigos? ¿Iría todo bien? No tardaría en descubrirlo...






















































N/A

Espero y hayan tenido unas lindas fiestas ❤️

Por fin se encontraron estos dos 👀

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