☙ 𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 24 ❧
˗ˏ♡ˎ˗ A cada capítulo que escribo, me he vuelto más filosófica. Nah, de locos... Tenía que dar algo de profundidad a HotDog Guy e inventar un... ¿contexto de por qué en la serie se comportaba de cierta forma? Y al final el episodio parece totalmente dedicado a él. No pretendía explayarme taaanto, pero me gusta.
◈◈◈◈
━━ Me gustas.
Tempestad.
Terremoto.
Huracán.
Sequia.
Inundación.
Catástrofes naturales que buscan purgar la peor maldad que pobló el mundo: el cruel ser humano. La búsqueda por destruir todo lo que le rodea con tal de tener un nuevo producto para el mercado con un precio inflado y características que pocos conocen al completo, no es algo que se haga sin castigo...
El egoísmo inflado nos condena a estar solos, solos contra el mundo y su venganza. No somos poderosos, somos los más débiles. Solo el débil vocifera su fuerza sin buscar aumentarla. Solo el que sabe que está perdido, no hace nada para impedirlo, sólo busca hacer el tiempo hasta su final más dulce, más suave..., fingir que no es el final porque aún está lejos.
━━ "¡HotDog Guy, mira! ¡Mis padres me han comprado el teléfono último modelo del Channax! Dios, es tan bonito y rosa..." ━ HotDog Guy no recuerda el nombre de esa chica. Ella nunca llegó a ser importante para él... El consumismo no era algo que encajase con él, y aquella chica daba la impresión de haber nacido en él.
━━ "Ah, muy bien..." ━ Mientras ella prácticamente le pegaba la pantalla a la cara, el rubio no sabía qué decir o hacer. Era como si ella quisiese despertar celos en él por tener el móvil que era actualmente más caro del mercado, y él no pensaba satisfacer ese deseo de ella ━, "¿Y qué tiene de bueno el teléfono? ¿Alguna novedad?"
Aquellas preguntas habían sido el comienzo de lo que el, en ese tiempo, preadolescente de apenas doce años, bautizó como una retahíla de excusas y cuentos.
Primero le había dicho que hacía fotos y podía escuchar música, como si los demás teléfonos (los que no costaban cuatro cifras, o incluso de solo dos) no pudiesen hacerlo. Siguieron entonces características físicas del producto, hablando de que su interfaz era rosa, que podía poner fondo de pantalla y de pantalla de bloqueo, que su carcasa oficial era muy bonita..., cosas simples que cualquier teléfono tenía. Luego el rubio recuerda que ella empezó a buscar en google -delante de él-, narrando datos sobre el teléfono en sus manos, datos que ni siquiera ella misma entendía y en los que HotDog Guy no tenía el más mínimo interés en atender, ya que tampoco él los comprendía. Finalmente, ella se había alterado, quizá por vergüenza al haberse dado cuenta de que solo quería un teléfono caro por el precio y no por necesitar un producto potente (si es que de verdad valía la pena su precio) y HotDog Guy recibió un empujón y varios insultos de parte de ella.
A veces, las personas son como los catástrofes naturales del planeta que habitan. Quizá sea porque hemos nacido rodeados de estos sucesos del horror y dolor que nos fustigan con la fuerza bastante para causarnos mella, pero en tiempos y lugares lo bastante alejados para que no seamos nunca lo bastante capaces para saber cómo protegernos sin víctimas, pero los humanos hemos adoptado, sin siquiera darnos cuenta, el acto de avisar (o sentir) que algo no va bien y se va a desatar una tragedia.
Todo hijo sabe que cuando su madre empieza a contar hasta tres por él no hacerla caso o estar haciendo algo malo que a ella no le gusta, va a pasar algo realmente malo, incluso si el hijo nunca había tenido el valor para dejarla llegar al tres. Todo el mundo sabe que en caso de terremoto, incluso si empieza con un "suave" seísmo, debe huir y refugiarse.
No nos hace falta ver la destrucción en su máximo apogeo para saber que no sobreviviríamos a ello (o no de una pieza). No necesitamos ver a nuestra madre enfadada para saber que da mucho miedo y vamos a acabar muy mal. Y tampoco necesitamos conocer a alguien que gasta una fortuna en cosas muy caras para saber que no compran por las "características superiores" en lugar de un producto similar de precio bajo o estándar, sino por la marca y la falsa sensación de superioridad que la acompaña.
HotDog Guy aprendió desde joven que mucha gente da más importancia a la opinión de los demás que a la propia. Aprendió que mucha gente es más feliz fingiendo que es feliz con los demás que buscando su propia felicidad.
━━ "¡Pero mamá...! ¡No quiero ponerme un traje...! Solo es una fiesta con los compañeros de papá y el alcalde, no una boda..."
━━ "Vamos, cielo... Sólo será esta noche."
HotDog Guy había sido un chico problemático para sus padres desde que tenía memoria, aunque no en el sentido convencional de la palabra. No era como el típico chico de pelo engominado hacia atrás, humor intimidante, motocicleta trucada, chaqueta de cuero con parches que hacen alusión a bandas peligrosas o grupos de música marginales, no, todo lo contrario. HotDog no se peleaba con nadie, era más bien pacífico, no fumaba, no bebía alcohol... El problema era que siempre hablaba de más. Sus preguntas eran tan incisivas y directas como una leona cazando. Siempre al cuello. Siempre con fuerza. Siempre asesino.
A su madre nunca le gustó eso. Tampoco a su padre.
Su lengua era más afilada que una cuchilla de diamante. Y no tenía miedo de hablar, cuando sea, de lo que sea y con quien sea.
━━ "Estás intentando aparentar que tenemos más dinero del que tenemos. Compras trajes viejos en una tienda de segunda mano para ajustarlo en casa y arreglar cualquier desperfecto para que luego parezcan trajes caros hechos a mano por sastres de gran habilidad porque te da miedo que nos miren por encima del hombro."
No recuerda haber visto a su madre tan sorprendida por lo exactitud que rozaban sus palabras con la realidad. Pero recuerda la vergüenza asfixiante que plagó el rostro de la rubia cuando la gente alrededor de ellos en la tienda los miraron con sorpresa y lástima.
━━ "Por favor, ponte la ropa y dime cómo te sientes con ella. Mama tiene que ir a vigilar que tus hermanos están bien..."
Cuando abría la boca, era como un huracán generado de la nada. HotDog Guy no había heredado el "aviso de la naturaleza". Era una catástrofe sin anuncio previo. Un incendio generado por alguien con gasolina de sobra.
Y su madre esta vez había recibido no solo una bomba que no supo denotar, también vergüenza.
Si bien habían pedido al joven muchacho tener cuidado de qué decía, advirtiendo que podría meterse en problemas o malos ratos a él y quienes le rodean, él nunca había imaginado una consecuencia como esta. Nunca espero consecuencias. Hasta ahora. Las otras veces que había hablado de aquella forma había sido solo en presencia de sus padres y hermanos, y las risas se propagaban como piojos en una escuela.
Esta vez sólo tenía un mal sentimiento en el pecho. Lo odiaba.
La gente no estaba dispuesta a escuchar y reír con él. Se reían de él o directamente se enfadaban. A nadie le importaba lo que un joven chico que "no sabe nada de la vida" pueda opinar o sentir. Es solo un niño tonto, ¿Qué va a saber él de la vida? decían las miradas de gente que pese a doblarle la edad, no habían conseguido nada con su vida, ni siquiera dedicar unos minutos a pensar.
La mayoría de adultos que restan importancia a la opinión de un adolescente no han hecho nada con su vida, como si aún fueran esos niños o adolescentes que ellos tanto ignoran. Costaba morderse la lengua cuando eso pasaba. Pero estas son el primer tipo de situaciones en las que él juró que contendría su lengua.
El primero de muchos.
Primero, no tratar de adivinar qué pensaban los demás ni faltar al respeto a los mayores.
Siguió no hacer preguntas incómodas y huir de las situaciones incómodas.
Terminó en hacer los sentimientos una bola y tragar, dejar de ser un marginal a ser un tío guay.
Alguien a quien todos quieran hablar.
Habría seguido así siempre, en su zona segura. En su torreón de tío genial que siempre sonríe con una personalidad abierta y segura, con su auténtico yo dormitando, aguardando por estar solo para salir. Y llegó él. El chico que ahora tiene frente a él. El único que había hallado la ventana en lo alto del torreón, lo único en su ser que no podía mentir.
Sus ojos siempre decían lo que él acallaba. Las lentes oscuras se habían convertido en algo que siempre debía llevar para que nadie sepa sus verdaderas intenciones. Sus ojos eran la ventana a su mente. Pero con él fue aún más consciente de ello.
Él. Siempre él.
Podía ocultar cosas a los demás. A quién sea excepto su familia, pero no a él. No quería ocultarle lo que sentía a él. No podía.
Su ser ansiaba ser sincero. Su torreón amenazaba con derrumbarse.
━━ Hay mejores sitios para hablar de esto tío... ¿No crees?
Sorprendido, fuera de su mente, miró a su alrededor. El baño del instituto. Olor a orines. Suelos húmedos. Y prefería ignorar el olor de uno de los cubículos, donde no habían tirado de la cadena. Dios, ¿Cómo se le ocurre?
Su cara roja, sus ojos abiertos como platos. Como acto de silenciosa confianza, había decidió no llevar gafas de sol cuando estuviesen a solas. Ahora desearía tener una máscara que tapase todo su rostro, incluso sus orejas, tan rojas como sus mejillas.
━━ Yo-... Yo es que-...
Él suspiró antes de tomar su mano, tirando del alto hacia la puerta del baño para hacerlo salir. Los gatos tenían un mejor sentido del olfato. Este olor lo estaba matando. No solía permanecer mucho tiempo en los baños públicos pero hoy era hasta peor los olores que captaba su pobre y aguda nariz felina.
━━ Venga, vamos a repetirlo en un sitio más agradable.
HotDog Guy a duras penas había atinado a ponerse las gafas de sol, como quien se pone su casco cuando va a hacer una pirueta arriesgada con el skate. Sus palabras, el significado, la complicidad, todo pasó por alto para el rubio en cuanto la mano del gato tomó la suya, atontado como si hubiese recibido el más sucio, pasional y demandante de los besos.
Incluso cuando Anais los descubrió y Gumball se fue con su hermana, dejándolo ahí parad como un gnomo en el césped, el rubio no supo enfadarse. Se quedó quieto. Mirando al infinito.
Su mejor amiga tuvo que sacarlo de la ensoñación con una fuerte palmada en la espalda que le hizo saltar del susto. ━ ¡Tío, me has dejado sola con el profesor Cornelius, otra vez!
Caminan por los pasillos mientras la de sudadera morada le regaña, hablándole de sus responsabilidades y deberes.
━━ Entiendo que no quieras ir y prefieras pasar el rato con tu noviecito. Yo también quiero estar con el mío ━ bromeó Clare ━, pero tío, puedes hacerlo en otro momento. Él también tiene que ir a clase después de todo.
━━ Tienes razón.
La de pelo verde se sorprendió al notar la pasividad con la que hablaba su amigo. Aquella sonrisa boba seguía en sus labios. Oh-oh.
━━ ¿En serio has estado con Gumball? ¿De nuevo? ━ No hace falta que HotDog Guy hable, sus mejillas tiñéndose de rojo hablan más que mil palabras ━, ¡Ostras!
Debería comprarse unas gafas más grandes.
O quizá una bufanda.
No, mejor un pasamontañas con gafas de esquiar.
━━ ¿Y cómo ha ido?
━━ Iba a decirle que me gusta... ━ De nuevo, aunque hacía poco tiempo que lo hizo ━, Cuando supere a su novia, no quisiera que se olvide de mi, aunque ni siquiera sé si soy una opción...
━━ Bueno, quizá lo seas algún día. Pero decir tan seguido que te gusta quizá le dé miedo... O podría pensar que eres un desesperado. ━ Tenía razón, pero no lo pensó hasta ahora ━. ¿Y entonces qué hiciste?
━━ Nos interrumpió su hermana. Él quería que se lo diga en otro sitio, pero su hermana..., creo que no le agrado a Anais. O lo hago, pero no cerca de Gumball.
━━ Bueno, no creo que sea para- ¡Qué Gumball hizo qué!
Detenida en las escaleras del edificio, la gente pasó por su lado como si nada. La habían oído. Probablemente todo el colegio lo había hecho. Pero el bautizado "Gumdog" había perdido mucha popularidad. Ya no era noticia nueva. Ya no era tan importante. Aunque erróneamente, para la mayoría (que habían estado obcecados en tener razón y no escucharon a quienes decían algo diferente), Gumball y HotDog Guy eran sólo una pareja más.
━━ Me dijo que quería que le diga que me gusta en otro sitio, porque el baño olía muy-...
Y ahí se dio cuenta.
(...)
━━ ¿Entonces ahora sí te gusta HotDog Guy?
━━ ¿Tú no estabas enfadada conmigo? ━ dijo burlonamente mientras subía las escaleras a la habitación. Quería huir de ella, pero ella no le iba a dejar hacerlo.
Subió detrás de él y abrió la puerta que él había cerrado. El cuarto que compartían los tres hermanos nunca había parecido tan pequeño como ahora. Agobiante. Incapaz de esconderlo de su hermana y su curiosidad.
━━ Habla.
Suspiró con pesadez y revolvió los cajones del armario para tomar una camisa vieja que normalmente usaba de pijama.
━━ Me voy a poner el pijama, sal del cuarto.
No era cierto. No tenía ganas de nada ahora mismo. Fuere como fuere, a Anaís no parecía importarle eso. La pequeña coneja no tuvo reparo alguno en tomar la camisa que su hermano tenía en sus manos para después caminar a la ventana y tirarla.
Gumball se dio cuenta tarde de sus intenciones. Para cuando corrió a la ventana, la camisa ya había tocado el suelo.
━━ ¡Eh! ¡Eso es mío!
━━ Habla.
━━ ¡Paso!
Gumball corrió a buscar su camisa a la entrada, con Anaís detrás. Darwin estaba en el salón, viendo la televisión cuando Anaís, ya desesperada, se tiro a la espalda de su hermano haciendo que ambos caigan al suelo. Afortunadamente ya habían bajado las escaleras.
━━ ¿A qué jugáis? Yo también quiero...
━━ ¡A nada, Darwin!
━━ Estamos jugando a sacarle la verdad a Gumball. ¡Ven a ayudarme!
Fue prácticamente una misión imposible recuperar su camisa de la calle. Y el día pareció durar mil horas con sus dos hermanos haciendo la estrategia del "cuéntamelo" que una vez él había usado con ambos cuando Darwin tenía un secreto de Gumball que Anaís también sabía.
Dios, nunca pensó que esto era taaan molesto hasta que tuvo que aguantar esto.
◈◈◈◈
˗ˏ♡ˎ˗ ¡Por fin he acabado la portada nueva! El dibujo es mío, ya que cuando comencé esta historia me pareció muy feo usar dibujos de otras personas para la portada (aunque los banner sí que son míos, dibujados y editados por mí), pero considero que ahora dibujo mucho mejor como para poder hacer una portada bonita. Tengo mucho que aprender, pero esta me ha encantado sobremanera. ¡Espero que a vosotros también os guste!
˗ˏ♡ˎ˗ 2533 palabras.
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