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(T/n)...

Todo el tiempo que estuve cautiva en aquella vulgar celda nadie me llamó por mi nombre , yo era la única que a duras penas podía pronunciarlo en balbuceos y susurros , intentando no perder la poca cordura que me quedaba.

Siempre se ha sabido que muchas personas tienen una vida ganada y un exitoso destino sólo por nacer dotados con alguna habilidad obsequiada por el mundo. Pero yo no.

Yo no pedí ser así.

Sin embargo... ¿Qué otra cosa podía hacer? ¿No era esa habilidad lo que me hacía diferente? ¿No era acaso la única arma que me quedaba para enfrentarme al mundo?... ¿Tenía acaso alguna razón concreta para aprender a odiarla , así como odiarme a mi misma , su portadora?

La primera vez que el "Réquiem en la oscuridad" despertó , apenas tenía seis años. Lo recuerdo bien , ya que por accidente termine lastimando a una compañera de clase y produciendo un gran desastre en la pequeña aula donde "Estudiaba". Fue terrible. Mis padres tuvieron que cambiarme de escuela , lo cual fue mucho más difícil , ya que quede registrada frente al Ministerio de asuntos sobrenaturales de mi país como una "Usuaria de habilidad" y fui considerada una persona bastante peligrosa a pesar de mi corta edad.

Me pregunto si es necesario tratar a una niña como un fenómeno...

(T/ɴ) , ʟᴏ sɪᴇɴᴛᴏ.— volví a leer aquellas palabras que se hallaban escritas en español sobre aquella simple nota que acababa de hallar sobre la mesa.

En mis manos se hallaba mi teléfono, del cual salían una y otra vez los insistentes sonidos que indicaban que una llamada era realizada , y después, se repetía el mismo ciclo de enviarme a la casilla de voz , indicando ahora que nadie contestaría.

Aquella nota me producía un mal presentimiento. Mi mente era asaltada por aquella inquietante sensación de que algo malo le ocurría a Oda , y , no dejaba de pensar en aquellas simples palabras de disculpas. No lo entendía. Ya era bastante tarde y él no había venido a dormir. ¿Se encontraría bien? ¿Estaría nuevamente en el hospital? Sólo esperaba que no fuera así , ya que la preocupación y el particular frío de aquella noche me carcomian los huesos.

Oda no respondió a ninguna de mis llamadas , así que no logre conciliar el sueño durante casi toda la noche. Trataba de consolarme a mi misma pensando en que , anteriormente él no había llegado a casa durante toda la noche y que era lo suficientemente fuerte como para cuidarse a si mismo. Pero a pesar de eso , apenas logré pegar los ojos un par de horas.

Mi corazón dolía y me repetía una y otra vez que algo no andaba bien a pesar de que una y otra vez trataba de convencerme a mi misma de que él estaba perfectamente bien y llegaría al día siguiente con algo de comer , que me ayudaría a entrenar y hablaría conmigo de la manera tan amable como siempre lo solía hacer.

Pero no lo supe hasta la mañana del día siguiente , una llamada hecha directamente desde la central me dio la noticia más horrible que pude esperar.

Sakunosuke Oda... había muerto la tarde del día anterior.

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Yacía de pie sobre aquella lápida mientras sostenía un paraguas , el cual me resguardaba de la lluvia.

Él cuerpo de Odasaku acababa de ser enterrado , y yo aún seguía ahí parada a pesar de que nadie había llegado a aquel lugar y de que no se había realizado ninguna ceremonia para darle el último adiós. Sólo estaba ahí , sin compañía alguna y contemplando como un trozo de cemento con el nombre de Oda se mojaba por la lluvia.

Ayer acababa de recibir aquella noticia , pero nadie me había dicho acerca de lo ocurrido con los niños , eso tuve que averiguarlo yo por mi propia cuenta. Y cuando finalmente me di cuenta de todo , un enorme dolor me invadio. No recuerdo cuando fue la última vez que me sentí tan impotente , tan triste , tan... sola.

Me odiaba por haberme acostumbrado a la presencia de Oda y por , en algún momento , convencerme de que él y aquellos niños se quedarían a mi lado y todo continuaría tal y como estaba hasta ese momento. Que lograría ser feliz y finalmente podría superar toda la desdicha por la que alguna vez había pasado.

Pero ahora esa amargura era mil veces peor , dolía tanto que no podía soportar ni un minuto más dentro de aquella miserable ciudad. Sólo quería escapar de aquel mundo y dejar de pensar al menos por un momento.

En verdad , ansiaba con todas mis fuerzas dejar de pensar en cuanto me hubiera gustado despedirme de él o abrazarlo por una última vez. Deseaba decirle que él era importante para mí y agradecerle por todo lo que hizo por mí desde el día que lo conocí.

Pero ... también quería recriminarle por lo que había hecho , sé que no tenia derecho a culparlo , pero si me tenía a mi... ¿Por que necesitó ir directo al matadero? ¿Por qué no pudo volver con vida?... ¿Por que me dejó sola y desamparada dentro de una brutal organización en una desolada ciudad?

... ¿Por que se fue sin despedirse de mi?...

Ya no importa si no me dijiste adiós , no hay remedio... murmuré , mientras un nudo se formaba en mi garganta al recordar la manera en la que él trataba de conseguir algunos libros en español para aprender a comunicarse conmigo. — sólo quiero agradecerte por lo que hiciste por mi... Y decirte que te extrañaré... te extrañaré mucho. Pero te prometo que seré fuerte , que seguiré de pie y resistire a la cruel oscuridad de esta ciudad. Lo haré por ti , por tu memoria y la de los niños , así que... Descansa en paz , Oda Sakunosuke...

Fuiste como un padre para .

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