♪ Capitulo 8.

¿Sabías qué...?
╰► Vínculo falso o vínculo fantasma:
°• Es un problema que solo afecta a los alfa; cualquiera puede sufrirlo, pero afortunadamente, solo un 20% de ellos llegan a experimentarlo.
°• El alfa, cuando la primera vez que se enamora de un omega este tiene su olor favorito, puede sentir que se ha formado un vínculo entre ellos aunque el omega ni siquiera lo acepte. Es un fenómeno que normalmente sucede si un alfa llega a la edad adulta sin enamorarse. Su parte instintiva busca desesperadamente una pareja para él por un miedo irracional a estar solo toda su vida.
°• Este vínculo fantasma no funciona en absoluto como uno real fuera de la atracción que tenga el alfa por el omega y lo unido que pueda sentirse por este; cuando el omega haga la llamada, reaccionara como si no existiera un vínculo porque en realidad, no existe, pero el alfa puede experimentar en cualquier momento una llamada inexistente en su cabeza que hará que intente llegar hasta el omega, pese a que este esté bien.
°• La única forma de curar esto, es terapia, distancia, o que el omega sea reclamado por otro alfa y este lo vea; un rechazo directo, contrario a lo que muchos piensan, no sirve de nada y solo aumentará la obsesión.

❝¿Sabes qué eres para
mí, Julia?❞

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— ¡Vamos, Gusii! ¡Llegaremos tarde si no te despiertas rápido! — le regañó, agitando su cuerpo que estaba abrazado por sábanas, en las cuales había dado más vueltas de las que cualquier gustaría. Prácticamente era un gusano y lo peor, es que no podía salir de ahí.

— ¡Ayudame a salir, joputa! — pidió cuando al intentar salir, no consiguió nada.

Su hermano río con levedad —. El hermano mayor y pide que le rescaten de unas mantas… — se burló, ayudándole, pero haciéndolo despacio para molestarlo.

— ¡Solo por dos meses! Y tú y yo somos iguales, pelo mierda. — se rió acariciando la cabeza de su hermano tras ver su mano libre, despeinando la cresta roja.

— ¡Pero serás cabrón! ¡Mi pelo! — se quejó, empujándole de la cama para ir al baño a arreglarse el peinado.

Gustabo río quejándose del dolor en la cadera, arrastrándose para salir de entre las mantas. Luego, fue a desayunar pese a que solo iba vestido en ropa interior y una camiseta de su hermano que obviamente le iba algo grande.

— ¡Ay, mi cadera! — se tocó la espalda al ver a su hermano salir del baño y dirigirse a la mesa para comer juntos —. Yo creo que no voy a poder ser policía, eh. Estoy muy mayor ya… — bromeo, aunque en realidad, no quería hacer las pruebas para serlo. Le daba miedo que le dijeran que no por ser omega, pese a que se permitía a los omega ser policías.

Porque si, permitían a los Omega ser policía, no habían llegado a rangos muy altos debido a que la mayoría se lesionaba a los días de estar en el cuerpo o aquí hay mucha rivalidad entre betas y Alfa que los del tercer puesto jerárquico no son capaces de alcanzar. Pero entonces, ¿Qué es lo que le asustaba a Gustabo?

Suspiro cuando el beta le abrazo. Horacio sabía del miedo que tenía su hermano, pero contrario a lo que muchos piensan, aquel miedo solo hacía que quisiera con más fuerzas que el rubio se convirtiera en policía; el pelirrojo realmente quería ver a Gustabo vestido de agente, a su lado, gritando que sus misiones eran un éxito y disfrutando del cuantioso sueldo que tenía ser del C.N.P,  porque si, estaba muy bien pagado, y ni siquiera tenían en cuenta qué pasaría si ascendían un puesto importante.

— Aún estamos a tiempo de que no vaya. Aún puedes solo presentarte a tú y yo acompañarte… No tienes por qué… — se quedó callado unos segundos pensando cuál es la palabra correcta para lo que intentaba decir —, preocuparte.

— ¡Que no! ¡Serás policía gritaremos juntos "Otro exito para Gustabo y Horacio"! — le ánimo ánimo teniéndolo entre sus brazos. Si Horacio pudiera oler sus feromonas, sabría de lo preocupado y asustado que estaba el rubio.

〘 𓃠 〙

Aún con las negaciones del rubio acabarán yendo los dos a comisaría con la intención de presentarse al cuerpo. Dos agentes enmascarados vieron que de esa pareja, uno más que otro o más bien, sólo uno, tenía ganas de ser policía.

Decidieron actuar.

— Deberían venir solo omegas feos. Con ese cuerpo, pareces pedir que te incluyan en una negociación. — Ante aquello, el rubio no sabía qué decir. Ese alfa de olor a pimienta y pasamontañas azul marino estaba diciendo lo que él siempre espero; incluso esperaba ser recibido así en comisaría desde un primer momento, pero ¿Por qué dolía tanto?

— Calla. Como te escuche el superintendente o el comisario, vamos a acabar en problemas. — le recrimina el otro, también va con pasamontañas aunque de un azul cian. No negó lo que dijo su compañero y a Gustabo eso fue lo que más le dolió. El olor a vainilla que ese chico despedía le habría gustado tanto si la situación no fuera tan cruel...

La mirada gris casi blanca del primero en hablar seguía sobre el rubio. Abajo, arriba, otra vez abajo... Hasta que tras unos segundos se detuvo de vuelta en el rostro pálido y angelical del omega. Incluso con las cejas fruncidas con molestia y el olor a miel amarga que denotaba su tristeza, era lindo y de aroma dulcemente cautivador.

Ese chico no llegaría a nada en el cuerpo como se topara con el alfa equivocado y eso sin tener en cuenta su muy probablemente baja forma física. Además, aunque fue hace mucho, uno de los omega en el cuerpo había sufrido un accidente en la propia comisaría por culpa de un alfa que casualmente, entró en celo; aquellos agentes enmascarados aún no habían superado eso, menos porque ellos mismos fueron los que se encontraron la escena y recibieron arañazos del omega que en estado de pánico, hacia la llamada mientras lloraba desconsoladamente.

Ambos policías se miraron entre sí. Su alfa les pedía parar, incluso ayudarle y darle mimos. Decir su opinión fue lo que en ese momento, les pareció lo mejor para el triste omega; no querían que se repita lo de Danielle.

— Deberías trabajar en otra cosa; una en la que usar ese lindo cuerpecito sin que te rompan tus frágiles huesos en cada misión. — Se encogió de hombros el alfa de olor a vainilla.

El rubio se fue casi echando humo de las orejas, ofendido y en escasos segundos, un comisario de barba castaña llegó, preguntando por aquel olor a miel amarga que por instinto, su alfa pedía "endulzar" con buenas palabras. Horacio reportó la actitud de aquellos policías, poniéndoles una denuncia, antes de presentarse a las pruebas, porque estaba seguro que su hermano estaría en casa y se enfadaría mucho si él perdía la oportunidad.

Pero se equivocó en todo.

El omega no fue a casa; quiso dar una vuelta para despejarse. Secando sus lágrimas rápidamente en cuanto salían, negaba estar mal a todos los alfas que le detenían, queriendo ayudarle y él comenzaba a sentirse incómodo.

Gustabo recuerda haber chocado con un alfa mientras se limpiaba las lágrimas y haber caído al suelo. Se hizo una herida en la palma al caer y no pudo evitar quejarse, pero no hizo la llamada; estaba bien y no quería meter en problemas a alguien solo por eso.

— ¿Estás bien? — dijo el alfa de cabellos castaños y sin esperar respuesta, tomó su mano sana para ayudar a que se levante. El olor a sidra de manzana le rodeó en cuestión de segundos, intentando calmarle en caso de que fuera a llorar aunque él no dió indicios de hacerlo de nuevo solo por una caída.

— Todo bien…

No le creyó.
El olor a miel amarga y las lágrimas que ya tenía de antes le hicieron creer que le dolía mucho; quejicamente adorable.

— Tienes suerte de que sea médico. — Se peinó el pelo hacia atrás, enredado sus dedos en las hebras de tono chocolate del mismo mientras su otra mano buscaba algo en los bolsillos. Gustabo entendió a qué se refería cuando, aún tomando su mano, le llevo al hospital que por suerte para el omega, estaba cerca.

Solo era un raspón del que salían apenas unas gotas de sangre, pero el rubio se sintió como si se hubiera hecho el corte más grande posible mientras aquel alfa le echaba alcohol y le vendaba la palma.

— Ya está. — Le sonrió levemente.

Gustabo lo hizo de vuelta.

— Soy Aiden.

Tardó unos segundos en presentarse, preguntándose a sí mismo si sería buena idea hacerlo. Finalmente, lo hizo, aún sonriendo.

— Gustabo.

〘 𓃠 〙

— ¿Cómo que tú y mi hermano tienen una relación? — El en aquel entonces pelirrojo, no se lo podía creer. Ese alfa solo vino un día cualquiera a su casa exigiendo ver a su hermano, quien aseguraba que solo le había vendado la mano.

Tras una charla tranquila que él tuvo con ese alfa, por un tiempo, Aiden fue el médico de Gustabo. Horacio no sabía nada, se había olvidado de Aiden tras aquella vez que vino a su casa tras revisar ilegalmente la ficha personal de Gustabo, pero eso no evitó que, en una de las veces que curaba al rubio, Aiden fuera visto por Horacio.

— ¿Qué coño haces tú aquí?

— Soy el medico de- — Pero un golpe fue directo a su mandíbula antes de que terminara de hablar.

Horacio, ese problema, no se lo iba a poder comer.

◈◈◈◈

❝¿Tu mujer? Oh, vamos,
no me mires así… estaba
bromeando…,
Sorpréndeme, Jack.❞

◈◈◈◈

Volviendo al presente, el subinspector de cabellos lilas estaba sentado en el borde de la azotea de la comisaría. Sus pies colgaban y sus piernas estaban a la vista por la falda de cuadros rojos y negros que llevaba puesta.

— ¿Qué haces ahí?

— Solo pensar, Greco.

Él barbudo río levemente, sentándose a su lado. La ropa que llevaba el de cresta ya no le sorprendía después de un año trabajando con él y viéndose fuera del trabajo.

— ¿En cómo invitar a tu enamorado a ver una película? — preguntó mirando a este, apoyando una mano en el hombro del mismo, sabiendo la respuesta.

Un suspiro pesado se lo confirmó.

— Bueno…, ya que no irás al cine con Volkov…, puedo ir yo contigo. — El olor a chocolate del alfa era dulce, denotando su alegría y aunque el pelimorado no pudiera olerlo, aquellas feromonas le rodeaban con el propósito de que él también se sintiera feliz como si así fuera.

Funcionó, pero no por el aroma que él no podía captar.
Risas leves antes de mirar al barbudo.

— Me encantaría.

— ¿Pero…?

— Ayer mismo he vuelto a ver a mi hermano… No puedo simplemente…, salir con alguien cuando ni siquiera he tenido una conversación en condiciones con él…

Greco suspiró, pasando su mano al otro hombro de su compañero, acercándolo a él para abrazarle con el brazo.

— Por lo menos resérvame un día para salir en tu apretada agenda, ¿Está bien?

— Dalo por hecho. — Se dejó abrazar, ahora acompañados por unos cigarros que el barbudo sacó de su pantalón; sabía que ese chico se relajaba mucho fumando y recibiendo afecto, no iba a no hacer algo para ayudarle teniendo la oportunidad.

◈◈◈◈

❝Mi razón para vivir…,
o para morir si es preciso…❞

◈◈◈◈

— ¿Entonces os ha encerrado porque intentasteis escapar? — Volkov había ido a ver a Gustabo y Brown, que habían dormido en la celda por orden del superintendente. Quería conocer al hermano del chico que le gustaba y que tanto tiempo había estado "desaparecido".

— No. Me encerró porque le juré por mi madre que me iba a ir a trabajar quisiera o no; la renta en mi piso no es barata, mi rey, y también extraño mi ropa. — Ante aquel comentario, el ruso no pudo evitar mirar hacia abajo. Aquel omega llevaba una camisa blanca que olía a caramelo y tapaba casi por completo sus muslos, aunque los botones de abajo estaban desabrochados, dejando ver parte de un boxer azul cían, ni siquiera llevaba zapatos o calcetines, cosa que le extrañaba casi tanto como las heridas que sus piernas desnudas tenían. Apartó la vista tan rápido como se dio cuenta de lo mucho que estaba mirando al omega, bajo las atentas miradas del mismo y del alfa de caramelo, quien estaba acostado en la cama de arriba de la celda —. ¿Ves lo que te digo? Y aunque sea divertido, créeme que lo es, tengo un frío de cojones.

— Por favor, no use ese…, lenguaje. — pidió el peliblanco, intentando evitar mirar al omega más abajo del cuello, incómodo ahora que sabía lo expuesto que este estaba.

— Cabeza pequeña, sácanos de aquí — exigió el subinspector. Miro con más fijación al omega con el que estaba encerrado girarse y caminar unos pasos hacia él —, o tráele algo de mi ropa. Es muy sensible al frío, al contrario que tú.

— Esas no son formas de pedir las cosas. — discutió cruzándose de brazos. Brown ya le molestaba de normal, pero con esos comentarios le estaban sacando de quicio.

— Ostra pues tiene razón… — musitó el rubio mirando de nuevo al ruso. Antes se había contentado con mirar el pecho y cuello del alfa frente a él; era demasiado alto y no quería que le doliera el cuello por mirar hacia tan arriba con mucho tiempo. Pero al apartarse de las rejas, notó que el alfa de olor a vodka tenía, de verdad, la cabeza pequeña.

— Gracias, Gus-

— ¡Sí que tienes la cabeza pequeña! — le interrumpió riendo levemente, cosa que no tardó en contagiarse en el alfa de olor a caramelo.

El de fuera de la celda frunció el ceño, levantando ligeramente sus gafas de cristal tintado naranja.

— Oh, venga, no te enfades… Hay mucha gente a la que le gustan las cabezas pequeñas y al menos eres un alfa mamadísimo…

— Compórtese un poco, Gustabo. — pidió, algo avergonzado por el piropo, pues no acostumbraba a recibir ese tipo de comentarios.

— Entonces deme ropa y deje que me duche, que apesto, joder. — Miró al techo con el ceño fruncido. Como había dicho el alfa a su lado, tenía mucho frío; maldijo su suerte de ser tan friolero. Además gracias a la inoportuna muestra de afecto de Brown, también había acabado manchado de cintura para abajo; agradecia que el olor a caramelo de la ropa -y la celda en general- tapara aquel olor y el que un omega del cuerpo le hubiera dejado un boxer mientras el suyo lavaba, aunque eso no había hecho mucho. Necesitaba un baño de agua muy caliente...

·||Friolero es una forma de llamar a una persona que es muy sensible al frío. Yo explicando cosas, para variar… Podéis llamarme profesora Darco, ahre||·

— ¿De verdad que está acá? ¿No será joda? — Aquella voz al rubio le sonaba de algo y ante un olor a canela, entendió por qué.

El omega volvió a acercarse a las rejas, pegando su cuerpo a estas, cosa que al principio extrañó al ruso, que sentía verguenza y nervios de vuelta, preguntándose qué podría querer aquel rubio, pero se relajó al escucharle hablar —: ¡Raúl!

— ¡No me la contés! ¡Gustabito! — El alfa de aquel olor a canela que al rubio en la celda le traía tan buenos recuerdos se dirigió al mismo. Sus brazos entraron en la celda a lados del omega, mientras este subía los suyos para rodear el cuello del alfa.

Un abrazo entre las rejas.

— ¿Cómo está el Trujis? ¿Aún no ha muerto ese loco? — bromeó el rapado, separándose por lo incómoda que era aquella muestra de afecto.

— Que va tío; bicho malo nunca muere. — bromeó de vuelta, sonriendo levemente.

— No, man… Ese boludo de verdad está muy loco…, tendrías que haberlo visto intentando que Yun le diga cosas…, tiene mucha suerte de que los neumáticos no te puedan matar si te los tiran… — rió levemente. Hacía mucho tiempo de aquello ya, pero aún le causaba mucha gracia.

— No me hace falta; llevo un año desde que lo conozco y los platos aún vuelan cada vez que se queja a Seguis de que tarda mucho en hacer el desayuno.

— Menuda comparación. — río de nuevo, cosa que imitaron el alfa de olor a caramelo y un omega que había estado conversando con él hasta que Gustabo lo llamó y el propio omega de olor a miel. El único que no se reía, era Viktor, y porque no salía de la sorpresa al ver que Gustabo y Rubier se conocían y el agente no dijo absolutamente nada.

Esto es increíble; primero Brown y ahora Rubier.
Con esas amistades, Volkov dudaba que ese omega fuera a agradarle… Odiaba los alborotos y entre Raúl y Xavier, ya temía que él también pudiera causarlos.

— ¡Tú eres el omega de ayer! — señaló el omega de miel al otro omega.

— Hola… — le sonrió de forma leve y tímida, estando detrás del otro rubio por verguenza —, ¿Te sirvió el...Hmmm...? — No veía forma de terminar la pregunta.

— ¿El boxer? Ni te lo imaginas…, aunque me habría gustado poder darme una ducha antes, sabes. — Se rascó la nuca riendo, bajo la mirada confusa de los alfa de fuera de la celda, mientras Brown bajaba de un salto de la cama, viéndose venir lo que iba a pasar a continuación —. Nada de lo que llevo es mío Raúl… Mira que triste.

— Creo que ya lo ha notado… — dijo Xavier tomando al omega por las muñecas con suavidad, puesto que este iba a levantarse el bajo de la camisa como si nada. El de ojos de diamante río mientras sentía como el alfa detrás de él le abrochaba completamente la camisa después de soltar sus muñecas.

— Al menos te han metido en la cárcel con clase wacho… Tenes un mayordomo. — volvió a reír Raúl, esta vez hasta Viktor reía ante la imagen mental de Brown con el traje de mayordomo.

El alfa de cabellos castaños gruñó con molestia, haciendo estremecer a ambos omega, sobre todo Gustabo que había seguido delante del subinspector.

— Por lo menos yo trabajo. — Volvió a gruñir, sin darse cuenta de que el omega de olor a miel se encogió ligeramente.

— ¡Por lo menos yo no hago que los omega se encojan de miedo! — frunció el ceño, soltando un gruñido también, haciendo que Yuu, que ni siquiera había podido presentarse, fuera el siguiente en encogerse tras un escalofrío, poniéndose después detrás del comisario, que ni siquiera entendía cómo había iniciado aquella discusión.

— Chicos, calmense… — pidió el alfa de olor a vodka al notar que ahora solo se gruñían, como perros preparándose para atacar y defender su territorio.

— ¡Cierra el pico, otaku! — le exigieron ambos alfas a la vez, cosa que causa que el tercer alfa les gruñera también guiado por su instinto. Un alfa que se deja dominar es sinónimo de alfa débil y ninguno quiere serlo.

Pero al momento los tres se arrepintieron ante el olor a tabaco que les comenzó a rodear.

— ¿Que cierre el pico quién? — El mismísimo superintendente estaba frente a ellos, con el subinspector de cresta morada al lado.

— ¡Me han llamado otaku! — Volkov señalo a ambos alfas.

— ¡Me han llamado mayordomo! — Al mismo tiempo, Brown señaló a los otros dos, mientras Gustabo se abrazaba a sí mismo aún delante de él.

— Cinco años. — comentó Horacio en susurros a Greco, a lo que ambos rieron levemente.

— Raúl Rubier, ¿Algo que decir? — exigió saber Jack, mirando al argentino que no había dicho nada.

— Yo… — Una mirada a un lado y a otro por los rostros presentes, hasta que finalmente se detuvo en Xavier. Lo señaló —. ¡Estaba incomodando a Gustabito!

Al dirigir su mirada al nombrado, Jack apretó la mandíbula, sintiendo su alfa inquietarse.

ʚĭɞ ¿Qué demonios hace Xavier tan cerca del hermano de nuestro cachorro?

— ¿Qué le haces a mi hermano? — exigió saber el de cresta, acercándose a la reja al igual que habían hecho Raúl, Yuu. Jack y Viktor se quedaron mirándolos con los brazos cruzados; no veían motivos para intervenir estando ese beta ahí, además de que si lo hicieran, probablemente asustarían a los omegas -o al menos al de cabellos castaños, que ya estaba temblando ligeramente-.

— ¡Deja ya a Brownie! — defendió Gustabo, dándose la vuelta para abrazar por el torso al nombrado mientras miraba al de mirada bicolor. El alfa del que se aferraba se había sonrojado ligeramente sin darse cuenta ante aquel apodo y la muestra de afecto que no se había esperado; correspondió luego de unos segundos, pasando los brazos por la cintura de este.

— Uy, los tortolitos… Mejor me voy antes de que me de una sobredosis de cursiladas… — se burló el argentino, riendo levemente, cosa que Yuu le siguió antes de irse juntos, puesto que antes de que el otro omega le llamara iban a patrullar en binomio.

— ¡Apártate de mi hermano! — Metió el brazo dentro de la celda, intentando apartarlos, pero Brown retrocedió abrazando la cintura del rubio con firmeza.

— ¡Cállate ya, pesado!

— Pero Gustabo… — se quejó el de mirada pardo-celeste.

— Ya está bien. — intervino Jack, apoyando una mano en el hombro de Horacio para que se aparte de las rejas, cosa que hizo al instante mientras refunfuñaba —. Gustabo — le llamó, a lo que este dirigió sus orbes azules a él —, si quieres salir para ducharte, tienes que ir ahora.

— ¡Por mi vale! — se separó del alfa a lo que este no se resistió para evitar poner incómodo al rubio.

El de feromonas a tabaco sacó un llavero y acercó una de las llaves a la cerradura de la celda. El único omega ahí se veía bastante ansioso por salir por fin; nunca soportó estar tanto tiempo en un mismo lugar y menos sucio.

— Pero — ante eso Gustabo frunció el ceño con molestia. Sabía que con ese hombre siempre había truco, pero nunca esperó que lo hubiera con él; que tonto fue —, Horacio irá contigo.

Ante la mención de su nombre, el subinspector sonrió ampliamente, emocionado.

Jack había notado al instante de encarcelar al omega que este iba a poner todos sus esfuerzos en evitar a su cachorro, pero no iba a permitirlo, así como tampoco permitiría que se escapara, así tuviera que esposarse a él las veinticuatro horas del día.

El rubio suspiró a lo que el alfa abrió la puerta mientras sonreía victorioso, viendo como su agente y el omega salían de la celda, pero:

— ¡Brownie me lleva a su casa! — Y tomando de la mano al de olor a caramelo, salió corriendo, pasando por el lado de Volkov que no se había esperado aquella huida.

— ¡Volved aquí, anormales! — exigió el azabache, pasando también por el lado del comisario con la porra en mano. No iba a pegar a Gustabo, pero si a Xavier; ya de por sí le tenía ganas después de haberlo aguantado unos días haciéndose el interesante hasta que por fin pudo traer al omega allí, pero después de ver cómo se lo llevaba -aunque más bien era al revés-, tenía intenciones de darle hasta que se desmaye.

·|| Tener ganas es una forma de decir que se siente rencor, deseo, antipatía…, y desear tener la ocasión de enfrentarse a la persona. No sé si esta expresión sea de más partes del mundo además de España, otra vez xd.||·

— ¡Vamos, comisario bombón! — Y así fue como Gustabo y Brownie acabaron siendo perseguidos por Jack y Horacio, que llevaba a Viktor de la mano para que le siguiera, en una carrera hasta el aparcamiento.

— ¡Ostia puta, como corre! — gritaba Brown mirando hacia atrás, al alfa que cada vez estaba más cerca y agitaba su porra de un lado a otro, aprovechando que aquel omega les estaba guiando. Su voz sonaba algo aguda, cosa que hacía reír al rubio.

— ¡Ya ves! Es un T-800 lo mínimo. — El rubio daba movimientos en zig zag para intentar que la porra del superintendente ni siquiera les roce, pero apenas era suficiente y sabía que no alcanzaban a darles solo porque el superintendente intentaba no darle a él.

— ¡Ni te atrevas a arrancar el puto coche! — amenazó el azabache, poniéndose a dos metros delante del patrulla donde Xavier y Gustabo se habían metido. Sus feromonas de tabaco eran tan fuertes y enfadadas que Volkov no pudo acercarse cuando él y Horacio llegaron con ellos.

— No arranques hasta que se aparte… — Apoyó una mano en el hombro del alfa de olor a caramelo, el cual se endulzó ligeramente para tranquilizarlo.

— Arrancaré, pero iré por su izquierda desde el principio para no hacerle nada. — prometió a sabiendas de la admiración que sentía aquel omega por su jefe. Apoyó una mano en la rodilla del rubio, sonriendo levemente; después, arrancó y como dijo, pasó por el lado izquierdo del superintendente para que este no sufriera ningún daño, aunque de todas formas, el azabache se tiró al suelo y rodó a la derecha —. ¿Ves? No ha pasado nada.

Gustabo sonrió levemente, mirando de todas formas hacia atrás, viendo como el superintendente se levantaba del suelo y les apuntaba con la pistola, pero no llegó a disparar por miedo a que pudiera darle al omega.

— ¡Hijos de puta! — se quejó nervioso el superintendente, apresurandose a sacar su patrulla con matrícula “God”. Después, arrancó y se dispuso a seguir a esos dos.

— Su hermano es todo un personaje, H. — El comisario miró al de cresta con una sonrisa leve, algo nervioso.

·||”Ser todo un personaje” es una expresión que se usa para decir que la persona a quien se lo dice, es especial o peculiar. Creo que esta expresión solo se usa en España, pero no lo tengo claro||·

— Y no has visto nada — Rió el pelimorado mirando al de ojos azules de vuelta.

Sus manos seguían unidas y aún no se habían dado cuenta debido a lo cómodos que estaban.

— ¿Vamos por un café antes de ir a patrullar? — propuso el de mirada bicolor.

— Me parece bien.

Y aquel gesto siguió mientras volvían a entrar en comisaría para dirigirse a la cafetería, bajo la mirada algo molesta de un alfa de olor a chocolate.

— Mientras sea feliz… — suspiró Greco.

— Dudo que esos dos tengan algo aún — intentó animarle Ivanov —, podrías intentar algo con él aún así.

— No…, Viktor ganó. — Greco volvió a suspirar. El chocolate amargo salió de pensar en que por un momento, espero poder lograr algo con Horacio; para él, ya había perdido pese a que aún no había pasado nada entre ellos.

O eso creía Greco y hasta el propio Horacio.

El único que sabía y se acordaba de que el subinspector ya se había declarado al comisario de hielo, era el propio Viktor. Pero ese alfa de olor a vodka deseaba poder olvidarlo porque para él, no contaba como confesión si el de forma de vestir extravagante no le decía lo que sentía estando sobrio y, saber de sus sentimientos sin poder decir nada, era una tortura para él.

Puto vodka.

◈◈◈◈

❝¡Jack! Yo quiero que vivas si
yo muero; yo no acabaría con
mi vida si tú murieras. No lo
hagas tú, por favor…, piensa en
nuestros hijos. No les dejes solo
por mí.❞

◈◈◈◈

— ¡Te he dicho que no puedes ducharte en casa de Brown! ¡No es correcto, ni tampoco normal! — decía Jack tirando de la cintura del omega con olor a miel.

— Yo le admiro mucho, ya lo sabe; pero no pienso ducharme en comisaría siendo un puto omega de celo rojo, ¡Deje de intentar comerme la oreja, por favor se lo pido! — quejó el rubio, que estaba abrazado de brazos y piernas a la espalda Xavier, que se agarraba al pomo de la puerta perteneciente al portal del piso en el que este vivía para no caer mientras luchaba por abrirla con la otra mano.

·||Comer la oreja es una forma de decir que te está intentando convencer con el método del cansancio; repetir las cosas una y otra vez hasta que la persona finalmente acepta.||·

— Por el amor de dios —quejó el de orbes grisáceos —, ¡Deja el teatro ya, que Horacio es tu hermano! ¡Tu puto orgullo va a arruinarlo todo si no te detienes con esto de una vez!

— ¡Habló el burro de orejas! ¡Admirarlo significa que sé mucho de su vida, es usted el hombre más orgulloso que he visto en toda mi vida!

— No sabes tanto, solo lo que es público, anormal. — debatió, pasando sus brazos completamente por el vientre del menor para tirar más fuerte. Pensaba llevarse a ese omega en el puto hombro si hacía falta.

— ¡Tú tampoco sabes tanto de mi! Ni siquiera sabe lo que pasó; solo prefiere a su Horacio antes que al criminal pirómano del que se ha abrazado como un puto kohala.

— ¿Podéis dejar de pelear hasta que Gustabo se haya duchado? — preguntó cuando la puerta por fin se abrió, pero se volvió a cerrar por culpa de Conway, que tiraba del rubio en su espalda y por consiguiente, de él —. O al menos hasta que abra las puertas que llegan hasta mi departamento…

— ¡Cállate Brown!

— ¡Deje a Brownie de una-! — Mientras decía aquello, había soltado un brazo del agarre que lo mantenía en la espalda del castaño, lo que causó que se soltara sin querer y por ello, ambos acabaron en el suelo; el omega había acabado tumbado sobre el superintendente, aún abrazado . 

— ¿Estás bien, Gustabo? — preguntó el de mirada añil al ver que este había caído junto a su jefe.

El nombrado se rió a carcajadas luego de unos segundos en silencio, levantándose de encima del alfa con ayuda de Xavier.

— ¿No deberías preguntarle eso al superintendente? Él ha suavizado mi caída.

— Y no por gusto… — añadió este levantándose después, limpiando con sus manos el polvo de los pantalones mientras finalmente, los tres entraban en el piso del subinspector.

— ¡No tenías que haberme obligado a ir a la ducha con Horacio! — discutió.

— ¡Dicho así haces que suene mal! — se rió el castaño, contagiando su risa al omega y al otro alfa, aunque este hiciera el intento de mantenerse serio puesto que aún no se había rendido en la idea de sacar a Gustabo de allí; Horacio quería pasar tiempo con él y aunque sabía que lo dejó en buenas manos con Volkov, sabe que eso al final, no será suficiente.

〘 𓃠 〙

El omega por fin se había duchado, por lo que dejó de quejarse para que le dejaran quitarse la peste; ahora se quejaba de que no tenía ropa limpia que ponerse.

— ¿No podrías haber ido a comprar ropa antes de venir aquí? — se quejó Jack mirando al rubio, que llevaba una sudadera negra y pantalones del alfa de cabellos caoba; la cintura del pantalón le sobraba tanto que tenía que agarrarla con las manos para que no cayera. Qué verguenza —. Por dios si se te veía menos con la ropa de antes… — se quejó.

— Podría haberlo hecho, pero adivine qué, ¡Usted me obligó a irme del trabajo antes de tiempo y me he quedado sin teléfono, sin dinero, sin ropa y sin mis tarjetas! — se quejó de vuelta.

Se gritaban mientras se acercaban con el ceño fruncido, juntando sus frentes incluso con molestia; el olor a miel agridulce y el tabaco de olor intenso se entremezclaban en un remolino de furia.

— Haya paz… — El alfa de olor a caramelo usó ambos brazos para separarlos a empujones. Se giro dando la espalda a Conway, mirando al rubio mientras sonreía, extendiendo sus dulces feromonas para intentar calmar al omega; recibió una sonrisa de vuelta poco después, aunque no era debido al olor, sino a los ojos azules añil que ayer tanto extrañó durante el que nunca espero que sería su último trabajo —, iré a comprarte ropa. Vosotros…, Intentad no mataros.

— ¡Gracias! — dijo antes de que ese alfa se fuera.

Gustabo quería dejar de tirar de la ropa que llevaba para que no cayera, así que se sentó en el sofá con la sudadera por encima del pantalón.

— ¿Algún día me dejará volver a casa?

— ¿Qué te pasa, tienes un novio al que no puedes dejar? Pensé que ese puesto le pertenecía a Xavier, ya que te cuida como lo hace.

— Para su información, mi última relación fue hace más de un año y aún así, nunca he sido marcado; nunca he deseado eso. Incluso cuando fui de celo verde o ámbar llevaba siempre una puta gargantilla en presencia de alfas como usted. — Se tocó la gargantilla negra para remarcar sus palabras. El corazón de cristal anaranjado le hizo acordarse de aquel abrazo que hubo entre ellos, con él totalmente aferrado al alfa y este, atrapado por su cuerpo.

Gustabo sabía que él no iba a ser amable para siempre, pero le jodía igual como admirador que era de Conway.

Suspiró.

— Si supiera más de los omega de celo rojo, sabría que los alfa rara vez quieren acercarse a nosotros — le miró de reojo, haciendo contacto visual con los ojos cenizos puesto que se había quitado las gafas —, imagínese, yo queriendo follar con usted; usted acepta, y justo cuando me la mete y ya no puede parar, entro en celo y no me acuerdo de nada a partir de ahí… Puede que yo haya querido hacerlo, puede que usted haya sido el más gentil y cuidadoso de los alfa, puede que incluso estemos casados desde hace un año y nos amemos, pero no haya nacido el deseo sexual hasta ahora; pero nada le garantiza que yo no le denunciaré por violación solo por no acordarme de nada, y todo le garantiza que si lo hago, usted tendrá las de perder. ¿Quién querría estar con alguien que puede entrar en celo en cualquier momento y luego, destrozarte la vida cuando hace poco consumasteís y parecía disfrutar con todo su ser?

Otro suspiró.
Jack suspiró también mientras miraba al suelo.
Era muy duro para él escuchar aquello, pese a que no se diferenciaba en nada de lo que escuchaba todos los días. Se arrepintió de haberle preguntado.

— Ahora bien — Eso bastó para que de vuelta tenga toda la atención del alfa —, ¿Y si al mantener relaciones no pasa nada, nos ha gustado y como todo alfa, me quiere marcar para hacerme suyo definitivamente? — hizo una pausa y tragó saliva —, yo le arañaré, le morderé, le empujaré y hasta intentaré arrancarle los ojos; no soportó que me toquen el cuello. Ni siquiera con las manos me produce una sensación mínimamente placentera.

— Eso es imposible. — Negó con la cabeza. Nunca había escuchado ese tipo de cosas; pero sería porque los pocos omegas con los que ha estado, le suplicaban por ser marcados por él antes de correrse.

Para los alfa, es instinto morder y hacer marca en el cuello de los omega.
Pero para los omega, ese dolor placentero es el "perfecto último impulso" que los ayuda a terminar.

Ahora que lo piensa bien, ya no le parece tan raro; se supone que él debería querer marcar a los omega, pero ese deseo nunca nació en él desde que perdió a Julia, por muchas veces que haya mantenido relaciones con omegas o mucho que haya disfrutado.

— Tampoco es normal que un alfa mantenga relaciones sexuales sin querer marcar al omega después, a menos que el vínculo siga con vida. Pero me apuesto el culo a que usted nunca ha querido marcar a un omega luego de su mujer. — dijo como si le hubiera leído la mente.

— Y no he querido nunca a otro u otra omega, a secas…, pero sí he amado y marcado, y creeme que la experiencia fue la más maravillosa de toda mi vida. — No sabría decir por qué de un momento a otro estaba hablando de su vida; de su Julia; pero ¿Qué más daba? De todas formas, la mejor forma de ayudar a su cachorro es hacerse amigo de ese omega y sentía que si seguía así, podría conseguirlo.

— Tuviste suerte con tu mujer. — se encogió de hombros.

— Seguro que tú también te enamorarás…, Xavier parece adorarte, ¿Por qué no pruebas con él? — propuso mientras también se encogía de hombros.

— Eso no es- — La puerta principal siendo abierta le interrumpió y no siguió el tema.

Jack sintió que tenía razón en sugerirle intentarlo con el alfa de olor a caramelo puesto que parecía importarle lo bastante como para desobedecer no una, sino varias órdenes directas suyas y esperaba que le hiciera caso; si se enamoraba, probablemente las cosas fueran más fáciles, o así es como eran la mayoría de omegas. 

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❝…
¿Me enviaste a Horacio para
esto, porque crees que no
tengo motivos para vivir?

Qué bien me conoces.❞

➢ DB.
➢ 6130 palabras.
➢ Me he reído como una enana con el capítulo... Siento si se ve muy "estúpido" lo de escapar del superintendente o que Jack agarre a Gustabo de la cadera para tirar de él, o "trágico" porque he contado un poquito de la vida de Conway, pero ¿Qué queréis que os diga? Ya dije que Gus no era sumiso y que mis historias tendrán desarrollo de sentimientos lento.

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