Escalada. Había abierto hacía poco un lugar que tenía paredes de escalada, Ania había visto el anuncio por televisión y pensó que sería divertido hacerlo juntos. Nathaniel pensó que sería divertido porque Ania era la persona menos deportiva que conocía.

Ninguno esperó acabar así.

—Lo siento.

—No te preocupes, encontraremos como bajar de aquí.

Ania había soltado la cuerda de su arnés y, por ayudarla a calmarse del pánico que le había provocado, él también acabó soltandolos y ahora ambos colgaban de cabeza a cinco metros del piso.

—Van a tardar, oí que dijeron que como éramos los últimos, iban a ir a comer a la parte de atrás.

—Entonces tendremos que esperar -respondió suspirando derrotado.

—Nath, tengo miedo....y me duele la cabeza —lloró.

Ania solía tener muchos dolores de cabeza últimamente, la aspirina no ayudaba mucho a eso y estar colgada boca a bajo, mucho menos.

Necesitaba calmarla o el llanto empeoraría su dolor. Tomando sus mejillas, la beso.

—¿Mejor? —preguntó apenas separándose de ella. Ania solo asintió levemente, besándolo de nuevo.

Sí, quizá no fuera el más romántico de los besos, pero cualquier momento para besarse era suficientemente bueno para intentar sacarse una sonrisa el uno al otro.

—¡Oigan! ¡¿Qué creen que hacen?! ¡Pueden caerse!

Bueno, al menos no iban a tener que esperar mucho.

Nota: Sí, me inspiré en el beso de Mar y Simón de la segunda temporada de Casi Ángeles ❤ (Soy thiaguella pero ese beso me parece hermoso)