Diferencias de Estatura
—¿Cómo me queda este?
Se paró delante del espejo, girándose varias veces para verse desde diferentes ángulos. El chico se levantó de la cama, donde aún permanecía acostado.
—Te queda igual de hermoso que todos los otros que te probaste —dijo rodando los ojos con diversión.
Ania había estado la última hora probándose diferentes atuendos. Había olvidado lo quisquillosa que podía ser con la ropa.
—No estás ayudándome —dijo cruzándose de brazos.
No lo notó, pero aquel gesto hizo que sus pechos se apretaran por la tela, haciendo que lucieran más grandes de lo que eran, atrayendo la atención del chico por completo a través del espejo.
Se paró de un salto, acercándose a ella y pasando una de sus manos por la cintura, y la otra, pasó un dedo por el hombro desnudo de la chica. Mirándose a los ojos a través del espejo.
—Como mejor estás, es sin nada —murmuró en su oído, provocándole un estremecimiento.
Giró el rostro para mirarlo por encima del hombro, rozando levemente sus labios contra los de él.
—Eres un pervertido —respondió con el mismo tono. Haciendo que él sonriera por ello, se inclinó más sobre ella para besarla cuando la imagen en el espejo le hizo soltar una fuerte carcajada. Ella lo miró confundida por el repentino cambio de actitud—. ¿Qué?
—Eres demasiado bajita —dijo señalando el reflejo.
Ambos estaban parados en la imagen, abrazados; pero Ania estaba parada en la punta de sus dedos, estirada completamente para poder alcanzarlo y aún así apenas llegaba a la barbilla de Nathaniel.
—¡Deja de reírte, poste de luz! —gritó apartándolo de un manotazo y tomando una almohada para golpearlo, mientras él seguía partiéndose de la risa.
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