Tras haberlo botado de su universo y haber llorado por un periodo de tiempo tomó con sus manos el pincel para ponerlo como un almohada no muy cómoda, cerrando sus cuencas y manteniendo sus semblante serio en su cara.

No se dio cuenta de cuando alguien había entrado en su mundo y cambiado de lugar su pincel, depositando algo suave como reemplazo y una sábana que lo cubriera. Su cara cambio a un semblante de confusión aunque pareciera imposible, tomó entre sus brazos lo que parecía ser una almohada con forma de malvavisco, abrazarla y olerla. Identificando un aroma familiar dulce y cálido, haciendo que sintiera un ligero cosquilleo en su estómago, haciendo que se separará bruscamente de ella lanzandolo lejos. Parandose por inercia queriendose alejar, haciendo dicha acción hasta no poder verla.

Pero al poco tiempo correr hasta verla nuevamente y abrazarla con todas sus fuerzas. No podía alejarse de ella su mente no dejaba que estuviera tranquilo si no estaba en contacto con aquel olor.

Esperando sentado en el mismo punto abrazando la almohada, sintió que algo estaba fuera de lugar. El ser que siempre se encontraba en la habitación aún no llegaba. Sonrió relajado, hoy no le molestaría ese saco de huesos.