🪷 𝕰𝖓 𝖙𝖚 𝖍𝖔𝖓𝖔𝖗 🪷

Una mujer de cabellos blancos se encontraba al frente de una reunión con los países. Dentro de las instalaciones de la ONU, en el auditorio, se encontraban reunidos todos los representantes aliados. México jugaba con una pluma, ansioso por saber que estaba a punto de pasar, qué harían los países con él.

—Ay, wey, seguro me harán puré, me comerán, vomitaran, usarán de pelota para sacrificios y luego bailarán sobre mi tumba —apretaba los dientes discretamente.

—Por decimoseptima vez, no te van a matar, pe —Perú sujetaba los pompones de su gorrito, harto del comportamiento de su hermano.

—Pero tan solo mira como me están observando todos, Perú.

Se giro a ver al resto de países. Absolutamente nadie estaba viendo al mexicano, excepto el resto de latinos y España. Rodó los ojos harto esperando que la reunión acabe pronto. Se digno a ver a su hermano nuevamente, quién se limitaba a evitar cualquier contacto visual con quién se atreviera a verlo.

—¿Por qué está tardando tanto ONU? —dejó la pluma sobre el escritorio—. ¿Será que le dejaron la presentación a Bolivia?

—No seas ridículo, ella sabe lo que hace.

—Good morning, ladies and gentlemen (Buenos dias, damas y caballeros) —la voz de ONU resonaba por los altavoces del auditorio—. Today we are gathered here to talk about... (Hoy estamos aquí reunidos para hablar de...)

—Tan solo dilo, para matar a México y vender sus tierras a USA...

—Shh, deja oír.

—The end of the year dance, or as you prefer to call it, Danse du Nouvel An (El baile de fin de año, o como ustedes prefieren llamarle, Danse du Nouvel An) —finalizó su típico discurso inicial dejando caer el tema de la reunión al último.

Los murmullos se hacían más fuertes. Se notaba la emoción en el aire como si de adolescentes se tratasen. Algunos estaban entusiasmados, otros parecía no importarles.

—Is it going to be in France again? (¿Será en Francia de nuevo?) —USA alzaba su brazo como si se tratase de una escuela.

—It's going to be canceled (Será cancelado) —un silencio sepulcral rodeo el auditorio—. I don't think it's appropriate to have a celebration when Russia is missing (No creo que sea apropiado hacer una celebración cuando Rusia está desaparecido)

—That fucking communist (Ese maldito comunista)

Las quejas y gritos no se hicieron esperar, todo el mundo estaba furioso. Ya estaban hartos de este asunto, ¿y si Rusia jamás aparecía? Su falta de empatía no les dejaba ver qué su aliado posiblemente estaba en peligro.

Ucrania sonreía desde su rincón, viendo el desastre. Oh, Rusia, si te atrevías a volver en ese instante serías el país más odiado de las alianzas de la ONU. Aquello le sumaba puntos al de ojos verdes frente al resto de naciones.

—¡Ya basta! —a menos que cierto mexicano le arruinara los planes—. ¿Tanta es su necesidad de asistir a un baile de preparatoria? Por Dios, ustedes si que son un grupo de desalmados.

—¿Disculpa, México? —ONU hizo un gesto para que todos guardarán silencio.

—Estoy de tu lado, ONU, no me parece correcto que este año festejemos nuestro tradicional baile de fin de año —ahora si que lo iban a sepultar, como había dicho—. ¿Acaso seguimos siendo colonias? ¿Realmente necesitan a su rey y reina del baile más que buscar a Rusia? He trabajado día y noche con mi presidente, mis militares y la ONU picoteando mi espalda tratando de encontrarlo porque ahora resulta que soy el único responsable de su desaparición.

—Oh, mierda —España tapaba su rostro de vergüenza.

—Yo no quería que Rusia se extraviara en mi territorio, no quería involucrarme en nada de esto. No soy culpable, les ayudo porque Rusia es hijo de mi camarada, URSS. Pero ya comienzo a cansarme de las actitudes que tienen todos ustedes contra mi, me tratan como a un criminal, quieren que este asunto acabe rápido y sin embargo no veo a ninguno mover un solo dedo para ayudarme.

Respiraba agitado, pequeñas lágrimas asomaban por sus ojos indecisas en si resbalar por sus mejillas. Estaba rojo del coraje e impotencia. Justo cuando parecía que iba a romperse, esbosó una sonrisa. Un cambio de ánimo demasiado repentino como para ser real.

—Pero está bien, si quieren su maldito baile, lo tendrán —se escucharon leves aplausos, tímidos por ser descubiertos—. Con una condición, todos los que asistan, deben prometerme ayudarme con la búsqueda de Rusia. No más tratos, no más guerras, quiero que esto acabe tan rápido como ustedes lo desean.

Dirigió su mirada discretamente a Ucrania, a quien esas palabras no le cayeron bien en el estómago. Con esto México ahora se ganaría la alianza de los amigos de su hermano, y de varios países de Europa. Habían estropeado sus planes.

—我支持你 (Yo te apoyo) —China se levantó de su asiento—. 我知道我的日曆與你的不符,但俄羅斯是我的盟友。(Sé que mi calendario no coincide con el de ustedes, pero Rusia es mi aliado)

—Me too (Yo también) —USA se levantó de su asiento—. Pero lo hago más por ti que por ese communist.

Varios países se levantaban apoyando la noción de México. España poco a poco descubría su rostro de la vergüenza, sumándose a la causa de su hijo. Al poco tiempo, todos los países estaban de acuerdo con el mexicano. Le apoyarían con la búsqueda y rescate de Rusia.

• ────── ✾ ────── •

—¿Ya lo ves, pe? Te dije que no te asesinarían —Perú bebía un trago de su botella de agua.

—Lo sé, lo sé —México reía entre dientes—. Es sólo que estoy harto y cansado de todo esto. Ojalá que para esas fechas todo esto ya haya terminado.

—Mexique (México)

Reconocería esa voz aunque tuviese amnesia. Se dio la vuelta para toparse con esa canadiense rubia de ojos verdes y notorias pecas que tantos años había amado. Perú decidió irse en silencio. México no sabía cómo reaccionar, había pasado tanto tiempo, había evitado a toda costa quedar a solas con ella. Después de todo, no puede evitarse lo inevitable.

—Canadá... Hola, te ves bien —mierda, México, eso suena a algo que diría un Mirrey.

—Gracias, tu también —un silencio incómodo.

—¿Cómo has estado?

—Bien, ¿y tú?

—También, gracias.

México se balanceaba sobre si mismo, bastante incómodo al no saber que decir. Se sentía extraño, ese escenario había pasado tantas veces en su cabeza. Siempre acababa genial o le pedía a Canadá una segunda oportunidad, porque pensó que ella sería la mujer que amaría por una eternidad. Sin embargo, ahora que había pasado tiempo, las cosas habían cambiado.

—Lo lamento, Mexique, iré al grano. Mi familia está de acuerdo con lo que intentas hacer por Rusia, y personalmente me parece algo bastante valiente de tu parte.

—Gracias por ello, Canadá.

—Gracias a ti por abrirnos los ojos de esa manera, tú sabes que te apoyo en todo esto —le dio un beso en la mejilla—. Lamento por lo que estás pasando por nuestra culpa, Mex. Prometo mandar ayuda de mi país por ti.

Acto seguido, se retiró de la reunión. Dejó tras de si un rastro de perfume de lavanda y a un atónito México que se reusaba a reaccionar. ¿Qué acababa de pasar?

Dos manos fuertes lo agarraron del cuello de su camisa estrellando su espalda contra la pared. Perdió el aliento unos instantes, tosiendo para recuperarlo. Cuando su vista dejo de estar nublada, se encontró cara a cara con el segundo hijo de la URSS, quién lo asesinaba con la mirada.

—У що ми граємо, Мексико? (¿A qué jugamos, México?) —lo sostuvo más alto sujetando firme la ropa del latino—. ¡¿A qué mierda crees que estoy jugando, estupido tercermundista?!

—Un placer verte a ti también, Ucrania —dijo con una voz leve.

Lo tiro al suelo como si de un muñeco de trapo se tratara. Chocó contra las baldosas con un golpe seco. México quedó adolorido e inmóvil soltando leves quejidos.

—¿Crees que no me di cuenta de cómo me delataste frente al resto de países? —lo ojos verdes de Ucrania brillaban a pesar de estar a contraluz, producto de su radiación—. No me creas tan iluso, México, no soy uno de tus hermanos. Dejemos este juego político de amenazas y acepta mi trato de una buena vez antes de que todo esto termine mal. Y sabes que lo hará.

—No sé de qué mierda hablas —se volteo para quedar boca arriba, dándole la cara al europeo—. El único que me ha amenazado eres tú. Ucrania, ¿por qué no mejor me ayudas a encontrar a tu hermano y dejamos todo esto atrás?

—Sabes que eso no me conviene —soltó unas leves risas, antes de también comenzar a marcharse del lugar—. No quiero ensuciarme las manos contigo, nos veremos en tu estupido baile antes de que desintegre a Rusia. Ah, y aléjate de esa norteaméricana.

México quedó en esa posición observando el techo. ¿Ucrania estaba celoso? ¿Eso era todo? Por lo menos un pensamiento le consolaba, si USA había estropeado su relación con la canadiense, ¿qué le esperaba a un soviético europeo?

—Un funeral, un beso y una paliza. Buen día para representar a México —se levantó con dificultad del suelo.

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